viernes, 30 de noviembre de 2018

31.- Bendición de respetar el libre albedrío. Del Libro Treinta y Tres Bendiciones, para una nueva Realidad. Por Ashamel Lemagsa.



Amados…

Cuando hablamos de respetar el Libre Albedrío estamos diciendo que…

Respetamos a Dios en cada Ser, más allá de lo que hagan, digan o piensen, pues ninguno de nosotros sabemos a ciencia cierta que moviliza al otro a Ser como es, a manifestarse como lo está haciendo, inclusive nosotros mismos, generalmente aunque planifiquemos hacer o decir algo en un determinado momento, en realidad es nuestra Divinidad la que nos impulsa a manifestarnos de esa manera, para que vivamos una determinada experiencia, que seguramente nos conducirá a un nuevo aprendizaje.

El tema sería despejar el camino de creencias que nos impiden tener una comunicación permanente con nuestra propia Divinidad.

Cuál es nuestro Libre Albedrío???

Aceptar que es Dios viviendo una experiencia, a través del personaje que somos en esta vida y cada ser humano, animal, vegetal o mineral forma parte de Dios que se manifiesta en este Plano de una determinada manera, pero en esencia es Dios.

Somos mucho más que el “Libre Albedrío”, somos Seres Divinos

Viviendo determinadas experiencias para lograr aprendizajes que nos conducirán a la verdadera libertad e independencia espiritual y con ella al libre albedrío.


Vivimos condicionados a las “creencias” y son ellas las que nos separan de nuestro Ser Interior y cuando decimos que somos responsables o dueños de nuestro libre albedrío, no es tan así, pues nos falta ser conscientes de nuestro empoderamiento interior y esto llega, cuando aceptamos nuestra Divinidad interior.


Somos Libres y nos conducimos según nuestro libre albedrío cuando nuestras decisiones son ejecutadas desde la consciencia Superior de nuestra Divinidad.


Cuando la mente funciona como un instrumento del Corazón y el corazón es el ejecutor, el Sabio que habla y decide es nuestra Esencia Divina, Dios en ti, en mí, en todos y en todo.


Nuestro libre albedrío se puede ejercer cuando respetamos la Divina Voluntad de Dios y esto sucede cuando logramos aceptar que somos instrumentos de Dios, viviendo una experiencia Humana, entonces…


Cada palabra, pensamiento y acto será bajo la guía Divina, pero…


¿Cómo saber, que vivimos según la Divina Voluntad y no desde nuestro ego Humano desconectado de la esencia Divina?


Cuando aprendemos a aceptar todo lo que llega, sin abrir juicios a priori, de bueno, malo, de triste , incorrecto o correcto.


Cuando aceptamos lo que llega sea lo que sea, desde la fortuna, hasta la enfermedad y según lo que llegue se buscan soluciones desde el amor, la fe y el respeto a la vida, estamos en conexión con nuestra Divinidad.


Debemos comprender que los problemas son situaciones que existen para que la superemos desde nuestra Esencia Divina, ella está allí para integrarse en cada palabra, acto o pensamiento, como fuente de sabiduría, aunque no seamos conscientes de ello.


De las crisis se sale cuando logramos adquirir el aprendizaje que estaba “escondido” en el problema que se nos presenta.

Nuestro Libre Albedrío nos permite “aprender” en este aquí y ahora o quizás, más adelante, siempre se presenta una nueva oportunidad.


Si no es en esta vida, será en la próxima, pero el aprendizaje siempre llega cuando estamos preparados para adquirirlo.


Respetar el libre albedrío tanto en nosotros como en los demás es aprender a escuchar los mensajes del corazón, las corazonadas, son olas de intuición que parten de nuestra Divinidad, para guiarnos hacia los puertos donde debemos amarran nuestro Ser, el tiempo necesario hasta adquirir ese aprendizaje que nos falta y así seguir avanzando por la vida más fuertes y sanos.


Aclaremos que respetar el libre albedrío y el no juzgar, no implica distinguir o diferenciar lo que está fuera de la órbita del amor.



El asesinar, el maltrato físico, emocional o mental, las violaciones de nuestra intimidad, la invasión de nuestros derechos individuales de libertad y respeto, son las manifestaciones de las sombras humanas desconectadas de la Divinidad, egos que actúan desde el “libre albedrío” material “del quiero y del deseo” sin amor, sin respeto por la vida… Se mata para obtener dinero y con él llegar a más bienes materiales, poder y placer que nunca se logra satisfacer, pues siempre se busca “algo más”.


El respeto del Libre Albedrío es Ser Libre desde el Amor que emana desde nuestros corazones conectados a Dios.


Dios no está afuera de nosotros, somos nosotros, es en toda la Creación desde el grano de arena de una playa, hasta un ave, pasando por una estrella y el cosmos infinito.


Respetar el Libre Albedrío es respetar la voluntad Divina, en cada Ser.


¿Cómo saber, cuándo respetamos la Voluntad Divina?


Cuando la paz interior es el resultado final de nuestras decisiones…


Cuando la fe nos mantiene erguidos a pesar del vendaval de dolor…


Cuando la alegría es nuestro despertar de cada día…


Cuando aceptamos lo que llega, pues sabemos, que no existen “desgracias” solo aprendizajes para adquirir.


Cuando la paciencia, vence la ansiedad y la compasión la falta de amor en nosotros y en los demás.


Cuando la sabiduría interior aflora como un manantial para calmar las ansia, el dolor, la incomprensión, las injusticias…


Estamos respetando el Libre Albedrío conectado a la Voluntad Divina.


Recordemos…


Dios en su generosidad absoluta otorga el Libre albedrío, eso implica que somos nosotros los responsable de las elecciones favorables o desafortunadas.


Entonces…


Abramos nuestro corazón al amor Universal, que allí está esperando ser despertado a través de nuestra capacidad de “escuchar” sus latidos en la intuición y que ella nos guíe en la palabra, las emociones, el pensamiento y en las acciones de cada día.



Es Ser desde el Amor!!!!!

Escuchando la intuición y…

Siendo amor las veinticuatro horas.

Somos energía Divina encarnada.



Los Amo!

Con Amor Ashamel Lemagsa.







miércoles, 28 de noviembre de 2018

Una vida de alas o raíces (permanencia o cambio)


¿Cómo te definirías? ¿Eres una persona con alas? ¿O quizá de las que extiende sus raíces? En ocasiones, no es fácil decantarse por una cosa u otra, por la permanencia o por el cambio. La vida no es blanco o negro, nuestra existencia está llena de matices, de pequeñas circunstancias que nos llevan por un sendero u otro.


A veces, sentimos el indefinible deseo por extender nuestras alas y escapar de lo que somos ahora, de lo que nos rodea en este mismo instante. Aunque no todos somos capaces de hacerlo, porque cada uno de nosotros disponemos a su vez de raíces más o menos profundas que nos impiden poder “arrancarnos” por completo. Ese cambio exige mucha determinación y no es algo fácil de conseguir.

¿Qué es mejor entonces? ¿La permanencia o el cambio?

