martes, 31 de diciembre de 2019

Feliz Inicio!!!!. Por Ashamel Lemagsa.



Amados...

Que la Energía Divina ilumine los corazones, aún cerrados, para que el Amor, sea el sendero del encuentro consigo mismos.

Que la paz sea nuestra mejor herramienta de conexión con la vida...


Que la compasión y la reflexión, siempre nos conduzcan al corazón tanto nuestro como al de los otros.

Que hoy para siempre un cambio de año en el almanaque, sea el principio de un cambio interior, hacia nuestra propia fuente de Luz... Dios!!!!!

Feliz año 2020!!!!

Los Amo!!!
Con Amor Ashamel Lemagsa.



domingo, 29 de diciembre de 2019

EMPATÍA, LÁSTIMA, COMPASIÓN. Por Francisco de Sales.



En mi opinión, en este asunto de sentir empatía o sentir lástima o sentir compasión no vale conformarse con un “¡y qué más da!, si lo que vale es la intención de sentir algo bueno hacia el otro”. No es lo mismo y por tanto no es igual aunque todo se parezca.

Si miramos en el diccionario nos encontramos con una serie de palabras que tienen un significado académico similar, pero el uso que se le da popularmente a algunas palabras no coincide con la definición oficial. Y acaba siendo más importante lo que todos entendemos con las palabras que lo que significan realmente.

Empatizar es sentir empatía. Empatía es el sentimiento de identificación con alguien, la capacidad de identificarse con ese alguien y compartir sus sentimientos. Identificar es hacer que dos o más cosas en realidad distintas aparezcan y se consideren como una misma.

Compasión es el sentimiento de pena, de ternura y de identificación ante los males de alguien. Pena es un sentimiento grande de tristeza. Lástima es el enternecimiento y la compasión producidos por los males de alguien

Todo lo anterior sirve para ver las diferentes posibilidades en que nos podemos relacionar con cualquier persona pero, sobre todo, cómo relacionarnos con las personas que están atravesando un mal momento o que están viviendo en una permanente y dolorosa zozobra.

No hay mejor forma de amar a una persona que empatizar con ella. Es la comunicación y la comprensión perfecta. Identificarse con el otro es ser idénticos. Es la forma de ponerse en su piel, de sentir lo mismo que está sintiendo y desde el estado en que lo está sintiendo.

Es más sencillo no implicarse, ver al otro desde el pedestal en que se encuentra uno, sin estar involucrado en la vida y el padecimiento del otro, pero de ese modo uno no es capaz de comprenderle, de ser el otro para ver y sentir como el otro, de integrarle en uno mismo.

Hay personas que se quedan –con respecto al que se encuentra en una condición peor- en una especie de lástima compasiva pero desde la superioridad, porque uno está bien y es el otro el que está mal, y entonces aplica hacia el otro, desde su prepotencia, una generosidad egóica y falta de humanismo y amor real. Cuidado con ser o actuar así.

Cualquier sentimiento humanitario hacia el otro en el que uno se comporte de igual a igual, desde el alma y no desde el ego, es una expresión de la más pura generosidad, de la más generosa comprensión, de la caridad más amorosa.

Será bueno que revisemos cómo nos relacionamos con todos los otros, cuánto de uno mismo ponemos en cada momento que estamos con el otro, cuánto nos implicamos y cuánto de atenta presencia ponemos, qué sentimos y si eso nos parece suficiente o requiere de una revisión de la actitud, con cuánto prejuicio les vemos, y si somos capaces de ponernos a la altura del más humilde, del más desprotegido, del más desdichado.

Repito: no hay mejor forma de amar a una persona que empatizar con ella. Sé el otro durante un tiempo cuando estés con él. Le verás y sentirás de un modo distinto. Te sentirás hermanado y verás que las distancias entre ambos no existen.

Te dejo con tus reflexiones…

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PROTECCIÓN : ESFERAS DE LUZ


Lo protegen y se aseguran que usted se sienta a salvo y protegido.

Luz rosada: Ésta es la luz que debe invocar si se encuentra con una persona negativa y obsesionada con sus problemas. La luz rosada envía energía amorosa hacia todas las personas que estén a su lado, y a la vez envía energía amorosa hacia su propio interior. Nada puede traspasar este escudo rosado excepto pensamientos y energías amorosas.

Luz verde esmeralda: Véase o siéntase rodeado por esta luz siempre que desee sanar algún desequilibrio en su cuerpo físico. Su cuerpo absorberá esta luz siempre que necesite energía sanadora.

️ Luz morada: Imagínese envuelto es una luz morada majestuosa, que aumenta su frecuencia espiritual y le permite elevarse por encima de los problemas y contactar con el nivel más alto de guía Divina. La luz morada también repele cualquier energía inferior, entidad o espíritu aferrado a la tierra.

️ Luz arcoíris: Véase o siéntase con un abrigo de rayas de los colores del arcoíris que incrementa su habilidad de realizar trabajados de sanación de energía en usted u otros.

Puede protegerse bajo capas de luz multicolor, si así lo desea, para invocar todos los efectos beneficiosos de los diferentes colores. Por ejemplo, puede visualizar una triple capa de luz, primero luz blanca para la energía angélica, seguida de una capa de luz verde esmeralda para la sanación y para finalizar una de luz morada para elevar su conciencia hacia la verdad más elevada. También puede proteger a sus seres queridos, su casa, sus vehículos, su ciudad o país y al mundo. Simplemente utilice los mismos métodos en orden para visualizar a estas personas, objetos, lugares o zonas envueltas en luz.
(Reino de los Ángeles en la Tierra - Doreen Virtue)



jueves, 26 de diciembre de 2019

Claves para vivir un fin de año sin estrés


Diciembre es el mes de las celebraciones pero también del estrés y de una creciente exigencia por ser (y parecer) felices. En resumen, esta época del año es difícil ya que aumentan las demandas en todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana.

Por un lado, cierres laborales, finales académicos propios y de los hijos, la organización de las fiestas, la planificación para el año entrante, entre otras cosas, hacen que nuestra capacidad para dar respuesta esté sobrepasada y, por otro lado, se activan los conflictos familiares, los duelos y otras cuestiones no resueltas.



Estrés de fin de año

La sensación de agotamiento y la irritabilidad ante tantas obligaciones son signos comunes que suelen alertarnos cuando el estrés de fin de año está afectándonos. Pero también la falta de atención y hasta las fallas en la memoria pueden ser síntomas del alto nivel de estrés que afrontamos en estas épocas.

Para aprender a reconocer qué es el estrés, cómo afecta a nuestra mente, cómo se manifiesta y qué hacer para evitarlo, la Dra. María Roca, Coordinadora Científica de Fundación INECO y la Lic. Fernanda Giralt Font, Subdirectora del Departamento de Psicoterapia de INECO, respondieron esta serie de preguntas.
Qué es el estrés

El estrés es un conjunto de reacciones fisiológicas que tiene como fin el aumentar la cantidad de energía disponible para permitir una mejor adaptación al ambiente. Es decir, originalmente el estrés tiene una función adaptativa, ya que prepara al individuo para enfrentarse a los cambios del medio.



Cuando las demandas del medio son percibidas como excesivas, intensas y/o prolongadas, y superan la capacidad de resistencia y de adaptación del organismo, se produce el distress o el estrés patológico. Ese es el que puede aparecer finalizando el año.

Científicamente se ha definido el estrés como una sensación percibida de que las demandas desbordan nuestros recursos poniendo en peligro nuestro bienestar. Nos sentimos entonces “estresados” cuando sentimos que no podemos afrontar lo que el medio nos solicita, cuando tenemos el mismo día la fiesta de fin de año del trabajo con la juntada de las mamis del jardín, por ejemplo.
Cómo afecta el estrés a nuestra mente

Niveles moderados de estrés pueden ser energizantes y estimulantes para el cerebro, como puede ocurrir cuando se nos plantea un nuevo desafío en el trabajo o encaramos un nuevo proyecto. El problema es que niveles prolongados y altos de estrés pueden tener efectos negativos en la memoria y en la resolución de problemas, haciendo que cometamos más errores y que, por lo tanto, estemos más estresados.


Cómo se manifiesta

El estrés se manifiesta en distintos niveles.
A nivel somático: pueden aparecer los siguientes síntomas como dolores diversos, contracturas, tensión muscular, trastornos digestivos, disminución de las defensas, hipertensión, cansancio extremo, entre otros.
A nivel emocional: es frecuente que aparezca irritabilidad (disminuyendo la regulación emocional y el control de los impulsos por el desajuste que produce el desbalance ocupacional). Insatisfacción, ira, fatiga, trastornos de ansiedad y del estado de ánimo.
A nivel cognitivo: puede haber disminución de la atención y la memoria, enlentecimiento de las funciones psíquicas superiores, bloqueos y problemas de rendimiento.
A nivel conductual: las personas muy estresadas pueden tender a aislarse de familiares y amigos, conducir “temerariamente, incurrir en distintos tipos de abusos (trabajo, sustancias, medicamentos, alcohol, juego, comida, cigarrillo).


Qué se puede hacer para evitar el estrés

La prevención y el manejo del estrés son claves para alcanzar un adecuado balance ocupacional y promover el bienestar en el estado psicológico y físico de las personas. Cuando nuestros recursos y estrategias no parecen alcanzar para enfrentar los diferentes estresores, es importante buscar la consulta con un profesional.

Como primera medida, nos ayudará a identificar el cuadro, ya que existen evaluaciones que nos permiten detectar si nuestros niveles de estrés son elevados o si nuestra memoria no está funcionando como debiera, por ejemplo.

Luego, la reducción del estrés implica para su abordaje, no sólo la disminución de tensión a través del uso de técnicas de respiración y relajación, sino también la renovación de los recursos, a través del desarrollo de aspectos cognitivos, emocionales y comportamentales que comprenden diferentes estrategias para su implementación. Porque lo más importante es entrenar las habilidades necesarias que prevengan su desarrollo.

Algunos tips para abordar el estrés que caracteriza este período del año:
Planificar, establecer objetivos y prioridades. Es esencial administrar bien el tiempo y poder destinar momentos para una pausa durante el día con el objetivo de restablecer nuestro equilibrio.
Aceptar las emociones y sentimientos que despiertan las fiestas en cada uno. No exigirse estar especialmente feliz, sobre todo si se ha sufrido la pérdida de alguien cercano o si las relaciones familiares no son fáciles.
Evitar los excesos para mantenerse alerta y con energía, intentando cumplir con todas las obligaciones. No abandonar la actividad física y mantener hábitos saludables.
Mantener la flexibilidad y la asertividad. Expresar lo que queremos y podemos, así como aquello que no, sin agresiones.


Cómo eliminar el estrés en vacaciones paso a paso


Si dejas que el estrés se apodere de tus vacaciones, duplicarás el cansancio que tenías antes

Todos anhelamos la llegada de las vacaciones, y cuando esto pasa, no son cómo queríamos porque tenemos muchas expectativas que no se cumplen en su totalidad. Disfruta la navidad junto a tu familia y amigos a través de estos increíbles pasos:


Opta por escapadas cortas

Las salidas largas ameritan mucha organización que quizás no va contigo. Entonces planea algo de 3 días o menos, y enfócate en disfrutarlo.

No te preocupes por el dinero

La economía es muy importante. Pero planifica este tema con tiempo para que no se convierta en un problema excesivo al momento de salir.

Evita estrictas programaciones

Si no tienes a dónde salir todos los días, solo relájate en casa. Una planificación del ocio podría producir lo contrario.

No te presiones

Si no puedes hacer todo lo que pensaste, está bien. No debes forzar tus posibilidades, solo intenta disfrutar y relajarte.
Acepta los contratiempos


Evita las redes sociales, detén un momento tus proyectos futuros y conéctate con la naturaleza o contigo mismo, mientras caminas por el parque o lees un libro.


Conecta tu cuerpo y tu mente

A través del ejercicio físico. Puedes empezar por caminar todas las mañanas, practicar yoga, natación o cualquier otro deporte que te guste.

Aprovecha para comer saludable

Aplica para todo el daño. Un cuerpo saludable hace una mente saludable.
Sé positivo

Abre tu mente y niega el paso a la frustración y el enojo por cosas pasajeras.


Si practicas todos estos pasos, verás cómo tus vacaciones mejoran. Si tú estás bien, lo demás debería estarlo. Enfócate en que son unos días de descanso, no de preocupación.




UN DÍA SANÉ


Un día dejé de creer que estaba enferma y sané, un día dejé de creer que no merecía nada y la abundancia me abrazó.

Dejé de creer que no merecía amor y me amé, dejé de darle poder a todo aquello que me sometía, y ese día fui libre. Y fue cuando por fin entendí que todo lo que mi mente cree, es lo que en mi realidad se convierte.

Entendí que todo estaba en mí, en mi manera de pensar, de sentir, de hablar, en mi actitud… y que todo lo de afuera era fiel reflejo de lo que adentro había.

Fue entonces que cambie, dejé de hacerle caso a los demás y empecé a hacerme caso a mi misma y empecé a escuchar mi corazón.


Comprendí que el único ser que puede cambiar mi vida, siempre fui yo y siempre seré yo, porque no hay nadie externo a mi que me haga feliz.

Y desde entonces mi vida se convirtió en un constante milagro. Una realización divina llena de armonía, de paz y sobre todo de aceptación.

Y por fin pude ser feliz, no por lo de afuera, sino por lo que yo decidí pensar, sentir y hacer.

Es por eso que hoy elijo cambiar mis creencias, después de todo, como hemos visto, estamos viviendo en un mundo en el que hacemos lo que creemos.

Para hacer algo diferente debemos creer en algo diferente. Piensa en todas las realidades alternativas que podrían surgir si nos deshiciéramos de nuestras creencias convencionales.

En una realidad fractal -lo que está arriba es como lo que está abajo-, no puede existir un organismo evolucionado sin que primero existan células evolucionadas.

martes, 24 de diciembre de 2019

ODIAR ES MUY PERJUDICIAL… PARA UNO MISMO. Francisco de Sales


En mi opinión, odiar es muy perjudicial, es contraproducente, es inútil, no aporta nada positivo, no resuelve nada, y a cambio le hace a uno estar en una sensación incómoda, desagradable, que lejos de beneficiarle lo que le hace es perjudicarle.

Odiar es sentir antipatía y animadversión hacia algo o hacia alguien cuyo mal se desea. El deseo del mal para el otro está implícito en odiar. Y es cierto que a veces, por derecho y justificadamente, sería equitativo que el odiado recibiera un grave mal que estaría impartiendo justicia. Pero… en muchas ocasiones, después del arrebato y el calentón, pasado un tiempo, uno siente que esa explosión de odio ha sido excesiva, que realmente no desea para el otro el mal con tanta fuerza como se pidió en el momento inicial.

En otras ocasiones ese odio es merecido. Sin duda. Entran ganas de estrangular o martirizar al causante. Pero…a pesar de eso, y por ponerse a salvo uno mismo y no perjudicarse, es mejor transmutar ese sentimiento en otra cosa y dejar de llevarlo en la mochila.

Tanto el odio, como la ira, como el deseo de venganza, son unos ácidos que hacen más daño al recipiente que los contiene que a cualquier cosa sobre la que se viertan. Y esto requiere una buena reflexión.

Y hay un dicho que también deja muy claro lo equivocado y peligroso que es para uno mismo odiar: “Odiar a alguien es como tomar un veneno con la intención de que le haga efecto al otro. Es uno mismo el perjudicado”.

El que odia es el que está inquieto, sufre, no descansa, martiriza su mente, está alterado, malvive en el rencor… mientras que el odiado ni siquiera es consciente de esto y está tan tranquilo.

A la vista de lo anterior… ¿no es absurdo odiar?

No se puede generalizar una solución o una actuación concreta y universal, porque cada lector va a estar pensando en alguien distinto que es quien le provoca o le ha provocado odio, y cada caso de cada persona es completamente distinta, pero, por si te es útil, comprueba si en tu caso hay algo de lo que viene a continuación.

En algunos casos se comprueba que cuando se odia a alguien en realidad lo que se está haciendo es traspasarle el odio o rabia que podemos sentir hacia nosotros mismos. Reflejarlo en él para no culpabilizarnos.

Por ejemplo, si una persona ha estado enamorada de otra, y se ha volcado en esa relación y lo ha dado todo, y después se siente traicionada, o abandonada, tras ese odio hacia el otro se puede estar escondiendo el rencor que se siente hacia sí mismo por haber confiado tanto en el otro, por haberle dado tanto, por no haberse dado cuenta antes de cómo era realmente. ¿Cómo he podido ser tan tonto?, ¿Cómo me he podido dejar engañar? Somos conscientes de nuestra parte de culpabilidad, pero odiamos al otro en vez de reconocer que nos hemos equivocado.

Ahí está gran parte de la razón auténtica que ha llevado al odio. Conviene reflexionar sinceramente sobre las situaciones de odio vividas y ver si llevan escondido algo similar a esto.

Insisto en que hay motivos para odiar más que justificados, porque hay cosas que parecen imperdonables y que tal vez se merezcan el odio eterno, porque la culpa total y real es de otro, pero conviene mirarlo por si acaso. Y aunque sea cierto, creo que ya ha quedado bastante claro que con odiar no se cambia lo pasado, no se soluciona nada, no hay positividad y sí un auto-maltrato perjudicial e innecesario.

Te dejo con tus reflexiones…

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Cuando no esperas nada… todo llega


A veces en la vida se trata de actuar lo mejor posible contigo mismo y con los demás, sin esperar nada a cambio. Es decir, hacerlo por una convicción moral y porque tus valores así lo dictan. El arte de vivir en paz es actuar y dejar que todo llegue, que los hechos hablen por ti, en lugar de tus palabras

«Cuando no esperas nada todo llega«. ¿Lo has oído alguna vez? Es curioso analizar las sencillas realidades que suelen esconderse en estas frases o expresiones de la psicología popular. Es posible que más de uno piense que eso de «no esperar nada» puede encerrar alguna actitud derrotista, de quien se deja llevar por los hilos de otros y por la fuerza de las circunstancias. Nada más lejos de la realidad.

No esperar nada y permitir que las cosas lleguen, es actuar con equilibrio, apertura y permisividad interior. Mirar la vida con tranquilidad, desactivando miedos, egoísmos e ideas negativas que pongan trabas a mis pasos. Mi mente está abierta a cualquier ventana. No espero nada y lo espero todo, porque al final, todo llega.

En el día a día y aunque te parezca lo contrario, solemos acumular muchas actitudes y pensamientos limitantes. Lo hacemos casi sin darnos cuenta… «Casi que no le propongo esto porque me va a decir que no». «Mejor lo intento otro día porque seguro que fracaso», «A mi esas cosas nunca me salen bien, así que para pasarlo mal mejor no lo intento…«

En ocasiones, somos nosotros mismos los artífices de esos muros que impiden que las cosas lleguen. Debemos estar abiertos, abiertos de mente y corazón: te enseñamos cómo conseguirlo.
Desactivando actitudes limitantes: todo llega

Empezaremos haciéndote una pequeña reflexión: si no somos conscientes de nuestras propias actitudes limitantes, nunca podremos derribar esos muros que nos impiden que las cosas lleguen. Para ello, para darnos cuenta de muchas de esas cosas que tenemos «alojadas» en nuestro interior, y que nos cortan las alas del crecimiento y parte de nuestra felicidad, debemos entender de dónde vienen las actitudes limitantes:
Nuestra educación

Una buena parte de lo que somos ahora, hunde sus raíces en esas etapas tempranas en las que construimos el vínculo con nuestros padres, abuelos y hermanos. Si no nos ofrecieron seguridad, si criticaron nuestros pensamientos e ideas, si nos sobreprotegieron o no nos demostraron cariño alguno, etc.

Es muy posible que a medida que maduraras, intentaras cambiar en ti muchas de esas actitudes limitantes. Que te atrevieras a hacer lo que decían que nunca harías, que hayas avanzado con pasos seguros volviendo el rostro a heridas del pasado.


Los ecos de una infancia traumática, suelen limitarnos en muchos aspectos. No lo permitas, nunca dejes de confiar en los demás, y aún menos que todo llega. Que las cosas buenas pueden ocurrir.
Cuando no esperas nada
Experiencias negativas no gestionadas de forma adecuada

Si has sido abandonado por tu pareja, nunca caigas en el error de pensar que no mereces ser amado. Afronta el duelo con entereza, avanza siendo resiliente y abre tus esperanzas a la vida atreviéndote de nuevo a querer y a dejarte querer.


Si fracasas en un proyecto, no te rindas ni te atribuyas ideas como que no eres apto, que no eres hábil, capaz. Reestructura tus pensamientos, aprende de los errores, obtén un aprendizaje y enfócate de nuevo hacia ese propósito.


La vida no siempre es fácil, y dependiendo de la actitud y las estrategias personales con las que afrontemos las cosas, obtendremos un aprendizaje u otro.

En ocasiones, muchas de esas actitudes limitantes parten de nuestra propia personalidad, de indecisiones, de miedos, de cerrarnos puertas casi sin darnos cuenta porque preferimos seguir habitando en nuestro «círculo de seguridad».


La vida siempre está un paso más allá de tu zona de confort. Es ahí donde las cosas pasan y donde todo llega.
Permitirnos no esperar nada, soñándolo todo

La actitud no es no esperar nada, en absoluto. Sino que se trata reestructurar un poco nuestra actitud hacia la vida, hacia nosotros mismos, permitiéndonos que las cosas pasen. Te explicamos cómo:
Evita la «visión de túnel»

Todos lo hemos vivido alguna vez, son esos momentos en que nos focalizamos en algo en concreto, perdiendo a su vez la capacidad de ver lo que sucede a nuestro alrededor.

