¿Quieres aprender a
combatir la ansiedad y eliminarla? El primer paso es conocerla.
La ansiedad es un estado de inquietud de carácter difuso. La persona ansiosa se siente expectante, como si fuera a ocurrir algo negativo, lo cual la mantiene en un estado de alarma permanente y le impide relajarse. Sin embargo, no puede explicar qué o por qué se siente así. En muchos casos, la persona es consciente de que ese estado de sobreactivación no tiene sentido, pero no es capaz de controlarlo.
La ansiedad es un estado de inquietud de carácter difuso. La persona ansiosa se siente expectante, como si fuera a ocurrir algo negativo, lo cual la mantiene en un estado de alarma permanente y le impide relajarse. Sin embargo, no puede explicar qué o por qué se siente así. En muchos casos, la persona es consciente de que ese estado de sobreactivación no tiene sentido, pero no es capaz de controlarlo.
¿Qué tipo de ansiedad sufres?
A grandes rasgos, se puede
hablar de dos grandes tipos de ansiedad: la ansiedad rasgo y la ansiedad
estado. Distinguir qué tipo de ansiedad padeces es importante porque te
permitirá conocer mejor el problema y dar los pasos necesarios para eliminarlo.
- La ansiedad rasgo indica a una persona
que desde una etapa muy temprana de su vida ha sentido ansiedad, quizás desde
la infancia o la adolescencia. Estas personas suelen tener un temperamento que
les conduce a reaccionar inmediatamente ante las más diversas situaciones, se
excitan con facilidad y les cuesta relajarse. De hecho, como han tenido que
combatir la ansiedad durante gran parte de su vida, no saben cómo es vivir de
otra manera. Para estas personas la ansiedad ha sido una compañera perenne de
viaje.
- La ansiedad estado, al contrario, está
desencadenada por algún acontecimiento específico (o un conjunto de ellos).
Ante esa situación, una persona que nunca ha sido particularmente nerviosa,
responde con ansiedad. En el fondo, lo que ocurre es que esa persona no cuenta
con las herramientas psicológicas necesarias para hacerle frente al problema,
por lo que su cuerpo y su mente responden con un estado de activación
“excepcional”.
Por supuesto, ambos tipos
de ansiedad pueden coexistir. Una persona ansiosa notará que su nivel de
ansiedad aumenta cuando tiene que enfrentar determinadas demandas del medio. De
la misma forma, alguien que nunca ha sido ansioso, puede comenzar a responder
con ansiedad ante diferentes situaciones, ya que no logra retomar el control de
su vida emocional.
La buena noticia es que
los síntomas de la
ansiedad se pueden revertir, sin tener que recurrir a los
ansiolíticos. De hecho, no debes olvidar que los medicamentos
para la ansiedad no están exentos de efectos adversos y no son
una solución a largo plazo. Al contrario, existen diferentes estrategias que
han sido comprobadas científicamente y que son fáciles de aplicar que ayudan a
combatir la ansiedad de manera natural.
¿Cómo combatir la ansiedad de
manera natural?
1. Acepta la ansiedad, conviértete en un observador imparcial
La ansiedad es dañina, lo
sabemos y por eso queremos eliminarla. Por tanto, es normal que nuestro primer
impulso sea negarla y rechazarla. Sin embargo, la paradoja radica en que
mientras más intentemos combatir la ansiedad, más agobiados nos sentiremos.
Cuando negamos una emoción o sensación, esta crece.
De hecho, la mente de una
persona ansiosa no está llena de preocupaciones por hechos de su vida cotidiana
sino por las metapreocupaciones. Es decir, se preocupan porque se preocupan.
Esta persona activa su crítico interior, una voz que le dice constantemente que
la ansiedad es intolerable, que es incapaz de mantener el control o que su
existencia es miserable.
De esta forma desencadenan
un círculo vicioso que solo sirve para aumentar la ansiedad. Por tanto, no
intentes negar la ansiedad que experimentas, simplemente sé consciente de su
existencia. Cuando no huyes de una emoción ni la etiquetas como “negativa”
puedes adoptar una distancia emocional del problema y recuperar el control de
ti mismo.
