En el último artículo habíamos hecho referencia
al desfase tan grande que hay entre la octava o proceso planetario (el camino y
pasos evolutivos que la consciencia-ser de nuestra esfera terrestre sigue por
sus propios procesos de crecimiento) vs el proceso que, nosotros, como una de
las especies que con él navegamos, estamos atravesando.
Imaginaros que estuviéramos
subidos en un tren que tiene un recorrido, estaciones, horas de salida y horas
de llegada a cada uno de los puntos por los que tiene que pasar, y que, dentro
de ese tren, los pasajeros estuvieran todos amontonados en el último vagón de
cola, con las ventanas cerradas y sin ni siquiera darse cuenta de que están
frenando, por el peso que ejercen sobre las ruedas del último vagón, la
velocidad de avance del conjunto. El tren sigue queriendo tirar hacia adelante,
y tiene que hacerlo, pero como el lastre de la carga que lleva le hace ir más
lento de lo que debiera, tiene que ir tomando decisiones para ver cómo
distribuir a los pasajeros de forma que equilibren el peso y dejen de frenarle,
además de enseñarles a que abran las ventanas para que puedan ver lo que sucede
fuera de su limitada percepción de la realidad y vean el paisaje y la situación
real en la que se encuentran.
Los pasajeros dentro del tren
tienen sus propios caminos evolutivos que les permiten ir saltando de vagón en
vagón, desde el vagón de cola hasta el de cabeza, este primero siendo el más
complejo, denso y negativo, y que además está controlado ferozmente por unos
revisores que ni siquiera son nativos del tren, sino que lo asaltaron hace
mucho tiempo y se hicieron pasar por seres supremos para ser adorados,
y poder gestionar lo que sucede en todos los vagones. Así, los pasos y caminos
evolutivos que llevan a los pasajeros (a los seres humanos) desde el vagón más
denso (la realidad o matrix actual, la que hemos llamado
realidad 7,8Hz) hasta realidades más elevadas en vagones de cabeza (la matrix 15,6Hz), va muy lenta respecto a
los puntos por donde el tren tiene que ir pasando para poder ir soltando carga.
Cuando el tren tenga que llegar a un punto de su recorrido donde le toque
soltar el último vagón, todos los pasajeros que no hayan conseguido avanzar
desde el último al penúltimo (desde un nivel de realidad a otro inmediatamente
más elevado), verán como su realidad y su existencia posiblemente es
catapultada de golpe al vagón siguiente, estén preparados para ello o no, pues
ya no será posible que nuestro tren (el planeta), vaya más despacio para
intentar llegar lo más lentamente posible a ese punto donde no tenga más
remedio que dejar ir aquello que ya no puede sostener más, que es la realidad
más baja de todas, pero donde todavía coexisten la mayoría de viajeros del
tren.
Analogías aparte, y espero que
esto sirva como ejemplo, si ahora el planeta estuviera en un punto de su
crecimiento y avance asociado a una nota cualquiera, por ejemplo un RE#,
nosotros aun estamos en el FA de la octava anterior, con lo cual, el trabajo
que hay que hacer es brutal para poder ponernos al ritmo que marca aquello que
nos otorga la posibilidad de usar este sistema como base evolutiva. Cuando
hemos hablado de que se aproximan revolturas, cambios bruscos y movimientos
energéticos que pueden no ser demasiado cómodos, es porque hay que alcanzar, en
la medida de lo posible, el punto de la octava necesario para que tanto
pasajeros como planeta vayamos en unísono y a la par, al menos no sin tanto
desfase, por los ciclos evolutivos que nos tocan y por los que hemos de pasar
si o si.