La verdad es que no hay respuesta para esta pregunta, lo que existe en realidad son “circunstancias”. Momentos vitales en los que deberemos elegir si echar el ancla o zarpar a nuevos rumbos, instantes decisivos donde debemos aunar mucha valentía.

Vidas de alas y vidas de raíces

Hay quien no soporta la permanencia, la estabilidad. Levantan la mirada por encima de su hombro encontrándose con un horizonte abierto. Sienten que deben ir más allá en busca de más propósitos, de más sueños por alcanzar y con los que llenar un corazón hambriento, que casi nunca se ve satisfecho.

Son personas que no encajan con la rutina ni con el talle de sus vestidos. Se rebelan y avanzan en sus propios caminos dejando atrás personas, recuerdos, alegrías y también tristezas. Una vida con alas no siempre ofrece una verdadera felicidad, pero si genera más oportunidades por buscar su verdadera esencia. Tal vez conozcas a alguien así.

¿Y qué hay de las personas con raíces? En ocasiones los describen como conformistas, como personalidades que buscan la permanencia porque es sinónimo de seguridad y estabilidad. Ahí donde no hay cambios y donde no hay por qué enfrentarse a imprevistos o a cosas nuevas. Solo rutina y una calma serena donde edificar una vida de acuerdo a los propios valores.

¿Quién será entonces más feliz? ¿El que siempre alza el vuelo o el que necesita extender más profundamente sus raíces? Seguramente, ninguno de los dos, porque es precisamente en el equilibrio de estas dos dimensiones donde se encuentra el verdadero sentido. Las personas que se van y que solo ansían el cambio y el movimiento, no caben en el cubículo de una vida normal, su existencia siempre está llena de preguntas a las que rara vez encuentran respuestas. Siempre observan y siempre cuestionan.

Por su parte, los que sienten la necesidad de arraigarse, son capaces de asumir una vida de sufrimiento solo por temor al cambio. Es mejor callar y no hacer preguntas para no descubrir que existen otras posibilidades, otras opciones con las que tal vez, podrían ser más felices. Y no, no es nada fácil, porque un cambio supone un riesgo y una insoportable incertidumbre.

Experimentar el vuelo y permitirse echar raíces

Tal y como suele decirse: “Es difícil enamorarse de los que tienen alas, pero también es difícil arrancar a quienes ya han echado raíces”.

Lo que verdaderamente vale la pena en esta vida es permitirse sentir, experimentar con madurez y sabiduría comprendiendo que la vida, está inscrita en un cambio continuo. Debemos ser personas aptas para afrontar todas esas mareas que van y vienen: en ocasiones nos traerán cosas buenas y en otras, no tan buenas.

Lo importante es que nos permitamos a nosotros mismos sentir cada vivencia. Cuando ello ocurra, cuando sientas que la felicidad te está envolviendo con su sincero aliento, amárrate a ella y extiende tus raíces para que dure en el tiempo y no se te escape de las manos. Sé valiente y asume el reto de la estabilidad, de la permanencia. Ahora bien, pero si más adelante percibes que la felicidad se está tiñendo de sufrimiento, asume esa realidad con coraje y levanta el vuelo con madurez e integridad.

Tu felicidad siempre será lo esencial en esta vida, y una vida saludable se teje por igual con alas y raíces. La clave está en ese equilibrio, en esa sencilla sabiduría.

Valeria Sabater
Atrévete a ser feliz.

Vivir deprisa no es vivir, es sobrevivir.


“Creo que vivir deprisa no es vivir, es sobrevivir.


“Nuestra cultura nos inculca el miedo a perder el tiempo, pero la paradoja es que la aceleración nos hace desperdiciar la vida.


“Hoy todo el mundo sufre la enfermedad del tiempo: la creencia obsesiva de que el tiempo se aleja y debes pedalear cada vez más rápido.


“La velocidad es una manera de no enfrentarse a lo que le pasa a tu cuerpo y a tu mente, de evitar las preguntas importantes…


“Viajamos constantemente por el carril rápido, cargados de emociones, de adrenalina, de estímulos, y eso hace que no tengamos nunca el tiempo y la tranquilidad que necesitamos para reflexionar y preguntarnos qué es lo realmente importante.”


Estas palabras del periodista canadiense Carl Honoré en su “Elogio a la Lentitud” nos invitan a reflexionar. Estamos tan preocupados por no perder un detalle, tan preocupados por apurar hasta el último sorbo, que no nos damos cuenta de que a través de esa prisa se nos escapa la vida.


La paradoja moderna: Cuanto más intentemos abarcar, más se nos escapará


Cuanto más rápido vayamos, más nos confundirá nuestro propio ritmo, cayendo víctimas de un vértigo que nos impide ver más allá de las ocupaciones cotidianas, de ese trasiego constante por el que se nos escapa segundo a segundo la vida.


Ese estado de hiperactividad nos lleva a vivir por inercia, en piloto automático, dedicando toda nuestra energía a metas externas que se oxidan con el paso del tiempo y nos hacen olvidar cuáles son las cosas realmente importantes de la vida.


Pensamos que cuanto más ocupados estemos, más aprovechamos la vida, e incluso nos enorgullecemos de tener la agenda repleta, de no tener ni un minuto libre. Sin embargo, cuando saltamos de un compromiso a otro dejamos que sean los demás quienes decidan en nuestro lugar. Entonces nos sometemos, más o menos inconscientemente, a la dictadura social, la cual nos anima a ir cada vez más rápido porque sabe que esa velocidad nos arrebata el tiempo para pensar, un tiempo precioso para conectar con nosotros mismos y decidir qué es lo que realmente queremos.


Cuando vivimos con esa prisa, miramos constantemente hacia adelante, a un futuro que ya está programado y decidido prácticamente al milímetro. Nos animan a hacer cada vez más cosas en menos tiempo, pero eso no nos reporta necesariamente más satisfacción.


Hoy la prisa no se limita al trabajo, ha contaminado todas las esferas de la vida, extendiéndose incluso al ocio. Hay que ver más en menos tiempo, probar más en menos tiempo, tomar una foto rápida y seguir a la siguiente... fotos que, dicho sea de paso, nos servirá de un recordatorio enmohecido de que "estuvimos" allí, una vaga remembranza de lo que pudo ser pero no fue.


Esa prisa no deja espacio para la necesaria pausa que invita a la reflexión y a la creatividad. El silencio y el descanso, dos necesidades básicas, prácticamente se han convertido en un lujo. Esa prisa en realidad nos resta capacidad de goce y de placer, nos impide disfrutar de los pequeños detalles.


Hay otra manera de vivir: El instante eterno


Si queremos vivir en sociedad, a veces no tenemos más opción que ceñirnos a la prisa moderna. No hay muchas alternativas, sobre todo en el trabajo. Sin embargo, debemos asegurarnos de que no se convierta en la norma que engulla nuestra vida. Debemos proteger con celo el derecho a poner nuestra vida en cámara lenta para disfrutar de lo que nos apetece, tranquilamente y sin culpas.


