viernes, 30 de agosto de 2019

Final de la vida en residencias de la tercera edad


María tiene 90 años. Lleva en una residencia de mayores desde que tenía 86. Su familia la visitaba de forma semanal hasta que con 88 su demencia se agravó. Tanto los dos hijos como su hija justificaban sus ausencias por motivos laborables. Las visitas se redujeron a una vez cada tres o cuatro meses. El personal sanitario se convirtió en la familia de María hasta el día de su muerte; día en el que murió rodeada de su enfermero y enfermera que la habían cuidado los últimos años. Los hijos ya sólo pudieron ver su cuerpo sin vida. El final de la vida de las personas mayores en las residencias de la tercera edad, en ocasiones, es muy solitario.

Por otro lado, existen muchas familias que acompañan a sus mayores hasta los últimos momentos. Sin embargo, en este artículo nos vamos a centrar en aquellas personas que fallecen en soledad en las residencias. Para ello, se contará con el testimonio de una auxiliar de enfermería y una enfermera, que trabajan con personas mayores y son testigos diarios de este abandono. Por expresa voluntad de ambas trabajadoras, sus nombres serán cambiados y no se mencionará el centro en el que trabajan. Raquel será nuestra auxiliar y Carmen la enfermera.

Contenido

Final de la vida

El final de la vida supone un momento importante, tanto a nivel individual como colectivo. Por una parte, la persona se encuentra ante una situación en la que sabe que todo cuanto conoce acabará. Nuestra identidad desaparece. En este punto, cada persona puede tener sus propias creencias: vida eterna, reencarnación, la existencia de la nada, etc. La cuestión es que el proyecto personal que habíamos empezado desde que nacimos, toca su fin. Por todo ello, se trata de uno de los momentos más complejos que podamos vivir.

A nivel individual, si somos conscientes, debemos aceptar que nos estamos apagando. A nivel social o familiar, tenemos que hacernos a la idea que nuestro abuelo, nuestra abuela, nuestro padre o nuestra madre, dejará de estar. De esta forma, la muerte de un familiar puede suponer una etapa de duelo. Un proceso a través del cual debemos aprender a vivir sin esa persona. En los momentos finales de una vida, muchos familiares tienden a ser invadidos por la culpa. El sentimiento de culpa se apodera de ellos y lamentan no haber pasado más tiempo con sus mayores.
Soledad

Muchos profesionales que trabajan en residencias, relatan de forma frecuente la soledad que viven muchos de nuestros mayores a la hora de morir. Sus familias los abandonan y mueren solos. Por lo que enfermeros, enfermeras y auxiliares, se convierten en su nueva familia y apoyo. Sin embargo, esta soledad no solo se produce en la hora de su muerte, sino que lleva arrastrándose desde que los familiares dejaron de visitar a su padre o a su madre.

Raquel, auxiliar de enfermería, asegura que en su residencia “la peor época es la Navidad”. Explica que, por ejemplo, los mayores “esperan Nochebuena, pero los familiares te llaman y te dicen que se van a esquiar y no vendrán a ver a sus mayores, y nos lo dicen a nosotros, no a ellos”. También comenta que otros familiares “vienen unos minutos y les dicen que van a comer fuera pero que ellos no pueden ir porque sería perjudicial”. Raquel relata de forma desoladora que de la misma forma que ocurre todo esto, algunos familiares “simplemente no vienen”.
Final de la vida, soledad y consecuencias

Como afirma Marta Rodríguez (2009): “el empobrecimiento progresivo de todos los refuerzos sociales, familiares, culturales, la vulnerabilidad frente a las enfermedades, los órganos de los sentidos, las funciones intelectuales, etc., desencadenan inestabilidad y sentimientos de indefensión en el anciano, y es que la soledad puede tener graves consecuencias negativas sobre la salud en el plano físico, psicológico y social”. A continuación, se exponen algunas de las consecuencias físicas, psicológicas y sociales que puede conllevar la soledad.
Consecuencias físicas
Debilidad del sistem inmunológico.
Dolor de cabeza.
Problemas de corazón.
Problemas digestivos.
Dificultad para dormir.
Consecuencias psicológicas
Depresión.
Baja autoestima.
Ideas suicidas.
Consecuencias sociales
Abuso de líneas telefónicas “party-line”.
Prejuicios sociales.
Personal sanitario: la nueva familia al final de la vida

Como también afirma Marta Rodríguez (2009): “uno de los métodos para abordar la problemática de la soledad en las personas mayores son los servicios sanitarios”. Del mismo modo, las dos profesionales de la salud entrevistadas, aseguran que tanto ellas como el resto de personal sanitario, se convierten en la nueva familia. Nuestros mayores no sólo buscan cuidados médicos, sino que también necesitan amor, cariño, ser escuchados y comprendidos. Debido a que muchas familias no lo hacen, los sanitarios adoptan este rol.

Raquel, la enfermera entrevistada, asegura que el grado de complicidad con el mayor es tal que “lo pasamos mal cuando fallece un anciano debido a la conexión que se había creado”. Nuestra enfermera asegura que “al ser los únicos que estamos cerca del anciano en sus últimos meses de vida, nos llega a considerar de su familia. Es una lástima ver como mueren sin sus seres queridos”. De esta forma, observamos la gran importancia del personal sanitario para nuestros mayores.
Conclusión

Cada vez vivimos en una sociedad más individualizada, competitiva y funcional. Con el concepto “funcional” se hace referencia a aquello que nos sirve. Los ancianos han quedado relegados a un segundo y tercer plano porque su funcionalidad no es la que era. Hace años, la población anciana era considerada una fuente de conocimiento, experiencia y sabiduría. Incluso en algunas sociedades se les sigue considerando como tal, por lo que se les brinda un gran respeto y cuidado. Sin embargo, el pensamiento de que sólo es válido aquello que produce algo tangible, hace que los abandonemos en residencias.

Muchos parecen olvidar el amor, el cariño y los cuidados que los padres les brindaron durante muchos años de su vidas. De esta forma, cuando los hijos han de cuidar de los padres, se olvidan, no tienen tiempo que perder. Obviamente, esto no ocurre en todos los casos, ya que muchos ancianos reciben la atención que merecen. Aún así, mientras siga habiendo gente mayor abandonada en residencias, significará que todavía tenemos mucho que aprender.


Escala de depresión de la 3ª edad Yesavage 

Bibliografía

Rodríguez, M. (2009). La soledad en el anciano. Gerokomos, 20 (4).

https://www.psicoactiva.com

Cambia estos tres pensamientos y tu vida mejorará por completo


Los pensamientos son la fuente de muchos de nuestros malestares. Por eso, cambiar la forma de algunos pensamientos puede ayudarnos a salir adelante en situaciones difíciles.


PSICOLOGIA PENSAMIENTOS


La forma en la que pensamos afecta la manera en la que vivimos. Problemas como el estrés y la ansiedad provienen principalmente de nuestros pensamientos.


Pero claro, cambiar la manera de pensar para sentirnos mejor no es tan fácil (si lo fuera, lo psicólogos estarían fundidos). Sin embargo, se pueden intentar algunos ejercicios para erradicar pensamientos nocivos, de esos que generan permanente angustia.



Estos tres tipos de pensamientos son comúnmente llamados pensamientos distorsionados, porque de algún modo son irracionales o ilógicos. Sin embargo, es normal que tengas tendencia a pensar de alguna de estas maneras.



Si es así, lo primero que debes hacer es darte cuenta. Después, convertirlos en otro tipo de pensamientos. Si lo logras, verás cómo te sientes mucho mejor.



Ahora bien… ¿Cuáles son esos pensamientos?


PENSAMIENTO DEL TIPO “TODO O NADA”


La vida está llena de matices, pero cuando tienes este tipo de pensamientos, sólo ves las cosas en términos de blanco o negro. Te pierdes todas las escalas en el medio, y todas las opciones posibles.


Pensar de esta manera te impide encontrar puntos intermedios, por lo que las cosas si no son perfectas, son un verdadero fiasco. Claro que esto es sumamente estresante; pues un error es prueba suficiente del completo fracaso.



Prueba, ante una situación en la que sólo ves dos caminos contrapuestos, buscar soluciones en el medio.



Cuando no te guste algo que has hecho, piensa para ti mismo: “Ok, no es lo mejor que podría hacer, pero… ¿Qué puedo sacar de positivo de esto?”.



Cuando sientas que lo has fastidiado, pregúntate: “¿Qué parte es mi responsabilidad, y qué parte es causa de factores externos a mí?”



Verás que a medida que logres separarte de la idea de que las cosas son o todo o nada empiezas a sentirte más relajado.


