La visualización es una técnica muy eficaz que se
utiliza en terapia como herramienta para reducir la activación
fisiológica que aparece en los momentos de ansiedad, y de este modo
lograr un estado de relajación.
En qué consisten las técnicas de visualización
Las técnicas de visualización trabajan con las conexiones
neuronales que existen entre las áreas motoras y
emocionales de nuestro cerebro. Lo que se trata de lograr con este tipo de
técnicas es conectar determinadas imágenes y pensamientos con
estados de ánimo positivos.
La visualización consiste básicamente en evocar
con la imaginación una situación o escena agradable y utilizar las
emociones positivas que se producen para cambiar patrones de pensamiento,
o simplemente para disfrutar del estado de bienestar que aparece.
Para qué sirven las técnicas de visualización
Practicar de forma habitual las técnicas de
visualización nos ayudará a profundizar cada vez más en las sensaciones y los
símbolos que acompañan a cada imagen. Con el tiempo, cuando estemos
entrenados, podremos memorizar estas visualizaciones y los estados de
relajación que le acompañan, para echar mano de ellos cuando nos sea
necesario.
A partir de la visualización de imágenes,
podemos inducir estados de ánimo saludables que nos permitan tanto relajarnos,
como tener sensaciones agradables, ya que, como dijo Carl
Jung, a través de las imágenes podemos conectar la parte
más inconsciente de nuestra mente con la parte más consciente.
Las técnicas visualización se utilizan para el
tratamiento de la ansiedad, fobias, baja autoestima, depresión, dolores
físicos y tensionales, etc.
Hemos hecho una pequeña recopilación de
ejercicios de visualización, que te pueden servir si eres terapeuta para
utilizarlo en tus sesiones, o los puedes utilizar también por tu cuenta para
ayudar a relajarte.
Ejercicios de visualización
Estas son técnicas simples que se utilizan
para ayudarnos a concentrarnos mientras minimizamos al máximo nuestros
pensamientos, emociones y dolor físico.
Liberación de pensamientos
Cierra los ojos… Imagina que estás sentado en la
orilla de un río mirando cómo el tronco de un árbol desciende lentamente
llevado por la corriente. Durante de 6 a 10 segundos, imagínate que un
pensamiento tuyo, una percepción o una sensación, viajan sobre el tronco y
luego deja que ambos desaparezcan de tu vista. Vuelve a contemplar e río y
espera a que aparezca un nuevo tronco que llevará sobre él un nuevo
pensamiento.
También puedes realizar este ejercicio imaginando
que tus pensamientos son bocanadas de humo que se producen a partir de un
fuego.
Interacción entre tensión y relajación
Cierra los ojos… Fíjate en la tensión que hay en
tu cuerpo… elije un símbolo para representar la tensión o el dolor que
experimentas en este momento, puede ser el hielo… elije otro símbolo que
represente el concepto de relajación…
Deja que ambos símbolos interaccionen de modo
que, al final, la tensión resulte eliminada.
Aparta tu tensión
Cierra los ojos… Imagina un color y una forma
para tu tensión o dolor… ahora cambia el color y la forma… aparta estos dos
últimos elementos hasta que desaparezcan de tu mente.
Colores
Cierra los ojos… Imagina que tu cuerpo está lleno
de luces. Por ejemplo, una luz roja representa la tensión o el dolor y las
luces azules representan la relajación… imagínate las luces cambiando del
rojo al azul o bien del azul al rojo y observa cualquier sensación física que
experimentes mientras tanto… ahora imagínate que todas las luces de tu cuerpo
han adquirido un color azul y experimenta con ello la sensación de una
relajación total.
Tensión muscular
Concéntrate en aquella parte del cuerpo donde
sientas una mayor tensión muscular… concede a la tensión una imagen mental,
por ejemplo, un peso que te oprime el estómago, una cuerda fuertemente
anudada alrededor de los brazos, un candado que cierra tu boca, un torno que
te aprieta los hombros (según el lugar donde sientas la tensión)… Intenta ver
la relajación de esta imagen. Imagina que estás cubierto ligeramente por una
capa de arena tibia… tu pierna derecha… la izquierda… el estómago… el pecho…
y los brazos. O imagínate que una cálida manta, lentamente… lentamente, te
está cubriendo los hombros.
