Cuando nos dejamos invadir por el temor, usualmente comenzamos a aplazar esos desafíos que realmente nos importan. El miedo a dar el primer paso se instala y es posible que terminemos dedicando más tiempo a imaginar los posibles riesgos, que a llenarnos de valor para ir tras lo que tanto nos interesa.
Es natural que los seres humanos sintamos algo de aprehensión frente a todo aquello que no conocemos o que nos pondrá a prueba. Salir de lo acostumbrado genera inquietud y despierta nuestras inseguridades dormidas. De ahí el miedo a dar el primer paso.
Significa apartarnos de lo conocido y exponernos a lo incierto. Sin embargo, si no lo hacemos, es probable que nuestros grandes sueños y objetivos se queden aplazados para siempre. ¿Cómo vencer ese temor que nos invade y nos impide avanzar hacia lo nuevo?
“Para quien tiene miedo, todo son ruidos”.
-Sófocles-
La primera clave para vencer el miedo a dar el primer paso
Se ha vuelto un lugar común decir que los miedos se vencen enfrentándolos. Pero, por más lugar común que sea, no deja de ser cierto. No hay otro camino. A los miedos hay que mirarles a la cara, sabiendo que no parecerán tan grandes cuando les ganemos el pulso. Por otro lado, mirarlos a la cara significa identificarlos. Esto es, precisarlos. Es la forma correcta de comenzar el proceso para asumirlos.
Identifica de qué te estás protegiendo o qué es lo que quieres evitar. Saber si tienes miedo a fracasar o a no ser capaz de superar los retos que se te vienen encima o a situaciones específicas que ya te han ocurrido en el pasado. En este sentido, escríbelos, explicítalos, no dejes que te influyan por debajo de tu nivel de consciencia. Así, reconociendo su existencia, estarás en posición de gestionarlos.
Para vencer el miedo a dar el primer paso, lo primero es ponerle nombre a ese miedo. Por más absurdos que sean, son tus miedos y definirlos es comenzar a enfrentarlos. Por otro lado, es muy probable que al hacerlo, comiencen a disminuir.
Los efectos de no actuar
Piensa, ¿qué ocurriría si sucumbes al miedo a dar el primer paso? Si te has planteado un desafío, un reto o un objetivo es porque representa una necesidad o un deseo. Entonces, resulta muy saludable que imagines qué pasaría si te mantienes estático.
Llegados a este punto, aparta los “ruidos mentales”. Esos ruidos traen el eco de frases como “Es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer”. O afirmaciones como “Para qué buscar estar mejor si, al fin y al cabo, no estás tan mal”.
La inseguridad que te invade es normal. De hecho, resulta positivo. Es bueno poner a jugar la inseguridad a favor de uno mismo. Es una fuerza que te ayuda a ser más precavido y a medir mejor la consecuencia de tus acciones.
El ahora, el apoyo y el empujoncito
Es usual que ante el miedo a dar el primer paso, nuestra primera estrategia para enfrentarlo sea la de posponer o evitar aquello que nos genera esta emoción. Lo dejamos para la semana entrante o para después de exámenes o para cuando pase el año nuevo. En realidad, esto es una trampa. Al posponer, el miedo no disminuye, sino que, por el contrario, aumenta. Es mejor para ti que pongas una fecha razonable y te comprometas contigo mismo a cumplirla.
Mientras tanto, es conveniente que busques el apoyo de alguien en quien puedas confiar. Debe ser una persona fuerte, que te ayude a reunir fuerzas en lugar de llenarte de inseguridad. Por lo general, quienes se han atrevido a avanzar, siempre te hacen aportes positivos. Por el contrario, quienes se han estancado en una vida cómoda y sin trascendencia, generalmente intentan persuadirte para que cedas a tus miedos.
Al final solo vas a necesitar un empujoncito extra. Tienes que dártelo tú mismo. Es ese instante en donde dejas de pensar y simplemente actúas. Vencido el miedo a dar el primer paso, todo lo demás será más fácil. Precisamente si das ese primer paso, vas a comprobar cuán cierto es esto.
Edith Sánchez
Atrévete a ser feliz.
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