En 1986, el profesor
de psicología, James Pennebaker, hizo un descubrimiento extraordinario. Algo
que inspiraría a una generación de investigadores a realizar cientos de
estudios. Pennebaker pidió a un grupo de estudiantes que pasaran 15 minutos
escribiendo sobre los principales traumas en sus vidas o, si no habían sufrido
alguno, sobre sus momentos más difíciles.
Psiconeuroinmunología
Les dijo que no se cohibieran y que colocaran sus
pensamientos más profundos, incluyendo aquellos que jamás habían compartido.
Durante cuatro sesiones realizó el mismo ejercicio.
No fue una experiencia fácil. Uno de cada 20
estudiantes terminaba llorando. Pero cuando les preguntó si querían detenerse,
ninguno lo hizo.
En paralelo, Pennebaker realizó el mismo
experimento con un grupo control y les pidió que escribieran sobre temas
neutros, como un árbol o sus dormitorios. Luego esperó durante seis meses,
registrando cuántas veces iban sus estudiantes al centro médico.
El día que completó el análisis de estos
resultados, salió del laboratorio y caminó hasta el auto donde lo esperaba un
amigo, y le dijo que había descubierto algo grande.
Letras sanadoras
Para asombro de Pennebaker, los estudiantes que
habían escrito sobre sus secretos más profundos, habían visitado con menos
frecuencia el centro de salud, en comparación con los otros. La diferencia era
impresionante. Desde entonces, en el campo de la psiconeuroinmunología ha
explorado los vínculos entre lo que se conoce como escritura expresiva y el
funcionamiento del sistema inmunológico.
Investigadores han evaluado el efecto de esta
escritura en todo tipo de condiciones físicas, desde asma y artritis, hasta
cáncer y migrañas. Por ejemplo, en un reducido experimento realizado en Kansas
(Estados Unidos), se descubrió que, meses después que mujeres con cáncer de
seno realizaran ejercicios de escritura expresiva, experimentaron menos
síntomas problemáticos y necesitaron menos citas médicas.
El objetivo del estudio no era evaluar la evolución
del paciente en el largo plazo, y sus autores no sugieren que el cáncer puede
ser atacado de esta manera. Sin embargo, algunos aspectos de la enfermedad en
estas mujeres mejoraron en el corto plazo, en comparaciones con aquellas que no
realizaron escritura expresiva.
Pese a estos resultados, la escritura expresiva no
es infalible.
Un análisis realizado por Joanne Fratarolli, de la
Universidad de California Riverside, mostró un balance general poco
significativo. En todo caso, siendo una intervención que es gratuita y
beneficiosa, bien vale la pena.
Curación heridas
Y aunque algunas investigaciones han obtenido
resultados desalentadores, hay áreas donde los hallazgos son consistentes, en
especial en la curación de las heridas. En estos experimentos, los corajudos
voluntarios realizan algo de escritura expresiva.
Unos días después, les aplican una anestesia local
y les extraen una muestra de piel de la parte interna de un brazo. La herida es
de unos 4 milímetros y usualmente se cura en un par de semanas.
El proceso de regeneración es supervisado una y otra
vez, y se ha detectado que tarda menos cuando las personas han realizado
escritura expresiva.
¿Cómo se produce el efecto sanador de la escritura
en el cuerpo humano?
Al principio se pensaba que se debía a la catarsis
que se producía cuando se comparte los pensamientos más profundos. No obstante,
Pennebaker comenzó a mirar con detenimiento el lenguaje que las personas
utilizaban al escribir.
Detectó que había cierto tipo de palabras que los
individuos iban cambiando a medida que se realizaban las cuatro sesiones del
experimento. Las frases que aceleraban la curación de las heridas incluían el
pronombre “yo”, aunque luego las más utilizadas eran “él” o “ella”, lo que sugería
que la persona veía su situación desde otra perspectiva.
Otra palabra común era “porque”, dando a entender
que el individuo trataba de explicar el evento y colocarlo en un contexto. De
esta forma, Pennebaker cree que, de alguna forma, el simple hecho de etiquetar
tus sentimientos y colocarlos en una historia se genera un efecto positivo en
el sistema inmunológico.
Otras implicaciones
Los experimentos también han demostrado curiosos
hallazgos, que dan fe de que hay algo más en este proceso de curación. Si con
solo imaginar un hecho traumático, y escribir una historia sobre él, puedes
acelerar la sanación de las heridas, quizás la clave se encuentre en regular
tus propias emociones y no tanto en resolver problemas del pasado.
Luego del primer día de escritura expresiva muchas
personas dicen que volver a ese pasado les ha hecho sentirse peor.
¿Es posible que el estrés haga que las personas
liberen hormonas como cortisol, las cuales ayudan al sistema inmunológico? ¿O
será que la mejoría en el estado de ánimo después de varios días de estar
escribiendo produce los beneficios?
Hasta ahora nadie sabe.
Aun sin prescripción
Cualquiera que sea el mecanismo, y a pesar de
décadas de investigación que demuestran su éxito, este tipo de tratamientos no
han sido utilizados en la medicina.
Es posible imaginar que una persona que acuerde con
su médico una operación quirúrgica reciba entre sus instrucciones médicas
realizar ejercicios de escritura expresiva. No obstante, muy pocos estudios han
incluido pacientes sometidos a operaciones quirúrgicas. Adicionalmente, se sabe
que funciona mejor en unas personas que en otras. Y lo que es más importante,
tiene un efecto a corto plazo, por lo que debes practicarlo justo a tiempo.
La escritura expresiva no repotencia tu sistema
inmunológico para siempre.
Si una persona resulta herida nuevamente, luego de
unos meses del estudio inicial, no se recuperan más rápido que cualquier otro
paciente. Sin embargo, una nueva investigación desarrollada en Nueva Zelanda
indica que no es indispensable practicar escritura expresiva antes de sufrir
una herida. De hecho, funciona tan bien como si lo hicieras después.
Esto abre diversas probabilidades para el uso de la
escritura expresiva, no solo cuando está previsto realizar una operación, sino
cuando se sufre una herida inesperada. Kavita Vedhara, junto a su equipo de la
Universidad de Nottingham, realizó un estudio con 120 voluntarios a los que les
pidieron escribir sobre una situación estresante o sobre cómo habían pasado el
día anterior.
Este ejercicio lo realizaron antes o después de
tomarles la muestra en el brazo. La gente que hizo escritura expresiva fue seis
veces más propensa a curar en un período de 10 días que quienes no lo hicieron.
Necesitamos realizar más estudios con pacientes que
sufran enfermedades. Sin embargo, quizás algún día, cuando tengamos que
operarnos, nos manden a casa a hacer escritura expresiva.
Como diría Vedhara, el efecto es “a corto plazo,
pero poderoso”.
Vía » bbc.com
https://www.infomistico.com
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