PENSAMIENTO SOBREGENERALIZADO


Otro pensamiento distorsionado, pero común, es el pensamiento sobregeneralizado. Consiste, básicamente, en sacar conclusiones categóricas basados en pocos casos.



Una forma fácil de distinguirlo es cuando descubres que en tu vocabulario aparecen permanentemente las palabras “siempre” y “nunca”. Pensamientos como “nunca logro lo que me propongo” o “siempre arruino las cosas” hacen que te sientas atrapado.



Es importante que, cuando descubras que estás sobregeneralizando, te pares y decidas evaluar la evidencia.



Pregúntate: ¿Qué pruebas tengo que confirmen este pensamiento? y luego: ¿Qué pruebas tengo que refuten este pensamiento?


Cuando descubras al menos una prueba en contra de tu pensamiento del estilo “siempre arruino las cosas” te darás cuenta que siempre es una distorsión, y que eres perfectamente capaz de no arruinarlo.


PENSAMIENTO CATASTRÓFICO



Este pensamiento consiste en magnificar los más pequeños contratiempos y convertirlos en algo terrible.


Si descubres que estás usando palabras como “terrible”, “espantoso” u “horrible” para referirte a pequeños infortunios, seguramente tiendas a pensar catastróficamente.


Cuando piensas de esta manera, ves el futuro como una amenaza: como el lugar donde todo tipo de desastres pueden ocurrir. Entonces, es posible que temas avanzar y prefieras quedarte siempre en el mismo lugar.



Cuando te encuentre pensando en una situación como espantosa, puedes hacerte estas dos preguntas:


¿Es probable que ocurra este escenario?

Si ocurriera… ¿Qué herramientas tengo para enfrentarme a él?


Con esto, descubrirás que las cosas no son tan terribles como te parecen. Siempre es posible enfrentarte a una situación difícil.


Otra cosa que puedes hacer es sustituir una imagen catastrófica por una más feliz.


¿Qué tal si, en lugar de pensar que tu jefe quiere hablar contigo para despedirte, piensas que quiere felicitarte?


Cuando imaginas un futuro oscuro, sólo consigues sentirte mal en el presente. En cambio, cuando conviertes estas imágenes negativas en otras positivas, te sientes tranquilo y tienes mayor capacidad para actuar.

Información tomada del sitio de bioguia.com

https://profesoragrahasta.com

LA MECÁNICA DEL PENSAMIENTO


Todo el día y toda la noche estamos pensando infinidad de cosas distintas. Pasa por nuestra mente una especie de película cinematográfica constante, aunque desconectada. Entre tantas ideas diferentes, nos detenemos a contemplar, examinar o estudiar algunas más que otras.

Por qué nos han estimulado el sentimiento. Nos han producido un sentimiento de temor o de antipatía, de simpatía o de lástima, un sentimiento de agrado o de desagrado, no importa. El hecho es que por aquel sentimiento, la idea nos interesa, la repasamos más tarde, tal vez la comentamos con alguien.

Esto es meditar, y lo que así se medita pasa al subconsciente y se graba allí. Una vez que se graba una idea en el subconsciente se convierte en un reflejo. Tú sabes que cuando el médico te da un golpecito en la rodilla, tu pierna da un salto.

Te han tocado un punto sensible y has reaccionado ¿no? En esa misma forma, cada vez que ocurre en tu vida algo referente a una de las ideas que están grabadas en tu subconsciente, el reflejo reacciona en la forma exacta en que fue grabado.

Tú adoptas una actitud de acuerdo con el sentimiento original que sentiste cuando primero pensaste en aquella idea. Los metafísicos llamamos a esto un concepto, o sea, una creencia, una convicción. El subconsicente no discierne. No decide nada, no opina ni piensa por sí solo. No tiene poder para protestar, no tiene voluntad propia. Esas no son sus funciones. Su única función es la de reaccionar poniendo a la orden el reflejo que se le ha dado.

Él es, en este sentido, un maravilloso archivador, secretario, bibliotecario automático que ni descansa ni falla jamás. Tampoco tiene sentido del humor. No sabe cuándo una orden ha sido dada en chiste o en serio. De manera que si tu nariz es algo abultada; y si tú, por hacer reír a los demás, adoptas el chiste de llamarla mi nariz de papa rellena, por ejemplo, como el subconsciente es un servidor exacto, no tiene sentido del humor y sólo sabe obedecer incondicionalmente, tratará por todos los medios de cumplir la orden que le han dado en tus palabras y tu sentir y verás a tu nariz parecerse más y más a una papa rellena.

La palabra Metafísica quiere decir más allá de lo físico, o sea, la ciencia que estudia y trata de todo lo que está invisible a los sentidos físicos. Te da la razón de ser todo lo que no comprendemos; de todo lo misterioso; de todo lo que no tiene una explicación evidente; y es exacta.

Ahora verás: ¿Recordarás tú la primera vez que oíste mencionar la palabra catarro? ¿No lo recuerdas, verdad? Eras muy pequeñito. La palabra la dijeron tus mayores. Te enseñaron a temerla. A fuerza de repetirla te instruyeron a comprenderla, te dijeron que no te mojaras los pies, que no te pusieras en una corriente de aire, que no te acercaras a alguien porque tenía catarro y se te pegaba, etc., etc. Todo lo cual se fue grabando en tu subconsciente y formando allí un reflejo.

No tuviste jamás que recordar las advertencias de tus mayores. El daño estaba hecho. De allí en adelante, tu subconsciente te ha brindado un catarro (el mejor que te pueda obsequiar) cada vez que te has colocado en una corriente de aire, cada vez que se te han mojado los pies, cada vez que te acercas a un acatarrado y cada vez que tú oyes decir que anda por allí una epidemia de gripe o de catarro.

Por culpa de tus mayores, por lo que has escuchado decir a los demás; por lo que has leído en los periódicos y en los anuncios, en el radio y televisión, y sobre todo porque ignoras la verdad metafísica de la vida, has aceptado estas ideas erróneas y se convirtieron en reflejos que actúan sin premeditación tuya, automáticamente, y que son causa de todos los males que te aquejan en el cuadro de tu vida.

Tienes un cargamento voluminoso de ideas ajenas que afectan todos los departamentos de tu vida, tu cuerpo, tu alma y tu mente. Advierte que si no lo hubieras aceptado; si por el derecho que te da tu libre albedrío de escoger, aceptar y rechazar, no hubieras aceptado lo negativo, no hay germen ni virus ni poder en el mundo que
hubiera podido atacar ni convencer a tu subconsciente para que actuara de ninguna otra forma que aquella que tú le diste. Tu voluntad, negativa o positiva, es el imán que atrae hacia ti los gérmenes, las circunstancias adversas o las buenas.

Como ya hemos dicho, tu actitud negativa o positiva ante los hechos, determinan los efectos para ti.

Extraído del libro “Metafísica 4 en 1” de Conny Méndez

https://consejosdelconejo.com

Necesidad de aprobación: cuando agradar a los demás se vuelve estresante



En la práctica clínica se encuentra que uno de los motivos de consulta más frecuentes se remite al estrés producido por dirigir la vida hacia la satisfacción de las aspiraciones, intereses y demandas de los demás, en detrimento de los propios deseos o intenciones.


Karen, paciente de 24 años, manifestaba en consulta lo siguiente: “No entiendo por qué las relaciones de pareja me duran tan poco, si yo soy tan buena persona”. Escuchando su relato, se encontró que, en efecto, era una mujer abnegada, muy pendiente de las necesidades de los tipos con los que salía, lo que le llevaba a sacrificar sus sentimientos y opiniones en beneficio de los intereses de sus parejas. Al principio a los hombres parecía gustarles mucho esta actitud, pero al verla tan falta de iniciativa y tan sometida a ellos, se cansaban de su compañía.

Esto parece paradójico, pero sucede con frecuencia. Ideamos estrategias para mantener el aprecio, cariño y aprobación de los demás, pero a la larga nuestras acciones se convierten en lo contrario: por un lado, nos autorreprochamos por subyugarnos ante los otros y olvidarnos de nosotros mismos para agradar a los demás; y por el otro, corremos el riesgo de que a los demás no les guste esa actitud pasiva y de sometimiento, porque muchas personas prefieren interactuar con sujetos más activos, autónomos y, en cierto grado, dominantes.

La necesidad de aprobación y el pensamiento imperativo

Albert Ellis, psicólogo norteamericano autor de la terapia racional emotiva, define 12 ideas irracionales que nos afectan la vida y que se presentan como absolutismos que tomamos como ciertos, los cuales nos condicionan en la relación con nosotros mismos y con los otros. Una de estas ideas es la necesidad de aprobación, definida como la creencia de que es una necesidad extrema para el ser humano adulto, ser amado y aprobado por prácticamente cada persona significativa de su entorno (familiares, amigos, conocidos…), situación que lo lleva a asumir estrategias de agradabalidad ante los otros y a hacer todo lo posible, hasta el sacrificio, por obtener su aceptación.

