domingo, 28 de julio de 2019

¿Qué puedo aprender en la victoria y en la derrota?


Cada experiencia es una oportunidad para aprender. Más allá de que sea positiva o negativa para nuestros intereses constituye un contacto con la realidad susceptible de generar conocimiento.

En ocasiones es más importante el camino que te ha llevado al éxito o al fracaso que el propio resultado. Son los retos y lo que has tenido que crecer para superarlos. Seguir preguntándote cada vez que tropiezas, ¿qué puedo aprender yo de esto? es la única forma de seguir avanzando hacia tu meta.


Soichiro Honda acudió a Toyota para realizar una entrevista de trabajo. El perfil del joven no gustó demasiado a la empresa y decidieron que Soichiro no era el candidato adecuado para el puesto de trabajo. Años mas tarde, decidió crear una empresa que compitiera con Toyota, a la cual le puso su propio apellido Honda.

¿Sabías que la primera novela de Stephen King fue rechazado por la mayoría de editoriales a las que acudió? Al llegar a su casa, después de recibir una de estas negativas, tiró su novela a la basura. Su mujer la recogió y le animó a seguir intentándolo. Lejos de ser un fracaso la perseverancia le llevó posteriormente al éxito.

Otra historia nos habla de una enfermedad neurológica y de Teresa Perales. El hecho de tener que ir en silla de ruedas no supuso un obstáculo que no pudiese salvar para realizar lo que más le gustaba, nadar. Hoy en día sus éxitos reflejan el trabajo y el camino que hay detrás.


Son numerosas las historias que nos animan a seguir luchando, a seguir trabajando, a descubrir qué hay detrás de cada derrota o de cada fracaso, porque solo así podemos descubrir qué podemos aprender y avanzar sin rendirnos.


¿Qué pilares me ayudan a seguir?

Hablamos de las principales fuentes de energía frente a las adversidades:

Fuerza de voluntad. No es magia, no requiere de dinero, no necesita electricidad, pero sigue siendo nuestro mayor tesoro, la fuerza de voluntad. El motor que nos impulsa a seguir hacia delante y tan solo requiere de nosotros para recargarlo y mantenerlo siempre a punto.

Compañía. Rodearnos de personas que nos animan, que nos empujan cuando nos quedamos sin fuerza o que nos impulsan a seguir hacia adelante. Personas que nos sostienen cuando caemos o nos prestan sus recursos como asidero cuando estamos escalando.

Recordar los logros. Cada logro lleva detrás muchos pasos, muchas artimañas que nos han llevado a conseguir la meta. Identificando los puntos clave, aquello que nos costó, lo otro que podíamos haber hecho mejor también lograremos aprender.

Nutrirnos de los fallos. Cada fallo apunta cambios. Aquello que todavía requiere de más trabajo, inteligencia o de distinta fortuna.

Mente centrada en el objetivo. Si quisiera viajar hacia un sitio concreto no se me ocurriría introducir en el GPS otras direcciones, simplemente me centraría en el lugar donde quiero llegar. Con la mente pasa igual, si consigues centrarte en aquello que quieres, no puedes desviarte con pensamientos disfuncionales, con obstáculos posibles, con miedos y ansiedades, puede que te los encuentres en el camino, pero la mente debe permanecer centrada en la meta.

«No he fracasado, tan solo he descubierto 999 maneras de cómo no hacer una bombilla».

-Thomas Alva Edison-

Mujer pensando lo que no quiere olvidar mientras mira flor

Aprender, aquello que nos queda

Visualiza tu futuro, visualiza el lugar donde quieres estar. ¿Cómo te sientes? ¿Te gusta donde has llegado? ¿Crees que dentro de unos años recordarás el momento en el que estás y te arrepentirás de no haber seguido intentándolo? Estas preguntas puede que te ayuden en tu búsqueda.

¿Qué puedo aprender de esto? En cada caída hay un mensaje, en cada obstáculo hay un desafío. Puede que a corto plazo sea más difícil verlo, que solo nos quede la negatividad de los intentos fallidos. Pero, posados sobre el horizonte, aquello que intentamos pudo ser el punto de partida para aquello que logramos o lograremos.

«Pregúntate si lo que estás haciendo hoy te acerca al lugar en el que quieres estar mañana».

-Walt Disney-

Información tomada del sitio de: lamenteesmaravillosa.com


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