2. Tómate tu tiempo, no corras
La mayoría de las personas
ansiosas se mueven continuamente de un lugar a otro, comen de pie, sin sentarse
a la mesa y realizan diferentes tareas a la vez. Su ordenador, por ejemplo,
suele ser un caos compuesto por diferentes ventanas y programas abiertos. Y es
que lo que expresamos hacia el exterior, no es más que el reflejo de nuestra
mente.
Sin embargo, cuando
asumimos las tareas cotidianas desde esta perspectiva caótica y apresurada, le
estamos dando una retroalimentación muy negativa al cerebro porque es como si
le estuviéramos diciendo que debe funcionar aún más deprisa porque las cosas están
fuera de control. Como resultado, el cerebro responde aumentando aún más los
niveles de cortisol y adrenalina, que generan más ansiedad.
La solución radica en
cortar ese círculo vicioso. Disminuye el ritmo y, sobre todo, dale un orden a
las tareas que debes realizar a lo largo del día y prioriza las más
importantes. Oblígate a bajar la marcha, verás que logras hacer mucho más, con
menos estrés.
3. No dejes tareas pendientes, aplica la regla de los 2
minutos
Una de las cosas que más
aumenta nuestro estado de ansiedad es saber que tenemos tareas pendientes. De
hecho, no son las tareas en sí las que nos desgastan y agotan, sino el
recordatorio mental constante de que debemos hacerlas.
Los expertos en
productividad personal afirman que para resolver este problema, lo mejor es
aplicar la regla de los 2 minutos. En práctica, cuando surja una tarea, si esta
no requiere más de 2 minutos, hazla inmediatamente ya que posponerla y
recordarla consumirá más energía que llevarla a cabo. Si la tarea demanda más
tiempo y no lo tienes, pregúntate si es realmente importante. Si es así,
búscale un hueco en tu agenda.
Recuerda que la forma en
que organices tu día repercutirá en tu estado mental. Por tanto, no dejes que
las tareas se acumulen porque si las dejas para el último momento, solo estarás
contribuyendo a que aumente tu nivel de ansiedad. Aprender a organizar tu vida
te permitirá eliminar una gran fuente ansiógena: las tareas pendientes y las
que te roban energía sin brindar ninguna recompensa a cambio.
4. Reserva una hora del día solo para ti, y haz lo que te
venga en gana
En la sociedad en que
vivimos, se premia el hacer sobre el ser. Por eso, nos sentimos obligados a
correr, a no tener ni un minuto de descanso, porque es sinónimo de pereza, es
la antítesis de los valores que promueve la cultura occidental.
De hecho, no es extraño que
las personas ansiosas siempre estén llenas de trabajo y proyectos pendientes,
no tienen ni siquiera unos minutos al día para dedicarlos a sí mismos. Inmersos
en ese estado de tensión constante, no le permiten a su cerebro “desconectar”,
como resultado, los niveles de ansiedad se disparan.
Sin embargo, desconectar y
estar a solas consigo mismo es tan importante como ser proactivos. Aunque como
las personas ansiosas suelen encontrar difícil estar de brazos cruzados, una
excelente alternativa consiste en dedicarle al menos una hora cada día a una
actividad que realmente disfruten. De esta forma, el cerebro comienza a liberar
una serie de neurotransmisores como las endorfinas, que generan un estado de
bienestar y relajación.
5. No le prestes demasiada atención a tus pensamientos,
cuestiónalos
La mente de una persona
ansiosa es su peor enemigo. De hecho, la ansiedad crece a raíz de los
pensamientos poco realistas que la persona va desarrollando. Por eso, es
fundamental que aprendas a detectarlos y que detengas su curso.
Lo más usual es que la
persona ansiosa responda de manera exagerada ante las situaciones de su vida
cotidiana. Hace una tormenta en un vaso de agua, piensa que un simple error
tendrá consecuencias nefastas. De esta manera, añade una tensión innecesaria.
