Tómate un tiempo para pensar qué es lo que te ha
hecho cambiar en tu vida, date un tiempo para darte cuenta de que las cosas más
trascendentales generalmente negativas son las que han generado los mayores
cambios en ti. Todos vivimos esperando ser felices, esperando que las cosas
sucedan como quisiéramos, lamentablemente las experiencias placenteras no son
precisamente la que no se van a hacer evolucionar.
Durante una tormenta en contra parte donde veremos
realmente cómo nos comportamos en momentos de crisis, veremos a ciencia cierta
cómo hacemos uso de los recursos que tenemos, que son infinitos pero no
sabremos aplicarlos hasta que no tenemos la necesidad. Allí comprobaremos
nuestra fortaleza, nuestra resiliencia, la capacidad de salir airosos de una
situación desagradable.
Cuando nos enfrentamos a tormentas, nuestra visión
de la vida cambia, nuestro esquema de prioridades cambia y probablemente al
poder ver nuevamente el sol, le demos importancia a lo que realmente lo tiene,
nos dediquemos a vivir con mayor intensidad y a apreciar las cosas de una
manera diferente, inclusive cosas que siempre se daban por sentado, pequeños
detalles de nuestra cotidianidad, toman un valor diferente para nosotros.
Las tormentas no sólo nos brindan la posibilidad de
conocernos a nosotros mismos, de ponernos a prueba, de superar obstáculos, de
crecer con ellas también nos brindan la oportunidad de conocer a quienes nos
rodean, de apreciar la calidad de las personas que forman parte de nuestro
entorno. Nos da la oportunidad de medir inclusive qué están dispuestos hacer
por nosotros quiénes consideramos importantes en nuestras vidas
Y esto ya representa una ganancia puesto que al
salir de la tormenta no solamente estaremos fortalecidos como seres humanos no
solamente nos habremos demostrado a nosotros mismos los resistentes que somos
ante las situaciones adversas sino que saldremos teniendo mayor conocimiento de
todos los que nos rodean. Los verdaderos amigos se miden en las situaciones
difíciles, los vínculos sentimentales se miden en los malos momentos.
La mayoría de nosotros no se ha salvado de pasar
por una tormenta en su vida y sabrán claramente que quien entró en ella
no tiene nada que ver con la persona que salió. A las personas que quizás son
más afortunadas, que no les ha tocado atravesar momentos en donde su mundo se
tambalea, en dónde el piso se les mueve, podrán tener una visión más suave de
la vida más amena y que esté más alineada con lo que el universo quiere para
nosotros pero, sin duda su proceso evolutivo tendrá otra tasa de crecimiento.
Agradece la vida con todos sus altibajos, aprende a
ser feliz, independientemente de lo que atravieses, valora la vida, valora el
poder caerte y levantarte, siente la energía vital vibrando en tu ser y
siéntete preparado a atravesar cualquier tormenta, que siempre harán de ti una
mejor persona.
RINCON DEL TIBET.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario