En mi opinión, en este asunto de sentir empatía o sentir lástima o sentir compasión no vale conformarse con un “¡y qué más da!, si lo que vale es la intención de sentir algo bueno hacia el otro”. No es lo mismo y por tanto no es igual aunque todo se parezca.
Si miramos en el diccionario nos encontramos con una serie de palabras que tienen un significado académico similar, pero el uso que se le da popularmente a algunas palabras no coincide con la definición oficial. Y acaba siendo más importante lo que todos entendemos con las palabras que lo que significan realmente.
Empatizar es sentir empatía. Empatía es el sentimiento de identificación con alguien, la capacidad de identificarse con ese alguien y compartir sus sentimientos. Identificar es hacer que dos o más cosas en realidad distintas aparezcan y se consideren como una misma.
Compasión es el sentimiento de pena, de ternura y de identificación ante los males de alguien. Pena es un sentimiento grande de tristeza. Lástima es el enternecimiento y la compasión producidos por los males de alguien
Todo lo anterior sirve para ver las diferentes posibilidades en que nos podemos relacionar con cualquier persona pero, sobre todo, cómo relacionarnos con las personas que están atravesando un mal momento o que están viviendo en una permanente y dolorosa zozobra.
No hay mejor forma de amar a una persona que empatizar con ella. Es la comunicación y la comprensión perfecta. Identificarse con el otro es ser idénticos. Es la forma de ponerse en su piel, de sentir lo mismo que está sintiendo y desde el estado en que lo está sintiendo.
Es más sencillo no implicarse, ver al otro desde el pedestal en que se encuentra uno, sin estar involucrado en la vida y el padecimiento del otro, pero de ese modo uno no es capaz de comprenderle, de ser el otro para ver y sentir como el otro, de integrarle en uno mismo.
Hay personas que se quedan –con respecto al que se encuentra en una condición peor- en una especie de lástima compasiva pero desde la superioridad, porque uno está bien y es el otro el que está mal, y entonces aplica hacia el otro, desde su prepotencia, una generosidad egóica y falta de humanismo y amor real. Cuidado con ser o actuar así.
Cualquier sentimiento humanitario hacia el otro en el que uno se comporte de igual a igual, desde el alma y no desde el ego, es una expresión de la más pura generosidad, de la más generosa comprensión, de la caridad más amorosa.
Será bueno que revisemos cómo nos relacionamos con todos los otros, cuánto de uno mismo ponemos en cada momento que estamos con el otro, cuánto nos implicamos y cuánto de atenta presencia ponemos, qué sentimos y si eso nos parece suficiente o requiere de una revisión de la actitud, con cuánto prejuicio les vemos, y si somos capaces de ponernos a la altura del más humilde, del más desprotegido, del más desdichado.
Repito: no hay mejor forma de amar a una persona que empatizar con ella. Sé el otro durante un tiempo cuando estés con él. Le verás y sentirás de un modo distinto. Te sentirás hermanado y verás que las distancias entre ambos no existen.
Te dejo con tus reflexiones…
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