Por eso, es importante que
comiences a cuestionarte esos pensamientos catastrofistas que no se ajustan a
la realidad. Pregúntate: ¿Esa preocupación es realista? ¿Cuántas probabilidades
existen de que se cumpla? ¿Qué es lo peor que podría pasar? ¿Cómo podría
manejarlo?
6. Enfoca las situaciones desde otra perspectiva
La ansiedad está provocada,
en gran medida, por el significado que le conferimos a determinadas situaciones.
Por eso, una de las estrategias más eficaces para combatir la ansiedad es
cambiar la manera en que pensamos en los agentes estresores.
Un estudio realizado en la
Universidad de Yale les presentó a algunos dirigentes un vídeo en el que se
transmitía la idea que el estrés era potenciador ya que algunas personas dan lo
mejor de sí cuando están bajo presión. Durante las dos semanas siguientes estas
personas no solo mejoraron su desempeño laboral sino que reportaron menos
problemas psicológicos y sus niveles de cortisol, la hormona del estrés,
disminuyeron. En el grupo que seguía creyendo que el estrés es negativo no se
apreciaron estos cambios.
Por ejemplo, realizar una
presentación en público es estresante y genera ansiedad pero, por otra parte,
también es una oportunidad para poner a prueba nuestras habilidades y ampliar
nuestra red de contactos profesionales. En este sentido, te será de gran ayuda
utilizar más a menudo el “sin embargo”. Cuando descubras esos pensamientos
irracionales, intenta darles una vuelta utilizando este término. Por ejemplo,
si mientras estás estudiando piensas: “no voy a aprobar ese examen”.
Reestructura ese pensamiento de forma positiva: “quizás no apruebe ese examen;
sin embargo, me voy a esforzar para dar lo mejor de mí”.
7. Aprende a vivir en el “aquí y ahora”
La persona ansiosa suele
vivir a caballo entre el pasado y el futuro. Se culpa por lo sucedido y se
preocupa o se asusta por lo que podría suceder. De esta forma llena su presente
de ansiedad. De hecho, a menudo la ansiedad surge precisamente de esas
preocupaciones sobre el futuro. La persona ansiosa sufre una especie de
obsesión por el futuro que le hace focalizarse en todos los desastres que
podrían ocurrir.
Sin embargo, para combatir
la ansiedad, es importante aprender a centrarse en el presente. Respira, mira a
tu alrededor y nota que no está sucediendo nada malo ahora mismo. Disfruta de
ello. La práctica del mindfulness puede ayudarte a lograr este cometido. Ni
siquiera es necesario que medites, tan solo debes aprender a centrarte en el
aquí y ahora, en la experiencia que estás viviendo, sin criticarla y sin dejar
que tu mente divague hacia el futuro.
Como probablemente te
resultará difícil abandonar de una vez las preocupaciones, puedes establecer lo
que se denomina en la Psicología: “Periodo de las Preocupaciones”. Se trata de
posponer esos pensamientos hasta que lleguen esos 30 minutos al día en los que
te darás permiso para preocuparte todo lo que desees. Pero una vez que hayan
pasado, si acuden a tu mente otros pensamientos ansiógenos, deberás posponerlos
hasta la próxima sesión.
8. Ten cuidado al ventilar las emociones o te dominarán
Durante muchas décadas, se
animó a las personas a reprimir sus sentimientos y emociones. Más tarde, se les
dijo que era mejor que las expresaran ya que de esta manera, podían aliviar
estados como la ira y la ansiedad. Sin embargo, ahora se ha demostrado que
ventilar las emociones no ayuda, necesariamente, a manejarlas, ni disminuye su
intensidad.
Psicólogos de la
Universidad Estatal de Iowa les pidieron a las personas que escribieran un
ensayo y después hicieron valoraciones muy negativas sobre este, con el
objetivo de generar ira. A algunas personas se les brindó la posibilidad de
descargar su agresividad con un par de guantes, pegándole a una pera de boxeo
con la fotografía del evaluador. Otras debían esperar sentadas tranquilas en
una habitación. Al final, se evaluó su nivel de frustración e ira.
