En el ámbito laboral, en la vida de
pareja, entre nuestras relaciones interpersonales; el nivel de autoestima se
refleja en nuestras elecciones y hace que seamos más o menos felices.
Por otra parte, a largo plazo, las
consecuencias de haber elegido mal pueden ser devastadoras, a menos que tomemos
conciencia y actuemos en consecuencia.
La falta de autoestima puede modificar
de manera negativa el curso de nuestra vida y en eso, no podremos echarle la
culpa al destino.
Pero una de las cosas más graves que
puede generar esta falta de amor por un mismo es que somos capaces de
transmitirla a las generaciones que nos suceden. La familia es el terreno en el
que crecen y se desarrollan nuestras virtudes. Porque, ¿saben qué? El amor se
enseña y cuando se trata del amor hacia uno mismo no escapa a esta regla de
hierro.
Las personas con baja autoestima son
fáciles de reconocer porque a toda costa se empeñan en pasar inadvertidas,
resaltan los fracasos antes que sus aciertos e incluso tienen tendencia a
repetir errores que los han llevado a este punto.
Por el contrario, tener una autoestima
elevada nos lleva a ser positivos, actuar según las aspiraciones que tenemos y
hacer frente a las dificultades que se nos vayan presentando. Por lo tanto, es
indispensable desarrollar nuestra autoestima y conseguir al mismo tiempo que
siempre se encuentre en un buen nivel.
Pero esto requiere de un trabajo
personal y necesario. A cualquier edad, en cualquier momento y en todas las
situaciones, es posible trabajar en nuestra autoestima y reforzarla todo lo que
sea posible.
Presentaremos aquí algunas estrategias
que pueden contribuir a desarrollar y mantener una buena autoestima si son
practicadas de manera regular, al mismo tiempo que una actitud más constructiva
en relación a uno mismo.
1) Aprendamos a decir “NO”: ¡Empezamos con algo bien difícil! Ser capaz
de decir no es una forma de protegernos. No siempre es fácil, porque uno teme
la crítica y el chantaje emocional, dos repercusiones posibles al hecho de
expresar lo que uno realmente quiere. Es necesario sobreponerse al miedo al
rechazo, a la desaprobación y a la no aceptación.
El miedo a decir no es muy antiguo y
tan condicionante que incluso nos hace pensar que ya no seremos amados, algo
que nos debilita emocionalmente.
Sin embargo, recuerda alguna vez que
seguramente te haya pasado en la que tuviste que reafirmar un deseo y…
¡Sentiste que tenías el poder! ¡Qué satisfacción! Uno se siente realmente
libre.
De la misma manera, es inaceptable
permitir que se nos critique por sentir tal o cual emoción en particular. Todas
las emociones son legítimas y valederas. En todo caso, lo que se puede discutir
es el comportamiento de las personas.
No tiene sentido mostrarse conformista
con el único objetivo de vivir en paz. Por el contrario, renunciar a vivir
nuestros miedos, nuestros enojos o nuestros valores es la mejor manera de estar
en conflicto con uno mismo.
Los adultos que tienen una autoestima
fuerte son capaces de expresarse libremente independientemente de las
reacciones de los demás, son capaces de mostrarse en desacuerdo cuando la
situación lo exige, de poner límites y aun así conservar intacta su autoestima.
En cuanto sientas que es necesario,
tiene ese derecho de cambiar de idea y al mismo tiempo de expresar su
disconformidad. Desarrollar estas actitudes requiere de coraje y a veces es
necesario volver hacia atrás para tomar conciencia de que en ocasiones a veces
uno dice que sí cuando en realidad tendría que haber dicho que no.
También se deben evaluar las
consecuencias posibles del hecho de decir no y los beneficios que puedes
obtener de un sí.
2) Exprésate claramente: Debemos aprender a decir lo que pensamos, lo
que deseamos y lo que sentimos. Pero cuidado, reafirmarse no implica ser
agresivo. Es un aprendizaje el poder expresar las ideas sin agresividad. Seamos
prudentes a la hora de formular nuestros deseos y de comunicar nuestros
sentimientos, pero hagámoslo de manera clara y concreta.
En esto debemos encontrar un equilibrio
y sabemos que es un punto difícil de alcanzar. Pero de la misma manera que
decir “no” es un aprendizaje, también lo es expresar con claridad qué viene
detrás de esa negativa.
3) Define tus prioridades: Tomemos el tiempo de reflexionar y analizar
de manera objetiva cuáles son nuestros propósitos en la vida. Esto te llevará
invariablemente a dejar de lado tus dudas y separar tus prioridades de las
cosas secundarias.
Centrarse en un objetivo prioritario y
poner todas las energías en concretarlo, nos hace sentir bien con nosotros
mismos y fortalece nuestra autoestima.
4) Identifícate con valores fuertes: Piensa en esos valores que definen a las
grandes personas y establece cuántos de ellos también figuran entre tus
ideales.
