Dos físicos, uno de
Estados Unidos y otro de Canadá, han revisado algunas de las hipótesis
fundamentales de la física cuántica y sugerido, en un artículo publicado en
Proceedings of The Royal Society, que las medidas efectuadas sobre una
partícula elemental podrían afectar al pasado de esa partícula.
Eso significa que, cuando un experimentador elige
el modo con el que medir una partícula, esa decisión puede influir en las
propiedades de esa partícula (o de otra partícula) en el pasado, incluso antes
de que el experimentador haga su elección sobre el sistema de medición.
Una decisión tomada en el presente puede influir en
algo en el pasado
La sugerencia, sólidamente documentada, actualiza
un viejo debate de la física cuántica y señala que la causalidad puede remontar
el tiempo en dirección al pasado. Este proceso hipotético se llama
retrocausalidad, un concepto filosófico según el cual un efecto puede preceder
a su causa.
Aunque la física actual generalmente no contempla
la retrocausalidad, algunas teorías señalan que las partículas viajan hacia
atrás en el tiempo, rompiendo la linealidad de los procesos tal como los
conocemos en el mundo ordinario, que sólo avanzan del pasado al presente y del
presente al futuro.
¿El tiempo es diferente en el mundo cuántico?
Los investigadores Matthew S. Leifer, de la
Universidad Chapman en Californie, y Matthew F. Pusey, del Instituto de Física
Teórica de Ontario, profundizan en esta línea de investigación para determinar
si realmente el tiempo es diferente en el mundo cuántico, explica al respecto
Phys.org.
Para ello han aplicado su nuevo modelo teórico al
Teorema de Bell, presentado en 1964 por el científico norirlandés John S. Bell
y considerado como “el más profundo de la ciencia”. Su teorema trata de
explicar el extraño comportamiento de las partículas elementales, que atribuye
a la aleatoriedad del universo.
Un mundo de probabilidades
Según la mecánica cuántica, las partículas no
actúan como bolas de billar sólidas rodando por una mesa, sino como una nube de
posibilidades que se mueven a toda velocidad por el espacio. Los valores de una
partícula (como los referidos a su posición) no están determinados hasta que se
miden. Como esto es así, significa que la física no predice el resultado de un
experimento, sino sus probabilidades.
Einstein pensaba sin embargo que la indeterminación
cuántica se debe a que la física no ofrece una completa descripción de la
realidad y que la teoría cuántica no tiene en cuenta lo que llamó “variables
ocultas” que, por ser desconocidas por la ciencia, impiden predecir con toda
seguridad el resultado de un experimento.
Otros físicos, como Niels Borh, señalaron que en
realidad la indeterminación cuántica no era un fallo de la teoría, sino lo
único que podíamos conocer del mundo físico.
John Stewart Bell propuso entonces llevar el debate
al laboratorio y comprobar si existían realmente las variables ocultas que
impiden conocer con exactitud el mundo cuántico. Para ello recurrió al efecto
conocido como entrelazamiento cuántico y demostró que la idea de variables
ocultas no tenía ningún fundamento, algo que otros físicos como Alain Aspect
confirmaron años después.
Explicación del entrelazamiento
El entrelazamiento cuántico es por tanto una
realidad y no una explicación insuficiente porque no tenemos la información
contenida en supuestas variables ocultas. Mediante el entrelazamiento, dos
partículas que han estado unidas, registra cada una de ellas instantáneamente
lo que le ocurre a la otra, aunque estén separadas entre sí. Y esto se debe a
la aleatoriedad del universo, según Bell e investigaciones posteriores.
Matthew S. Leifer y Matthew F. Pusey avanzan un
poco más en este debate planteando que el entrelazamiento cuántico puede
explicarse con la retrocausalidad. Plantean que, tal vez, lo que ocurre en una
partícula entrelazada, situada a años luz de un sistema, puede influir en la
nube de probabilidades que caracteriza el comportamiento de un sistema
cuántico, sin necesidad de verlo ni tocarlo.
Si la causalidad puede remontar el tiempo, eso
significaría que una partícula puede literalmente llevar su medición a través
del tiempo hasta el momento del entrelazamiento y afectar así a la partícula
entrelazada.
Para validar esta hipótesis, han desarrollado un
modelo basado en el Teorema de Bell en el que el espacio es reemplazado por el
tiempo. Según sus estimaciones, las mediciones hechas a una partícula podrían
reflejarse tanto ahora como en el futuro.
Eso significa, según estos autores, que la acción
que ocurre durante el entrelazamiento cuántico puede producirse en otro
momento, ocurrir en el futuro para influir en el pasado.
Si aceptamos la
retrocausalidad, podemos explicar por qué lo que ocurre en una partícula
entrelazada se reproduce instantáneamente en la otra partícula,
independientemente de la distancia que las separa. Es porque el proceso ocurre
en tiempos diferentes. No tiene nada que ver la distancia que las separa, eso
que Einstein llamaba “acción fantasma a distancia”.
Estos investigadores aclaran que la retrocausalidad
no significa que la información que podamos incluir en una partícula pueda ser
enviada desde el futuro hasta el pasado, sino que el entrelazamiento cuántico
constituye hipotéticamente la prueba de la existencia de la retrocausalidad.
Vía » tendencias21.net
https://www.infomistico.com
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