Curiosamente, quienes habían “ventilado” sus emociones se mostraron más
agresivos.
Esto no significa que debas
reprimir las emociones, sino que debes encontrar la manera adecuada de
expresarlas. Golpear una almohada, gritar o descargar tu ira verbal contra
alguien puede aumentar los sentimientos negativos. Esto se debe a que hay
algunas actividades que activan tu sistema nervioso, en vez de calmarlo, que es
lo que necesitas. Por tanto, para combatir la ansiedad, es mejor que optes por
actividades que te permitan relajarte verdaderamente.
9. Practica un poco de ejercicio físico
Una de las mejores
estrategias para combatir la ansiedad y el estrés es realizar ejercicio físico.
No es necesario que le dediques mucho tiempo, apenas media hora todos los días
será suficiente. Aunque es recomendable que sean ejercicios intensos, que son
los que permiten que se libere una gran cantidad de endorfinas.
De hecho, un estudio
realizado en la Universidad de Princeton descubrió que la práctica regular de
actividad física hace que el cerebro resista mejor los embates del estrés
porque se produce una reestructuración a nivel funcional. En práctica, el
deporte detiene la actividad de las neuronas del hipocampo ventral, que son las
principales encargadas de activar las áreas del cerebro vinculadas con la
respuesta de estrés y ansiedad.
Por tanto, es conveniente
que al menos cinco veces a la semana dediques tiempo a la práctica de
ejercicio. No solo notarás una mejoría a nivel psicológico sino que tu salud
física también te lo agradecerá.
10. Aprende a relajarte y a respirar
Las técnicas de relajación
son muy eficaces para combatir la ansiedad. Existen diferentes técnicas, una de
las más comunes consiste en tensar cada uno de los grupos musculares, para
después relajarlos suavemente. De hecho, si sufres ansiedad, es probable que
tengas una gran tensión en el cuerpo, sobre todo en la zona de la espalda y el
entrecejo.
También existen técnicas de
visualización, que brindan excelentes resultados para quienes tienen una
imaginación fértil. Una de las más sencillas consiste en cerrar los ojos e
imaginar que estás en un lugar tranquilo que te gusta y en el que te sientes a
gusto. Imagina todo con la mayor cantidad de detalles y después, simplemente
déjate embargar por las sensaciones positivas que estás experimentando.
Estas técnicas se deben
acompañar con una buena respiración. De hecho, aunque no somos conscientes de
ello, la respiración es un proceso muy importante a través del cual la mente
obtiene una retroalimentación de nuestro estado. Cuando respiramos rápido y de
manera superficial, nuestro cerebro entiende que algo no va bien y que podemos
estar en peligro, por lo que aumenta el nivel de ansiedad. Cuando respiramos
lenta y profundamente, todas las funciones corporales, incluyendo el latido
cardiaco, se acompasan y es más fácil relajarse.
Si no descubres las causas,
será difícil eliminar la ansiedad
Recuerda que para eliminar
este problema de una vez y por todas, es vital que descubras cuáles son
las causas de la ansiedad y
que aprendas a evitarlas, o al menos a manejarlas de manera más adecuada. En
este "Programa para
Superar la Ansiedad" se analizan los principales agentes
estresores con los que tenemos que lidiar en la actualidad y se brindan
técnicas prácticas, explicadas paso a paso, para combatir la ansiedad.
Fuentes:
Crum, A. J. et. Al.
(2013) Rethinking stress: The role of mindsets in determining the stress
response. Journal of Personality and Social Psychology; 104(4):
716-733.
Schoenfeld, T. J. et. Al. (2013) Physical
Exercise Prevents Stress-Induced Activation of Granule Neurons and Enhances
Local Inhibitory Mechanisms in the Dentate Gyrus. The Journal of
Neuroscience; 33(18): 7770-7777.
Bushman, B. J. (2002) Does venting anger feed or
extinguish the flame? Catharsis, rumination, distraction, anger, and aggressive
responding. Personality and Social Psychology Bulletin; 28:
724–731.
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