El mismo autor sostiene que por naturaleza los seres humanos tenemos la necesidad de sentirnos aceptados por otros, así como ser miembros activos en los contextos de interacción social. Para ello, nos comportamos según ciertos lineamientos sociales, buscando adaptarnos a los contextos que cohabitamos. Es una forma de pensamiento preferente, racional, en la que tenemos como meta mantener relaciones armónicas con los demás, aunque sin pretender llegar a ser “monedita de oro para todo el mundo”. Sin embargo, existe el pensamiento imperativo, condicionante, que es una forma de pensar de manera rígida en la que el deseo se convierte en obligación y, si no se logra lo que se espera, se entra en un estado de catastrofización y culpa, lo que constituye una forma de pensar irracional o patológica.

Irracionalidad y baja autoestima

La irracionalidad es una construcción personal ligada a atravesamientos culturales y de la historia de vida, que configuran formas estereotipadas de pensamiento. La persona termina asimilando estas creencias necesariamente como ciertas y aprende a configurar su vida en torno a ellas. En el caso de la necesidad de aprobación, la felicidad se relaciona con la forma en que estemos con los demás, en una especie de “irresponsabilidad emocional”, según la cual nos sentimos bien con nosotros mismos si estamos bien con los otros.

Como propone Walter Riso (2017), “la desesperada necesidad de aprobación siempre esconde una baja autoestima, la cual se busca compensar mostrando claves de atractibilidad”.

Características de las personas con alta necesidad de aprobación

Las personas que tienen alta necesidad de aprobación tienen características en su forma de pensar y de actuar que pueden identificarse fácilmente:

Su pensamiento está focalizado más en los demás que en sí mismos; sus deseos, intenciones e intereses pasan a un segundo plano.
Constantemente creen que no han hecho lo suficiente para agradar a los otros y piensan que siempre pueden dar más.
Llevan una vida de autosacrificio, de subyugación y de sometimiento, aunque en solitario se quejen por ello.
Tienen alta sensibilidad y poca tolerancia a la crítica, el rechazo y la valoración negativa por parte de los demás.
Esperan que los demás sean recíprocos a sus manifestaciones de afecto y subyugación, aunque no suelen expresarlo para no generar incomodidad en las relaciones.
Se justifican frecuentemente ante los demás, aún en situaciones en que no tengan la culpa de lo que haya ocurrido.

Dejan que los demás tomen la iniciativa y procuran no contrariar su opinión, o las decisiones que toman, así no estén de acuerdo con ellas.
Se convierten en esclavos de la aprobación y constantemente están pendientes de las opiniones de los demás, tanto en persona como en redes sociales.

Se cuidan en exceso de contrariar a los demás, reprimen sus expresiones de disgusto o malestar para no tener el rechazo de los otros.
Detestan la soledad, buscan estar en compañía de otros para recibir muestras de aceptación y aprecio.
Alternativas racionales para superar la necesidad de aprobación

Para superar la necesidad de aprobación, es necesario que la persona haga un reconocimiento de la irracionalidad de su pensamiento y se proponga los siguientes recursos cognitivos:

La aprobación social es deseable, pero no es una necesidad imperativa. Tener la aprobación de todas las personas es, en esencia, imposible, por lo que no vale la pena desgastarse en ello.

Estar con las personas con quienes se debe uno esforzar para ser aceptado, es un sinsentido. Lo ideal es estar con quienes nos acepten como somos, no con quienes quieren que seamos a su manera.

La opinión de los otros puede ser importante, pero no es determinante en la vida. Recibir la opinión de los demás es una forma de retroalimentación que nos orienta, pero no debe valorarse más allá de ello.

No necesitamos el amor de los demás para ser felices. Debemos anteponer nuestro amor propio, de esa manera podremos tener un contacto más profundo y real con las otras personas.

Favorecer la flexibilidad cognitiva y aceptar que las cosas no son necesariamente como las creemos. El pensamiento imperativo es irracional y no tiene un soporte empírico que lo sustente con suficiencia.

Es preferible actuar de acuerdo con criterios propios. Cuando somos auténticos, la aprobación externa provendrá de personas a quienes realmente les importamos. Si no, no vale la pena esforzarse para agradarles.

Somos responsables de nuestras propias emociones. Como nos sentimos es nuestra responsabilidad personal, no depende de cómo nos traten los demás.
La asertividad es una estrategia útil ante la necesidad de aprobación. Se deben adquirir competencias para ser capaces de manifestar nuestro deseos, opiniones y criterios, tanto positivos como negativos.

Por: Dr. Rodrigo Mazo Zea

Atrévete a ser feliz.

jueves, 29 de agosto de 2019

Las heridas del alma nos hacen más fuertes



Crecer duele. Para los niños, la expansión de las extremidades óseas y el rompimiento de las fibras musculares puede ser muy doloroso, sin embargo, cuando el proceso avanza, descubren que son más altos y fuertes para saltar y jugar sin miedo a lastimarse. Podría decirse que somos niños toda la vida, y que nuestros huesos y músculos alcanzan un tope de crecimiento que nunca llega a alcanzar nuestro espíritu.

El miedo, la ira y el resentimiento son emociones comunes que nos marcan a lo largo del viaje; representan esquirlas en el camino que abren heridas a nuestro paso, y aunque es natural rehuir al dolor para protegernos, lo cierto es que hace parte de la travesía y tiene el poder para desnudar al máximo nuestro potencial.


Las heridas del alma nos hacen más fuertes, son el camino más noble y puro hacia la sabiduría, la humanidad, el perdón y la bondad.

El dolor y el sufrimiento están presentes como figuras de enorme valor religioso y espiritual en todas las culturas del mundo. Para los budistas, el dolor es obligatorio, pero el sufrimiento es opcional, lo que significa que, si bien la vida es un largo trayecto lleno de tempestades y obstáculos que abren heridas profundas, el modo en que decidimos afrontar el dolor es una decisión personal.

“La raíz del sufrimiento es el apego”, decía Siddhartha. Nos apegamos cuando comenzamos a identificarnos y sentirnos parte de aquello que nos genera malestar, en lugar de interpretarlo como un grano de arena en el desierto, una pequeña eventualidad destinada a cruzarse en nuestra vida para fortalecer nuestro espíritu.

“A veces, descubrimos nuestra mayor fuerza únicamente cuando nos enfrentamos con nuestra mayor debilidad”

Es el sufrimiento y no el dolor lo que nos ata a largas cadenas de odio y rencor que, finalmente, nos marchitan el alma. Afortunadamente, tenemos la autonomía para elegir aquellos pensamientos y emociones a los que otorgamos poder; y desde luego, eso en lo que decidimos enfocarnos, termina por construir nuestra realidad.

Para el dramaturgo William Shakespeare, la adversidad era un árbol que daba frutos dulces, parecida a un sapo feo que, mágicamente, llevaba una preciosa joya en la cabeza. Puede parecer complicado tener esta perspectiva optimista cuando estamos en medio de un evento doloroso, como la pérdida de un ser querido o un rompimiento, no obstante, negarse a la posibilidad de contemplar el lado positivo de la historia ¡puede generarnos aún más dolor!

Las heridas del alma son experiencias intensas con el poder suficiente para cambiar nuestra forma de ver la vida si lo permitimos, si tan solo nos atrevemos a desplegar las alas y volar sin ataduras a una realidad donde el dolor nos hace más fuertes, empáticos y abiertos a perdonar.

“Flores hermosas adornan el jardín de las heridas”

Una antigua leyenda que narra el origen de los tulipanes rojos cuenta lo siguiente:

En un lejano reino, existía un príncipe locamente enamorado de una doncella. Un día, supo que la doncella se casaría con otro hombre, y cegado por el dolor, montó su caballo y cabalgó hasta un barranco, desde el cual se lanzó.

Cuando su cuerpo cayó sobre la tierra, la sangre del príncipe manchó la arena, y justo en aquel sitio creció un tulipán rojo como símbolo de la pasión y amor incondicional. Desde entonces, el tulipán rojo se considera la declaración de los amantes arriesgados”

Al igual que fue posible el nacimiento de un hermoso tulipán rojo producto del dolor del príncipe, las heridas del alma son el terreno fértil de la alegría y las oportunidades inesperadas en el futuro.

Recuerda que solo tú puedes tomar las riendas de tu vida, y los obstáculos sirven como impulsos para alcanzar nuestros sueños con más ganas. Resistir, insistir y persistir es la receta de una vida esplendorosa.

