miércoles, 28 de agosto de 2019

Triangulación narcisista: Poner a una tercera persona en tu contra




¿Tu pareja te compara continuamente con su ex?

¿Un amigo ha hablado mal de ti para excluirte de vuestro círculo de amistades?

¿Tu padre/madre ha puesto en tu contra al resto de la familia?

Si alguna de estas situaciones te resulta familiar, es probable que estés siendo víctima de la triangulación, una forma de manipulación común en los narcisistas, aunque no es privativa de ellos. Se trata de un juego tóxico en el que el manipulador desestabiliza a su víctima recurriendo a terceras personas, una forma de maltrato psicológico más sutil y destructivo que se basa en generar confusión, para poder ejercer el control sobre la víctima.
¿Qué es la triangulación?

La triangulación es una táctica de manipulación indirecta que implica a más de dos personas. El manipulador ataca, desacredita o abusa de su víctima con la ayuda – generalmente inconsciente – de una tercera persona. Recurre a un estilo de comunicación evasivo que incluye a otra persona – ya sea real o imaginaria – en una relación donde solo debería haber dos.


Los 3 actores de la triangulación

En la triangulación hay tres actores: el manipulador, la víctima y la tercera persona. Cada uno de ellos desempeñan diferentes roles en la situación:


1. El manipulador

Se trata de la persona que está tirando los hilos en la relación y, aunque pone en práctica comportamientos abusivos, es probable que se perciba a sí misma como la víctima. De hecho, muchas de las personas que recurren a la manipulación, como los narcisistas, tienen una personalidad conflictiva y atrofiada, de manera que su funcionamiento emocional se asemeja más al de un niño pequeño que al de un adulto maduro.

Por tanto, no es inusual que, en su lógica de pensamiento, se vea a sí mismo como una víctima que se está defendiendo e intente responsabilizar a la auténtica víctima de sus acciones y emociones. Esta persona intentará, inconscientemente, exorcizar a sus demonios proyectándolos sobre su víctima, a la cual intentará dominar o incluso destruir.


2. La tercera persona

Se trata de la tercera persona que introduce el manipulador en la relación para controlar a su víctima, aunque también puede ser un personaje ficticio fabricado especialmente para la ocasión. El manipulador usará las declaraciones – reales o inventadas – de esas personas para hacer sentir culpable a su víctima. En algunos casos a esa persona también se le denomina “salvador” porque, según la historia que cuenta el manipulador, tiene la misión de ponerse de su parte y “rescatarlo” de su víctima/verdugo. Generalmente esa tercera persona también suele ser una víctima de las maquinaciones, ya que es utilizada por el manipulador para lograr sus objetivos.

De hecho, el manipulador no tendrá reparos en mentirle, involucrarla en el caos y arrastrarla consigo para lograr lo que se ha propuesto. La usará para realizar el “trabajo sucio” y cuando no la necesite más, es probable que la “deseche”. Generalmente se trata de personas muy cercanas al manipulador o que quieren ganarse su aprobación, por lo que suelen caer en su juego sin oponer demasiada resistencia ni reflexionar sobre sus palabras y comportamientos, de manera que no detectan las incongruencias, falsedades o injusticias.


3. La víctima

Se trata de la persona que está siendo manipulada, que es objeto del abuso de poder o de las campañas de desprestigio del manipulador. En un primer momento, es normal que no se percate de la manipulación ya que el vínculo emocional con el manipulador la lleva a justificar su comportamiento.

Es importante tener en cuenta que toda dinámica relacional siempre implica cierta “complicidad” de dos, por lo que la víctima también tiene una cuota de responsabilidad en esa manipulación – generalmente porque asume un papel pasivo y sumiso. Es probable que en un primer momento haya elegido – de manera más o menos consciente – permanecer ajena a lo que estaba ocurriendo para mantener la imagen idealizada del manipulador y no generar más conflictos.

Eso no significa que tenga la culpa de la manipulación, tan solo significa que a veces nuestros mecanismos psicológicos nos juegan malas pasadas, haciendo que seamos más propensos a convertirnos en víctimas. De hecho, las personas que han desarrollado un apego inseguro son más vulnerables a caer en relaciones tóxicas, motivadas por su dependencia emocional.


¿Cómo ocurre la triangulación?

Lo habitual es que después de un periodo idílico, la persona manipuladora comience su juego. Tras llenar de atención, cariño y todo tipo de detalles a su víctima, comienza a retirarlos, acusándola de ser la culpable de su cambio. Entonces hace su aparición la tercera persona, que puede ser desde una ex pareja con la cual la compara constantemente hasta un amigo común que critica su comportamiento.

De esta manera el manipulador envía un mensaje claro: ya no eres el centro de mi vida, has dejado de ser una persona especial para convertirte en una persona tóxica que está dañando la relación. Dirá que otras personas de su círculo más íntimo piensan igual, sobre todo si la víctima respeta o aprecia a las personas a las que se refiere.

Como resultado, la víctima comenzará a sentirse insegura, celosa y devaluada. Se preguntará si realmente se está comportando de manera correcta y, es probable que para satisfacer al manipulador, ceda a sus deseos en un vano intento por recuperar la relación idílica inicial – algo que no volverá a ocurrir o ocurrirá cíclicamente para luego caer en el ciclo del castigo.


Las 3 tácticas de triangulación


1. Generar celos

Los manipuladores suelen recurrir a la triangulación para generar celos en su pareja. Al inicio, serán comentarios casuales y esporádicos sobre una nueva persona o una ex pareja, en los que la víctima siempre sale perdiendo porque no es lo suficientemente lista, amable o atractiva como esa tercera persona.