En el budismo existe un concepto muy interesante que puede convertirse en una especie de antídoto contra la prisa: el instante eterno. Según esta filosofía, si vivimos plenamente presentes en el aquí y ahora, pasado y futuro se difuminan. Cuando somos plenamente conscientes, cuando nuestra mente no está en lo que nos queda por hacer o en lo que ya hicimos sino en lo que estamos haciendo, disfrutamos más.


Entonces la vida deja de ser una carrera de obstáculos a vencer y se convierte en una maravillosa realidad a experimentar. Es un cambio que vale la pena :)

Sea lo que sea que contenga el momento presente, acéptalo como si lo hubieses elegido


Solemos resistirnos a lo que nos acontece, tendemos a negarlo, a ponernos rígidos e incómodos ante lo que estamos viviendo, generando de esta manera la imposibilidad de fluir con cada situación, de obtener el aprendizaje que necesitamos. Nada de lo que nos ocurre llega para ser vivido por casualidad y el hecho de aceptar nos permite adoptar la mejor actitud posible ante lo que nos ocurre.


La aceptación nada tiene que ver con resignación, o con sentarnos a esperar a que los escenarios cambien sin hacer nada, o acostarnos en la vía del tren y aceptar lo peor. La aceptación es entender nuestro alcance, estar conscientes de que es un tránsito y que en la medida que nos resistamos más intenso lo haremos, más desgastante será y más nos consumirá.


Cuando vemos las situaciones y las vivimos desde la perspectiva de que las hemos seleccionado de una manera u otra, para nuestro crecimiento, para nuestra transformación, nos resulta más sencillo entenderla y sacar de ella el mayor provecho. Puede ser que a corto plazo no nos resulte evidente su utilidad, pero el tiempo siempre se encarga de darle explicación a cada experiencia, por eso es que dicen que los puntos solo pueden unirse hacia atrás.


Si sentimos angustia, miedo, dolor, celos o cualquier sentimiento o emoción que consideramos negativa y nos tomamos un minuto para concientizar y observar eso que sentimos, dejamos de identificarnos y sencillamente pensamos que esa experiencia la hemos elegido nosotros mismos, la sensación es liberadora, pasa de ser algo que no sabemos controlar a algo que nos generará un beneficio, no ha sido algo al azar, no ha sido algo impuesto, sino de alguna manera decidimos ubicarnos de cara a esa experiencia para nuestro crecimiento.


Y a partir de ese momento de reconocimiento, todo fluye, como cuando el río bordea la roca que está en su camino, como cuando el árbol se adapta al movimiento del viento, como las nubes se separan ante una montaña. La naturaleza nos dice cómo actuar para seguir adelante, nos dice cómo flexibilizarnos y cómo evitar nuestras fracturas o estancamiento. Allí hay mucha sabiduría para inspirarnos, solo hace falta ver.

Demos pausa a nuestros pensamientos, no nos encadenemos con ellos, ni nos sometamos a su voluntariedad. Tomemos el control desde nuestra esencia y desde allí fluyamos con cada experiencia, sin etiquetarla, sin decirnos a nosotros mismos esto es bueno o malo, solo tratemos de ver el lado amable, aprender pronto, recordando que todo, absolutamente todo es transitorio.

RINCON DEL TIBET.
http://amosermujer.life

lunes, 26 de noviembre de 2018

MOMENTO PRESENTE, MOMENTO MARAVILLOSO.


Me gustaría ofrecerte un poema con el que puedes practicar, recitándolo de vez en cuando mientras sonríes:

Inspirando (inhalando), sé que estoy inspirando.

Espirando (exhalando), sé que estoy espirando.

Conforme se hace profunda mi respiración, mi inspiración se hace más lenta.

Inspirando calmo mi cuerpo.

Espirando me siento cómodo.

Inspirando, sonrío.

Espirando, libero.

Permaneciendo en el momento presente, se que este es un momento maravilloso.

Esto se puede acortar recitando una palabra o frase por respiración:

Dentro, fuera.

Profunda, lenta
Calmo, cómodo
Sonrío, libero.

MOMENTO PRESENTE, MOMENTO MARAVILLOSO.

El momento presente es el único momento que es real. 

Tu tarea más importante es estar AQUÍ Y AHORA.... DISFRUTANDO DEL MOMENTO PRESENTE.


Thich Nhat Hanh



Timidez infantil, principales características


De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española, el término timidez hace referencia a una persona temerosa. Desde la Psicología se reconoce la timidez como aquellos individuos con dificultad para iniciar o mantener un contacto social con una o más personas, esto se refleja en ocasiones a través de ciertas manifestaciones desde la infancia, por esta razón a continuación hablaremos un poco más del tema.



Contenido
1 ¿Qué pasa a nivel cognitivo?
2 ¿Qué pasa a nivel emocional?
3 ¿Qué pasa a nivel social?

¿Qué pasa a nivel cognitivo?

A nivel de pensamientos un niño con timidez evidencia una percepción negativa de sí mismo en comparación con los demás, además tiende a anticipar las consecuencias negativas de un contacto social. En ocasiones esto puede suceder debido al tipo de contacto que tiene el menor con su familia, es decir, tienden a decirle cosas como: “no sirves para nada”, “no me hables”, “no quiero escucharte”, “eres un inútil”; con lo cual lo único que logra el entorno familiar es comenzar a crear en el niño la idea de que el no hace nada bien y que por esa razón es mejor que no haga nada. Es común que cuando hay déficit en contacto social a nivel cognitivo haya mucha actividad, puesto que la timidez produce que se tienda a planear muchas cosas y que se realicen pocas de ellas.

¿Qué pasa a nivel emocional?

En lo relacionado a las emociones un niño con timidez tiende a presentar generalmente baja autoestima, la cual se evidencia en sentimientos de culpa e inferioridad. En algunos casos esto produce ciertos trastornos psicosomáticos, es decir malestares físicos producidos por un manejo emocional inadecuado. Además de esto se presenta un miedo constante a cualquier situación que implique contacto con otros, por ejemplo: situaciones normales como pasar al frente en el salón, que le pregunten algo en una reunión familiar, entre otras.

¿Qué pasa a nivel social?

Como todos sabemos el ser humano es social por naturaleza, por tal motivo evidenciar cierta dificultad para interactuar con otras personas es una señal de alerta que se debe atender para que se resuelva a tiempo en la infancia. A nivel social un niño con timidez evidencia incapacidad motora, es decir, el niño o niña tiende a paralizarse en sus movimientos, lo cual a su vez produce una gran actividad fisiológica (es decir, aumenta el ritmo cardíaco, la respiración, la sudoración, la tensión muscular), acompañado de gran actividad cognitiva que en conjunto todo en lugar de promover la interacción tiende a inhibirla.