La libertad de pensamiento, el respeto
por el otro, el amor por el prójimo, la compasión y todo aquello que hace a la
nobleza de una persona.
Todos contamos con valores y somos
capaces de ponerlos en práctica en algún momento. Incluso debes hacerlo a
menudo y seguramente otros los vean, menos tú.
No te dejes influir por “accesorios”
superficiales de tu personalidad y rescata eso que sabes que siempre va a
formar parte de tu ser.
Vivir con valores sólidos contribuye a
sentirse feliz.
5) Reconoce tus virtudes: Todas las personas tenemos defectos y
virtudes que muchas veces podemos modificar a lo largo de nuestra vida.
Es importante focalizar lo bueno y no
detenernos siempre en lo malo. Destaquemos nuestras cualidades y aunque te
parezca un ejercicio insignificante, te proponemos que las escribas en un
papel, las leas de tanto en tanto e intentes mejora alguna. ¡Este es un buen
ejercicio!
¿Quieres llevarte una sorpresa? Pide a
tus amigos que hagan una lista de tus virtudes y de todo eso que aman de ti.
¡No podrás creer todo lo bueno que descubrirás de tu propia personalidad!
6) Busca soluciones: ¿Cómo actúas frente a un problema? Cuando
tenemos una baja autoestima tendemos a ver las cosas malas y por mucho que le
demos vuelta a la cuestión, no encontramos un costado luminoso; todo lo vemos
negro.
Sin embargo, siempre hay una
alternativa positiva o una solución.
¡Esto merece práctica! Frente a una
situación difícil puedes recurrir a parte de la estrategia del punto anterior y
anotar los problemas y los puntos negativos y los puntos positivos y las
posibles soluciones.
Verás que en poco tiempo tendrás una
lista de alternativas que en otro momento no se te hubieran ocurrido y que en
algún punto pueden parecerte difíciles de implementar, pero siempre hay una
manera.
7) Apela a la comprensión: Se comprensivo contigo mismo que no quiere
decir ser indulgente y permisivo. Si tratas de hacer lo mejor e intentas ser
cada día mejor persona, mereces ser benévolo con ese que ves en el espejo y al
que debes sonreír cada día para darle más y más confianza.
¡Anímate a darte ánimos!
8) Celebra tus pequeñas victorias: Para todo hay un minuto cero que es el punto
de partida, el comienzo de algo. Tal vez el objetivo final se vea lejano, pero
todos los que llegaron también empezaron en ese mismo punto; de modo que
trabajar la autoestima también implica disfrutar de pequeñas victorias sobre la
reafirmación de tu personalidad que te darán lugar a obtener otras mayores y
mejores.
¿Organizaste una cena magnífica?
¿Terminaste tu trabajo en tiempo record? Disfruta del placer de estos pequeños
logros porque son los que sentarán las bases de una sólida autoestima.
9) Elimina los pensamientos tóxicos: ¿Alguna vez viste esa imagen del diablito y
el angelito que nos hablan al oído? Las personas con baja autoestima sólo
escuchan al diablito diciendo cosas como: “No mereces nada…”, “No vas a
lograrlo…”, “No eres lo bastante bueno…”
Estas críticas y desánimo minan tu
confianza y te terminas convenciendo de que no puedes lograr nada o de que no
eres bueno para nada.
No incluyas estos pensamientos tóxicos
en tu día a día. En cambio, al momento de comenzar con algo nuevo vuelve a
pensar en tu lista de cualidades y virtudes y piensa cuáles vas a utilizar para
tu nuevo proyecto.
10) Transforma lo malo en bueno: Una vez que hayas identificado tus
pensamientos tóxicos y te hayas librado de ellos, piensa objetivamente en
cuáles son tus verdaderos defectos y concéntrate en corregirlos.
Pero analízalo bien, porque muchas
veces lo que consideramos defectos o puntos débiles pueden convertirse en un
gran potencial para realizar alguna actividad o los aspectos físicos que no nos
gustan de nosotros y por los que también nos criticamos y debilitamos nuestra
autoestima, pueden convertirse en un signo de distinción, en una característica
que te convierte en una persona única.
La belleza viene del interior, y aunque
parezca una frase hecha en realidad es así y el tiempo lo demuestra.
No te resignes a que las cosas no
pueden cambiar porque todo puede transformarse.
Christophe André y François Lelord, son
los autores del libro “La autoestima: quererse para vivir mejor con los demás”,
y en él explican en detalle de qué manera la autoestima influye en nuestra vida
de principio a fin, marcando éxitos y fracasos.
En esta obra proponen algo tan simple
como que nosotros mismos evaluemos nuestras cualidades y busquemos el camino
para destacarlas, y a partir de ahí; reparar nuestra autoestima, reconstruirla
o mantenerla.
Para sentirse bien con su propia
existencia y para abrirse al mundo debemos callar el dolor interno. Para estar
bien con los demás debemos estar bien con nosotros mismos y para lograrlo,
simplemente debemos aprender a querernos.
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