Imágenes dirigidas
Esta técnica representa otra forma muy eficaz de
emplear la imaginación para lograr la relajación.
El sendero en la montaña
Cierra los ojos… Imagínate que estás apartándote
del lugar donde vives… deja atrás los ruidos y las prisas cotidianas… Imagina
que cruzas un valle y que te acercas a una sierra… visualízate en ella… estás
subiendo por un camino tortuoso… encuentra en él un sitio donde pararte…
encuentra ahora un sendero por el que puedes subir… busca un lugar cómodo
donde pararte.
Cuando lo hayas encontrado y legado a ese punto,
tómate algo de tiempo para examinar toda la tensión que hay en tu vida.
Concede mentalmente a la tensión y al estrés formas y colores… Míralos con
cuidado y luego déjalos en el margen del sendero en el que te encuentras.
Continua subiendo por el camino hasta que llegues
a la cima de una colina… mira desde allí arriba… ¿Qué ves?... Busca un lugar
atractivo y cómodo y dirígete hacia él.
Fíjate en los alrededores… ¿a qué te recuerda?...
Fíjate en las vistas, en los olores, en los sonidos… Repara en cómo te
sientes… Instálate y, poco a poco, empieza a relajarte… Ahora te sientes
totalmente relajado… experimenta la sensación de estar total y completamente
relajado… Descansa de tres a cinco minutos… Mira a tu alrededor otra vez…
Recuerda que éste es tu lugar
especial para relajarte al que puedes venir siempre que lo desees.
Vuelve de nuevo a tu habitación y recuera que
todas estas imágenes son fruto de tu imaginación, las has creado tú y puedes
recurrir a ellas siempre que desees relajarte.
Técnica del recuerdo activo
Cierra los ojos… Trasládate al principio del día…
¿cómo fue tu despertar?... ¿cómo te sentiste?... Piensa en tus pensamientos y
sensaciones… Libérate de estos pensamientos y sensaciones… Libérate de esa
parte del día… pertenece al pasado y ya no puedes hacer nada para cambiarla.
Ahora estamos en la hora de comer… Piensa en cómo
fueron tus pensamientos y sensaciones… ¿cómo fueron para ti las horas
comprendidas entre las 11:00 y las 2:00?... Libérate de los pensamientos y
sensaciones de esa parte del día… ambos pertenecen ya al pasado… ya no puedes
cambiarlos.
Piensa ahora en el tiempo transcurrido entre las
2:00 y las 5:00 de la tarde… ¿cómo fue para ti esa parte del día? Recuerda
cuales fueron tus pensamientos y sensaciones… libérate de ellos… Recuerda que
ambos pertenecen al pasado… ya no puedes cambiarlos.
Piensa ahora en la tarde, en las horas transcurridas
entre las 5:00 y las 7:00 de la tarde… ¿cómo ha sido para ti esa parte del
día?... Piensa en lo que sentiste y pensaste en esas horas… Libérate de los
pensamientos y sensaciones que experimentaste durante este tiempo… pertenecen
al pasado y ya no puedes hacer nada para cambiarlos.
Ya son las 8:00 de la tarde… Rápidamente
retrocede al principio del día y asegúrate de que te sientes liberado de todo
lo que pensaste y sentiste durante este día… Siéntete totalmente en el
presente… empieza a sentir cómo comienzas a sentirte relajado… Siéntete
relajado… siéntete totalmente relajado.
Enfrentarse a lo desconocido
Cierra los ojos… Imagínate que estás en el
bosque… está oscuro y sopla el viento… te has perdido… ¿qué sientes en este
momento?... Observa tu cuerpo y las áreas en las que sientes tensión…
experiméntalo durante un minuto…
Imagínate que encuentras un lugar para salir de
este bosque oscuro y frío… siente como la tensión va desapareciendo de tu
cuerpo… irá desapareciendo a medida que vayas encontrando un camino… Siente
cómo la tensión va siendo eliminada de tu cuerpo… estás relajado… estás
seguro… te sientes cómodo.
