miércoles, 28 de noviembre de 2018

Sea lo que sea que contenga el momento presente, acéptalo como si lo hubieses elegido


Solemos resistirnos a lo que nos acontece, tendemos a negarlo, a ponernos rígidos e incómodos ante lo que estamos viviendo, generando de esta manera la imposibilidad de fluir con cada situación, de obtener el aprendizaje que necesitamos. Nada de lo que nos ocurre llega para ser vivido por casualidad y el hecho de aceptar nos permite adoptar la mejor actitud posible ante lo que nos ocurre.


La aceptación nada tiene que ver con resignación, o con sentarnos a esperar a que los escenarios cambien sin hacer nada, o acostarnos en la vía del tren y aceptar lo peor. La aceptación es entender nuestro alcance, estar conscientes de que es un tránsito y que en la medida que nos resistamos más intenso lo haremos, más desgastante será y más nos consumirá.


Cuando vemos las situaciones y las vivimos desde la perspectiva de que las hemos seleccionado de una manera u otra, para nuestro crecimiento, para nuestra transformación, nos resulta más sencillo entenderla y sacar de ella el mayor provecho. Puede ser que a corto plazo no nos resulte evidente su utilidad, pero el tiempo siempre se encarga de darle explicación a cada experiencia, por eso es que dicen que los puntos solo pueden unirse hacia atrás.


Si sentimos angustia, miedo, dolor, celos o cualquier sentimiento o emoción que consideramos negativa y nos tomamos un minuto para concientizar y observar eso que sentimos, dejamos de identificarnos y sencillamente pensamos que esa experiencia la hemos elegido nosotros mismos, la sensación es liberadora, pasa de ser algo que no sabemos controlar a algo que nos generará un beneficio, no ha sido algo al azar, no ha sido algo impuesto, sino de alguna manera decidimos ubicarnos de cara a esa experiencia para nuestro crecimiento.


Y a partir de ese momento de reconocimiento, todo fluye, como cuando el río bordea la roca que está en su camino, como cuando el árbol se adapta al movimiento del viento, como las nubes se separan ante una montaña. La naturaleza nos dice cómo actuar para seguir adelante, nos dice cómo flexibilizarnos y cómo evitar nuestras fracturas o estancamiento. Allí hay mucha sabiduría para inspirarnos, solo hace falta ver.

Demos pausa a nuestros pensamientos, no nos encadenemos con ellos, ni nos sometamos a su voluntariedad. Tomemos el control desde nuestra esencia y desde allí fluyamos con cada experiencia, sin etiquetarla, sin decirnos a nosotros mismos esto es bueno o malo, solo tratemos de ver el lado amable, aprender pronto, recordando que todo, absolutamente todo es transitorio.

RINCON DEL TIBET.
http://amosermujer.life

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