Muchas veces
cuando esto ocurre, nos hallamos en una situación en donde comprometemos más
aun nuestra integridad, puesto que no conforme con que nos ha tocado
desprendernos sin desearlo de alguien, nos exponemos al sufrimiento tras un
poco aceptación de la realidad, al pretender que esa persona siga ocupando un
espacio en nosotros inclusive sin saberlo.
Nos
torturamos indagando de su vida, preguntándole a conocidos, revisando sus redes
sociales, procurando patéticos encuentros que aparenten casualidad, mientras
que intentamos inclusive sabotear su vida y lo más triste de todo, mientras
malgastamos nuestro tiempo en quien por algún motivo u otro ha decidido
retirarse de nuestro lado.
En la vida debemos
aprender a perder y aun cuando no estemos de acuerdo, aun
cuando sintamos que no es el momento, inclusive cuando pensemos que somos la
mejor opción para alguien, debemos dejar nuestro ego a un lado y aferrarnos a
la dignidad.
La poca
aceptación de que alguien no nos prefiere ya en su vida, nos puede invitar a
una tóxica dinámica de buscar todas las vías posibles de atornillarnos a la
fuerza. Todos queremos ser aceptados y el hecho de que alguien que de alguna
manera se acercó a nosotros en algún momento, decida sencillamente retirarse
puede convertirse en un reto, que sentiremos ganar solo cuando esa persona
recapacite e inclusive se arrepienta de haberse alejado.
Algunas veces
no estaremos tan negados a aceptar, pero nos haremos daño intentando
averiguar de su vida y será una bomba para nosotros cualquier indicio de
felicidad en su vida, que no tenga nada que ver con nosotros.
Si sentimos
necesidad de acercarnos a esa persona que ha decidido dejarnos en el pasado,
así sea husmeando por la puerta de atrás de su vida, podemos entender que esto
cabe dentro de lo normal si ocupa muy poco de nuestro tiempo y en especial de
nuestros pensamientos. Si invertimos cantidades considerables de tiempo y
energía en saber, en participar, en sabotear o encontrar maneras adecuadas o no
de que esa persona nos extrañe, sin duda nos hace falta una revisión profunda
de pautas de merecimiento y de amor propio.
Si alguien se quiere marchar de tu vida, ábrele
la puerta, esa persona se irá, pero contigo se quedará tu dignidad y si te soportas
en ella en poco tiempo superarás cualquier vacío que pudieses sentir. Evita
cualquier contacto, no busques, ni revises, observa tus pensamientos y no te
enganches a nada que no te haga bien… Poco a poco todo sanará y más pronto que
tarde le darás la bienvenida a una mejor experiencia y sorpresivamente la mejor
es la que nos lleva a encontrarnos con nosotros mismos.
¿De qué nos
sirve retener a alguien que se quiere ir? ¿Es eso lo que merecemos? Todos
merecemos un amor bonito, que alimente, que nos elija… Todos merecemos amar y
ser amados.
RINCON DEL TIBET.
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