Phrònesis

Atrévete a ser feliz.



miércoles, 28 de agosto de 2019

Colores y números que activan la energía astral


Nuestras emociones responden a los colores; ellos son energías que influyen directamente en nuestro estado de ánimo y bienestar. También, están relacionados con los planetas y los números.


Los colores son estimulantes de muchas de nuestras emociones, por eso se utilizan como terapia, en meditación o, simplemente, para activar energías en nuestra vida cotidiana.
Conocer los significados de cada color lo ayudará a saber qué tonos puede usar para sentirse más relajado y cuáles alterarán sus nervios aunque no quiera.
Los puede usar para meditar y no se olvide de tenerlos en cuenta en su vida cotidiana. Vestirse y decorar su casa son otros de los elementos esenciales a tener en cuenta. ¡No lo olvide!


Los colores de la vida para cada signo


A cada color, corresponde un planeta regente, un punto energético del cuerpo o “chakra” que activa determinado tipo de fuerza a nivel corporal, así como una energía numerológica. Colores, signos, astros y cifras están muy vinculados.


Blanco: Símbolo de pureza, paz, armonía, vinculado al séptimo chackra. Se corresponde con el brillo del Sol y sus dones. Sus números astrológicos son el 1 y 9. Es un color que corresponde al signo de Leo.


Rojo: Levanta el ánimo, nos hace trabajar y activar. Influye sobre corazón, pulmones, músculos y huesos. Está vinculado con el primer chackra. Se conecta con la influencia de Marte y Plutón. Simboliza el latido de la vida, el afecto, la sangre, el impulso vital. Los números astrológicos son el 3, 5 y 9. Corresponde a Aries y Escorpio.


Verde: Color de la naturaleza que nutre, simboliza armonía y curación. Útil para disminuir la ansiedad. Ayuda en casos de reumatismo y dolores óseos. Gobierna el sexto chackra. Aporta seguridad interna, ya que se vincula con el poder de la tierra. Su planeta es Venus y sus números astrológicos son el 6 y 9. Gobierna a Tauro y Libra.


Azul: Genera tranquilidad, ya que es el tono del cielo y del océano. Equilibra y calma, combate el dolor. Asociado al quinto chackra. Su planeta es el dios del mar, Neptuno, astro de la sensibilidad, la fantasía, la ilusión. Activa la intuición y la percepción, así como el conocimiento de lo oculto. Los números, 5, 7 y el 8 y su signo regido es Piscis.


Naranja: Es un color activador, se relaciona con el comienzo del día y el despertar. Ayuda en la depresión y la fatiga. Vinculado al segundo chackra. Sus planetas son Saturno y Urano, los números, el 4 y el 8. Corresponde el signo de Acuario.


Plateado: Color de la luz de la Luna y de los espejos que forma el agua, similares a los sueños y el inconsciente. Domina el mundo de lo femenino, la pureza, la sensibilidad, las emociones, los afectos. Equilibra y limpia energías, armoniza. Se relaciona con la Luna. Sus números astrológicos son el 2 y 5. Corresponde al signo de Cáncer.


Púrpura: Mezcla del rojo y el azul, une ambos simbolismos. Es dinámico como el rojo y calmo como el azul, a la vez activo y espiritual. Incentiva la creatividad, la originalidad, la actividad intelectual. Su planeta es Júpiter, y los números son el 3 y 9. Está vinculado con el signo de Sagitario.


Índigo: Tono de la mente superior, de la psiquis evolucionada, del espíritu. Está vinculado con el planeta Mercurio, sus números astro- lógicos son el 5, 10 y 15. Los signos, Virgo y Géminis. Negro: No es un color negativo, sino de protección, corresponde a la unión de todos los colores. Defiende de la negatividad. Se relaciona con el planeta Saturno, los números son 3, 7 y 8. Le corresponde a Capricornio.




El oráculo de los colores


He aquí el mensaje de las piedras según los colores. Sacúdalas, escoja una y lea el mensaje para su signo.


- Piedra blanca: Su exigencia personal lo lleva a liberarse de relaciones tóxicas y a limpiar su espíritu. l Piedra Roja: Es muy sensible frente a la dureza del mundo. Su niño interior necesita atención. Hágalo saber a los demás, diga lo que siente.


- Piedra Verde: No se autoexcluya de los grupos por modestia. Todos tenemos una parte de verdad y darla a conocer vale la pena.


- Piedra Azul: Necesita desbloquear su inseguridad frente a los demás. Usted tiene tanto derecho como sus amigos a hacerse oír. Sea suave pero firme.


- Piedra naranja: La verdad es que debería darle más lugar a la persona que quiere. Su autoestima no se verá devaluada.


- Piedra plateada: Busque a la persona adecuada con la que formar un hogar y que le dé protección.

- Piedra púrpura: Recuerde que la amistad es un vínculo de “ida y vuelta”. A veces, sin darse cuenta, se hace la víctima.

- Piedra índigo: Abra su corazón y deje de pensar sólo en sí mismo. Debe evolucionar espiritualmente para ser feliz.

- Piedra Negra: Sin quererlo, puede atraer la envidia de quienes lo rodean. No cuente sus proyectos hasta que se realicen.

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http://nodejardeleer.blogspot.com.ar/Saiku

Triangulación narcisista: Poner a una tercera persona en tu contra




¿Tu pareja te compara continuamente con su ex?

¿Un amigo ha hablado mal de ti para excluirte de vuestro círculo de amistades?

¿Tu padre/madre ha puesto en tu contra al resto de la familia?

Si alguna de estas situaciones te resulta familiar, es probable que estés siendo víctima de la triangulación, una forma de manipulación común en los narcisistas, aunque no es privativa de ellos. Se trata de un juego tóxico en el que el manipulador desestabiliza a su víctima recurriendo a terceras personas, una forma de maltrato psicológico más sutil y destructivo que se basa en generar confusión, para poder ejercer el control sobre la víctima.
¿Qué es la triangulación?

La triangulación es una táctica de manipulación indirecta que implica a más de dos personas. El manipulador ataca, desacredita o abusa de su víctima con la ayuda – generalmente inconsciente – de una tercera persona. Recurre a un estilo de comunicación evasivo que incluye a otra persona – ya sea real o imaginaria – en una relación donde solo debería haber dos.


Los 3 actores de la triangulación

En la triangulación hay tres actores: el manipulador, la víctima y la tercera persona. Cada uno de ellos desempeñan diferentes roles en la situación:


1. El manipulador

Se trata de la persona que está tirando los hilos en la relación y, aunque pone en práctica comportamientos abusivos, es probable que se perciba a sí misma como la víctima. De hecho, muchas de las personas que recurren a la manipulación, como los narcisistas, tienen una personalidad conflictiva y atrofiada, de manera que su funcionamiento emocional se asemeja más al de un niño pequeño que al de un adulto maduro.

Por tanto, no es inusual que, en su lógica de pensamiento, se vea a sí mismo como una víctima que se está defendiendo e intente responsabilizar a la auténtica víctima de sus acciones y emociones. Esta persona intentará, inconscientemente, exorcizar a sus demonios proyectándolos sobre su víctima, a la cual intentará dominar o incluso destruir.


2. La tercera persona

Se trata de la tercera persona que introduce el manipulador en la relación para controlar a su víctima, aunque también puede ser un personaje ficticio fabricado especialmente para la ocasión. El manipulador usará las declaraciones – reales o inventadas – de esas personas para hacer sentir culpable a su víctima. En algunos casos a esa persona también se le denomina “salvador” porque, según la historia que cuenta el manipulador, tiene la misión de ponerse de su parte y “rescatarlo” de su víctima/verdugo. Generalmente esa tercera persona también suele ser una víctima de las maquinaciones, ya que es utilizada por el manipulador para lograr sus objetivos.

De hecho, el manipulador no tendrá reparos en mentirle, involucrarla en el caos y arrastrarla consigo para lograr lo que se ha propuesto. La usará para realizar el “trabajo sucio” y cuando no la necesite más, es probable que la “deseche”. Generalmente se trata de personas muy cercanas al manipulador o que quieren ganarse su aprobación, por lo que suelen caer en su juego sin oponer demasiada resistencia ni reflexionar sobre sus palabras y comportamientos, de manera que no detectan las incongruencias, falsedades o injusticias.


3. La víctima

Se trata de la persona que está siendo manipulada, que es objeto del abuso de poder o de las campañas de desprestigio del manipulador. En un primer momento, es normal que no se percate de la manipulación ya que el vínculo emocional con el manipulador la lleva a justificar su comportamiento.

