1. El Guru dijo: Aquél que piensa, “Yo soy el cuerpo, este cuerpo es
mío, ella es mi esposa, él es mi hijo, yo soy un Brahmana, yo soy gordo, negro,
Pandit,” es un hombre ignorante. Está esclavizado.
2, 3. Aquél que piensa, “Yo no soy el cuerpo; soy omnipresente,
inmutable, inmortal, indivisible y autónomo, tengo existencia propia, soy
Satchidananda Brahman,” es un hombre sabio; es libre.
4. Aquél que piensa, “Yo hice este trabajo, de modo que iré al cielo; yo
gocé de tal y cual cosa,” es un hombre ignorante.
5. Aquél que piensa, “Prakriti hace todo; yo soy solo testigo; no soy el
actor; no soy el que disfruta,” es un hombre sabio.
El texto con comentarios de Swami Krishnananda
1. El Guru dijo: Aquél que piensa, “Yo soy el
cuerpo, este cuerpo es mío, ella es mi esposa, él es mi hijo, yo soy un
Brahmana, yo soy gordo, negro, Pandit,” es un hombre ignorante. Está
esclavizado.
La persona que afirma la existencia de seres separados es una persona
ignorante. Su vida es una vida de esclavitud solamente. El tiempo que le lleva
a un individuo poseer un objeto deseado está en proporción con la intensidad de
su sentimiento de identificación con el Infinito Absoluto. El individuo que siente
que tres cuartas partes de toda la existencia son su propio ser y que una
cuarta parte no lo es, experimenta su fin deseado más rápido que aquél que
siente que sólo la mitad de la toda la existencia es su ser. La gente que
siente que su propio cuerpo individual es su ser y que todo lo demás en el
universo es diferente de sí, nunca puede vivir una vida feliz. Por lo tanto, la
persona más feliz es aquella que pierde su personalidad en la realización de la
verdad de que toda la existencia es su propio ser y que no hay nada segundo con
respecto a él. Entonces, se convierte en el Ser Inmortal.
Todos los seres son engañados por Prakriti. El sentimiento de que el cuerpo es el Ser y que las personas conectadas con ese cuerpo son todas queridas, es tan difícil de superar que incluso hombres avanzados, eruditos y listos, son incapaces de trascenderlo a pesar de sus reflexiones filosóficas. El problema de la vida no es un problema intelectual sino un sentido arraigado en el mismo ser del Jiva. De allí que un pensamiento superficial y una filosofía de sillón no puedan resolver el enigma del universo. Es una cuestión de auto-sacrificio; el precio de la Inmortalidad es la propia existencia.
Todos los seres son engañados por Prakriti. El sentimiento de que el cuerpo es el Ser y que las personas conectadas con ese cuerpo son todas queridas, es tan difícil de superar que incluso hombres avanzados, eruditos y listos, son incapaces de trascenderlo a pesar de sus reflexiones filosóficas. El problema de la vida no es un problema intelectual sino un sentido arraigado en el mismo ser del Jiva. De allí que un pensamiento superficial y una filosofía de sillón no puedan resolver el enigma del universo. Es una cuestión de auto-sacrificio; el precio de la Inmortalidad es la propia existencia.
2, 3. Aquél que piensa, “Yo no soy el cuerpo;
soy omnipresente, inmutable, inmortal, indivisible y autónomo, tengo existencia
propia, soy Satchidananda Brahman,” es un hombre sabio; es libre.
La sabiduría es una fuerza integradora. Unifica y abarca todo. No
excluye nada de su incumbencia, entra en el corazón de todo ser. El hombre
sabio siente el carácter omnipresente y masivo de la Realidad que constituye la
sustancia de los seres que aparecen en el universo. Él se identifica con la
sustancia misma; de allí que las mismas formaciones se conviertan en su propio
ser.
La afirmación del inmutable, inmortal, indivisible, autónomo,
auto-existente, Satchidananda Brahman es sabiduría. Según el Señor Krishna, la
sabiduría consiste en humildad, sencillez, honradez, servicio al Maestro,
pureza, firmeza, autocontrol, renuncia a los objetos sensorios, ausencia de
egoísmo, reflexión sobre los males del nacimiento, la muerte, la vejez, la
enfermedad y el dolor, desapego, no identificación del Ser con el hijo, la
esposa, la casa, etc., constante ecuanimidad ante sucesos deseables o
indeseables, devoción inquebrantable por lo Real, sentimiento de identidad del
Ser con la Verdad, recurrir a lugares aislados, disgusto por la compañía de los
hombres, constante búsqueda de conocimiento espiritual y entendimiento de la
meta de la Realidad. Todo lo demás es ignorancia.
