La personalidad de quienes aman la soledad y no
temen a la soltería.
Sin embargo, los
estereotipos son justamente eso, ideas preconcebidas basadas normalmente en
mitos nunca cuestionados. ¿Es cierto que la mente de esas
personas queda empobrecida por el aislamiento, o son tanto o más saludables que
el resto de la población?
Por supuesto, para
ver lo que dicen al respecto las investigaciones en Psicología primero es
necesario definir qué entendemos qué se entiende por “soledad” del modo en el
que la experimentan estas personas.
¿Cómo es el deseo de permanecer a solas?
Hay que tener en cuenta que alguien que prefiere la
soledad porque sus intentos de salir de ella han sido frustrados, ya sea por
acoso o por dificultades sociales, no siente una auténtica predilección por la
soledad; permanecen aisladas en contra de su voluntad y, por consiguiente, no
se puede decir que prefiera estar a solas de forma auténtica. En todo caso, esa
es la consecuencia de la evitación de un daño.
Cuando hablamos de personas que prefieren la
soledad nos referimos a quienes no solo no rechazan el tiempo a solas, sino que
lo abrazan y hacen que este forme parte de su vida; no tienen miedo a estar
consigo mismas y con nadie más, y disfrutan de situaciones de soledad,
experimentándolos como momentos de calma.
Por otro lado, estas personas le han perdido el
miedo a la soltería, si es que alguna vez lo han tenido. No es que
necesariamente prefieran estar sin pareja en cualquier contexto, sino que no lo
ven como un objetivo vital importante y abstracto y que hay que satisfacer a
toda costa.
Explorando la mente de quienes no temen a la
soledad
Hace algunos años, un equipo de investigadores se
decidió a estudiar el fenómeno de la preferencia por la soledad (no impuesta
desde fuera) utilizando para ello dos grupos de personas casadas residentes en
Alemania; en un grupo la media de edad de los participantes era de 35 años, y
en el otro, de 42.
Otra iniciativa similar se propuso el mismo
objetivo, pero esta vez se trabajó para estudiar cómo son quienes no tienen
miedo a la soltería.
En este caso se contó con la colaboración de dos
grupos de personas, la mayoría solteras. En el primer grupo la media de edad
era de 29 años, y en el segundo, de 19. Para medir su personalidad, tanto en
esta investigación como en la anterior se utilizó el modelo Big Five, que mide estos
rasgos:
·
Neuroticismo: grado de estabilidad emocional.
·
Extraversión: grado en el que se experimenta
comodidad en contextos sociales.
·
Responsabilidad: grado en el que se tiende a la
organización y al compromiso.
·
Apertura a la experiencia: grado en el que se
valora positivamente lo nuevo y lo creativo.
·
Amabilidad: facilidad de trato, tendencia a la
cooperación.
En el caso de la investigación sobre personas que
aprecian la soledad, también se realizaron mediciones sobre su sociabilidad,
mientras que en la investigación sobre miedo a la soltería se midieron estas
características extra de personalidad:
·
Sensación de soledad indeseada
·
Sensibilidad al rechazo
·
Necesidad de pertenencia al grupo
·
Depresión (imposibilidad de animarse incluso en
compañía de otros)
·
Fragilidad emocional
·
Dependencia entre autoestima y existencia o no de
relación de pareja
Ni misántropos, ni inestables, ni antisociales
Los resultados de estas investigaciones destrozan
completamente los estereotipos predominantes sobre las personas capaces de
disfrutar libremente de la soledad.
En primer lugar, se halló que este perfil de
personalidad es significativamente menos propenso a la inestabilidad emocional,
es decir, akl neuroticismo. Si en muchas ocasiones prefieren la ausencia de
compañía no es a causa de crisis , nerviosismo ni nada parecido.
Por otro lado, este tipo de personalidad también
destaca por obtener puntuaciones mayores en cuanto a apertura a la experiencia,
mientras que quienes no temen a la soltería son, además, más amables y
responsables que el resto. En el caso de las investigaciones sobre el deseo de
soledad, el perfil propenso a la soledad voluntaria no obtuvo puntuaciones ni
por encima ni por debajo de la media.
Pero quizás el resultado más rompedor es que,
mientras que las personas que en general disfrutan de la soledad no son ni más
extravertidas ni más introvertidas que el resto, las personas que no temen a la
soltería no son más introvertidas, sino todo lo contrario: disfrutan de situaciones
en las que deben participar en situaciones sociales.
Esto confirma que no “eligen” la soltería por
conveniencia, sino que simplemente no se obligan a tener pareja, ya que no lo
pasan especialmente mal en conversaciones con desconocidos, por ejemplo.
Arturo Torres
Psicólogo vía psicologiaymente.net
https://www.infomistico.com
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