jueves, 11 de julio de 2019

Psicología Inversa: Para ser feliz, céntrate en lo que te hace desgraciado


Cuando éramos pequeños y nuestros padres nos prohibían algo, inmediatamente aquello se volvía más apetecible ante nuestros ojos. Bastaba que algo fuese prohibido para que nuestra mente se pusiera en marcha inventando mil formas posibles para transgredir esa norma, preferentemente sin que nos pillaran in fraganti.

La Psicología Inversa sigue, de cierta forma, esta lógica. Se trata de un conjunto de técnicas aparentemente contradictorias que nos reportan resultados positivos. De hecho, se pueden aplicar fácilmente a nuestra vida cotidiana.
¿Curar la depresión esforzándose por sentirse peor?

Hace unos 20 años el psicólogo clínico Randy J. Paterson se dio cuenta de que no estaba haciendo grandes progresos con su grupo de pacientes. Se trataba de un grupo compuesto por personas que habían estado ingresadas debido a una depresión severa. Su misión era aliviar los síntomas y mantenerlos a salvo, evitando la aparición de ideas suicidas.

El problema era obvio: Paterson no lograba eliminar el pesimismo del grupo. Muchas de esas personas ya se habían sometido a terapia antes y no habían logrado grandes avances, ¿por qué esa vez iba a ser diferente?

De hecho, estos pacientes, como muchos que llegan a las consultas de Psicología, se mostraban escépticos. No creían que pudieran ser felices o sentirse mejor ni que la terapia fuese a funcionar. Entonces a Paterson se le ocurrió una idea brillante: ¿Y si les pedía que se sintieran peor? La respuesta de los pacientes no se hizo esperar. Curiosamente, se involucraron en el tratamiento y lograron avanzar.

A partir de aquel momento, la Psicología Inversa se convirtió en una alternativa a la Psicología Positiva y a la obsesión con la felicidad que parece haberse apoderado de nuestra cultura. Su mensaje es sencillo: si quieres ser más feliz, céntrate en lo malo.
La presión por ser felices nos hace infelices

Según Paterson, buscar la felicidad puede ser agotador para muchas personas. Además, en ciertas circunstancias, como cuando atravesamos un periodo difícil de nuestra vida, simplemente es algo innatural. También es difícil para las personas a quienes la mera perspectiva del cambio les aterroriza tanto que les impide avanzar.

De hecho, diferentes estudios realizados con posterioridad respaldan su idea. Un experimento llevado a cabo en la Universidad de Denver, por ejemplo, descubrió que cuanto más valoraban las personas la felicidad, menos felices se percibían. Estos psicólogos consideran que esa aparente paradoja tiene una explicación lógica: valorar excesivamente la felicidad puede hacer que nos sintamos particularmente decepcionados cuando no somos felices.

Otro experimento realizado en la Universidad de Nueva Gales del Sur reveló que la búsqueda obsesiva de la felicidad, sumado a la presión social por ser felices y evitar los sentimientos negativos, en realidad genera comportamientos desadaptativos y nos conduce a experimentar más emociones negativas.

Un estudio adicional realizado en la Universidad de Toronto reveló que cuando nos proponemos ser felices a toda costa, tenemos la percepción de que el tiempo vuela, por lo que aumentan las probabilidades de sentirnos agobiados. La búsqueda obsesiva de la felicidad trastorna nuestra percepción del tiempo.

En resumen, obsesionarnos con la felicidad puede hacernos más infelices. Según la Psicología Inversa, podríamos lograr ser más felices si recorremos el camino contrario; o sea, nos centramos en nuestros malos hábitos y en las cosas que nos hacen sentir mal, una estrategia contraintuitiva que puede dar buenos resultados a largo plazo.
¿Cómo puedes ser feliz enfocándote en lo que te hace más desgraciado?

La Psicología Inversa nos libera de la presión que genera buscar la felicidad. Eso hace que bajemos las barreras mentales y podamos ver con mayor claridad todos aquellos hábitos y las cosas que nos hacen sentir peor. Es decir, logramos quitarnos la venda de los ojos y dejamos de autoengañarnos.

De hecho, una de las principales barreras para crecer consiste precisamente en que no nos percatamos de las creencias, actitudes, pensamientos y patrones de comportamiento que nos hacen más desgraciados. Simplemente vamos cayendo en ellos, como si resbalásemos poco a poco por un túnel. Intentar amplificar esas señales nos permitirá tomar nota de nuestro diálogo interior.
De hecho, si nos damos cuenta de que si queremos sentirnos mal, solo debemos tirarnos en la cama sin hacer nada, también podemos pensar que para sentirnos mejor debemos hacer justo lo contrario: salir de casa. Se trata de un cambio de perspectiva natural, no forzado, que nos brinda una opción de comportamiento alternativa.

La Psicología Inversa nos ayuda a darnos cuenta de que en realidad no somos tan desgraciados y/o infelices como creíamos. Percatarnos de ello puede generar un sentimiento de empoderamiento e incluso puede devolvernos la esperanza de que mañana todo será mejor.

Por supuesto, la Psicología Inversa no es para todos – tiene sus contraindicaciones – pero funciona muy bien cuando nos sentimos paralizados y agobiados ya que nos sirve para desbloquear nuestros recursos interiores eliminando las barreras que nosotros mismos hemos levantado. Este cambio de perspectiva nos resta tensión, ayudándonos a reencontrar el equilibrio perdido.

Fuentes:

McGuirk, L. et. Al. (2018) Does a culture of happiness increase rumination over failure? Emotion; 18(5): 755-764.

Kim, A. & Maglio, S. J. (2018) Vanishing time in the pursuit of happiness. Psychonomic Bulletin & Review; 25(4): 1337–1342.

Mauss, I. et. Al. (2011) Can Seeking Happiness Make People Happy? Paradoxical Effects of Valuing Happiness. Emotion; 11(4): 807–815.

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