Pero claro, ¿cómo mueves a la masa
de la humanidad desde el último vagón a otros más avanzados o intermedios? La
única forma es moviendo su inconsciente colectivo, para que se vean arrastrados
por él hacia esos vagones delanteros. ¿Cómo se hace esto? Imaginaros que en el
techo del último vagón flotara una balsa de energía y que cada persona
estuviera conectada por una parte de su psique a la misma. Esta balsa de
energía imaginaros que fuerzas externas y poderosas la arrastraran y la
movieran tres vagones más adelante, dejando a los pasajeros con sus cuerpos
físicos en el último vagón, pero con su inconsciente colectivo en un vagón con
otra vibración mucho más elevada y acorde al punto del recorrido del tren que
tendría que ocupar en un proceso normal. ¿Qué ocurriría entonces? Que los
cuerpos físicos, las personas, se verían atraídas con más o menos brusquedad
hacia los vagones superiores, ya que, como si de un chicle o una goma elástica
que se recoge se tratara, no puedes tener tu vehículo evolutivo en una realidad
y tu mente y tu psique en otra, al menos no permanentemente, así que, tarde o
temprano, como si llegaran unos vendavales mentales enormes, todos los
pasajeros se verían sometidos a cambios internos en su psique y sistema mental
para poder traspasar a esos otros niveles de realidad que permiten, al menos,
desenganchar el último vagón, y continuar poco a poco con el proceso de
reajuste respecto a la octava planetaria. Huelga decir que no estamos hablando
de un cambio “idílico” a una realidad utópica: el vagón que va por delante del
último vagón es muy parecido a este, pero tiene menos restricciones energéticas
y mentales, y a su vez el vagón que va por delante del penúltimo vagón, es
mucho menos denso y más elevado vibracionalmente hablando que el anterior, y
sucesivamente así hasta la cabecera, pero todos forman parte de la misma
realidad 3D macro, en diferentes capas de consciencia, vibración, etc..
Por otro lado, conseguir esto no
es nada fácil. Ninguno de los controladores y revisores que gestionan la vida
en los vagones del tren “planeta Tierra”, piensan dejar marchar ni un solo
pasajero hacia niveles más elevados de consciencia y realidad, los vagones de
cabeza, pues eso les reduce el alimento, el control y los recursos que tanto tiempo
han estado poseyendo y usando a su antojo. En contrapartida, otros
pasajeros externos venidos desde otros puntos exoterrestres, se han colocado a
todos los lados del tren, dan ánimos, dan instrucciones, intentan explicar a
todos los viajeros la situación en la que están, ayudan a contrarrestar las
manipulaciones de los captores y controladores del tren para que estos no
terminen por hacer descarrilar el mismo o desviarlo hacia otro destino que no
forme parte de su recorrido, etc. Y es que la situación, si no os suena a
ciencia ficción ya a estas alturas, es para darse cuenta de lo grave que es, en
términos energéticos, humanos, evolutivos, conscientes, etc., porque, lamentablemente, casi todas las ventanillas del tren siguen cerradas,
y los juegos, las distracciones, la vida diaria del tren por la supervivencia y
por ocupar los mejores asientos dentro del vagón, mantienen ocupada a toda la
población en cosas de su día a día, y sin mayores preocupaciones que poder
gestionar lo que la vida les ofrece de la mejor forma posible.
Afortunadamente, todos los
pasajeros tienen partes de si mismos que se encuentran en un nivel más elevado,
por encima del techo, y dominan bastante bien y tienen una buena comprensión de
lo que se cuece dentro de ese último vagón. Esa parte de cada pasajero tiene un
nivel de consciencia superior, y hace todo lo posible porque cada uno de esos viajeros
vaya dándose cuenta de donde está, y que vaya dando pasos por su
propia voluntad y libre albedrío dejando el último vagón y avanzando
silenciosamente, y sin hacer mucho ruido para no ser molestado por los
captores, hacia vagones superiores, de forma que pueda evitar, si de da el
caso, revolcones innecesarios para salir de ahí.
Como todo, hay pasajeros que son conscientes de esas otras partes de si mismo y
siguen su guía, su orientación, su intuición, etc., y otros que no, pero, poco
a poco, unos cuantos van consiguiendo ayudar a otros a moverse hacia adelante,
y los revisores y controladores empiezan a verse impotentes para detenerlos, lo
cual ayuda a vaciar un poco la carga que frena el proceso del planeta.
Esperemos que la opción de pegar
un revolcón total no tenga que ejecutarse, ahora mismo no parece que se vaya a
conseguir pronto esa masa crítica que haría que pudiéramos alcanzar un poco, al
menos un poco, el nivel real que deberíamos tener a estas alturas, pero, como
todo, no se ceja en el intento de darle a todo el mundo las oportunidades para
ello. No deja de ser un viaje de placer y de disfrute, así estaba planeado
inicialmente, y por lo tanto, así hemos de trabajar para que vuelva a serlo.
un
abrazo,
David Topí
David Topí
http://davidtopi.com
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