El niño tiende hacia las conductas de evitación (es un estilo de afrontamiento de situaciones, el cual implica no tener contacto con un estímulo aversivo o que genera cierto temor o inseguridad), como por ejemplo salir al recreo solo. Además de esto, a nivel corporal se puede observar que no hay ningún tipo de contacto, es decir, no mantiene contacto visual, puede crear ciertos tics (es decir, algunos movimientos del cuerpo que son repetitivos que ayudan a percibir seguridad ante situaciones que generan miedo o nervios), entre otras manifestaciones.

Dentro de lo cual cabe resaltar que si se detecta alguna de estas características en su hijo o hija y no sabe cómo ayudarle, puede consultar con un Psicólogo sobre qué medidas tomar, puesto que el déficit en habilidades sociales producto de la timidez en la infancia es algo que se puede modificar si se trata de forma oportuna.

En conclusión…

Al ser seres sociales debemos recordar que desde que nacemos hasta que morimos interactuamos con todas las personas que nos rodean, el tipo de interacción tiende a variar de acuerdo a la relación de confianza que se tenga con la otra persona, es decir usted no saluda igual a su cónyuge que a su empleado de trabajo. Por esta razón saber la forma adecuada de interactuar con los demás ayuda a la promoción de un sano desarrollo durante la infancia, ya que permite que se creen vínculos de amistad y más adelante relaciones estables en los diferentes ámbitos, es decir; afectivas, laborales, sociales, académicas, entre otras. Lo cual a mediano o largo plazo cuando el niño supere la timidez y se vuelva un adulto podrá ser capaz de manifestar lo que piensa, siente y hace de forma positiva, sin guardarse nada, permitiendo que vaya creando cierta autonomía para ser capaz de tomar decisiones para su vida. Recordemos que ¡la idea es prevenir y no tener que lamentar!

https://www.psicoactiva.com


¿QUÉ HACER CUANDO SIENTO RABIA O IRA


¿Sabías que enfadarte y sacar la rabia puede salvarte la vida?

Una situación que nos altera, genera una emoción que, por ejemplo, puede ser rabia y la rabia es una emoción, ni es buena ni es mala, tan sólo genera unas sensaciones físicas; una energía que si liberamos de una forma sana, puede tener grandes beneficios para nuestra salud mental, emocional y física.

Estos enfados se hacen dañinos cuando los proyectamos hacia otra persona, los reprimimos, o los alargamos en el tiempo con pizcas de rencor. Tenemos la creencia de que si reprimimos las cosas se olvidan, sin embargo, una emoción se potencia cuando se esconde, porque esa energía necesita salir de alguna manera.


“Si la proyectamos en los demás, veremos que todo el mundo hace cosas horribles, jugaremos a la culpabilidad, al victimismo e incluso con una agresividad peligrosa”.

Si la reprimimos, poco a poco se va haciendo una bola que tarde o temprano entrará en erupción y se llevará por delante a todo lo que encuentre, diciendo y haciendo cosas que no siente, lo que conocemos como “explotar” y si la alargamos en el tiempo, lo más común es que nuestra vida comience a cambiar, amigos, pareja, trabajo, etcétera, y empezará a llegar gente que también guarda la rabia en el tiempo en forma de rencor. Un aspecto común a esa práctica, es que el cuerpo, tarde o temprano, revela la necesidad de ver qué ocurre con la rabia por medio de algún síntoma.

Cuando hablamos de expresar la rabia de una forma sana, no tiene por que haber gritos o insultos, la rabia como hemos visto es energía, podemos recolocar esa energía para transformar. Podemos sentirnos enfadados porque un amigo no nos devuelve un libro que le dejamos y usar esa energía para llamarlo y atrevernos a pedírselo, es decir, usar la energía que produce esta sensación para pasar a través del miedo y hacer lo que sentimos.

Una vez que la rabia es expresada y la energía es disuelta, nuestra mente debe dejar ir el conflicto, porque sino estaríamos entrando de nuevo en el rencor, muchas parejas, por ejemplo.


Expresan sus enfados pero no sueltan lo que sucedió, y en la siguiente discusión lanzamos todo lo ya pasado haciendo una bola enorme de problemas, es importante expresar y soltar.

Realmente la represión de los enfados viene del miedo y de lo que creemos que es “socialmente correcto“, por eso la forma de expresarlo sin hacernos daño es conociéndonos a nosotros mismos. Es importante realizar una introspección y conocer hasta donde podemos llegar. Algunas personas podrán sacar el enfado como en el ejemplo del libro, pero a lo mejor otras lo sienten mucho más profundo y necesitan otros medios para sacar el enfado. Algunos de ellos pueden ser:

Deporte: El deporte, sobretodo el cardiovascular, como correr, mueve mucha energía. Tras el ejercicio el enfado baja considerablemente y la posibilidad de conversar se hace mucha más visible.

Escribir: Escribir y soltar absolutamente todo en una carta y luego leerla en alto como diciéndosela a la persona o colocando una foto suya en frente, es otra forma de sacar esa energía.

Llorar: Las lágrimas limpian la cara y el alma, unas lágrimas a tiempo pueden liberar mucha energía enjaulada.

Meditar: Centrarte en ti mismo, en la respiración y bajando las revoluciones de la mente, hace que todo se mueva más “lento”, lo que te da espacio para recolocar esa energía.


“Lo que intentamos con todo esto es no llegar al punto de explotar y arrasar con todo, subrayo que tal vez lo más importante para no llegar a ese límite es conocernos a nosotros mismos”.

La explosión, aunque liberadora, es muy agresiva e incluso dañina tanto para el que explota como para el mundo, una persona que no saca las emociones de rabia siempre va a ser complaciente, convirtiéndose en una bomba de relojería, y cuando llegue a su máximo explotará sacando toda la energía de golpe, entrando en un estado de descontrol e impredecible.

Si al principio te cuesta no explotar, intenta respirar, aléjate y en un poco de soledad o con algún amigo con quien puedas hablar, expresa, respira y drena esa energía. Cuando te calmes un poco reflexiona: ¿Crees que merece la pena este enfado? Se sincero y aprende a expresarte y decir aquello que te molesta, pero atención, no es lo mismo:

Fuera: “Pareces estúpido diciendo esas cosas, no entiendo como puede ser así”

Dentro: “Me enfada tu actitud y me da rabia escuchar esas palabras”

Empieza poco a poco y no te castigues si explotas alguna vez, sencillamente aprende de esto, porque significa que no has estado expresándote en algún aspecto, pero recuerda que la solución nunca es ignorar el problema.


“La salida siempre está dentro”.

Autor: Terapeuta Héctor Ibáñez.
https://memoriaemocional.com

domingo, 25 de noviembre de 2018

La vida toma el rumbo de lo que nuestros pensamientos crean…



Algunas personas piensan, que definitivamente la vida está llena de energía, y en realidad, está más que comprobado, que nuestro estado de ánimo, nuestras preocupaciones, nuestra serenidad y la manera en la que decidimos afrontar cada espacio en nuestra vida, tiene una influencia directa en su calidad.


Los pensamientos generan energías, atraen o repelen, de manera que si solemos llenar nuestra cabeza de pensamientos antagónicos, de angustia, dudas y temores, probablemente vivamos constantemente fracasos anticipados, pues en lugar de tender puentes, iremos levantando murallas en nuestra vida.

