A nadie le gusta resultar perjudicado en
situación alguna, cuando nos hieren o nos lastiman, en nosotros se producen
efectos adicionales al sufrimiento, los cuales podemos arrastrar por largo
tiempo. Entre estos efectos puede estar el crecimiento como aspecto positivo o
el rencor, la ira y el resentimiento en el otro extremo. Por ello, una
herramienta importante como el perdón es el reflejo de que te amas lo
suficiente como para seguir adelante.
Debemos aprender a utilizar la magia
del perdón como mecanismo liberador y entender que no estamos
liberando a quien nos daña, sino a nosotros mismos. El perdón puede no tener
nada que ver con la persona que consideramos que nos ha lastimado, podemos
sencillamente considerarlo como un acto necesario para nosotros seguir con
nuestras vidas.
El perdón es el reflejo de que te amas lo suficiente para seguir
adelante
Si nos resistimos a perdonar, usando
cualquier excusa para ello, como por ejemplo:
- Yo intento, pero es más fuerte que yo.
- Esa persona no merece ser perdonada.
- No ha pasado suficiente tiempo como para poder
perdonar.
- Cuando esa persona se disculpe o haga algo
para resarcir el daño, la perdonaré.
- No soy capaz de perdonar una herida de esa
magnitud.
Lo que estamos haciendo es anclándonos a una
situación que al menos resulta desagradable para nosotros, no decidimos
superarlo, sino que le damos el poder de lastimarnos una y otra y otra
vez. Muchas veces debemos inclusive agradecer a la vida que a través de
una herida, de una decepción, de una traición, que nos saque de algún sitio que
resulte inconveniente para nosotros. Por ello, el perdón es el reflejo de que
te amas lo suficiente para no permitir que alguien siga lastimándote.
El
perdón es el reflejo de que te amas lo suficiente como para seguir con tu vida
Suelta todo rencor, siéntete ligero, casi
flotando por encima de lo que te lastimo, déjalo ir y limpia tu vida de todo
aquello que en algún momento te hizo daño. El mayor indulto lo recibirás tú, la
otra persona ni siquiera tiene que enterarse de que le has perdonado y si tu
mente clama por una revancha o un castigo, pues te sugerimos la más efectiva:
el olvido.
Todo comienza por la disposición de sanar,
el tomar la decisión de perdonar y trabajar conscientemente en
ese proceso, también podremos hacer algunas terapias para trabajar a nivel
inconsciente, buscando reprogramarnos y finalmente lo ideal es llegar a esa
etapa donde sinceramente hemos olvidado o las cosas ya no duelen.
El perdón es el reflejo de que te amas
Parece curioso pero aprender a perdonar es
casi una lección de vida. A quienes no perdonan la vida parece acosarles con
más y más situaciones que engrosan la lista de rencores y resentimientos,
mientras que por el otro lado, quienes perdonan con mayor facilidad y ocupan
sus espacios con empatía, comprensión, compasión y amor, especialmente a ellos
mismos, la vida les colabora con aportarles más y más cosas con que nutrirse
positivamente.
Ámate tanto, tanto, que ninguna experiencia
te pueda cortar las alas, sino que por el contrario te impulsen a volar cada
vez más alto. No mereces vivir sometido a lo que dolió y solo tú tienes el
poder en tus manos de seguir adelante cada vez más fuerte, más firme y con
muchas más ganas de dar lo mejor de ti.
Fuente: Rincon del
Tibet
https://soyespiritual.com
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