Puede que tengas esos días en que pienses que nada tiene solución, que las cosas «son como son» y que no hay otro remedio más que lo inevitable. Desactiva esos pensamientos. Tampoco hace falta ensalzar un «positivismo ciego» que nos cree falsas esperanzas. Coge aire y déjate llevar, no esperes nada pero mantén la mente abierta mirando todo lo que te envuelve. Déjate llevar con esperanza y tranquilidad.
Fluye con esperanza
Deja a un lado lo que sientes y piensa en lo que necesitas

En ocasiones, los sentimientos nos ciegan o nos aferran. Hay momentos en que el amor, por ejemplo, aún causándonos infelicidad, nos encadena a esa relación de la que no queremos «despegarnos».


En lugar de sentir, pregúntate qué necesitas. ¿Necesitas libertad? ¿Necesitas ser tú mismo? Permítete entonces ser feliz de nuevo. Al final, todo llega.

En conclusión, nuestra actitud hacia la vida siempre debe ser abierta, tranquila y segura. Mientras sepas cuáles son tus prioridades en el día a día, las cosas irán sucediéndose tal y como deben. Ir a tu ritmo, actuar lo mejor posible. También, dejar que las cosas sucedan es lo mejor que podemos hacer para con nosotros. Tal y como dice Confucio (cit. en Jaspers, 2001): «exígete mucho a ti mismo y espera poco de los demás. Así te ahorrarás disgustos». Esa frase también puede aplicarse a los acontecimientos que se devienen de la vida.

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No hay verdadera felicidad sin sabiduría.


Saber cuáles son las rutas o caminos que con toda seguridad nos conducen al éxito y a la felicidad y plenitud posibles de nuestras vidas no es algo tangencial ni secundario, sino esencial.

Cualquiera que pretenda lograr sus metas y objetivos, autorrealizarse y labrar “su” felicidad, día a día, necesariamente se verá obligado a transitar con destreza, gozo y verdadera dicha, por estos 4 caminos.

Las 4 rutas de éxito y de felicidad posible marcan el primer tramo que todos debemos recorrer de la mano de la sabiduría.
Bases para una vida plena

Los cimientos sobre los que se construye una vida en plenitud son:


1) Plena responsabilidad de ti mismo, autorrealización y capacidad de seguir creándote a cada instante, porque solo tú eres el capitán al mando de tu propia existencia.
Capacidad de resistencia a la frustración y autocontrol.

2) Plena sociabilidad e integración social.
Desarrollo de la necesaria empatía para conocer a tus semejantes, tratar de comprenderles, de aceptarles como son. No hacer daño a los otros e impedir que ellos te lo hagan a ti.
Enriquecerles y enriquecerte con su trato respetuoso y amable.
¡Vivir y dejar vivir!. Crear anclajes afectivos fuertes; amar y ser amado.

3) Permanente capacitación, aprendizaje, fortificación y entrenamiento. Es importante y necesario trabajar la masa muscular, mental, emocional y espiritual. La vida en sí misma es el mejor gimnasio para mantenernos bien fuertes y preparados para hacer frente a las ineludibles y necesarias adversidades, duelos, crisis, etc.

4) Dar plenitud a tu existencia con tu profesión, ocupación o trabajo: encuentra pronto una muy poderosa razón para vivir, un “porqué” y un “para qué” que te inunden de felicidad y de plenitud interior.


sábado, 21 de diciembre de 2019

Navidad y Año Nuevo...Tiempo de Nacimiento y despedidas. Por Ashamel Lemagsa.


Amados...

Los últimos quince últimos días del año, son tiempos de nacimiento, de despedidas, de recomenzar o reiniciarse y también de cerrar ciclos...
En tan solo dos semanas, festejamos el nacimiento del Maestro Jesús y despedimos el año, para comenzar un nuevo año...
Son quince días altamente sensibles, para todos, pues siempre “falta” alguien en la reunión, que ya partió...
O quizás alguien que se incorpora a los festejos, que nunca antes había estado, que hay que aprender a conocer y aceptar!
Se mezclan los recuerdos, el presente activo y el futuro con toques de ansiedad, buenos augurios y esperanzas, de un tiempo mejor...
A veces nos tocan transitar los quince días más complicados de todo el año, con corridas, festejos, excesos y nostalgias por mil...
También son momentos para soltar, cerrar etapas y reiniciarse...
Sea como sean estas Fiestas, recordemos...
Que lo que realmente tenemos y somos dueños reales, es el Amor en nuestro corazones, ese Amor Eterno, puro, sin los límites humanos, es el Amor que trasciende todo... hasta el dolor más profundo, pues solo en el Amor se sana nuestro interior... Amándonos intensamente, respetándonos a nosotros mismos, en primer lugar y desde allí hacia todos y todo.
La Navidad, no son los regalos, el Arbolito, ni la cena...
La Navidad representa el renacimiento del Amor, es el recordatorio de Dios en nosotros, es detenernos un instante, para sentir nuestra Esencia Divina en Nosotros!!!! Dios está en todos y en todo!!!
Recordemos, ya sea en reunión con amigos o familiares, nunca estamos solos, pues al sentir nuestra Esencia Divina, se abre nuestra conexión con el Universo, somos la mejor compañía.
No estás solo, estás desconectado de ti mismo, para re conectarte, Ámate!!! Es regresar a tu misma Fuente de Amor, Dios en Ti!!!
Perdónate, desde el Alma, comprendiendo que la vida es una Escuela, donde todos aprendemos, aprobamos o desaprobamos las materias, pero siempre hay una nueva oportunidad, entonces, no te juzgues ni juzgues a los demás.
Se termina un año, para dar paso a otro, pero no implica que los problemas que no supimos resolver durante el año que se va, desaparezcan cuando cae la última hoja del almanaque, ellos, los problemas, seguirán en pie, hasta que logremos encontrar las soluciones adecuadas, hasta que los aceptemos tal cual llegaron, comprendiendo que todo lo que llega a nuestras vidas tiene un mensaje para aprender.
Recordemos, que todo aquello que no tienen solución, se acepta o se suelta desde el amor, pues aferrarte a los problemas, te quita energía y capacidad para seguir avanzando.
Finalmente...
Tu eres el mejor constructor de tu sendero de vida, por lo cual, abraza la vida con lo que te trae, construye tu propia realidad desde tu Luz interior.
Ama, suelta, avanza, perdónate, acepta que puedes modificar tu vida, pero no tienes derecho de intentar modificar la de otros, sean hijos, esposo/a, empleados o vecinos, pues desconoces lo que deben aprender.
Aprender a vivir y disfrutar el aquí y ahora, es lo que realmente tienes.
Cuida tus palabras y acciones, tanto como tus pensamientos, pues todo es energía y según la calidad de tu vibración, será tu presente.
Se feliz estés con quien estés y en donde estés, la Vida es está... Cuídala tanto como a un bebé recién nacido, frágil, inocente, bello y muy luminoso.
Felicidades a Todos!!!
Los Amo!!!!!
Con Amor, Ashamel Lemagsa.


miércoles, 18 de diciembre de 2019

5 claves para cautivar con tu comunicación


Imagino que debes conocer este tipo de gente con la que resulta maravillosamente agradable conversar. Suelen ser personas magnéticas, con un enorme círculo social y que todo el mundo tiene en cuenta para cualquier cosa. Pero ¿qué es lo que hacen exactamente para generar ese encanto y cautivar con su comunicación?

El secreto de la comunicación que cautiva radica en despertar emociones positivas en los demás. Si los demás se sienten a gusto mientras están contigo, invariablemente desearán pasar más tiempo a tu lado.

Algunas de las técnicas que describiré a continuación pueden interpretarse como intentos de manipulación. Pero la realidad es que aquellos comunicadores más carismáticos suelen usarlas de forma natural y sin ninguna intención oculta detrás. Tan sólo se han acostumbrado inconscientemente a hacerlo porque siempre les ha dado buenos resultados.

