Amados…
Todos esperamos ser respetados y eso está muy bien, el querer ser respetadas por los demás, pero… el tema del respeto es un poco más complejo, no es solo que los demás nos respeten, también implica que nos respetemos a nosotros mismos.
Quien no sabe respetarse a sí mismo, es un poco difícil que los demás lo respeten y mucho más difícil… exigir ser respetado, a pesar de ser un derecho de todo Ser.
Debemos ser respetuosos, a pesar que los demás no nos respeten de igual manera, pues todo vuelve como un bumerán.
A veces actuamos con respeto hacia todos, pero fallamos en respetarnos a nosotros mismos y cotidianamente nos faltamos el respeto de tan diversas formas…
A veces son hábitos tan arraigados a nosotros y aceptados por todos, que ni los tememos en cuenta, como falta de respeto hacia nosotros mismos.
De tan diversas maneras nos faltamos a nosotros mismos el respeto, comenzando por no aceptarnos como seres Divinos desde nuestro origen, más allá de lo que somos en esta vida y lo que hemos hecho en otras vidas anteriores.
Nos faltamos el respeto cuando, por ejemplo, comemos y bebemos alimentos que nos enferman o sabiendo que ellos nos pueden causar algún malestar o hasta agravar las enfermedades que ya padecemos.
Nos faltamos el respeto cuando nos negamos a perdonarnos y a perdonar todo aquello que nos originó dolor emocional, mental o espiritual.
Nos faltamos el respeto cuando por seguir los patrones de la “moda”, utilizamos drogas, alcohol o cualquier sustancia que nos produce alteraciones en nuestros cuerpos tanto el físico como los cuerpos energéticos espirituales.
Nos faltamos el respeto cuando el odio que sentimos nos ciega nuestra capacidad de amar.
Nos faltamos el respeto cuando, por afán de llegar hasta nuestro objetivos, faltamos a la verdad, cometemos injusticias afectando la vida de otros seres inocentes.
La falta de respeto hacia nosotros mismos es el resultado de la falta de amor hacia la vida y específicamente a nuestra propia vida, por ello quien no se ama no logra respetarse a sí mismo y mucho menos sabe respetar desde el amor a los otros.
El respeto no es una obligación. Forma parte del AMOR!!!!
Quien ama desde el corazón, se ama y se respeta, nada haría de manera consciente, para perjudicarse a sí misma, pues sabe que el cuerpo es el vehículo del Alma y el Alma es el puente espiritual con nuestra Chispa Divina, ella es una partícula de la Fuente que la originó, la vio nacer.
El respetarnos es amarnos integralmente, es decir, amar y respetar nuestras luces y aceptar nuestras sombras a iluminar y soltar.
Cuándo se ilumina y se logra soltar las sombras????
Pues, cuando se las acepta que existen en nosotros, nos ubicamos en una posición de auto sanarnos para lograr soltarlas en paz.
Cuando las situaciones no se resolvieron como nosotros esperábamos y ante la frustración reaccionamos de manera iracunda, aceptar que somos iracundos en la frustración, no nos justifica de ninguna manera, ni nos impide esforzarnos para cambiar hacia la paz y la compasión.
Aceptar que la frustración, genera ira en nosotros es un paso para soltarla, pero además, hay que aceptar que esa actitud es una falta de respeto hacia nosotros y hacia los demás.
Ser iracundo nos hace daño, nos quita energía para recomenzar, aquello que no salió tan bien como esperábamos.
Nuestros cambios de carácter negativos, no solo detienen nuestro progreso espiritual, sino que además bloquean el aspecto social y económico de nuestras vidas de relación, por ello es muy importante, buscar cambios hacia resoluciones más positivas, para lo cual debemos tener una actitud… humilde desde el corazón y con ella se acepta y se cambia.
En general a todos o casi todos, la frustración nos hace sentir heridos, pero todos poseemos mecanismos para superar esa frustración, revertirla hacia la Luz y para ello el Amor y el Respeto hacia nosotros mismos es un sendero de sanación.
Nada es para siempre, nada se queda estático por mucho tiempo, pues el movimiento, el fluir de la vida es constante, aunque por momentos, podemos sentir lo contrario, todo se mueve, fluye y nosotros con la vida misma.
Depende de nosotros el aceptar el cambio, el darnos cuenta que de nada sirve o nos beneficia continuar con actitudes irrespetuosas hacia nosotros y los demás, que en algún momento deberemos repararlas…
En nosotros, a través de enfermedades, las emociones descontroladas, seguramente se van a manifestar para indicarnos que “algo” estamos haciendo mal para nosotros y para los demás, comprendiendo que si se alejan están en todo su derecho, pues ejercen el libre albedrío.
Sin guardarles rencor alguno, por el contrario solo el amor y el respeto harán que regresen a nuestras vidas.
Entonces…
El amor y el respeto son unidad, no corren por caminos separados, somos nosotros los responsables de unirlos en nuestro corazón.
Hoy y para siempre me amo y me respeto, pues…
Yo Soy Unidad en mí.
Dios es Amor y respeto hacia toda la vida.
Yo Soy Amor y Respeto.
Dios es Unidad en mí.
Somos UNO.
Así es!!!!
Los Amo!!!
Con Amor, Ashamel Lemagsa.
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