lunes, 22 de julio de 2019

DEJA DE CORRER, LO QUE BUSCAS NO ESTÁ AFUERA. Por Laura Foletto



“La vida bucólica”. Si hay una frase pasada de moda es esta. Creo que solo la gente grande la recuerda. Está originada en poemas de Virgilio, describiendo la vida pastoril, en contacto con la naturaleza, de una forma idílica, refinada, romántica. Tan contraria a la actual…


Siendo una persona con poca energía y sin el afán de hacer, cada día me sorprendo más todo lo que corre la mayoría de la gente. Es una actividad frenética tras otra, en general por obligación y a veces por placer, pero que tiene como factor común la presión de lograr (algo) para ser (alguien).



Siempre hay algo que conseguir en esta sociedad, ya sea a nivel profesional, familiar y personal; siempre hay objetivos externos que resultan tan atrayentes para el ego, que le prometen seguridad, satisfacción, paz, prosperidad, completitud. Cuanto más, mejor. Y así se embarca en consumos varios, de cualquier tipo (incluso espirituales), y anda muy contento consigo mismo (al principio) de todo lo que hace y alcanza.


Con el tiempo, tanta actividad hace mella en el cuerpo, y aparece el cansancio, el estrés, las enfermedades, los malestares. La mente está abarrotada de tantos pensamientos y exigencias que no para nunca. ¿Dónde está el supuesto resultado tan esperado, la solución mágica, el éxito supremo? No está. Porque no importa lo que se haga desde el ego; siempre querrá más, nunca será suficiente.


Comprender esto es crucial pero no sencillo. La cultura del consumo es omnipresente, nos bombardea constantemente y siempre somos tentados con una nueva zanahoria que nos asegura aquello que tanto anhelamos. Esta sociedad es tan hábil en su intento de mantenernos comprando y perdidos de nosotros mismos que toma cualquier novedad, cualquier idea o acto creativo y original, y lo adapta inmediatamente a sus fines, homogeneizándolo y neutralizándolo, haciéndolo otro producto vendible e inofensivo.


Si es fácil de ver en lo cotidiano, no resulta tanto en lo sutil. ¿Cuánta ropa más necesitamos o electrodomésticos o celulares? Bien, podemos dejar de adquirir tanto. ¿Cuántas más “experiencias”, viajes, spas? Bueno, necesitamos descanso, otras culturas. ¿Cuántos más cursos, talleres, libros, meditaciones? Ok, pero es para nuestro “crecimiento” interior, para nuestro trabajo, para llenar vacíos, para saber más, para… No hay tanta diferencia…


No podemos dejar de comprar, de hacer, de creer que surgirá algo nuevo que será LA solución. Pasamos de una cosa a la otra, sin profundizar en ninguna, sin detenernos, sin encontrarnos. Más no es mejor. Mucho no es una ventaja. Correr, ocupados todo el día, no garantiza que lleguemos antes. ¿A qué, para qué?


Esa es la cuestión. ¿Hacia dónde vas? ¿Cuál es el propósito? ¿Qué quieres alcanzar? La pregunta real es: ¿a quién? La respuesta es: a ti. Te buscas en el afuera, cuando estás adentro. Te aturdes de voces y ruidos cuando el silencio es la solución. Te diluyes en tantos objetivos externos cuando el enfoque es interior. Te niegas al pretender validación de los demás cuando solo puedes afirmarte siendo quienes eres.


Comienza ahora. Paso a paso, desoyendo las voces seductoras del afuera que te prometen todo por nada, enfócate en algo que te vibre interiormente, sé perseverante y paciente, conócete en tu maravilloso potencial, aprende a amar tu unicidad vinculada a la totalidad. No necesitas tanto (los demás tampoco), hay una paz bucólica (que no es ideal) pero sí es verdadera. Está en tu corazón. Respira, relájate, conecta, sonríe, brilla.

www.abrazarlavida.com.ar

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