El hombre sabio no odia a ninguna criatura, es amigable y compasivo
hacia todos, está libre de los sentimientos de “yo” y “mío”, es ecuánime ante
el dolor y el placer, es tolerante, está siempre contento y es firme en la
meditación, es auto-controlado, posee convicción firme, tiene su mente y su
intelecto fijos en la Realidad o Brahman. Tal persona esté iluminada por la
Sabiduría Suprema.
Esos son los signos de sabiduría y no el ser de la sabiduría. El Ser de
la Sabiduría es la Unidad Absoluta de la Conciencia. Toda virtud es el
resultado de este logro supremo.
4. Aquél que piensa, “Yo hice este trabajo, de
modo que iré al cielo; yo gocé de tal y cual cosa,” es un hombre ignorante.
Aquel que afirma su egoísmo es una persona ignorante. El egoísmo es el
verdadero hacedor de todas las acciones. Es el egoísmo el que crea lugar para
la acción y deposita sus impresiones en el Chitta. El método más potente para
erradicar este ego malvado es su completa entrega a una Persona o a personas, o
al Absoluto. Bhakti Yoga, Karma Yoga y Jñana Yoga son respectivamente los
métodos que recurren a estos tres aspectos de la destrucción del ego.
Así, la ciencia del desinterés representa en sí misma los procesos de
todos los sistemas de Yoga. Un verdadero acto desinteresado no quiere nada en
absoluto en espacio o tiempo particular. Es el flujo natural de la Verdad en sí
misma como el desborde de las aguas en un río crecido. Tal servicio o
asistencia no es para gozar de la gratitud de la persona servida o de la
utilidad del animal cuidado, sino para una transformación de la conciencia
separadora por medio de su expansión en la universalidad desintegrándola en mil
fragmentos diferentes o anulándola mediante un amor que todo lo abarca
expresando Infinitud.
Tales sentimientos acumulados de satisfacción desinteresada, efectuada
mediante el propio sacrificio, que de otro modo se hubiera dispersado y
esparcido externamente con el fin del goce egoísta que se deriva del contacto
con los objetos, actúa como una pala poderosa para cavar las profundidades del
ego y arrojarla en el abismo de la Experiencia Infinita. Todo acto, en lenguaje
común, está dirigido hacia el logro de un fin particularizado en tiempo
ilimitado por el espacio. Pero un verdadero acto desinteresado, hecho sin un
objetivo particular en vista, es un desafío para el ego separador que no puede
vivir sin relacionarse con algo que se distinga en espacio y tiempo. Tal acto
que falla en alimentar al sentido de individualidad con sus diversos
requerimientos compele al propio interés relativo a disolverse en el Interés
del Absoluto, el cual se eleva por sobre las limitaciones de espacio y tiempo,
y se ocupa de establecerse en la satisfacción perfecta y la experiencia que no
puede contradecirse de Plenitud y Realidad Absoluta. La desaparición del
egoísmo está al unísono con la Presencia Divina.
5. Aquél que piensa, “Prakriti hace todo; yo soy
solo testigo; no soy el actor; no soy el que disfruta,” es un hombre sabio.
Prakriti, la Naturaleza, es el verdadero hacedor de todas las acciones.
Prakriti es entendida como la aparición concreta de un poder universal
diferente de la esencia de la Realidad. Eso tiene un significado cósmico y uno
individual. Como energía cósmica, Prakriti lleva a cabo la evolución de la masa
de seres que constituyen el universo, y como energía individualista, genera la
actividad del Jiva.
La acción ata al Jiva cuando éste se considera el que ejecuta la acción.
La Inteligencia del Atman se refleja por medio del Vijñanamaya Kosha en el cual
predomina la distracción y la actividad, y que limita al Ser a la condición de
Jiva.
Las acciones de las envolturas superficiales son sobreimpuestas en el
Ser inmaculado. El empujón creativo de Prakriti inherente a todo individuo hace
que el individuo tenga que actuar inevitablemente. Por mucho que el Jiva
proteste, no puede evitar que Prakriti funcione. Lo único que el individuo
puede hacer es ser un testigo silencioso de las acciones de la naturaleza
superficial y ser indiferente a los afectos de aquellas acciones
involuntarias.
En realidad, el ser no es el que actúa ni el que goza. Es la Naturaleza
como tal la que actúa. Mientras uno no puede controlar las tendencias activas
neutrales, debe cultivar el sentimiento de Sakshittva (testigo) del ser. Cuando
los impulsos activos se retiran mediante la fuerza meditativa, Sakshi-bhava (La
actitud de permanecer como testigo) da lugar a Samata-drishti o
Aikya-bhava, (el sentimiento de ecuanimidad y unidad en la vida). Esto, una vez
más, da lugar a un paso aun superior, Brahmabhava (Sentimiento de identidad con
Brahman, así como de todo como Brahman), donde se impiden las acciones de
Prakriti por medio de la generación de poder espiritual. Entonces, sólo se
percibe al Brahman Uno en todo.
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