El problema de empezar un vínculo con una persona herida, psicológicamente hablando, es que es posible que, cuando esta sane, nos abandone y los que quedemos maltrechos entonces seamos nosotros
¿Te sientes atraído por esa persona herida que aún
tiene el corazón destrozado?
Hay personas que tienden a convertirse en salvadoras o
sanadoras.
Les
atrae ese tipo de personas que necesitan que alguien las recomponga.
Sin embargo, no son conscientes del riesgo
que corren al sumergirse en una relación con una persona herida.
Se
trata de una persona que necesita pasar por un duelo y que necesita estar un
tiempo sola.
Complejo de sanadores o enfermeros de guardia
Tener complejo de sanadores o de enfermeros de
guardia nos hace estar alerta sobre cualquier persona herida que pueda
necesitar de nuestros cuidados.
Una persona quizás destrozada por una relación
tóxica, violentada, dañada, humillada… Alguien a quien no supieron amar
como se merece y que nosotros acogemos como si no pudiese valerse por
sí misma.
Le
lamemos las heridas, degustamos ese momento en el que le brindamos mil y una
esperanzas y esperamos hasta que se produzca un pequeño paso adelante.
Es
posible que te reconozcas entre las personas con este perfil. Si tienes
complejo de sanador, tal vez los motivos se encuentren a continuación:
·
Tus padres no supieron cubrir tus necesidades básicas de pequeño ni
darte el cariño y atención que precisabas. Para suplir esto, haces con
los demás lo que a ti te faltó.
·
Tus parejas fueron todas muy autoritarias y
agresivas, así que contemplas a las personas más vulnerables y dañadas por
otros como posibles parejas perfectas. Te vas al extremo opuesto.
·
Desde tu más tierna infancia has vivido
complaciendo a los demás, por lo que te encuentras en tu salsa cuidando de
alguien y complaciéndolo en todo lo que le haga falta.
·
Debido al miedo al abandono y el rechazo crees
que siendo complaciente y lamiendo heridas querrán estar contigo.
Consideras que tu manera de actuar hará que los demás paguen el favor de esa
manera.
Como
has podido ver, la actitud de acoger a una persona herida sin darle tiempo a
que ella misma se sane es fruto de una experiencia difícil vivida en carne
propia.
Sin embargo, lo que no percibimos cuando iniciamos
una relación con una persona herida es que, al final, los que
terminaremos heridos seremos nosotros.
Cuando la persona herida renace
Casi podríamos decir que es una constante y es
que esa persona herida termina renaciendo y
tirando para delante gracias a los cuidados de quien fue su sanadora.
Sin
embargo, ¿qué ocurre cuando renace? Lo que sucede es que la persona herida
emprende el vuelo y se marcha dejando a quien se encargó de su dolor sola y
abandonada.
Esta
situación deja a la persona sanadora destrozada. No solo porque lo ha dado todo
por alguien que estaba dañado, sino porque, cuando ese alguien se va, ¿qué le
queda?
Además de tener que recoger sus pedazos rotos,
tiene que recoger su dignidad. Pero, sobre todo, enfrentarse a sus
miedos más profundos: la soledad, el abandono, la
humillación de no ser la elegida.
Lo más
curioso es que pensará que esa persona es una desagradecida. No obstante, no
dudará en tenderle la mano a la próxima persona herida que se encuentre por el
camino e iniciar una relación de nuevo.
Cada uno debe salvarse a sí mismo
Las personas que están habituadas a ser salvadoras
creen que esto es positivo.Sin embargo, les arrebatan a las demás la
posibilidad de enfrentarse a su dolor solas.
No podemos salvar a los demás. Eso evitará que se
fortalezcan, que sepan que por ellos mismos pueden recomponerse y que no
necesitan a nadie que libre sus batallas por
ellos.
Entrar
en una relación con una persona herida es correr un gran riesgo. El riesgo de
que, cuando esta se sane, se vaya y nos abandone. El riesgo de sanar a quien,
quizás, después, se transforme en alguien tóxico.
Antes de irte no te pierdas: Yo también tuve una relación
tóxica y dañina
Tenemos que ponernos freno y no entrar en
relaciones con personas dañadas, que se sienten
incompletas. Para iniciar una relación sana, ambas personas deben haber
solucionado sus problemas previamente.
Si no
es así, la relación estará condenada al fracaso y, en el peor de los casos,
saldremos más perjudicados de lo que pensábamos.
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