La indiferencia llega a
una relación de pareja de forma pausada pero implacable.
Es un silencio amargo donde habita la
incertidumbre, la añoranza de lo que antes era cotidiano y cómplice, y que
ahora nos falta. Porque lo contrario del amor no es el odio, sino ese
sentimiento capaz de rompernos en mil fragmentos llamado indiferencia.
Las relaciones “mueren” por muchas
razones, lo sabemos y no hay duda de que todas suponen una alta carga de
sufrimiento para la que nadie está preparado. No obstante, podríamos decir
que es precisamente ese vacío, esa actitud pasiva y fría de la otra persona
respecto a nosotros lo que suele generar mayor desesperación y ansiedad.
El amor suele tener tres
enemigos: la indiferencia, que nos quita el aliento poco a poco, la indecisión
que nos impide avanzar, y la desilusión que lo termina todo casi al instante.
Cada uno de nosotros podemos reaccionar de un modo
ante ante un rechazo o una traición, pero…¿Cómo
afrontar el vacío emocional de la indiferencia? No es fácil, de ahí, que
siempre se intente encontrar una razón, un porqué a ese distanciamiento
afectivo. Aunque en realidad no siempre hay un motivo para el desamor, en
ocasiones, simplemente, se apaga, se ahoga como un sol crepuscular que queda
sin aliento…
La indiferencia ocasiona
serios efectos secundarios
La salud de una pareja, como todo organismo vivo y
necesitado de alimento vital, necesita reforzar su estructura, su relación. Todo
ello se consigue mediante esos rituales cotidianos, orlados de complicidad, en
los que se inscriben los gestos que nos conectan, las palabras que nos
refuerzan, las caricias que nos
reconocen y espacios comunes habitados por una necesitada cercanía física y
emocional.
Ahora bien, en ocasiones, casi sin saber por qué,
hacemos uso del silencio o de la no intervención delegando en el otro para que
haga, diga y actúe. Empezamos a dar por sentados los sentimientos e
incluso las respuestas a preguntas que ya no formulamos. Poco a poco, se
priorizan pequeñas cosas y se descuidan grandes aspectos.
Si hemos de hablar de un experto en materia de
relaciones afectivas es casi inevitable no nombrar a John Gottman y su teoría de los “4
jinetes del apocalipsis”, sobre las razones que llevan a una pareja hacia el
abismo del distanciamiento.
No te extrañará saber que entre estos pilares,
además de las críticas, el desprecio y la actitud defensiva,
esté también “la indiferencia”, esa conducta evasiva que mira hacia otro
lado, y que crea grandes abismos de incertezas. Todo ello, todo este
vacío emocional y frialdad afectiva genera serias consecuencias del
“indiferente” al “indiferenciado” que debemos conocer.
Consecuencias
psicológicas de la indiferencia
Pero, ¿cuáles son entonces, las consecuencias a nivel
psicológico de la indiferencia?
·
La actitud indiferente de
nuestra pareja genera, por encima de todo, desconcierto y miedo. El amor entre dos
personas necesita de la seguridad de unos afectos y unas costumbres con las
cuales sustentar el propio vínculo.
·
Cuando nuestras
expectativas sobre ese vínculo dejan de cumplirse, aparece la incertidumbre y
el desasosiego. Dos dimensiones ante las que nuestro cerebro va a reaccionar
con estrés y ansiedademocional.
·
Cuando dejamos de recibir
esa retroalimentación emocional, ese intercambio sutil y perfecto donde las
respuestas del otro nos reafirmaban y fortalecían, quedamos como “paralizados”. Nos
mantenemos a la espera, aguardando a que cambie la situación, algo tan agotador
como destructivo.
·
Si cometemos el error de
interpretar la indiferencia como algo que “nosotros mismos hemos generado”,
perdemos aún más el control de la situación. Nuestra autoestima decae
y derivamos en un estado de indefensión muy peligroso.
Ya no siento dolor, ahora
mi corazón está más yermo que nunca porque se ha resignado. Ahora solo siento
indiferencia, que es la falta más absoluta y desoladora de sentimientos.
Cómo hacer frente al
vacío emocional
Como suele decirse, la indiferencia mata, y
aunque muchos la definan como una actitud pasiva que se abre paso poco a poco
en una relación de pareja, en realidad, no es del todo cierto. El vacíoemocional es un
enemigo muy activo que debe identificarse de forma temprana para evitar
que se instale y deshaga para siempre ese vínculo, esa unión con la persona que
amamos, o bien con nosotros mismos al perder nuestra autoestima.
·
Una relación de pareja se
mantiene siempre y cuando exista satisfacción personal a la vez que
reciprocidad. Si nos sentimos bien, seremos capaces de invertir en el otro
porque damos lo mismo que recibimos.
·
En el momento en que ese
círculo armónico de reciprocidad se rompe, afecta de inmediato a la
calidad del compromiso, a nuestra pasión y nuestra intimidad.
·
En una pareja, con uno solo
que sea indiferente basta, y la indiferencia se intuye, se palpa y se sufre. De
nada vale esperar a que las cosas mejoren, de nada vale hacernos falsas
esperanzas. Hay que actuar.
En ocasiones, basta con hacer pequeños cambios, llegar a acuerdos para romper esa
rutina en la que caen las relaciones de vez en cuando. Cualquier esfuerzo
por salvar la relación es poco. No obstante, si somos plenamente conscientes de
que no hay amor o que esa situación trae más sufrimiento que felicidad, será
necesario poner distancia.
No merece la pena ser cautivos del desamor, de los
sueños truncados de dos extraños que lo dieron todo y que al final, ese todo
quedó en nada. La indiferencia duele y desconcierta, pero la cura el
tiempo siempre y cuando seamos valientes para alejarnos cuando toca,
cuando aún somos capaces de recordar que debemos cuidar de nosotros mismos.
·
Fuente: Valeria
Sabater (Psicóloga y escritora) lamenteesmaravillosa.com
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