Para el resto de personas, empezar a practicarlas de forma honesta y sin excederse puede suponer una gran ayuda para mejorar la capacidad de comunicación y la relación con nuestro entorno social.

1. Comunícate con asertividad

Aunque existe mucha bibliografía donde se explican en detalle técnicas para ser más asertivo, a grandes rasgos se podría resumir en comunicarte en primera persona, expresar lo que sientes, y hablar de conductas evitando usar adjetivos personales.

La asertividad no es más que la capacidad de expresar tus opiniones y emociones sin resultar agresivo. Y una de las principales maneras de resultar ofensivo es dar a entender que estamos juzgando a la otra persona o que poseemos la verdad absoluta. Para evitarlo haz lo siguiente:


Sustituye el Tú por el Yo. Desde el momento en que empiezas una frase con la palabra Tú ya estás comunicando que vas a juzgar a la otra persona: “Tú eres…”, “Tú hiciste…”, “Tú dijiste…”. Eso provocará que se sienta atacada y se ponga a la defensiva. Acostúmbrate a hablar de lo que a ti te genera lo que sucede a tu alrededor.

Expresa tus emociones, y si son positivas mejor. Una verdad que nadie podrá quitarte jamás es cómo te sientes. Si te gusta una canción y dices “esta es la mejor canción de la historia”, habrá quién no esté de acuerdo contigo. Si en cambio dices “esta canción me gusta como si fuera la mejor de la historia” nadie podrá discutírtelo. Tus emociones son tuyas y de nadie más.

Además las emociones se contagian. Se le llama contagio emocional. Si alguien ríe descontroladamente, es probable que a las personas que le estén viendo también les entre la risa. Por lo tanto, las personas que cautivan hablan de las emociones positivas que sienten, porque contagian ese bienestar a los demás.

Habla de conductas y no de personas. Si hay algo que te molestó de una persona y quieres ser capaz decírselo sin que tu se sienta agredida de entrada, háblale precisamente de su conducta, y no de ella. “Tu comportamiento me ha avergonzado” no tiene nada que ver con decir “Das vergüenza”. Puedes estar hablando de lo mismo, pero con el primero no se siente juzgado como persona y con el segundo sí, por lo que es más probable que se ponga a la defensiva y no atienda a razones


De esta forma lograrás expresar tus derechos y opiniones de forma que la gente te escuche y no se sienta atacada en ningún momento. Tu comunicación será suave pero firme a la vez.

2. Encuentra lo que te vincula y enfatízalo

Es un hecho demostrado científicamente que cuanto más nos parezcamos a alguien, mejor nos caerá. Por ese motivo es muy importante que no dejes pasar las oportunidades de hacer evidente que tú y tu interlocutor compartís algo en común. Incluso podéis compartir emociones.

Durante una conversación lo habitual es que surjan multitud de temas y que vayamos saltando de uno a otro. Pero los comunicadores más carismáticos saben detectar los puntos en común que tienen con la otra persona y centrar la conversación allí. Si por ejemplo estás hablando con alguien que tiene una serpiente como mascota y resulta que tú tienes un camaleón, debes en primer lugar decírselo y en segundo profundizar en el tema. Sin embargo, la mayoría de la gente sólo se queda en el primer paso:

– Pues hace dos semanas me compré una serpiente.

– ¿Ah sí? Pues yo tengo un camaleón y es divertidísimo.

– Sí… los reptiles son geniales.

Esta no es la mejor manera de enfatizar un punto en común. La clave para profundizar en una conversación es tan sencilla que hasta parece mentira que se utilice tan poco: tan sólo se trata de preguntar ¿por qué?

– Hace dos semanas compré una serpiente para mi piso.

– ¿De verdad? Yo tengo un camaleón, me encantan los reptiles. ¿Y por qué te compraste una serpiente?

Para centrar la conversación en un tema acostúmbrate a preguntar los motivos de la gente para hacer algo. Te resultará especialmente útil para si alguna vez te has preguntado cómo conocer gente nueva. Y si quieres profundizar a nivel experto y encontrar vías de vincularte emocionalmente, pregunta también qué les hace sentir lo que hacen o lo que han conseguido.


3. Consigue que hablen de ellos

Resulta que hablar de nosotros mismos activa las mismas áreas del cerebro que están relacionadas con el placer . Por eso hay tanta gente que aunque tú tengas la necesidad de contarles algo, terminan invariablemente derivando la conversación hacia lo que les ocurre a ellos: porque les resulta placentero. Cada segundo que pasan sin hablar se están privando de un momento de gozo.


Pero esto tiene una parte positiva y otra negativa:

La positiva. Si fomentas que alguien hable de sí mismo haciéndole preguntas e interesándote por él, conseguirás que experimente esa sensación tan positiva contigo junto al placer de sentirse escuchado. Y seguramente eso contribuya a que quiera pasar más rato contigo y valore más tu compañía.

La negativa. Es bueno lograr que la otra persona hable de ella, pero sin excederse. Lo más habitual es que la gente se dé cuenta de que lleva un rato monopolizando la conversación y entonces se interese por ti, pero hay personas que no lo hacen y parece que puedan estar hablando de su vida semanas enteras. Como están acostumbradas a hablar siempre de ella, no asociarán esa emoción positiva en concreto contigo, así que intenta ponerles un poco de freno.

Si te fijas bien las personas más carismáticas no suelen centrar la conversación en lo que les pasa a ellos. Si bien a menudo pueden hablar de un tema durante un rato de forma apasionada, la mayoría de las ocasiones preguntan, se interesan por ti, y te escuchan. Resiste la tentación de hablar y dedica fragmentos enteros de conversación a interesarte por tu interlocutor.

4. Pide consejo de vez en cuando

Las personas carismáticas tienen varios rasgos en común, y uno de ellos es que suelen pasar percibidas como líderes.

Sin embargo, la imagen tradicional del líder (valiente, atrevido, agresivo) no es exactamente el tipo de líder que más respeto genera. Los líderes de verdad se preocupan por su gente, y así saben que puede acudir a ellos en momentos de necesidad.

Por lo tanto, para que alguien realmente te respete debes demostrar que te preocupas por él, que también le respetas. Y eso se consigue masajeándole un poco el ego. A todos nos gusta sentirnos valorados y tomados en cuenta, y una forma muy fácil de que esto ocurra es cuando alguien nos pide opinión, consejo o una recomendación.


Observa bien a la gente que cautiva. Además de interesarse por ti, van un paso más allá y te piden consejo. Qué películas les recomiendas, qué libros de ficción les aconsejas, qué series merece la pena empezar a ver… De esta forma haces evidentes que su opinión te importa, y eso fomentará el agrado hacia ti.

En un estudio relacionado con la psicología de la persuasión, se demostró que pedir consejo es una excelente manera de ejercer influencia incluso cuando no somos percibidos como líderes. En la investigación, un grupo de compradores quería vender una propiedad. Cuando se centraron en conseguir el mejor precio posible tan sólo consiguieron un acuerdo satisfactorio en el 8% de los casos. En cambio, cuando pidieron consejo al propio comprador, alcanzaron un acuerdo positivo en el 42% de las ocasiones.

5. Reconoce sus méritos aunque lo hagas mal

Finalmente, una de las formas más eficaces de generar agrado y cautivar a los demás es sencillamente hacerles un cumplido real y creíble de vez en cuando.

