El camino hacia la perfección –aún siendo conscientes
de que la perfección absoluta es prácticamente imposible- es el que nos lleva
no solamente hacia adelante sino, y al mismo tiempo, hacia dentro.
Ya hemos oído mil veces –incluso alguno también lo han
sentido- que “todo está dentro de uno mismo”, que “lo importante no es lo que
ya se tiene, sino todo lo que se puede desarrollar”, y hemos oído que todas las
virtudes y cualidades ya están incluidas en el ser humano, en su naturaleza, y
que llevarlas hacia su máxima expresión es una tarea personal e intransferible.
En realidad no deberíamos aspirar a nada más que a ser
EL QUE REALMENTE ES CADA UNO; no hace falta nada más, nada extraordinario, nada
que venga de fuera y nos lo queramos injertar, porque cualquier cosa que no
resida ya previamente en nuestro interior –aunque sea de un modo latente- puede
generar rechazo, como algunos trasplantes.
¿EN QUÉ FALLO?
Esta es una buena pregunta para empezar.
Algunos de nuestros fallos ya los conocemos. Otros,
requieren de una revisión atenta y completa de nosotros mismos en todas
nuestras facetas, y eso requiere observación y sinceridad.
Si uno es tan sincero como puede llegar a ser, y pone
toda su intención en la muy noble y provechosa tarea de revisarse en sus actos
y actitudes, en sus pensamientos y acciones, va a descubrir que alguna de sus
rutinas inconscientes pueden ser sustituidas por otras más beneficiosas, y se
va a dar cuenta de que hay algunas cosas en las que puede mejorarse.
Encontrar cosas en las que mejorarse siempre es una
buena noticia.
Las cosas que no se descubren no tendrán la
maravillosa oportunidad de ser mejoradas.
¿EN QUÉ PUEDO MEJORAR?
Esta es otra buena pregunta.
Esta es otra de las que requieren consideración,
observación, vigilancia, esmero, cuidado, amor…porque en sus respuestas están
el origen del cambio.
Ya has leído que el Ser Humano -en su esencia- está
compuesto solamente de virtudes y cualidades, y que en cada uno de nosotros aún
tienen una mayor o menor parte por desarrollar.
Los defectos son la parte de las virtudes y cualidades
que aún no hemos desarrollado, pero a medida que vayamos puliendo y mejorando
nuestro estado actual permitiremos que se sigan acercando hasta su plenitud,
que es donde se donde realmente la perfección es plena.
¿QUÉ PUEDO DESARROLLAR?
Y una vez que se descubre eso en lo que uno podía ser
mejor aún es cuando viene la parte interesante, que es la de llevarlo a la
práctica, cueste lo que cueste, y hay que hacerlo incluso a pesar de cualquier
dificultad u oposición –incluso la propia la oposición inconsciente-, y
entonces es cuando se empiezan a hacer notables los avances. Con una
particularidad excelente: que es uno mismo el principal beneficiario de
cualquier mejora que se produzca.
El Ser Interior, nuestra conciencia, nuestra
estabilidad, nos piden acceder al mejoramiento, poder desarrollarnos
plenamente, y es nuestro deber hacerle caso y colaborar.
A estas preguntas puedes añadir las tuyas propias y,
por supuesto, no tiene utilidad solamente hacerse las preguntas, sino que es
imprescindible recibir las propias respuestas y posteriormente llevarlas a la
práctica.
Esa es tu tarea.
Repito: Tu tarea.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales
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