Crear las propias imágenes
La técnica de las imágenes dirigidas
incluye buscar una posición cómoda, cerrar los ojos, concentrarse en las
propias sensaciones físicas y practicar una respiración profunda.
Una forma de crear las propias imágenes es
atender cualquier fantasía que te acuda a la mente. Por ejemplo, puede que te
preguntes cuanto rato te va a durar el dolor de cabeza que sientes en este
momento.
Cierra los ojos y deja que tu imaginación te
conteste a la pregunta. Imagínate distintos lugares: la playa, las calles de
la ciudad, un arroyo, etc. De entre todas las escenas que has imaginado,
elige una donde relajarte y de la que sólo tú disfrutarás.
¿Qué olor percibes, cómo es la estructura que
ves, cómo se siente tu cuerpo? Imagina que estás haciendo algo que te relaja,
por ejemplo que estás pescando, que estás disfrutando de una buena comida,
charlando con los amigos, o que estás sentado junto al fuego, con un buen
libro en las manos.
Para cuando te halles instalado en la escena que
has imaginado y te hayas relajado en ella, tu dolor de cabeza ya habrá
desaparecido. En el espacio que hay a continuación, describe algunas imágenes
que te resulten atractivas. Retócalas y grábalas en tu memoria. Cada vez que
sientas la necesidad de una relajación profunda, cierra los ojos y trasládate
a ese lugar especial.
Ejercicios de los cinco dedos de la mano
El siguiente ejercicio ha sido utilizado con
éxito para inducir a la relajación.
1.
Toca el dedo índice con el
pulgar. Mientras, recuerda alguna situación de tu pasado en que todo el
cuerpo haya sentido una profunda fatiga (mientras subías una montaña,
nadabas, hacías footing, etc.)
2.
Toca el dedo corazón con el
pulgar. Mientras, retrocede a un momento en que hayas tenido alguna
experiencia afectiva. Puede ser sexual, puede ser un simple abrazo o incluso
una conversación íntima.
3.
Toca el dedo anular con el
pulgar. Mientras, piensa en el mejor cumplido que hayas recibido nunca.
Intenta aceptarlo sinceramente. Al hacerlo, estás demostrando una gran estima
hacia la persona que lo recibió, o se tú; a su vez, te estás haciendo un cumplido
a ti mismo.
4.
Toca el dedo meñique con el
pulgar. Al hacerlo, piensa en el lugar más hermoso en el que hayas estado.
Detente en él por unos momentos.
Este ejercicio de los cinco dedos lleva menos de
diez minutos hacerlo y a cambio proporciona una mayor vitalidad, una paz
interior y el crecimiento de la autoestima. Puedes realizarlo cada vez que
sientas tensión.
Relajación profunda con sugestión en
visualización
Este ejercicio de relajación se utiliza en personas a
las que, en principio, les cuesta visualizar, ya que es muy
sugestivo. También lo usan los terapeutas cuando quieren inducir una
relajación profunda.
Cierra los ojos… imagina que caminas por un lugar
seco y desierto, hace calor… y sientes la garganta seca… visualizas en tu
imaginación un vaso lleno de agua… agua fresca… el vaso tiene gotitas en el
exterior y sabes que está fresco porque el cristal está empañado… sientes
ganas de tragar… pero no hay saliva suficiente… sigues con la garganta seca y
más seca.
Entonces recuerdas la sensación que produce tener
un trozo de limón entre los dientes… aprietas ligeramente los dientes y el
zumo se desparrama dentro de tu boca… incluso cae por la comisura de los
labios… tu saliva aumenta… más saliva y más saliva… tienes una necesidad
enorme de tragar, pero no tragues todavía, hay más saliva, tragarás cuando
contemos hasta cinco:
·
1 aguanta la sensación
·
2 eres capaz de esperar
·
3 falta poco
·
4 sientes la necesidad enorme
de tragar
·
5 ya puedes tragar
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viernes, 27 de octubre de 2017
Ejercicios de meditación con visualización por Nuria Torres
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