Una de las leyes de la persuasión dice que nos gustan más aquellas personas a las que gustamos, con lo cual conviene evidenciar que nuestro interlocutor tiene ciertos atributos que nos agradan (siempre y cuando sea cierto, de lo contrario lo mejor es no decir nada).

A menudo estamos hablando con una persona y nos estamos dando cuenta de ciertas características positivas de ella, como por ejemplo que tiene buen gusto para escoger la ropa que mejor le queda o que es capaz de comunicarse de forma muy clara. Sin embargo, la mayoría de las ocasiones nos lo guardamos para nosotros y no decimos nada. Mal.



Si realmente hay alguna cualidad que te llama la atención de tu interlocutor, conviene hacérsela saber una vez ya avanzada la conversación. Si lo haces correctamente y sin exagerar o mostrarte demasiado entusiasmado, tan sólo reconociéndoselo como mérito, probablemente consigas generar un efecto muy interesante: la otra persona se sentirá halagada y te devolverá el halago. Y ya habrás generado de nuevo más cercanía.

Si no sueles hacerlo por vergüenza o porque crees que resultará muy evidente que estás intentando caer mejor, permíteme confesarte algo, y es que por muy mal que lo hagas seguirá siendo efectivo.

En un estudio los investigadores demostraron que incluso cuando el halago era evidentemente una estratagema (cuando lo hacía un comercial que quería vender algo) seguía siendo efectivo incluso a pesar de ello. Así pues, acostúmbrate a observar, reconocer y expresar en voz alta algunos méritos de aquellas personas a las que quieras causar una buena impresión.

Desde luego no es necesario que utilices todas estas herramientas en tus conversaciones ya que sería manipulador si lo hicieras de forma deshonesta y estarías agasajando en exceso a tu interlocutor. Tan solo intenta sazonar tu forma de comunicarte con alguna de estas estrategias y probablemente veas cómo, poco a poco, la gente empieza a valorar más tu compañía.

NADIE PIERDE POR DAR AMOR, PIERDE QUIEN NO SABE RECIBIRLO. Valeria Sabater


Nadie pierde por dar amor, porque ofrecerlo con sinceridad, con pasión y delicado afecto nos dignifica como personas. En cambio, quien no sabe recibirlo ni cuidar ese inmenso regalo es quien pierde de verdad. Por ello recuerda, nunca te arrepientas de haber amado y haber perdido, porque lo peor es no saber amar.

Afortunadamente la neurociencia va ofreciéndonos día tras día reveladoras informaciones que nos explican por qué actuamos como actuamos en esto del amor. Lo primero que conviene recordar es que el cerebro humano no está preparado para la pérdida, nos supera, nos inmoviliza y nos enclaustra durante un tiempo en el palacio del sufrimiento.

«El amor no tiene cura, pero es la cura de todos los males»
-Leonard Cohen-

Estamos programados genéticamente para conectar entre nosotros y para construir lazos emocionales con los que sentirnos seguros, con los que edificar un proyecto. Es así como hemos sobrevivido como especie, «conectando», de ahí que una pérdida, una separación e incluso un simple malentendido haga que salte al instante la señal de alarma en nuestro cerebro.

Ahora bien, otro aspecto complejo sobre el tema de las relaciones afectivas es el modo en el que afrontamos dicha separación, dicha ruptura. Desde un punto neurológico cabe decir que empiezan a liberarse al instante las hormonas del estrés, conformando en muchos casos lo que se conoce como «el corazón roto«. Sin embargo, desde un punto emocional y psicológico, lo que sienten muchas personas es otro tipo de realidad.

No solo experimentan el dolor por la falta del ser amado. Sienten una pérdida de energía, de aliento vital. Es como si todo el amor dado, todas las esperanzas y afectos dedicados a esa persona se hubieran ido también, dejándolos vacíos, yermos, marchitos…

Entonces… ¿cómo volver a amar de nuevo si lo único que habita en nuestro interior es el polvo de un mal recuerdo? Es necesario que afrontemos estos momentos de otro modo. Te hablamos de ello a continuación.

DAR AMOR O EVITAR AMAR DE NUEVO

Todos nosotros somos un delicado y caótico compendio de historias pasadas, de emociones vividas, de amarguras soterradas y miedos camuflados. Cuando se inicia una nueva relación nadie lo hace enviando previamente todas sus experiencias pasadas a la papelera de reciclaje. Nadie empieza de «0». Todo está ahí, y el modo en que hayamos gestionado nuestro pasado hará que vivamos un presente afectivo y emocional con mayor madurez, con mayor plenitud.

«Es mejor haber amado y perdido
que nunca haber amado en absoluto»
-Alfred Lord Tennyson-

Ahora bien, el hecho de haber vivido en piel propia una amarga traición o, sencillamente, percibir que el amor se ha apagado en el corazón de nuestra pareja cambia mucho el modo en que vemos las cosas. Dar amor con intensidad durante una época determinada, para después quedarnos vacíos y enclaustrados en la habitación de los recuerdos y las ilusiones perdidas, cambia muchas veces la arquitectura de nuestra personalidad.

No falta quien se vuelve desconfiado, e incluso quien desarrolla poco a poco la gélida y férrea coraza del aislamiento donde interiorizar el clásico mantra de «mejor no amar para no sufrir«. Sin embargo, es necesario derribar una idea básica en estos procesos de lenta «autodestrucción».

Nunca debemos arrepentirnos de haber amado, de habernos arriesgado a un todo o nada por esa persona. Son esos actos los que nos dignifican, los que nos hacen ser humanos y maravillosos a la vez. Vivir es amar y amar es dar sentido a nuestras vidas a través de todas las cosas que hacemos: nuestro trabajo, nuestras aficiones, nuestras relaciones personales y afectivas…

Si renunciamos a amar o nos arrepentimos por haberlo ofrecido, renunciamos también a la parte más hermosa de nosotros mismos.

SANAR EL AMOR PERDIDO

Según un estudio llevado a cabo en la University College London, existen ciertas diferencias entre hombres y mujeres a la hora de afrontar una ruptura afectiva. La respuesta emocional parece ser muy distinta. Las mujeres sienten mucho más el impacto de la separación, sin embargo es común que se repongan antes que los hombres.

Ellos, por su parte, suelen aparentar estar bien, se visten con la máscara de la fortaleza refugiándose en sus ocupaciones y responsabilidades. Sin embargo, no siempre logran superar esa ruptura o tardan años en hacerlo. ¿La razón? El sexo femenino suele disponer de mejores habilidades para gestionar su mundo emocional. Facilitar el desahogo, buscar apoyo y afrontar lo ocurrido desde una perspectiva donde se halla el perdón y la actitud de pasar página suele hacer las cosas más fáciles.

Sea como sea, y más allá de los géneros o del motivo que haya originado esa ruptura, quedan claras algunas cosas que es necesario inocular en nuestro corazón a modo de vacuna. Ningún fracaso emocional debe vetarnos nuestra oportunidad de ser felices de nuevo. Digamos «no» a ser esclavos del pasado y eternos cautivos del sufrimiento.


Otro aspecto que es bueno recordar es que amar no es sinónimo de sufrir. No alimentemos esperanzas o alarguemos el «chicle» de una relación que de antemano tiene fecha de caducidad. Una retirada a tiempo salva corazones y un adiós valiente cierra una puerta para abrir otra, esa donde el amor se conjuga siempre con la palabra FELICIDAD.

