A veces la vida te saca a empujones de los
sitios donde no te conviene estar
"Muchas veces sabemos cómo terminarán las
cosas, pero nos negamos a ver las señales"
En algunas oportunidades,
nos hace falta que nos pase algo radical que nos arranque toda posibilidad de
querer permanecer en un lugar, especialmente un lugar afectivo, donde nos
sentimos realmente involucrados.
Podemos no entender una
decepción en el momento en el cual ocurre, sin embargo, nuestro amigo tiempo,
se encarga de explicarnos el porqué de ciertas vivencias que nos marcaron de
manera profunda y nos sacudieron la vida en alguna oportunidad. Siempre el
universo nos abre una puerta cuando alguna otra se cierra, sin embargo podemos
están tan enfocados en la puerta que se cerró que no podemos ver con claridad
las oportunidades que están a un solo paso de distancia.
Es justo la sanación de
las heridas, la disposición y el tiempo lo que nos hace ver más allá de
cualquier dolor que hayamos pasado y es allí donde damos ese primer paso que
nos lleva por un camino diferente, que en muchos casos nos conduce hacia donde
realmente debemos estar.
Muchas veces sabemos cómo terminarán las cosas, pero nos negamos a ver las señales, nos negamos a aceptar realidades y en medio de esa nube que hemos creado para protegernos de lo inevitable, sencillamente se produce una tormenta de la cual no nos queda más alternativa que salir.
Salimos golpeados,
confundidos, alterados, desconcertados, pero salimos, que es lo importante y el
mensaje finalmente es captado: No era sano permanecer en un sitio que nos
prometía sufrimiento, que no nos generaba tranquilidad o bien nos sometía a
alguna incomodidad.
No reneguemos de las
experiencias vividas, todas llevan consigo un propósito, tengamos fe en el
proceso de la vida, y confianza en que la normalidad es estar bien y en nuestro
interior tenemos esa capacidad de generar todo aquello que nos preserve, aunque
sintamos que los cambios son bruscos y dolorosos, todos llegan a nuestra vida
con un propósito.
Cuando aprendemos a escuchar nuestra intuición, cuando silenciamos nuestra mente, junto a sus miedos y necesidad de aferrarse, restamos la posibilidad de salir a empujones de cualquier lugar, podemos utilizar recursos que nos mantengan a salvo de forma más oportuna y sobre todo menos traumática.
Aprendamos a generar
límites sin ponernos murallas, no nos cerremos a posibilidades, entendamos que
estamos aquí para aprovechar nuestro tránsito y debemos procurar que nuestros
aprendizajes sean por la vía del amor y no del dolor. Exponernos a situaciones
que nos comprometen es siempre una enseñanza, está en nosotros valorarla y
aprenderla para que la vida no nos la repita.
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Autor: Sara Espejo
Fuente: Rincón del Tibet
Fuente: Rincón del Tibet
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