Es importante tener en cuenta que toda dinámica relacional siempre implica cierta “complicidad” de dos, por lo que la víctima también tiene una cuota de responsabilidad en esa manipulación – generalmente porque asume un papel pasivo y sumiso. Es probable que en un primer momento haya elegido – de manera más o menos consciente – permanecer ajena a lo que estaba ocurriendo para mantener la imagen idealizada del manipulador y no generar más conflictos.

Eso no significa que tenga la culpa de la manipulación, tan solo significa que a veces nuestros mecanismos psicológicos nos juegan malas pasadas, haciendo que seamos más propensos a convertirnos en víctimas. De hecho, las personas que han desarrollado un apego inseguro son más vulnerables a caer en relaciones tóxicas, motivadas por su dependencia emocional.


¿Cómo ocurre la triangulación?

Lo habitual es que después de un periodo idílico, la persona manipuladora comience su juego. Tras llenar de atención, cariño y todo tipo de detalles a su víctima, comienza a retirarlos, acusándola de ser la culpable de su cambio. Entonces hace su aparición la tercera persona, que puede ser desde una ex pareja con la cual la compara constantemente hasta un amigo común que critica su comportamiento.

De esta manera el manipulador envía un mensaje claro: ya no eres el centro de mi vida, has dejado de ser una persona especial para convertirte en una persona tóxica que está dañando la relación. Dirá que otras personas de su círculo más íntimo piensan igual, sobre todo si la víctima respeta o aprecia a las personas a las que se refiere.

Como resultado, la víctima comenzará a sentirse insegura, celosa y devaluada. Se preguntará si realmente se está comportando de manera correcta y, es probable que para satisfacer al manipulador, ceda a sus deseos en un vano intento por recuperar la relación idílica inicial – algo que no volverá a ocurrir o ocurrirá cíclicamente para luego caer en el ciclo del castigo.


Las 3 tácticas de triangulación


1. Generar celos

Los manipuladores suelen recurrir a la triangulación para generar celos en su pareja. Al inicio, serán comentarios casuales y esporádicos sobre una nueva persona o una ex pareja, en los que la víctima siempre sale perdiendo porque no es lo suficientemente lista, amable o atractiva como esa tercera persona.

En una relación de pareja, por ejemplo, el manipulador puede flirtear con otra persona, pero luego lo negará y hará que la víctima se obsesione con el tema para poder esgrimir sus celos en su contra afirmando que está exagerando, que es demasiado sensible y que lo está agobiando. Así convierte una reacción normal y comprensible en un motivo de culpa.


2. Reclutamiento

En este caso, el manipulador recluta a terceras personas para que se pongan en contra de la víctima. De hecho, esta táctica de triangulación consiste en lograr que el mayor número de personas se pasen a su bando y compartan su visión distorsionada de lo que está ocurriendo.

Si el manipulador está discutiendo con su víctima sobre un desacuerdo, por ejemplo, pedirá apoyo a amigos y familiares para que luchen en su bando, posicionándose contra la víctima. También es común que cuente solo su versión de los hechos para atraer a más partidarios.


3. Difamación

Esta táctica de triangulación es extremadamente dañina ya que el manipulador recluta a terceras personas falseando la realidad. Ya no se trata de una visión limitada y egocéntrica, sino que inventa cosas contra la víctima para que todos crean que es la “mala de la película”.

En otros casos, es probable que el manipulador le diga a la víctima que un amigo suyo habló mal de ella, pretendiendo estar de su parte e incluso defenderla. Así consigue aislarla de su círculo más íntimo, fingiendo solidaridad y presentándose como el “defensor”. Cuando la víctima esté sola, y confíe plenamente en el manipulador, este tendrá un enorme poder sobre ella para conseguir lo que desee.


¿Cómo salir de las redes de la triangulación?

Salir de las redes de la triangulación y cerrar esas heridas emocionales no suele ser sencillo, pero hay que emprender ese viaje de recuperación, por una mera cuestión de supervivencia psicológica. ¿Cómo lograrlo?

– Concientiza que eres una persona única y especial

Para salir de la triangulación no basta con romper los lazos con el manipulador, hay que realizar un profundo trabajo psicológico para reemplazar las creencias desadaptativas que esta ha ido sembrando en tu mente.

Necesitas concientizar la naturaleza tóxica del manipulador, así como la realidad de abuso vivida. Darte cuenta de lo que ha pasado no significa asumir un rol pasivo de víctima o dedicarte a lamentarte por tu mala suerte, sino que es un paso imprescindible para liberarte de la sensación de culpa y poder pasar página definitivamente.

Por otra parte, las personas que recurren a la triangulación se esfuerzan por hacer creer a su víctima que es fácilmente reemplazable. Eso hace añicos su autoestima, razón por la cual las víctimas suelen estar devastadas psicológicamente. El manipulador les ha «lavado el cerebro» para hacerles pensar que eran ellas el problema, una creencia muy arraigada que debes desterrar.

Para recuperarte, necesitas recobrar la identidad que el manipulador intentó erosionar, borrar y disminuir. Necesitas reencontrar tu valor y comprender que eres una persona única. Eso implica bucear en tu interior para encontrar esos valores y características que te hacen especial.

– Deja de idealizar al manipulador

Cuando el manipulador comienza su juego introduciendo a una tercera persona, la reacción normal de la víctima es el miedo, el miedo a perder una relación significativa. El miedo, sin embargo, no es un buen compañero de viaje y puede nublarte el juicio haciendo que idealices al manipulador.

En su lugar, necesitas desarrollar una visión más objetiva, quitarte las gafas color de rosa con las cuales estás mirando a la persona que está a tu lado. Para lograrlo, te ayudará practicar el desapego. Imagina qué es lo peor que podría pasar si esa relación termina. ¿En qué situación te encontrarías? ¿Qué cambiaría? Quizá sea difícil, pero no será el fin del mundo. Quizá duela. Pero dolerá solo una vez. Si te mantienes presa en esa relación dolerá por siempre.

– Elimina las comparaciones innecesarias

Una de las estrategias del manipulador consiste en intentar que su víctima compita con esa tercera persona. Y asegurarse de que siempre salga perdiendo. Sin embargo, debes comprender que no necesitas competir con nadie. Cuando alguien sano ama, no querrá que la persona amada tenga que competir por su amor o atención.

Considera que una de las creencias más perjudiciales que arrastramos desde la infancia es que tenemos que competir con otros para demostrar nuestro valor. Esa creencia permite el condicionamiento tóxico y destructivo en las relaciones, por lo que es probable que aunque te hayas alejado del manipulador, sigas comparándote.

Sin embargo, si te pasas la vida comparándote con cada persona que encuentras, tu equilibrio mental se resentirá enormemente. De hecho, las comparaciones son un gran obstáculo en el viaje hacia la curación. Lo cierto es que eres una persona completa, con sus debilidades y fortalezas, por lo que no necesitas seguir comparándote con las personas con la que el manipulador te trianguló, ni con ninguna otra.

– Descubre qué parte de ti facilitó la triangulación

Tan importante como salir de una situación de triangulación es evitar caer de nuevo en sus redes. De hecho, no es inusual que algunas personas escapen de una relación tóxica para caer en otra, porque los patrones psicológicos que le hicieron caer en esas redes no se han eliminado y siguen fomentando una relación de dependencia.

Eso significa que si quieres que se produzca un cambio auténtico, necesitas mirar en tu interior y detectar esas creencias, actitudes, expectativas y/o necesidades que han permitido que una persona manipuladora tomara el control de la situación. No se trata de culparte, sino de asumir una postura madura y comprender qué puntos ciegos psicológicos ha tocado el manipulador, para que puedas reforzarlos y nunca más caigas en este tipo de relación.

La entrada Triangulación narcisista: Poner a una tercera persona en tu contra se publicó primero en Rincón de la Psicología.



lunes, 26 de agosto de 2019

EL HOMBRE ES MILAGROSO..EN CUANTO PUEDE TRANSFORMAR SU PASADO.


El hombre es milagroso en cuanto que puede transformar su pasado. Algunos dicen “no se ocupen del pasado que el pasado ya no existe ”, pero el pasado está vivo, presente, doloroso, en cada una de nuestras células, frecuentemente produciendo enfermedades. El problema del pasado es simplemente que haya pasado, que lo dejemos atrás como una estatua congelada.


Pero al pasado hay que hacerlo presente vivo para transformar su historia, para leerlo en otro código, para interpretarlo en el código del amor, y cuando interpretamos el pasado en el código del amor, nuestras heridas de la infancia se sanan. Y ahí nosotros somos los psicólogos, los psiquiatras, podemos sanar nuestra vida; todos estamos llenos de dolores, y a veces de dolores absurdos, que cargamos en la vida sin ni siquiera reconocer que existen.


