Por fin solo……Enfrentarse a uno mismo en solitario provoca miedo y es doloroso, y uno tiene que sufrirlo. Nada debe hacerse para evitarlo, nada debe hacerse para desviar la mente y nada debe hacerse para escapar de ello. Uno debe sufrirlo y pasar por ahí. Este sufrimiento y este dolor es una buena señal de que te acercas a un nuevo nacimiento, porque todo nacimiento es precedido de dolor. No puede evitarse y no debería evitarse porque forma parte de tu crecimiento.
PERO, ¿POR QUÉ EXISTE ESE DOLOR?
Es importante comprenderlo porque esta comprensión te ayudará a sobrellevarlo, y si lo sobrellevas conscientemente saldrás de él más fácilmente, con mayor rapidez y mucho mas fortalecido.
¿Por qué es doloroso estar solo? Lo primero que ocurre es que tu ego sólo puede existir cuando estás con otros. Ha crecido en las relaciones, no puede existir en solitario. Así que si se da una situación en la que ya no puede existir, te sientes como si estuvieras muriendo. Pero no eres tú el que está muriendo, sino tu ego, el que piensas que eres tú y con el que te has llegado a identificar. No puede existir porque te lo han dado los demás. Es una contribución del exterior. Cuando dejas a los demás no lo puedes llevar contigo.
Así que, al quedarte solo, todo lo que sabes acerca de ti mismo se desplomará; poco a poco desaparecerá. Puedes prolongar tu ego por un tiempo, pero no puedes prolongarlo por mucho tiempo.
Ya no estás seguro de quién eres en realidad: eres sólo una personalidad dispersa, en proceso de disolución. Pero esto está bien porque a menos que este falso tú desaparezca, el verdadero no puede surgir.
ESTE FALSO TÚ ESTÁ OCUPANDO EL LUGAR DE TI MISMO. Debes trabajar y esforzarte, para ser cada día mas quien tu eres en realidad, debes trabajar y esforzarte para ser….tú, no quien los demás quieren que seas, debes trabajar y esforzarte para hacer tu proyecto de vida, no lo que se espera que hagas o lo que quieren que hagas.
No olvides nunca que somos tres personalidades a la vez:
1.- QUIEN TU CREES QUE ERES
2.- QUIEN LOS DEMÁS CREEN QUE ERES
3.- QUIEN ERES EN REALIDAD
Nacemos con unos añadidos que a veces pueden más que nuestra propia
personalidad, que la ocultan y nos cuesta mucha energía en volver a recuperarla y entre esos añadidos están las creencias que se nos inculcan (que no son nuestras), la sociedad donde nacemos y lo que pesa el clan familiar.
Siempre que estés contigo a solas al principio habrá miedo. Pero tienes que pasar por este miedo; sólo entonces te volverás intrépido. No quiero decir que te volverás valiente, no. Quiero decir que te volverás intrépido.
La valentía es sólo parte del miedo. No importa lo valiente que seas, el miedo está oculto detrás. Yo hablo de ser ‘intrépido’. No hay necesidad de ser valiente cuando no hay miedo. Tanto la valentía como el miedo se vuelven irrelevantes. Son caras de la misma moneda. Así pues, tus héroes no son otra cosa más que tus miedos.
Tu valentía está escondida dentro de ti y tu miedo está en la superficie. Así que cuando estás solo eres muy valiente. Cuando piensas en algo eres muy valiente, pero cuando una situación real aparece sientes miedo. Uno se vuelve intrépido sólo cuando ha pasado a través del miedo más profundo.
En el proceso el miedo estará presente, pero este miedo es básico, necesario e inevitable: uno tiene que atravesarlo. Deberías entenderlo, pero no trates de evitarlo, no trates de escapar de él porque al escapar regresarás a él. Volverás de nuevo a tu personalidad anterior.
Pero merece la pena intentarlo, buscar el silencio no solo externo, sino también interno, dejar que nuestra mente se quede en silencio profundo y entonces solo entonces seremos capaces de no solo saber y ver como somos, también seremos capaces de sentirnos.
Y ese proceso de cada vez saber un poco más como somos en esencia, nos dará en nuestro día a día, paz, armonía, serenidad y sobre todo seguridad en nosotros mismos, ayudando a que nuestra auto-estima este siempre alta.
Y con ello conseguiremos dos grandes objetivos, estar bien nosotros con nosotros mismos y ayudar a cuantos seres queridos nos rodean a que ellos lo estén a su vez con ellos mismos.
Merece la pena intentarlo, no hay nada que perder y en caso de que perdamos algo, solo será desconocimiento de cómo somos y de esa forma dejaremos paso y hueco a como somos en realidad.
Decía un gran sabio: Yo tengo miedo a la altura, pero no evito mis abismos: son ellos los que me dan la dimensión de lo que soy.
Fuente: La Ciencia del Espíritu
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