¿Recuerdas que este es un año 1? Estamos instaurando los fundamentos para un largo período. Los primeros meses hemos estado terminando de soltar las estructuras del período anterior y tratando de crear las del nuevo. Estas idas y vueltas han sido difíciles pero nos han permitido probar nuestros deseos, necesidades, fuerzas y conexiones.
Si no ponemos conciencia en este proceso, podríamos acabar arrepintiéndonos. Tendemos a poner énfasis en el resultado pero no en los medios. Cuando una consultante joven me cuenta que quiere estudiar determinada carrera, le pregunto si conoce a alguien que viva de eso y, en ese caso, que charle con él sobre cuál es su ingreso, cuántas horas trabaja, qué gastos tiene, si le ocasionó enfermedades o problemas físicos, cualquier cosa que le dé una idea cabal de cómo es sostenerse de esa profesión. Muchas veces, cambia de parecer.
Nos vamos haciendo como podemos, sin preguntarnos cómo queremos vivir y, cuando lo hacemos, ya es tarde para algunas cosas. Ponemos mucha atención al diseño de lo que compramos pero nada al de nuestra existencia, el más importante. Entonces, este año tómate un tiempo para preguntarte: ¿cómo sería mi día ideal, qué estaría haciendo, con quiénes lo compartiría, cuál sería mi alimentación, dónde viviría, cuánto ganaría, qué tiempo trabajaría y qué tiempo tendría para mí, qué espacio le daría a mi crecimiento espiritual?
Estas son simples preguntas pero agrega las que te surjan. Sugerencias: sé amable y generoso contigo; date una buena vida (según tu criterio); libera las nociones de lucha y esfuerzo; deja de estar pendiente de lo que la sociedad demanda que debes ser, hacer y tener; vuelve a tu interior y conócete; diséñate en tu mejor versión: la original. No viniste a crecer, consumir y morir. Viniste a aprender a ser un creador responsable: ¿qué estás creando? Tu vida es el medio por el cual lo haces. Tú eres tu obra maestra. Hazla maravillosa.
Cada vez que te quieres quedar con lo viejo sientes el tirón de la resistencia que te hace daño y te avisa que por ahí ya no hay vida ni propósito. Temes a lo nuevo y desconocido porque, en el fondo, sabes que antes tendrás que confrontar las equivocaciones que cometiste y las que aún efectúas. Ese temor proviene de la noción destructiva de esta sociedad absolutamente egoica de que debemos ser perfectos e impecables para lograr el Cielo.
Si estás aprendiendo a ser un creador, ¿de qué otra forma lo harás si no es a través de Prueba y Error? No necesitas modelos inalcanzables ni castigos ni culpas ni idealizaciones tontas. Necesitas conciencia, perdón, reparación, transformación, nuevas oportunidades. Entonces, en lugar de condenarte estancándote, cambia el paradigma y sé el protagonista feliz de tu historia. Tú la escribes, diriges y actúas.
Fuiste creado desde el Amor de la Fuente. ¿Por qué lo sufres? En estos acelerados tiempos, en que nada dura mucho porque todo está mutando, ¿te atreves a dejarte guiar por tu Alma hacia una hermosa vida? Ya sé, tienes muchísimos problemas y miedos y necesidades y patrones arraigados. ¿Son más grandes que Dios actuando a través de tu Ser para bendecir su Creación? Reeduca a tu ego para que fluya con sus aprendizajes, sabiendo que son para tu mayor bien y el de todos.
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