La técnica respiratoria es muy importante, sobre todo la fase de pausa respiratoria, ¿por qué razón? Porque cuando tu respiras lentamente y haces una pausa en la inspiración, la energía del inconsciente y el subconsciente sale a flote, es decir, se pregunta ¿qué pasa aquí que no están respirando En ese momento el inconsciente hace aflorar a la consciencia una parte a la que no habíamos tenido acceso, de la que éramos víctimas pero que no habíamos reconocido nunca en la vida, y en ese momento podemos dialogar con el subconsciente y podemos sacar nuestras heridas más profundas.



Cuando hacemos eso podemos ir más lejos, así es como actuamos para la auto-sanación. Yo puedo decirme, por ejemplo, ¿de dónde viene esta alergia? si tengo una alergia y quiero librarme de ella. La alergia es algo que rechazo, un virus, una bacteria, un hongo, el frío, el calor, pero eso no es del todo cierto. Eso es quedarnos muy cortos. No hay personas que sean alérgicas solo al frío. Las personas alérgicas al frío también tienen miedo a la soledad, tienen miedo al frío del alma, al frío en los sentimientos, a la frialdad del papá o de la mamá, al desafecto, es decir, el frío es simplemente un símbolo. Cuando yo soy alérgico a algo, hay algo que rechazo o que temo. Entonces si quiero cambiar mi alergia, reconozco mi alergia.


Si se que no reconozco mi alergia porque me hace sentir vergüenza, entonces trabajo con la vergüenza: ¿qué cosas en la vida me evocan vergüenza? Luego experimento el sentimiento de la vergüenza y veo como experimento la vergüenza. A veces me pongo pálido y frío, otras veces me pongo rojo como un tomate, otra lo experimento como un vacío o como un hueco a nivel del plexo solar. La puedo experimentar de muchas maneras. Dónde y como experimento la alergia, me da una idea de la parte de mi energía que está comprometida.


Vamos a ver otro sentimiento, el miedo. Yo diría que la mitad de nuestros lumbagos son por miedo. El miedo provoca más lumbago que todas las hernias discales, todos los problemas articulares, todos los problemas de columna, porque el temor hace que metamos, literalmente, el rabo entre las patas, cerramos el esfínter anal interno. A ese nivel, hay un centro de energía muy importante y nos cerramos a la vida, contraemos toda la musculatura lumbo-sacra. Esa parte queda mal irrigada y nos dan unos lumbagos terribles y ese lumbago es el nombre clínico del miedo.


Si logro reconocer el núcleo del miedo, si logro observar mi cuerpo y veo que tengo los gluteos y toda esta parte contraída, si logro respirar hacia esa zona y liberar el sentimiento del miedo, y llamar al miedo y decirle “ tú eres la mejor parte de mi mismo, cuando asciendes y te revelas, eres mi prudencia, ya no eres miedo, sino que eres prudencia, eres parte de mi amor también”.


Cuando yo, a través de la respiración, logro ascender esa energía del miedo y logro transmutarla al altar del corazón, que es donde realmente nace el hombre que puede sanarse y puede sanar la vida, entonces desaparece el lumbago.


Mi resentimiento, mi odio, frecuentemente, está anclado en mis articulaciones. Yo estoy así totalmente rígido. A veces, con el puño apretado en la noche, inconscientemente, dispuesto a pegar y a agredir. Pues bien, ese dolor articular, es resentimiento congelado en esa parte del cuerpo. Si logro experimentar ese dolor y asociarlo a mi sentimiento de ira y a mi resentimiento, y logro comprender que mi resentimiento es algo que se construye en el plexo solar, que bloquea la energía aquí y no permite a la energía acceder a mi corazón, ni a mi sistema inmune, puedo hacer mucho más que el reumatólogo, o puedo ayudarle mucho, para curar y sanar mi artritis, y yo soy responsable, no tengo que esperar que el reumatólogo me resuelva el problema.


La enfermedad es mi problema, no es el problema del médico, es mi responsabilidad, yo también tengo que ver con eso. La medicina no puede ser el arte de pasarle la pelota al médico, porque le pagamos. La nueva medicina de la consciencia, es el arte de responsabilizarnos de nuestra vida y de descubrir que realmente podemos hacer mucho por nuestra vida.


Frecuentemente, vemos que una persona con un cáncer ha tenido un shock, o una perdida afectiva muy grande. Si una pérdida afectiva le produce un vacío existencial de tal dimensión que se vuelve un vacío de energía, y permite que las células degeneradas puedan invadirle, es porque estaba apegado, ese es el problema del apego que yo debo reconocer. Si alguien se va y yo lo vivo desde el amor, desde el desapego, se que su consciencia está conmigo, lo dejo partir, no lo amarro. Muchas veces, vemos a alguien al que se le muere el papa o la mama pero no lo deja partir, eso es literalmente cierto, se queda con parte de su energía anclada al plexo solar. Esa anclada energética puede crear crisis de pánico, de hipertensión, cosas violentas en la clínica. Si nosotros logramos que la persona se sane, es su alma la que lo sana.


El sanador no lo hace por el paciente. Como sanador soy un imán que le doy la carga que su alma necesita. Realmente, la sanación es rescatar la autonomía, la autogestión y la libertad del otro para sanarse. La verdadera sanación es darte las herramientas para que tú, desde tu consciencia, te sanes, no desde tu consciencia racional, sino desde tu sentimiento, desde tu amor, desde tu afecto.


Frecuentemente cuando uno está haciendo una sanación, ve que la persona, aunque no le haya dicho ni una palabra, empieza a llorar y a sacar su resentimiento, y luego siente una sensación de paz, que no es mi paz, es su paz, es la paz de Cristo que también habita en la persona que está siendo sanada.


La paz está ahí, ha estado siempre ahí, es parte de nuestra esencia. Se trata simplemente de quitar todos aquellos apegos, aversiones, sentimientos, separatismos, toda aquella capa de ignorancia, para que la paz se revele tal cual es. Cuando la paz se revela, germina el amor y cuando germina el amor la sanación es posible, aunque lo que tenga sea un cáncer o un lupus.


Pero no te culpes si no lo logras, porque tu participas también en los problemas genéticos de la herencia, de la humanidad como grupo. Esto no es para creerse Superman. Uno puede ser muy orgulloso y decirse “estoy triste porque no me curé el cáncer”. Eso no es un fracaso. El cáncer es un maestro. A veces aprendemos la lección en una ocasión, otras veces necesitamos diez oportunidades y otras necesitamos cien vidas tal vez, pero lo importante es aprender la lección. Uno no aprende medicina de un día para otro. Hay lecciones supremamente complicadas y difíciles. También nos diplomamos o nos especializamos en el alma. Cuanto más grande sea el desafío, mas grande es la oportunidad de crecimiento. Yo solo les he puesto un ejemplo de cómo podemos retomar nuestras emociones, identificar nuestras emociones, aceptarlas, no seguir huyendo de ellas, y así poder transmutarlas.


Pero una vez que sentimos la emoción, hay una pregunta fundamental: ¿Cuál es la lección que hay debajo de esta emoción negativa? ¿Cuál era el mensaje, que me quería decir esta actitud y esta enfermedad?


Cuando yo no digo NO en la vida, termino resentido y con ira, pero la ira no es el problema, la ira me está diciendo que hay que aprender a reafirmarme diciendo NO. La ira es la mejor estrategia de autoafirmación.


Cuando yo manifiesto la ira y la transmuto, esa ira se vuelve sanadora. Es lo mejor de mi fuerza. Mi ira barre y limpia la casa y hace las cosas más rápidamente. Ustedes han visto a un ama de casa que en su ira revolotea y el almuerzo está hecho a las diez de la mañana. Yo sabía cuando mi mamá estaba iracunda, porque a las diez de la mañana mi casa estaba como un espejo.


Es así, la ira es una forma de energía que se puede transmutar físicamente. El hecho de que la transmutemos físicamente, no resuelve la fuente de la ira. La fuente de la ira es la necesidad de autoafirmarse y la necesidad de autoafirmarse es la necesidad de renunciar a la falsa complacencia.


Crecer espiritualmente no es decirle que sí a todo el mundo. El crecimiento espiritual no tiene nada que ver con la bobada, perdónenme la expresión, pero ser espiritual no es ser bobo, y ser tolerante no es ser bobo. La tolerancia no excluye la autoafirmación. La autoafirmación es condición del crecimiento espiritual. Así que yo tengo que descubrir la lección, debajo del evento negativo, porque el evento negativo no es sino la apariencia, la sombra. Pero esa sombra cuando la quito, abre una puerta de luz, una lección que yo puedo aprender en mi vida.


Entendiendo las causas, empezamos a sanar – por Dr. Jorge Carvajal


http://saikualternativo.blogspot.com.ar/


Incendios, “octavas karma” y reforestación de la biosfer. Por David Topi.