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Las emociones positivas según la ciencia


En el estudio de las emociones en psicología siempre ha parecido primar el de las emociones negativas, en tanto que suelen ser estas las que se han asociado directamente con los trastornos psicológicos. No obstante, muchos estudios sugieren que el cuidado de emociones positivas, como el optimismo o la esperanza, puede a la larga ser más beneficioso que el tratamiento de la depresión o ansiedad posterior.


Así, las emociones positivas no son solo recomendables por su impacto instantáneo en el estado de ánimo. Como veremos a continuación, pueden dotar a la persona que siente ese afecto positivo de estrategias de afrontamiento, estilos de atribución más sanos y una manera de relacionarse muy diferente a las personas en las que priman las emociones positivas.

La teoría ampliadora y constructiva de las emociones positivas

Fredrickson (2009), investigadora principal del Positive Emotions and Psychophysiology Lab de la Universidad de Carolina del Norte, desarrolló la teoría global y constructiva de las emociones positivas.

En este marco, estudia el impacto inicial de las emociones positivas en el procesamiento de experiencias, así como en el aumento de las competencias sociales y personales. De esta manera, las emociones positivas permitirían a la persona desarrollar esquemas y habilidades que conllevarían una ampliación de competencias y de acción.

Las emociones positivas, no obstante, no solo tienen repercusiones homónimas. De hecho, las emociones positivas pueden presentar un efecto positivo, pero también negativo. Entre los efectos positivos que se han encontrado, podemos resaltar:

Aumento de benevolencia en el juicio acerca de uno mismo y de los demás.
Mayor acceso a recuerdos agradables y positivos que refuerzan los efectos de la emoción positiva inicial.
Mayor flexibilidad y rapidez en la cognición.
Conducta más altruista.
Toma de decisiones más rápida.
Como hemos dicho antes, las emociones positivas también pueden presentar efectos negativos para la persona. Entre ellos, destacamos:

El pensamiento es más superficial y menos analítico.
Procesamiento de información menos riguroso.
Vulnerabilidad a la persuasión.
Sentido del humor: positivo no equivale a simple

Tenemos ya claro el impacto de las emociones positivas en la persona. Sin embargo, ¿cuáles son esas emociones de las que hablamos?

Una de ellas es el sentido del humor, que aunque ha estado presente en la mayoría de las interacciones desde que el hombre es un ser racional, no es un fenómeno tan estudiado como otros.

Fue la psicología positiva la que durante los años 80 desarrolló interés por una emoción tan compleja. Aunque es un proceso social, es también una experiencia que incide en los aspectos cognitivos, emocionales y sociales de la persona.

El humor ha sido estudiado como cualquier otro fenómeno. Por ello se han desarrollado tres teorías que tratan de explicar su origen. Así, se centran en una pregunta: ¿qué necesidad tiene el hombre que cubre el humor?

Las teorías desarrolladas son:

Teoría de la superioridad. El humor aumenta el bienestar del momento porque responde a una agresividad más o menos latente. Esta agresividad se expresa cuando uno se ríe de desgracias ajenas (como cuando alguien se cae al suelo) o cuando alguien hace el ridículo.
Teoría de la incongruencia. El humor parte de dos ideas o aspectos que son inconciliables, y por ello motiva una reacción de humor por parte del usuario. Esta teoría indica que el humor está próximo a la creatividad.
Teoría psicodinámica. Desde esta teoría, se defiende que el humor es una herramienta que el ser humano utiliza para evitar sentirse mal, ansioso, agresivo o incómodo.

El optimismo: la necesidad de la expectativa

La segunda emoción positiva estudiada por los psicólogos es el optimismo, que se define como la expectativa generalizada de resultados positivos.

El optimismo sigue cubriendo necesidades del ser humano porque la acción humana suele necesitar de una expectativa de desarrollo positivo para ser llevada a cabo. Si se entiende que las cosas no van a salir como uno espera, la acción no se emprendería. El optimismo y el pesimismo describen dos perfiles muy diferentes de personalidad.

Peterson y Seligman (1988) han estudiado el optimismo desde la psicología de la atribución. Por ello, entienden el optimismo como una variable de la personalidad más o menos estable, encargada de organizar y planificar la conducta.

El optimismo está, por tanto, muy relacionado con la conducta del ser humano, en tanto que los sujetos optimistas suelen iniciar más conductas, y persistir más en ellas. Esto suele llevarles a tener más probabilidad de conseguir resultados positivos, en tanto que inician e intentan.

Algunos estudios plantean los efectos del optimismo, de los cuales subrayaremos:

El optimismo es predictor de supervivencia, mejor que algunos factores clínicos.
El optimismo conduce a un tipo de afrontamiento dirigido a las emociones, donde se trata de focalizar en los aspectos positivos y en base a estos generar mecanismos de adaptación.
Las personas optimistas tienen una reactividad psicofisiológica menor, que incide menos negativamente en la salud física del individuo, en tanto que se esperan buenos resultados.
No obstante, el optimismo también alberga efectos negativos, pues si no cabe esperar un buen futuro, este puede aumentar los riesgos y la ignorancia de amenazas inminentes importantes. Por ello, autores como Avia y Vázquez (1999) proponen un «optimismo inteligente», donde se insisten en los aspectos positivos de una realidad que puede ser también negativa.

El cuestionario Life Orientation Test muestra que el optimismo es una variable estable durante al menos 3 años, pues su puntuación en esta variable se mantiene aún cuando acaecen sucesos desagradables.

La esperanza: la consecución de objetivos

Scotland relaciona optimismo y esperanza, puesto que para este autor, la esperanza es una expectativa de futuro acerca de un objetivo personal.

Este objetivo tiene un valor personal elevado y motiva mucho al individuo a su consecución. Scotland entiende la esperanza como una emoción que favorece que la persona persista en la consecución de sus objetivos.

Snyder (2000), por otro lado, asume que la esperanza es un estado motivacional positivo, que emana de la convicción de que se pueden alcanzar determinados objetivos. Este autor distingue de la esperanza del optimismo en la importancia del objetivo que se quiere conseguir.

La importancia del objetivo también conlleva pensamientos con una magnitud fuerte, y la percepción de que la capacidad de uno es suficiente para alcanzar ese objetivo. La esperanza, por tanto, tiene una dimensión activa y comprometida.

Estudiar las emociones positivas no solo conlleva un mayor entendimiento de uno mismo y de sus reacciones. A veces, el estudio de emociones como la ansiedad, la angustia o la tristeza conduce a la elaboración de métodos en los que se trata de evitar o quitar esa ansiedad, angustia o tristeza.

Más que evitar emociones negativas, el estudio de las emociones positivas podría marcarnos el camino para potenciarlas. El trabajo en optimismo, sentido del humor y esperanza puede evitar después un trabajo posterior en angustia, tristeza y ansiedad.

Loreto Martín Moya
https://wiravaslp.blogspot.com/


domingo, 15 de diciembre de 2019

Artículo: Pensar Holísticamente: ¿Qué significa?


El pensamiento holístico se instaura desde la necesidad de un cambio interior, que primero es impulsada por una revolución interna, para que se implante un nuevo esquema de pensamiento. Este pensamiento debe transferirse a todas las actividades humanas, como por ejemplo la Educación.

Pensar holísticamente, implica ver la totalidad en las personas, procesos, situaciones, experiencias y actividades. Entonces, se aprecia el todo, porque el mismo es más que la sumatoria de cada parte escindida de su fuente original (dicha fuente es la totalidad integrada).

