El chakra del corazón se desarrolla entre los 21 y los 28 años, cuando la mayoría de las personas ya se encuentran en la exploración de las relaciones románticas. Es un momento en el que te ves obligado a enfrentar la dolorosa herida del rechazo, que ocurre cuando revelas tus sentimientos de amor hacia otra persona y resulta que éstos no son recíprocos.
Aunque hay una tendencia a asociar el corazón con las relaciones amorosas, el trabajo del chakra del corazón se extiende mucho más allá del romance. Si deseas abrir este chakra, amar a los demás no es suficiente, también necesitas cultivar tu amor propio.
Muchas personas se encuentran cubiertas por múltiples corazas y armaduras que surgen de sus inseguridades con la idea de protegerse del exterior y del dolor, pero que en realidad lo que hacen es impedir recibir el amor de los demás. Por eso, sólo hasta que el amor propio surja, se mantenga y crezca, el amor incondicional podrá ser compartido o recibido. Este es el trabajo del chakra del corazón.
4 prácticas para abrir tu chakra del corazón
La mayoría de las personas camina encorvada, y esa postura cierra inconscientemente el corazón. Así que comienza a tomar conciencia de tu postura mientras estás sentado, de pie y al caminar. Endereza la columna vertebral, abre la parte frontal de tu pecho y deja caer los hombros. Reflexiona con frecuencia acreca de esto, empieza a darte cuenta de si cambias tu postura en ciertas situaciones y fíjate si te sientes vulnerable en ciertos escenarios.
Además, puedes dedicar unos minutos a la práctica del yoga e incorporar en tu rutina la asana del camello. Colócate en tu tapete sobre tus rodillas, colócalas separadas al ancho de la cadera. Lleva tus manos a la parte posterior de la pelvis para apoyarte. Lleva tu espalda y cabeza suavemente hacia atrás, y usa las manos para apoyarte en tus pantorrillas. Si ya tienes más experiencia, flexiona tu columna hasta que tus manos lleguen a los talones. Esto, además de ayudarte a mejorar tu postura, es muy útil para abrir el chakra del corazón.
Plano mental: escríbete una carta de amor
¿Alguna vez has escrito una carta de amor? No importa si es en papel, a la vieja usanza, o a través de algún medio digital, como el correo electrónico, es muy probable que alguna vez le hayas dedicado tus más lindas palabras a tu persona amada. ¿Y alguna vez te has escrito una carta así a ti mismo? Lo más seguro es que no.
Tú mismo debes ser tu primer y más grande amor, porque cultivar el amor propio te permite crear relaciones amorosas sanas con otros. Por eso, sería muy bueno que empezaras a dedicar algunos minutos del día para escribirte algo a ti mismo, en donde te digas todo aquello que amas de ti, lo que te enorgullece y lo que te hace feliz de ser tú. Escribe como si le escribieras al amor de tu vida. Eventualmente, eso es en lo que te convertirás.
Plano emocional: realiza una meditación metta
La meditación metta tiene su origen en las prácticas budistas, cuyo objetivo es promover el amor sincero y desinteresado, la compasión, el desapego y la paz interior.
La palabra metta (idioma índico pali) tiene muchas acepciones; entre las más populares figuran: amor, bondad y empatía. Metta es el sentimiento de amor universal más profundo que puede existir.
La práctica de la meditación metta es recomendada para conectar con las emociones, superar la autocrítica y la depresión, desterrar sentimientos negativos, contrarrestar la ira, el insomnio y la angustia, y practicar el amor incondicional y la compasión. Además, te ayuda a reconocer tus sentimientos y canalizarlos positivamente, no sólo hacia ti mismo, sino también hacia los demás.
Para realizarla, cierra los ojos y visualízate sentado frente a ti. Deséate lo siguiente:
Que me sienta seguro.
Que yo sea saludable.
Que pueda sentirme alegre.
Que yo conozca el amor.
A continuación, visualiza a alguien en tu vida a quien amas o aprecias, y deséale las mismas frases de bondad amorosa:
Que él/ella se sienta seguro.
Que él/ella esté sano.
Que él/ella se sienta alegre.
Que él/ella conozca el amor.
Finalmente, un punto que quizás sea complicado, pero hacerlo te resultará liberador y te dará paz. Visualiza a alguien en tu vida con quien tengas un conflicto o alguien a quien encuentres desafiante, y deséale lo mismo.
Ahora, medita durante unos minutos y deja que tu ser se inunde de los sentimientos positivos que acabas de desear y generar para ti y para los demás.
Plano espiritual: sé parte de un voluntariado
Ayudar a quien lo necesita es una gran oportunidad para dar incondicionalmente. Elige una actividad que te motive, ya sea ayudar a un albergue de mascotas, un orfanato, un asilo de ancianos, alguna asociación que apoye a personas discapacitadas o sin hogar… opciones hay muchas, y sólo necesitas decidirte para empezar a donar un poco de tu tiempo y esfuerzo para hacer felices a otros y, de paso, a ti mismo.
Ayudar es una forma de generar empatía respecto al sentir y las necesidades de otros, y es algo que te ayuda a experimentar cómo la compasión y la solidaridad con los demás afecta positivamente tu sentido de bienestar.
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