Por otra parte, cuando mantenemos nuestras vibraciones orientadas a los pensamientos positivos, llenos de optimismo y de fortaleza, no estaremos exentos del sufrimiento, pero obviamente le daremos un matiz distinto, nuestra actitud es clave en el recorrido de nuestra vida y nuestros pensamientos desde que nacen, tienen la fuerza de ir abriendo caminos o cerrando puertas.



Cada escenario de nuestra vida genera distintas expectativas, constantemente estamos haciendo adelantos que aquello que viviremos, de las próximas horas, del día de mañana, de las vacaciones próximas, del próximo año, nuestro futuro no escapa de nuestra mente en casi ningún momento, de manera que los pensamientos entran en acción de manera inmediata, se activan y su energía comienza a liberarse.


De esta manera crean rumbos, nos empujan a caminos cuyos recorridos ya hemos anticipado, aunque no nos demos cuenta, vamos construyendo una vida interior y exterior, nuestros pensamientos han nutrido cada espacio, con expectativas, con dudas, con temores, con alegría o tristezas, siempre tenemos de todo un poco en nuestra mente.

Si bien los pensamientos no nos salvarán de aquellos sucesos que nos toque vivir, que estén en nuestro camino, por justicia, por destino, por cualquier cosa que podamos creer, también es cierto que nuestro estado de ánimo tiene gran influencia en nuestra vida, en nuestra salud y en nuestra manera de enfrentarla y de relacionarnos con los demás.



Llevamos el timón de nuestra vida, somos conductores y protagonistas y el rumbo que tomamos siempre va antecedido por nuestros pensamientos, comenzamos a allanar el terreno a través de ellos, a prepararnos para recibir o perder, tenemos la capacidad de crear, de generar a través de nuestros pensamientos e ideas, la capacidad de materializar y hacer real aquello que pensamos, así se mueve la energía a favor o en contra.

La unión de pensamientos es vital para alcanzar metas y objetivos comunes, nos movemos en espacios donde los pensamientos afines se encuentran, conviven y se suman a causas iguales, a deseos de muchos, de allí que nuestros rumbos partan de nuestros más preciados anhelos, pero también de los más oscuros y reprimidos pensamientos.

Educa el pensamiento a tu favor, y verás los rumbos maravillosos que puede tomar tu vida…


 RINCON DEL TIBET
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LO QUE ERES ES LO QUE HAS SIDO. LO QUE SERAS ES LO QUE HACES A PARTIR DE AHORA ". BUDA



"LA MENTE LO ES TODO. EN LO QUE PIENSAS TE CONVIERTES".


¿Cómo aprovechar la existencia, segun el Budismo?
Siendo conscientes del valor de la vida y respetarla. Teniendo claro que todo en la vida tiene principio y fin que no tiene por qué representar dolor; incluso la muerte representa un comienzo. Lo ideal es aceptar todo lo vivido y no acumular aquello que dañe. Es importante saber que nuestras acciones presentes determinan nuestra felicidad futura. Hay que aprender a ser libres, según enseña el budismo.
¿Cómo podemos aprovechar al máximo nuestra existencia?
Para un budista tibetano, lo más importante es la enorme suerte que tenemos de existir. Entendiendo que la vida humana es un regalo precioso que debemos apreciar. Comencemos el día recitando una frase para invocar la apreciación del cuerpo, de la mente y los sentimientos; ésos son los medios que disponemos para apreciar y aprovechar al máximo nuestras vidas.
Existen cinco enseñanzas que son el corazón de la práctica budista cotidiana, estas verdades son siempre válidas y cualquier persona joven o vieja las puede entender y practicar.


¿Cuáles son esas cinco verdades?Apreciación, impermanencia, karma, inutilidad del sufrimiento innecesario y libertad.
Actualmente nos queda muy poco tiempo para reflexionar, somos esclavos del tiempo, las situaciones cotidianas nos agobian, las necesidades económicas y del hogar hacen que centremos nuestra atención en buscar nuestra propia sobrevivencia y la de los nuestros.
¿Como hemos hecho para vivir con las creencias en este mundo a veces tan caótico?
Tenemos que dejarnos un espacio para nosotros , de lo contrario terminaremos ahogados por las situaciones, dentro de ese espacio que dedicamos para nosotros, está la meditación y la ejercitación de estas cinco verdades fundamentales del budismo. A medida que estas verdades formen parte de lo que pensamos, decimos y hacemos, viviremos más armoniosamente con las cosas como son, sin arrepentimiento ni tiempo malgastado. Si estas verdades están presentes en nuestra mente, estaremos preparados para cuando la muerte nos alcance.
¿En qué consiste la primera de las verdades, la apreciación?El camino espiritual comienza al darnos cuenta de que nuestra vida y la de todos los seres tienen valor y merecen respeto. Cada ser humano tiene cuerpo, mente y la energía vital para usarlos de manera provechosa. Se puede ser feliz y ayudar a los demás de muchas formas. El poder apreciar estas oportunidades es la clave de una existencia llena de sentido.
Como toda actitud mental, desarrollar la apreciación es cuestión de costumbre. Cuando estamos entrampados en pautas negativas, parece que no hay nada que apreciar, toda nuestra energía parece centrarse en las situaciones del diario vivir. El negativismo tiene su propia lógica apremiante. Sin embargo, aun cuando no nos sintamos particularmente agradecidos, podemos aprender a despertarnos a los aspectos positivos de cualquier experiencia del momento.
Hay que entender que ninguna condición en la vida es definitiva, ningún sufrimiento es desesperanzado. Cada situación brinda la oportunidad de abrirnos a un conocimiento más amplio. Al profundizar la apreciación nacen el amor y la sabiduría.
Ahora avancemos a la segunda verdad impermanencia
Se considera que el ser humano vive un promedio de cuatro mil semanas. Es como si viviéramos un tiempo prestado y un reloj de arena invisible midiera los días dejando caer los granitos.
¿Cuántos días nos quedan?Cada vez nos queda menos tiempo. Estamos seguros de que vamos a morir; lo que no sabemos es cuándo ni de qué modo.
La impermanencia quizá sea la principal característica de la existencia humana. Todo tiene un comienzo, un centro y un final, cada comienzo tiene su propio fin y cada fin encierra la promesa de un nuevo comienzo.
Si experimentamos la transición de un día a otro con conciencia, podemos ingresar en el futuro con una mente más liviana y abierta. Al finalizar el día podemos pasar revista a todo: recuerdos intensos, logros, arrepentimientos y remordimientos.
Aceptamos lo ocurrido y, luego, lo dejamos ir. Así, la transición al día siguiente es más fácil. Ya no cargamos con el peso de las relaciones tirantes o penosos recuerdos de nuestras acciones desconsideradas. Nada pesa sobre nuestra conciencia; los pensamientos culposos o la pena no nos consumen. Hasta la muerte se convierte en algo para celebrar, como un nacimiento, una vida valiosa que concluye y el comienzo de algo nuevo.
Tercera verdad: el karma
La conexión causa-efecto se conoce como la Ley del Karma. Todo lo que pensamos, decimos y hacemos o dejamos de hacer tiene sus consecuencias. Hasta el pensamiento más fugaz, la palabra más simple, el más pequeño gesto, todo tiene sus efectos. Nuestra conducta anterior nos ha conducido a las actuales circunstancias. Nuestras acciones en el presente determinan nuestra felicidad futura. Aunque quisiera intentarlo, nadie puede arreglarnos la vida. La gracia no nos llega de afuera, sino de nuestro interior.
Dado que nuestra conducta tiende a ser una mezcla de intenciones positivas y negativas, puede resultar difícil distinguir los efectos de nuestros actos. Sin embargo, si aprendemos a seguir nuestras motivaciones en sus desvíos y logramos enderezarlas una y otra vez, con el tiempo obtendremos los resultados deseados. Los actos madurarán según como fueron realizados. Sus resultados revelan nuestra intención.
La cuarta verdad. El sufrimiento innecesario…
Nosotros podemos proponernos abordar los obstáculos en nuestro camino como maestros.
Seremos más sabios reconociendo nuestros errores y aprendiendo de ellos. Nuestras frustraciones, el desamparo y la resistencia a la vida pueden convertirse en importantes fuentes de conocimiento. Observando lo que se esconde detrás de estas experiencias, podemos aprender a descifrar sus mensajes ocultos. Entonces los contratiempos ya no lograrán desviarnos de nuestro camino porque sabemos que son una fuente invalorable de autocomprensión.
La quinta verdad. La libertad
El budismo tibetano sugiere que existen cuatro puertas que conducen a la libertad. La primera tiene un cartel que dice: “Olvida el pasado”. No te aferres a lo que te ocurrió anteriormente porque podrías perderte todo lo que la vida tiene para ofrecerte hoy. Considera el pasado como una ciudad que has dejado atrás y atraviesa la primera puerta sin arrepentimiento. El cartel de la segunda puerta dice: “Participa en todo lo que ocurre en este momento, no te detengas”. Cada vez que te entregues con el alma y el corazón a algo se abrirá la segunda puerta. El cartel de la tercera puerta dice: “Abandona todo sentido del yo”. En lugar de detenerte en preocupaciones egoístas, céntrate en todo lo bueno que puedan procurarte tus actos. El cartel de la cuarta puerta dice: “Despójate de toda idea de futuro”.Cuando tu mente deje de divagar por el futuro, por aquello que seremos o haremos más adelante, nos quedaremos en el ahora, y la última puerta se abrirá de par en par. Sin pasado, totalmente comprometidos, liberados del yo y sin expectativas, SEREMOS LIBRES.