En una relación de pareja, por ejemplo, el manipulador puede flirtear con otra persona, pero luego lo negará y hará que la víctima se obsesione con el tema para poder esgrimir sus celos en su contra afirmando que está exagerando, que es demasiado sensible y que lo está agobiando. Así convierte una reacción normal y comprensible en un motivo de culpa.


2. Reclutamiento

En este caso, el manipulador recluta a terceras personas para que se pongan en contra de la víctima. De hecho, esta táctica de triangulación consiste en lograr que el mayor número de personas se pasen a su bando y compartan su visión distorsionada de lo que está ocurriendo.

Si el manipulador está discutiendo con su víctima sobre un desacuerdo, por ejemplo, pedirá apoyo a amigos y familiares para que luchen en su bando, posicionándose contra la víctima. También es común que cuente solo su versión de los hechos para atraer a más partidarios.


3. Difamación

Esta táctica de triangulación es extremadamente dañina ya que el manipulador recluta a terceras personas falseando la realidad. Ya no se trata de una visión limitada y egocéntrica, sino que inventa cosas contra la víctima para que todos crean que es la “mala de la película”.

En otros casos, es probable que el manipulador le diga a la víctima que un amigo suyo habló mal de ella, pretendiendo estar de su parte e incluso defenderla. Así consigue aislarla de su círculo más íntimo, fingiendo solidaridad y presentándose como el “defensor”. Cuando la víctima esté sola, y confíe plenamente en el manipulador, este tendrá un enorme poder sobre ella para conseguir lo que desee.


¿Cómo salir de las redes de la triangulación?

Salir de las redes de la triangulación y cerrar esas heridas emocionales no suele ser sencillo, pero hay que emprender ese viaje de recuperación, por una mera cuestión de supervivencia psicológica. ¿Cómo lograrlo?

– Concientiza que eres una persona única y especial

Para salir de la triangulación no basta con romper los lazos con el manipulador, hay que realizar un profundo trabajo psicológico para reemplazar las creencias desadaptativas que esta ha ido sembrando en tu mente.

Necesitas concientizar la naturaleza tóxica del manipulador, así como la realidad de abuso vivida. Darte cuenta de lo que ha pasado no significa asumir un rol pasivo de víctima o dedicarte a lamentarte por tu mala suerte, sino que es un paso imprescindible para liberarte de la sensación de culpa y poder pasar página definitivamente.

Por otra parte, las personas que recurren a la triangulación se esfuerzan por hacer creer a su víctima que es fácilmente reemplazable. Eso hace añicos su autoestima, razón por la cual las víctimas suelen estar devastadas psicológicamente. El manipulador les ha «lavado el cerebro» para hacerles pensar que eran ellas el problema, una creencia muy arraigada que debes desterrar.

Para recuperarte, necesitas recobrar la identidad que el manipulador intentó erosionar, borrar y disminuir. Necesitas reencontrar tu valor y comprender que eres una persona única. Eso implica bucear en tu interior para encontrar esos valores y características que te hacen especial.

– Deja de idealizar al manipulador

Cuando el manipulador comienza su juego introduciendo a una tercera persona, la reacción normal de la víctima es el miedo, el miedo a perder una relación significativa. El miedo, sin embargo, no es un buen compañero de viaje y puede nublarte el juicio haciendo que idealices al manipulador.

En su lugar, necesitas desarrollar una visión más objetiva, quitarte las gafas color de rosa con las cuales estás mirando a la persona que está a tu lado. Para lograrlo, te ayudará practicar el desapego. Imagina qué es lo peor que podría pasar si esa relación termina. ¿En qué situación te encontrarías? ¿Qué cambiaría? Quizá sea difícil, pero no será el fin del mundo. Quizá duela. Pero dolerá solo una vez. Si te mantienes presa en esa relación dolerá por siempre.

– Elimina las comparaciones innecesarias

Una de las estrategias del manipulador consiste en intentar que su víctima compita con esa tercera persona. Y asegurarse de que siempre salga perdiendo. Sin embargo, debes comprender que no necesitas competir con nadie. Cuando alguien sano ama, no querrá que la persona amada tenga que competir por su amor o atención.

Considera que una de las creencias más perjudiciales que arrastramos desde la infancia es que tenemos que competir con otros para demostrar nuestro valor. Esa creencia permite el condicionamiento tóxico y destructivo en las relaciones, por lo que es probable que aunque te hayas alejado del manipulador, sigas comparándote.

Sin embargo, si te pasas la vida comparándote con cada persona que encuentras, tu equilibrio mental se resentirá enormemente. De hecho, las comparaciones son un gran obstáculo en el viaje hacia la curación. Lo cierto es que eres una persona completa, con sus debilidades y fortalezas, por lo que no necesitas seguir comparándote con las personas con la que el manipulador te trianguló, ni con ninguna otra.

– Descubre qué parte de ti facilitó la triangulación

Tan importante como salir de una situación de triangulación es evitar caer de nuevo en sus redes. De hecho, no es inusual que algunas personas escapen de una relación tóxica para caer en otra, porque los patrones psicológicos que le hicieron caer en esas redes no se han eliminado y siguen fomentando una relación de dependencia.

Eso significa que si quieres que se produzca un cambio auténtico, necesitas mirar en tu interior y detectar esas creencias, actitudes, expectativas y/o necesidades que han permitido que una persona manipuladora tomara el control de la situación. No se trata de culparte, sino de asumir una postura madura y comprender qué puntos ciegos psicológicos ha tocado el manipulador, para que puedas reforzarlos y nunca más caigas en este tipo de relación.

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