Imagino que muchos de vosotros habéis estado siguiendo las noticias estas últimas semanas y habréis visto como proliferan multitud de incendios por diferentes partes del planeta, siendo el más notorio y el que más impacto está teniendo en todo el ecosistema planetario el que se ha producido en el Amazonas. No es que haya sido el único incendio, según estadísticas oficiales de varios medios, se han producido más de 75.000 incendios este año en la Amazonía, y otros tantos miles por el resto del planeta, que no salen tanto en las noticias o no tienen tanto impacto emocional, pero que son igual de devastadores y perjudiciales para el ecosistema y la biosfera de la Tierra.



¿La causa de ello? Varias y diferentes. Por un lado, la codicia humana, los motivos e intereses económicos, la inconsciencia de no querer ver o comprender que sin árboles y plantas estamos literalmente “muertos” como especie, que sin oxígeno no vamos a poder respirar y que sin el reino vegetal no podemos sobrevivir. Por otro lado, las negligencias, los descuidos, el querer obtener beneficios económicos y lucro con las tierras y zonas quemadas, el querer expandir terrenos vírgenes para actividades comerciales, etc. También, las “venganzas” entre humanos y grupos, represalias entre personas o localidades, quemándose mutuamente zonas de cultivo o pasto, por mil motivos que tienen mil historias detrás de cada uno de ellos. Finalmente, y una de las más importantes en estos momentos, las órdenes y directrices dadas por los círculos de poder del sistema de control en nuestro planeta para alterar, causar todo el revuelo que puedan, manipular y seguir generando tanto caos como sea posible debido, en parte, a las acciones puestas en marcha en los últimos meses contra sus “superiores” (las diferentes razas “en control”- aunque lo estén cada vez menos) y, en parte, a la necesidad de mantener una población humana que va creciendo en vibración y en consciencia, a cuenta gotas pero sin parar, alterando todos los aspectos posibles de todas las áreas posibles de la vida en nuestra sociedad.



¿Podemos parar esto? Pararlo como tal es muy difícil. No tenemos los medios para enfrentarnos abiertamente a los miles de personas que prenden fuego a propósito a zonas por los motivos anteriores, y no tenemos los medios (de momento) para frenar las acciones de los niveles superiores del sistema de control. Pero tenemos otras herramientas que vamos a usar, si deseáis participar en ello, y que pasan por el cambio de las reglas del juego en el sistema evolutivo en nuestro planeta, pidiéndole, por supuesto, al logos planetario que sea “él” quien cambie estas reglas.



“Octavas Karma”



¿Y qué reglas podemos cambiar? La del “karma”. Pero, cuidado, aquí se activan ya todas las alarmas, programaciones, suposiciones, creencias y miedos posibles en nuestra psique. ¿Cómo que vamos a cambiar las reglas del “karma”? Bueno, vamos a empezar explicando cómo funciona este mecanismo de acción-reacción y causa-efecto.



Espero que recordéis de nuestros estudios primarios en la escuela la tercera ley de Newton, que dice que para toda acción le corresponde una reacción de igual “potencia” y en sentido contrario. Esta ley física es una adaptación al plano “material” de las leyes y procesos energéticos que existen por doquier en todo el universo, quizás en toda la Creación, donde todo proceso que se pone en marcha y genera un desequilibrio en cualquier campo energético de cualquier punto del universo es contrarrestado por las propias fuerzas “cósmicas”, “energéticas” para devolver el “universo” al estado de equilibrio de nuevo.



Como esto puede resultar demasiado complejo aún, bajemos un poco de nivel y centrémonos en nuestro planeta. Kumar, como el logos planetario, como el “ser” que rige la Tierra y todos los procesos que en ella se dan, sigue las normas evolutivas impuestas por el logos solar para todos los planetas del sistema en el que nos encontramos. El logos solar, que recordad recibe el nombre de Rawak en Irdim, sigue las reglas evolutivas “decididas” por el logos “regional”, y este por el logos galáctico, y así sucesivamente.



Por lo tanto, la ley del “equilibrio” es universal y todos los sistemas planetarios la implementan automáticamente. Esto, de alguna manera, es lo que nosotros, en un nivel de entendimiento muy básico, llamamos “karma”, o acción-reacción, causa-efecto. Esto quiere decir que cada vez que se pone en marcha una octava, una acción, un pensamiento, un movimiento, un proceso, genera una energía que “sale”, que se “inicia”, que se activa. Esta energía, onda, proceso, acción entonces causa un “desequilibrio” en los campos energéticos, pues hemos “alterado”, para bien o para mal, dependiendo del proceso iniciado, el entorno mental, etérico y finalmente físico donde esta acción u octava se ha llevado a cabo.



Automáticamente, los propios campos de energía que forman “todo lo que existe” y que están constituidos de “mónadas” conscientes, como llamamos a las partículas más pequeñas que forman eso que llamamos “la Creación”, inician los procesos de recuperar el equilibrio, y, por lo tanto, se produce una onda contraria a la onda puesta en marcha por la persona, ser, ente, elemental o fuerza que sea.



Esta onda contraria no está destinada a castigar a nadie, a causar represalias, a “dañar” a quien inició el proceso, si fuera así, cada micro pensamiento que tenemos o cada mini acción que ejecutamos en nuestras vidas tendría consecuencias enormes que ahora mismo no vemos o de las que no somos conscientes, pero siempre hay una onda de “restaurar” el equilibrio, y esa onda o proceso contrario al proceso puesto en marcha es el que podemos alterar y cambiar por una petición a nuestro logos planetario.



¿Qué conseguimos con ello? Conseguimos que cada persona que ejecute una acción de tal magnitud que afecte al ecosistema planetario, a la humanidad, a la vida en la Tierra, a la biosfera, a los otros reinos de la naturaleza, al sistema evolutivo en el que nos encontramos, etc., vea venir la “onda karmática”, o les podemos llamar “octavas karma” para entendernos, de vuelta con mucha más intensidad y rapidez en su realidad “material”, de manera que este proceso puesto en marcha obligue a quien ejecutó una acción como las anteriores, a compensar, equilibrar, armonizar y restaurar el daño causado, por simple mecanismo de compensación y restauración del equilibrio perdido con el proceso que ha generado.



Puesto que a nivel individual y particular, en nuestro día a día no solemos generar octavas de esta magnitud la mayor parte de las personas, no son reacciones que vayamos a sentir, pero si que lo harán aquellos que, desde el momento en el que se apruebe y se ponga en marcha esta nueva “regla” vuelvan a ejecutar cualquier tipo de acción contra la vida en la Tierra a estos niveles.



¿Vamos a conseguir que dejen de encender fuego los pirómanos, las “élites” y sus subordinados, los humanos sedientos de codicia y aquellos que buscan sus venganzas particulares? No, pero en pocas horas verán materializarse en sus vidas las consecuencias de sus acciones, sean las que sean, y de la manera en la que la propia “vida consciente” en el planeta les devuelva la onda con la petición de “tienes que restaurar el equilibrio de aquello que has dañado”.



Para cambiar esto, evidentemente necesitamos una petición a nuestro logos a través de nuestros Yo Superiores, ya sabéis cómo funciona de todos los artículos anteriores, y luego os pondré una petición para asistir a la reforestación y crecimiento más rápido de todo lo que ha sido quemado hasta ahora.



La petición, una sola vez, a nuestro Yo Superior, es la siguiente:


“Solicito a mi Yo Superior y doy permiso para que se traslade esta petición a nuestro logos planetario, Kumar, como responsable de la vida en la Tierra, sus procesos y leyes evolutivas, sus normas y sistema de vida. Solicito que se incremente en un 5000% las denominadas por nosotros “octavas karma”, aumentando su potencia, velocidad de respuesta, activación y puesta en marcha de los procesos de restauración del equilibrio perdido y provocado por cualquier acción, proceso, octava o causa puesta en marcha por cualquier residente en la Tierra, sea humano, ente, miembro de cualquiera de los círculos y niveles de poder, miembros de las razas asimoss, amoss, animiss, alomiss, zuls, aquellos conocidos como los “grises”, aquellos grupos, entes, fuerzas, seres que los apoyan y asisten, aquellos “residentes” en la Tierra que tienen en este planeta su base evolutiva y cualquier otro ser consciente perteneciente a cualquier reino en el planeta que ejecute o inicie acciones contra el bien mayor de la vida consciente, del ecosistema, de la humanidad y de los reinos animales, vegetales, minerales, reinos dévico y elementales, reinos y fuerzas de la naturaleza, reinos de todos los seres y jerarquías que asisten al logos planetario en cualquier de sus funciones. Solicito que se ponga en marcha inmediatamente este cambio en las leyes evolutivas “karmáticas” y que se haga llegar esta petición a todos los Yo Superiores del planeta, transmitiéndola a las almas de todos los seres humanos y resto de seres conscientes, para que la ejecuten si así lo deciden por libre albedrío, aunque sus personalidades no hayan accedido a la información o conocimiento aquí expuesto para participar en este cambio. Solicito que se hagan los cambios necesarios en los campos conscientes de la Tierra para que estas “octavas karma” se ejecuten con los nuevos parámetros codificados en esta petición con efecto inmediato. Gracias.”