OM MANI PADME HUM... PAZ INTERIOR
PAZ Y ESPIRITUALIDAD PARA EL UNIVERSO.
NAMASTE
http://elmejorkarma.blogspot.com

HAZ TU PLAN DE VIDA YA



En mi opinión, desatendemos un asunto de tantísima importancia -del que puede depender nuestra satisfacción o insatisfacción, la sensación de éxito o de fracaso-, como es el hecho de tener un Plan de Vida, o sea, qué es lo que queremos hacer y lo que vamos a hacer con nuestra vida.

Estamos más acostumbrados a ir capeando como buenamente podemos los embates de la vida, las trampas y las zancadillas, los disgustos y los sinsabores, y parece que nos hemos acostumbrado a quedarnos en la retaguardia, a la defensiva, tratando de salir lo más indemnes posible y olvidando que tenemos la opción de mandar nosotros, y de afrontar lo que venga sin miedo en vez de empequeñecernos o rendirnos.

Andamos desorientados, variando de un día para otro según cómo se presenten las condiciones, naufragando en nuestras propias contradicciones, sin un camino marcado que nos lleve al destino que nos apetezca.

VIVIR requiere tener diseñado un Plan de Vida, y cumplirlo, obrando con las mínimas improvisaciones y sólo en los casos imprevistos e indispensables.

¿Qué estoy haciendo con mi vida?
¿Por qué siento a veces una frustración inexplicable?
¿Por qué algunos días creo que no estoy viviendo mi vida?
¿Por qué la sensación de estar perdiendo la vida?
¿Quién dirige mi vida, quién está al mando?
¿Hacia dónde va?
¿Puedo hacer algo para como mía mi vida?
¿Realmente puedo hacer con mi vida lo que quiera?

¿Te has hecho alguna vez estas preguntas u otras similares?

Y ahora, más directamente, te pregunto: ¿Tienes un Plan de Vida?

El Plan de Vida consiste, básicamente, en tener un proyecto para nuestra vida que hayamos diseñado NOSOTROS MISMOS, de un modo CONSCIENTE, teniendo en cuenta nuestra realidad y las limitaciones y los condicionamientos y las circunstancias. Pero -y esta es la característica esencial- HECHO POR NOSOTROS MISMOS y QUE SEA VIABLE -aunque requiera un esfuerzo-.

Los Planes de Vida ostentosos, excesivos, solamente utópicos por ser inaccesibles o imposibles, acaban creando frustración porque pueden ser imposibles de realizar, así que conviene respetar las condiciones que consiguen convertir un Plan en viable y positivo.

- Tienes que estar convencido de que quieres hacerlo.

- Tienes que decidirlo voluntaria y conscientemente.

- Tienes que poner en él lo que sea alcanzable para ti.

-Tienes que marcar tu objetivo y tus prioridades.

- Tienes que respetarlo, aunque el esfuerzo tenga que ser grande.

- Tienes que cumplirlo.

Crear un Plan de Vida es un proyecto emocionante.

Quien lo diseña tiene la oportunidad de hacer de su vida –por fin- lo que quiere que sea su vida. Y quien no lo hace, comete el error grave de desatender y malversar su IRREPETIBLE e IRRECUPERABLE vida.

Te sugiero que revises tus propósitos, tus sueños, tus deseos, tus aspiraciones, tus principios, tu escala de valores…

Tu vida ha de girar -en principio- en torno a ti. Y eso no es egocentrismo. Tu vida es tuya y tú la sufres o la disfrutas. Tu vida es tuya y tuya es la responsabilidad y la obligación de hacer de ella algo de lo que sentirte satisfecho.

Te recomiendo que pongas muchas cosas buenas en tu Plan de Vida, que seas generoso contigo, ligeramente ambicioso, sensato, y que hagas lo que sea necesario para cumplirlo, para que no tengas que arrepentirte más tarde –cuando ya sea demasiado tarde- de no haberlo hecho y no haber vivido.

Te garantizo que compensa cualquier esfuerzo y dedicación que pongas.

Por si te es útil, aquí tienes unos modelos -de los muchos que hay- de un Plan de Vida.

https://es.wikihow.com/hacer-un-plan-de-vida


sábado, 24 de noviembre de 2018

30.- Bendición de disolver el miedo. Del Libro Treinta y Tres Bendiciones, para una nueva Realidad. Por Ashamel Lemagsa.