Pensar holísticamente nos conduce a ampliar el horizonte de nuestra visión, superando la mirada fragmentaria que nos restringe la observación a un solo aspecto, perdiéndose la riqueza de contemplar los fenómenos de una manera integral .El análisis debe ser enriquecido, desde una perspectiva de completud, soslayando la estrechez de pensamiento.

Pensar holísticamente, nos abre un nuevo camino, que consiste en:

La fusión entre pensamiento y emoción, que debe envolver a la Nueva Educación.

La incorporación de la mirada desde el corazón de cada contenido educativo, dándole cabida a la expresividad de sentimientos, sin por ello abandonar el rigor científico y metodológico, al contrario, se optimiza y agudiza éste último, porque resulta más refinado el análisis, cuando a la razón se le suma la emotividad.

Pensar holísticamente conlleva un desafío: Aportar conocimientos desde dicha concepción, para contribuir a la construcción de los cimientos de la Nueva Educación, la cual está fundada en la mirada integral u holística.

Pensar holísticamente, es una forma de vida, que se traslada a todos los ámbitos de la vida social (La Educación es uno de ellos), mejorando las relaciones interpersonales, pues las mismas también son observadas desde un sentimiento de totalidad, por encima del sentimiento de separación que produce el ego.

Pensar holísticamente, es ser creativo, imaginativo, nos moviliza a construir posibles soluciones a los problemas, viendo las partes integradas en éstos últimos, y no escindidas o disgregadas.

Pensar holísticamente no es una abstracción, es ser concretos y realistas, pero siempre con un basamento integrador. Estamos conectados con la realidad y el mundo que nos rodea, pero siempre vemos cada cuestión desde una dimensión multidimensional (física, mental, emocional y espiritual). No nos evadimos de la realidad, no somos escapistas, sino que la miramos desde una visión trascendente o espiritual, pero siempre con los pies sobre la tierra, para no caer en un mundo ilusorio o fantástico.

Pensar holísticamente significa la superación de viejos condicionamientos y paradigmas, trascender la clásica visión fragmentaria y la división, para generar una toma de conciencia acerca de que todos conformamos una Unidad con el Todo.

Pensar holísticamente nos induce a comprender que todas las actividades humanas deben estar imbuidas del destello de Luz Divina de la Fuente Universal, incluyendo a la Educación en tanto campo de intervención profesional.

Pensar holísticamente nos lleva a concebir que Fe y Ciencia no son antagonistas, sino que están aunadas con el propósito de servir al ser humano para el alcance de su bienestar multidimensional (Hablamos de las dimensiones: Física, Mental, Emocional y Espiritual).

Pensar holísticamente implica entender que la teoría y la práctica se retroalimentan, es decir que una necesita de la otra en el sentido de que la teoría marca rumbos, traza cursos de acción, reflexiona sobre hechos, mientras que la práctica genera el campo de aplicación de conocimientos transmitidos. Entonces, teoría y práctica no son partes escindidas, sino integradas.

Pensar holísticamente nos permite comprender que la enseñanza y el aprendizaje no constituyen procesos independientes, sino interdependientes y simultáneos: Al mismo tiempo que un docente enseña, está aprendiendo de sus interlocutores, que son los alumnos; cuando se aprende, también se está enseñando simultáneamente, en el sentido de que se siente la necesidad de brindarle al otro el conocimiento adquirido, y esto surge desde la actitud de dar generosamente que tiene en si el sujeto que está aprendiendo (ya que enseñar implica dar, es un acto de donación hacia el otro).

Pensar holísticamente, con una visión de totalidad en las situaciones, personas y /o actividades, es una acción para llevar a cabo en la vida cotidiana y no solamente para ocasiones especiales o de manera esporádica.

Pensar holísticamente nos lleva a la unión de la creencia con las obras, dado que el servicio y la Fe van de la mano, y esto es transferible a todos los ámbitos del quehacer intelectual y material del ser humano. No se entiende la fe sin el servicio al semejante, pues es necesario comprender que ambas son partes que configuran una unidad y no aspectos disgregados.

Pensar holísticamente necesariamente tiene como condición el hecho de la incorporación del mundo de los sentimientos al mundo racional y lógico, porque el ejercicio de las facultades intelectuales no debe marginar a la emoción, sino integrarla:

Esto significa que se plantea el balance o equilibrio entre el intelecto y la emoción; pues ambos son necesarios, pero siempre en su justa medida, ya que el exceso de emotividad produce irracionalidad y el exceso de razón provoca la formación de un individuo frío y calculador con una mente estratega, que no tiene presente en su vida el factor emocional.

Pensar holísticamente implica transmitirle al campo educacional la necesidad de un nuevo modelo pedagógico que contemple la formación integral del individuo, teniendo en cuenta que el ser humano es multidimensional. La Educación debe dejar atrás el reduccionismo de la enseñanza a lo meramente intelectual, lo cual no implica el desprecio por el saber teórico, sino que debe integrarse lo intelectual con las emociones, con el conocimiento ligado a cuestiones espirituales.

El pensamiento holístico implica la generación de una revolución interna que lleve a una necesidad de cambio de mentalidad. Cuando hablamos de revolución interna nos referimos a un quiebre que se produce en la persona (tal quiebre se da dentro del mundo mental que tiene esquemas cristalizados) y a partir de allí se comienza a plantear una modificación estructural de los esquemas de pensamiento.

Para que acontezca un cambio a nivel del interior del individuo ante todo es necesaria una revolución interior, pero una revolución pacífica que lleva a remover arcaicos modelos de pensamiento que han sido implantados en el ser humano a merced de las construcciones institucionales creadas, por ejemplo: Desde el Sistema Educativo se ha condicionado mucho a los individuos, para que adquieran determinados valores y pautas, se nos ha dicho cómo debemos pensar, qué debe decirse o no, se ha propugnado la autocensura del alumno por temor a la sanción generada por la autoridad pedagógica (docente, directivos escolares), se ha cercenado la libertad de expresión y creación del educando, etc., etc. Ante esto, el ser humano debe plantearse la necesidad de cambiar, pero desde el interior, sin dirección externa. 

Para que dicha necesidad de cambio surja espontáneamente en el individuo, primero debe producirse un click interno dentro de la persona que le permita cuestionar los viejos modelos de pensamiento transmitidos por la Educación, pero este cuestionamiento es para animarse a producir el cambio, no con sentido de ser una crítica improductiva y nociva, ya que para que se instaure una nueva forma de pensar es necesario poner en crisis los viejos esquemas mentales, y entonces sí que se producirá el cambio interior.

El pensamiento holístico supone la ruptura con los antiguos modelos de pensamiento, siempre en beneficio del cambio interior que debe generarse en el interior del ser humano. Esta ruptura es necesaria, dado que no es la misma una acción destructiva, sino que implica la implantación de una nueva construcción interna: Una nueva mentalidad en el ser humano. Pues se trata de construir, de sumar y no de destruir y restar.

Hay que tener en cuenta que siempre es necesario una culminación de los modelos mentales cristalizados y transmitidos a través de la enseñanza en las escuelas, para que llegue la novedad del cambio que traen consigo las nuevas estructuras de pensamiento, y esto es posible no por medios violentos ni represivos sino mediante una revolución interior en las personas que produce la necesidad de poner en tela de juicio los viejos modelos mentales, y esto se logra desde una profunda mirada introspectiva

Permitamos que el pensamiento holístico llegue a nosotros, para que logremos el cambio interior que requerimos. Una vez logrado esto, transmitamos esa transformación a los demás, y a todas las actividades que tengamos que realizar.


Lic. Luis Alberto Russi Gerfó.

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