Si un número suficiente de personas con la consciencia e intensidad mínima pone en marcha esta petición, entonces se aceptará su ejecución y se pondrán en marcha automáticamente los nuevos procesos de acción-reacción y causa-efecto bajo la premisa y parámetros codificados en la petición.



Incrementado el ritmo de recuperación de la biosfera



Por otro lado, lo que está quemado ya está quemado. ¿Qué podemos hacer al respecto? Podemos incrementar y ayudar a recuperarse a la madre naturaleza con una petición que cambie los procesos energéticos que necesita el reino vegetal para poder crecer y regenerarse.



De nuevo, ¿cómo se hace esto? Todos sabéis, porque es obvio, que todas las plantas, árboles, flores, arbustos, y hasta el musgo tienen raíces que los conectan a la tierra, y de ahí extraen su sustento, sus recursos, sus nutrientes. Lo que algunos sabréis y otros quizás no tanto es que también todos tienen sus raíces “energéticas”, que los conectan a los campos de vitalidad, de “prana”, de energía de la Tierra. Ninguna planta física, árbol o flor, puede crecer si su parte etérica y energética no se desarrolla primero. Ninguna semilla florece si primero el envoltorio etérico no eclosiona y crece, haciendo luego crecer la parte “material” de la planta o árbol. Para que la recuperación de la flora devastada por todo el planeta se acelere, hemos de dotar de mucha más energía a las partes etéricas y energéticas de todo el ecosistema planetario. ¿Cómo lo hacemos? Hemos de pedir ayuda para que las raíces “etéricas” de todo el reino vegetal lleguen hasta el núcleo etérico del planeta, es decir, tenemos que enchufar literalmente a toda la flora al núcleo de energía vital de la Tierra, ya que ahora solo unos pocos árboles en todo el planeta tiene raíces energéticas tan profundas. Para ello, hace falta ayuda, como siempre, de las jerarquías, grupos y fuerzas de la naturaleza, para que trabajando con los campos “mórficos” de todas las especies de plantas y árboles que se encuentran en el plano mental de la Tierra, desarrollen primero el “molde mental” de todas las nuevas raíces, luego “estiren” la estructura etérica de las mismas, las conecten al núcleo de energía, y se aceleren los proceso de reconstrucción y regeneración de todos los ecosistemas de la Tierra arrasados, quemados o dañados. Esto, simplemente, va a hacer que todo árbol o planta crezca mucho más rápido, y podremos ver zonas hoy en día devastadas por completo, recuperadas y “verdes” de nuevo con mucha rapidez.



Para ello, la petición, a nuestro Yo Superior, una vez, es la siguiente:




“Solicito a mi Yo Superior que traslade esta petición a todos los seres, fuerzas, grupos y jerarquías planetarias responsables del cuidado, crecimiento y mantenimiento de la biosfera planetaria, del ecosistema natural de la Tierra. Solicito que se pongan en marcha todos los procesos y octavas que permitan una regeneración más rápida de la biosfera en la Tierra, conectando sus entramados etéricos y energéticos al núcleo planetario, para que obtengan todos las especies del reino vegetal, flora, árboles, plantas, etc., la vitalidad, sustento, fuerza y “prana” necesario para su crecimiento, regeneración, y recuperación total. Solicito que se asista a todos los campos morfogenéticos y “mentes grupales” de todo el ecosistema de la Tierra a ejecutar los cambios en las estructura etéricas y energéticas de las especies y seres que forman la biosfera planetaria, ejecutando las labores de reconexión de todas las “raíces” energéticas a la mayor rapidez posible a la fuente de energía que representa el núcleo de la Tierra. Solicito que se dote de recursos a esta petición para que fuerzas y miembros de los grupos de “elementales” y “devas” que asisten normalmente al crecimiento de la flora puedan colaborar y potenciar su trabajo hasta que todos los responsables del mantenimiento de la vida vegetal en el planeta den por concluida esta petición. Gracias”



Esperamos que con estas dos peticiones podamos por un lado aprender y tomar consciencia de la importancia del ecosistema planetario y, por otro lado, ver como mucho más rápidamente todo lo dañado se recupera al 100%.

Un abrazo,

David Topí


LA CULPA Y EL CASTIGO: NO SER NOSOTROS MISMOS. Por Laura Foletto



Tema recurrente en terapia: la culpa. Por si hago, por si no hago; por si soy egoísta, por si doy demasiado; por si fui esto o aquello; por si tengo, por si no tengo… por cualquier cosa… el ego siempre se las ingenia para encontrar motivos.


Nace en nuestra infancia, cuando no somos como “debemos” ser: revoltosos, gritones, llorones, sensibles, agresivos, encerrados, salidores, lectores, volados, contestadores: podemos ser de muchas formas, pero si no se adecúan a lo que nuestros padres (y la sociedad) esperan, nos tratan de formar a su imagen y semejanza o a su idealización o a lo que ellos piensan que es lo mejor para nosotros.


La manipulación puede darse explícitamente (“no te voy a querer más si haces esto” o “me lastima que seas así” o “está mal que pienses de esta forma”) o implícitamente (silencios, gestos represores, tonos de voz, falta de cariño, no hablar de determinados temas). El hecho es que nos queda una sensación interna de que somos inadecuados, insuficientes, malos, erróneos, feos, anormales, etc.



Podemos responder siendo adaptados o rebeldes. Los primeros ceden y se transforman en niños buenos, siguen las reglas, se conforman al sistema. Los segundos continúan reclamando cariño o reconocimiento o aceptación a través de conductas agresivas, de hacer lo contrario a lo que se espera de ellos, llevando sus exigencias a la sociedad a través de luchas por distintas cosas. En la base, ambos son dos caras de la misma moneda. Cambia la actitud, pero siguen sintiéndose incompletos, necesitados, incorrectos.



De esta falta de aceptación de uno mismo nacen los “debería”, los “tengo que”, que martirizan con sus exigencias y perfeccionismos. Lo que está en el fondo es “si fuera de tal forma, entonces tendría...”. Nos llenamos de pequeños y grandes programas para lograr metas exteriores, para adaptarnos y manipular como hicieron con nosotros, para tapar el vacío y lo que consideramos malo, para cambiarnos por lo que parece ser el modelo social de éxito. Es la fórmula de la desdicha y la frustración, porque sólo podemos ser felices siendo quienes somos y no otros.



Como es imposible dejar de ser uno, aparece la culpa y ésta exige castigo. ¡Y somos muy ingeniosos en castigarnos! Y crueles, porque buscamos nuestros lugares más preciados y sensibles. Y porque lo hacemos eterno: no bastan unos años, es cadena perpetua. Cada nueva caída clama otra sentencia y así andamos, dejando en la cárcel a nuestros Niños Internos, privados de amor y apoyo.



¿Cómo lo liberas? Reconociéndolo y aceptándolo así como es: un niño maravilloso, original, precioso, lleno de dones y cualidades, inocente, alegre, entusiasta, deseoso de jugar en el mundo a sus anchas, ilimitado. Perdonando a tus padres reales (porque forman parte de la cadena de culpabilidad e inconciencia de la humanidad; porque hicieron lo que podían o creían mejor o hicieron con ellos; porque tú los elegiste para acabar con el asunto,) y a ti mismo, por sobre todo.



¿Cómo lo haces en el día a día? Soporta la culpa. No huyas de ella ni te dejes invadir automáticamente ni respondas agrediendo. Respira la sensación opresiva que te cierra el pecho y te ahoga la garganta hasta que ceda. Establece límites amorosos para ti y sostenlos con cons
tancia.  Una y otra vez hasta que la culpa deje de existir en tu vida como un motor de represión.

La conciencia es el antídoto.  A tu Ego le falta todo.  A tu Ser no le falta nada, es completo.  Se dice que LA Culpa proviene de nuestra separación de Dios, de no ser  parte de Él sino un ente autónomo y diferenciado, por lo que proyectamos un Dios vengativo e iracundo.  Cuando entiendes, rompes el hechizo y comprendes que siempre has sido Uno con Él.  Nos puede llevar toda una vida sentirnos Uno Con Todo Lo Que Es y dejar la separación (el ego) de lado, pero es el mejor y el único camino.