Amados…

El miedo se esconde, a veces es tan sutil, que no nos damos cuenta que sentimos miedo y lo tildamos de… inseguridad, confusión, dudas, celos, envidia, cuando todas esas emociones son derivadas del miedo, un miedo solapado que la sociedad en general lo niega, por miedo a ser considerada, por ejemplo… débil, poco efectiva, cobarde, no confiable.

En realidad, el sentir miedo, es normal y en muchos casos es hasta lógico, por ejemplo, si cuando cruzamos una carretera en la oscuridad de la noche, sin más luz que la de nuestro coche, es lógico, que sintamos, algo de inseguridad o temor, que se nos cruce un animal de improviso o que la lluvia se intensifique y tengamos que detenernos a un costado de la carretera.

El miedo relacionado a la supervivencia, forma parte de la vida, como “protector”, ante un peligro, como cuando retiramos la mano ante el fuego.

Pero existen miedos sociales, personales, familiares y una extensa variedad que a cada instante aparecen en muchos casos inducidos por una sociedad cada día más compleja.

Miedo a…

La pérdida del trabajo y no poder reemplazarlo.

Al fracaso en el matrimonio.

El perder el prestigio social y ser dejado de lado.

El no poder adquirir la tecnología de última generación, para poder escalar puestos en nuestra profesión.

A que los hijos se independicen, antes que estén preparados para enfrentar la vida de manera independiente.

El adquirir una enfermedad incurable.

Así podría seguir con infinitos miedos que nos detienen nuestra marcha natural de vida, por miedo a…

Qué hacer con los miedos que no podemos, ni somos conscientes que existen en nosotros y que se manifiestan con otros aspectos más sutiles como las “dudas”, pues, por ejemplo…seguir avanzando con precaución, pero no detenerse.

El caminante sabio, sabe que sus pasos siguen la intuición y que los “errores” que se pueden cometer son aprendizajes que se deben adquirir, aunque no éramos consciente de ello, hasta que aparece el “Maestro error”.

El miedo se disuelve cuando nos entregamos con total seguridad que nuestra única guía… Dios, que está en nosotros.

Nosotros somos Dios, desde nuestro silencio interior logramos conectarnos con la Chispa Divina, Dios en nosotros, si comprendemos esta gran verdad, que somos más allá de lo que aparentamos Ser, somos mucho más que eso!

Somos Dios siendo Humano, viviendo una experiencia, sintiendo la vida en Tercera Dimensión, pero con la capacidad y la libertad de sentir más allá de ella.

Entonces… el miedo desaparece.

Todo lo que se vive forma parte de Plan Divino y nosotros desde Dios en nosotros, podemos vivir esta historia sin miedo, con la seguridad que todo es perfección en el amor sublime de Dios en nosotros.

El miedo nace cuando permitimos que las experiencias del pasado, interfieran en nuestro presente negativamente a través de los pensamientos.

El miedo surge cuando nos proyectamos hacia el futuro desde el miedo, la inseguridad y la confusión.

Vivir el ahora desde nuestro Ser Divino, sabiendo que todo lo que vivimos, forma parte de la Perfección Divina y tiene un origen Superior.

La mente conduce al miedo, el corazón fluye en la seguridad que Dios forma parte de la Sabiduría que realmente somos y en ella caminaremos por el sendero correcto.

Disuelvo el miedo, cuando mi seguridad está centrada en mi Fuente Interior…

Yo Soy, Dios. 

Yo Soy sublime Amor. 

Yo Soy Chispa Divina, Dios en mí, 

Viviendo una experiencia Humana. 



Los Amo!

Con Amor Ashamel Lemagsa. 




Video: Vanessa Williams - The sweetest days (subtitulos en español) 

jueves, 22 de noviembre de 2018

La teoría de la identidad social de Tajfel



¿Alguna vez te has preguntado por qué en un partido de fútbol los seguidores de un equipo tienden a pelear con los del equipo contrario? O, ¿por qué las personas muy nacionalistas pueden llegar a calificar negativamente a miembros de otros países? En este artículo explicamos estas cuestiones a través una importante teoría dentro de la Psicología social: de la Teoría de la identidad social de Tajfel.



Contenido
1 ¿Qué es la teoría de la identidad social de Tajfel?
2 Las fases de la creación de la identidad del endogrupo y el exogrupo
3 El desarrollo de la identificación grupal

¿Qué es la teoría de la identidad social de Tajfel?

En 1979, estudiando las claves de la identificación del individuo con determinado grupos, el psicólogo Henri Tajfel propone la Teoría de la identidad social. Esta teoría es un principio que afirma que los grupos a los que pertenecemos nos definen y forman parte de nuestra auto valoración configurando de forma importante bases para nuestra autoestima. A partir de nuestra identidad con el grupo, sentimos una seguridad y determinación que nos define y es por ello que buscamos la mejor valoración para ese grupo.

Así pues, esta teoría explica como el concepto que un individuo tiene de sí mismo puede explicarse a través del grupo al que pertenece y su forma de actuar varía según el grupo en el que se encuentre.

Es por ello que tendemos a categorizar al grupo con el que nos identificamos, a partir de ahora el endogrupo, como parte de nosotros dotándolo de cualidades positivas, mientras que categorizamos a las personas que pertenecen a los demás grupos o exogrupos, como adversarios, oponentes o simplemente diferentes a nosotros otorgándoles cualidades negativas.

Las fases de la creación de la identidad del endogrupo y el exogrupo

Según la teoría de la identidad social de Tajfel, el proceso a través del cual llegamos a poseer la mentalidad de endogrupo o exogrupo, pasa por tres fases delimitadas:

Fase de categorización. En esta fase tendemos a categorizar a las personas ajenas y a nosotros mismos en grupos de pertenencia, para así tratar de identificarnos según estos. Así sucede cuando al conocer a una persona obtenemos información para hacernos una “idea” global de ella. De esta manera podemos clasificar a una persona en el grupo de “liberal”, “abogado”, “heterosexual” o “madridista”, por ejemplo, para tratar de adivinar de cuál será su personalidad o comportamiento según el grupo al que pertenece.
Fase de Identificación Social. Una vez nos identificamos con un grupo concreto, tratamos de actuar de la manera más acorde a las normas de este grupo. Esto es muy importante para nuestra autoestima ya que crea una sensación de concordancia en nuestros valores. Por ejemplo, si nos identificamos con un grupo político que tiene unos valores concretos, trataremos de actuar conforme a estos valores. Esto nos aporta estabilidad y hace que nuestro concepto de nosotros mismos sea positivo.
Fase de Comparación Social: Ya identificados con un grupo concreto, tendemos a calificar negativamente a los miembros de grupos distintos, el exogrupo. Esto nos crea una conciencia de grupo más fuerte y hace que nuestra autoestima se incremente. Así pues, los seguidores de un equipo de fútbol concreto suelen calificar negativamente a los seguidores del grupo contrario.

El desarrollo de la identificación grupal

Cuando los miembros de un grupo se encuentran plenamente identificados con este, suelen llevar a cabo ciertos comportamientos que ayudan a cohesionar al grupo. Estos comportamientos suelen incidir en agrandar las diferencias entre el grupo principal y los exogrupos, aunque estas diferencias no sean de tal calibre. A la vez que las desigualdades con otros grupos se perciben como mayores, las diferencias entre los mismos miembros del grupo se ven menores: aunque los individuos sean diferentes entre sí, tenderán a percibirse como iguales. Además los miembros de un mismo grupo tenderán a calificarse a sí mismos positivamente y a los otros grupos de manera más negativa.

La identificación con un grupo es importante para nuestra sensación de pertenencia y seguridad, sin embargo puede llevarnos a crear prejuicios hacia aquellos que no pertenecen a nuestro grupo. Esto a veces consigue poner en peligro la convivencia en sociedad, así como dar lugar a la discriminación e incluso el odio. Es por ello que a veces los individuos deberían tener la suficiente fortaleza como para mirar más allá de lo que ven como suyo o de lo que su propio grupo les impone y tratar abiertamente y sin prejuicios al resto de seres humanos.

Enlaces de interés


Tajfel, H., & Turner, J. C. (1986). The social identity theory of intergroup behaviour. In S. Worchel & W. G. Austin (Eds.), Psychology of intergroup relations (2nd ed., pp. 7-24). Chicago: Nelson-Hall.

http://www.bbcprisonstudy.org/resources.php?p=59

https://www.psychestudy.com/social/social-identity-theory

https://www.psicoactiva.com

OPTIMISMO, PESIMISMO Y SALUD.


El pesimismo sería, en última instancia, la antesala de los trastornos neuróticos, la depresión y otras enfermedades psicosomáticas.

Probablemente, el optimismo y una actitud positiva ante la vida tienen mucho que ver con las endorfinas, unos opiáceos endógenos capaces de producir una sensación de bienestar y de placer, una persona que aprendió a ser optimista me comentaba que la tendencia a reaccionar de forma positiva había aumentado su amabilidad, bienestar, satisfacción interna y sentido de la vida.

El optimismo se puede ir aprendiendo día a día, en cualquier momento, rodeándonos especialmente de sujetos optimistas. Personas que han superado muchos obstáculos y contrariedades. Por eso, Booker T. Washington, pionero de la integración racial en EE UU, decía:


“El éxito no se mide tanto por la posición que uno ha alcanzado en la vida, como por los obstáculos que uno ha vencido mientras ha intentado alcanzarlo”.

Así, lo fundamental en ese aprendizaje continuo del optimismo es saber cómo vamos a reaccionar frente a las adversidades y sólo hay dos opciones: inmovilizarnos, deprimirnos y enfermarnos o bien impulsar acciones psicológicas (conductuales o cognitivas) capaces de superar el problema, de sentirnos satisfechos y orgullosos de haber alcanzado un éxito, por pequeño que éste sea (responder con sentido del humor ante una negativa de cualquier persona de nuestro entorno).

No obstante, hay que aclarar inmediatamente que el desarrollo de una vida optimista nada tiene que ver con la “vida placentera” que se consigue con cualquier hecho material. Por el contrario, el desafío de un pensamiento optimista no es fácil, ha de sobreponerse día a día, ha de tener un buen control emocional y aprender continuamente de sus errores, tratando de superarse, de mejorar su percepción personal y de contribuir también al mejor estado emocional de sus seres más queridos.

La persona optimista tiene un afrontamiento de la realidad más adaptativo, el pesimista, por el contrario, se refugia en el fracaso, en la impotencia, en la indefensión y en la depresión. El pesimismo despierta esa zona de desesperanza que yace en toda existencia, el pesimismo sería en última instancia la antesala de los trastornos neuróticos (fobias, neurosis obsesiva, fobia social), la depresión y otras enfermedades psicosomáticas (catarro común, trastornos del sueño, problemas gastrointestinales, cefaleas, dolores de espalda, dolores musculares erráticos, reumatismo psicógeno, psoriasis, dermatitis, disfunciones 0sexuales, etcétera).


“Por eso, es lógico que utilicen más frecuentemente los servicios médicos y consuman muchos más medicamentos”

El pesimismo también nos sumerge en emociones negativas (ansiedad crónica, tristeza, tensión continua u hostilidad, complejo ira-hostilidad, cinismo o suspicacias implacables) y nocivas para la salud. En efecto, emociones negativas como: rabia, odio, enojo, desprecio, incomodidad, ingratitud, intolerancia, antipatía, resentimiento y numerosos traumas emocionales hacen su aparición poniendo en peligro nuestro equilibrio mental y físico.

Y una serie de enfermedades se relacionan con este tipo de emociones: asma, artritis, cefaleas, úlceras pépticas, enfermedades infecciosas, problemas cardíacos, enfermedades coronarias, etcétera. Oscar Wilde dejó dicho a este respecto: “Desde el punto de vista intelectual, el odio es la eterna negación y, desde el punto de vista emocional, una atrofia que elimina todos los restantes sentimientos”.

El pesimismo nos puede llevar paulatinamente hacia una auténtica “despersonalización”. En esos soliloquios profundos de pesimismo, el sujeto se convierte en una abstracción irreconocible, levantando más y más muros de incomprensión, el individuo muda su antigua piel de amabilidad, cordialidad, afectividad, tolerancia y optimismo por la impermeable coraza del resentimiento. De ahí la importancia terapéutica de rebatir los pensamientos pesimistas que nos anulan y coartan. El pesimista siempre ve la peor causa y piensa en términos de “siempre’ o ‘nunca”. Ese optimismo que nos permite entender y comprender a los demás se queda ciertamente oscurecido. José Saramago ya decía a este respecto:


“Lo más difícil no es convivir, es comprender a los demás”.

Frente al virus del pesimismo es necesario desplegar todos los mecanismos que impulsan la alegría, la euforia y el optimismo por vivir. ¡Saber disfrutar es saber vivir! Y la mayor parte de las cosas que necesitamos para ser felices no son en absoluto importantes; en muchas ocasiones, no hay que cambiar la realidad para ser más feliz; sólo hay que saber lo que es no tener una “moneda valiosa” y, entonces, uno se alegra de tenerla; una persona ciega como Hellen Keller expresaba lo siguiente: “Si puedo encontrar tanto placer por el tacto, cuánta más belleza debe revelarse a la vista”.

Lo que se necesita es muy poco, pero lo que se quiere es mucho. Todo lo que podemos hacer para potenciar nuestro optimismo es aceptarnos más y valorarnos más. Las personas optimistas son aquellas que esperan cosas positivas y poder enfrentarse eficazmente al estrés y a los constantes desafíos de cada día. En fin, el enfoque optimista del pensamiento permite mantener un buen estado emocional, lo cual genera una fortaleza psíquica muy eficaz frente a los estados depresivos y frente a los trastornos cardiovasculares.

Autor: José Antonio Flórez Lozano-Catedrático de la Universidad de Oviedo.
https://memoriaemocional.com/