El rechaza todo intento de hablar sobre las condiciones vitales en otros planetas. Sobre todo rechaza categóricamente la idea de que pueden estar habitados. Para él ya se dijo todo con la explicación de que "no habiendo aire, no puede haber vida". Le satisfacen estas teorías superficiales ya que no se moleta en empezar a meditar si la "vida" puede o no tener formas diferentes a las que él ve en su contorno, y ante la sugerencia de que un ser humano puede que sea distinto, en tierras y condiciones diferente a la nuestra, estalla en una explosión de risa y comienza a formular chistes tontos sobre formas humanoides - animaloides con características vegetales, etc.
El concepto lapidario es: "si no hay aire no puede haber vida" y se olvida que los peces son "vida", que los microbios son "vida" y que existe una especie de ellos llamados anaerobios, precisamente porque viven sin aire. Se olvida de que la "vida" se adapta a las condiciones y medio en que nazca y allí perdura y que sólo el cambio violento de un medio a otro medio, para el cual no ha sido adaptada, es lo que no acepta.
Primeramente, el diseño divino de un ser con cabeza, facciones, pies, manos y órganos indispensables, es siempre el mismo, no importa el plano o planeta a que pertenezca.
Si pudiéramos ver a los habitantes de los otros planetas, nos asombraría constatar que son idénticos a nosotros, unos más bellos o más feos, más altos o más bajos, pero que lo único que difiere es la materia que los compone. NO serán de carne y hueso, pero sí de material que concuerda con su atmósfera y la sustancia química que conviene a su ambiente y reino. Si las emanaciones del planeta son de mercurio, el habitante del planeta Mercurio no puede ser de carne y hueso. Pero que es un humano, inteligente hermano nuestro e hijo de Dios, se sabe por las comunicaciones espirituales.
El simple hecho de que el pez, que se ahoga en nuestro aire, y nosotros que nos ahogamos en el agua, somos de carnes y osamentas distintas aunque habitamos el mismo planeta, pasa desapercibido para todo humano que se niega a creer que un "platillo volador" es una cosa positiva. Pero es de mentes obtusas y cerradas, la pretensión de que todo tiene que ser idéntico a ellas sin desviarse un pelo.
¡Cuánto asombrará a los humanos el día que todos sepan que jamás podrán viajar ni a Venus ni a Marte en su cuerpo carnal, sino en cuerpo astral, etérico periespíritu! ¡Y que podrán viajar a donde les plazca, desde la Luna hasta el último Planetoide, el día que sepan desdoblarse y proyectarse en sus vehículos menos densos! Más adelante en esta Edad de Oro, Era de Acuario, será cosa corriente y común, el día que se acabe el egoísmo y el odio, ya que los otros planetas superaron estos defectos y no pueden tolerar semejantes vibraciones.
Cuánto asombrará a los humanos terrícolas el saber que los llamados "platillos" se aparecen y desaparecen a voluntad de sus dirigentes. Que al acercarse a la Tierra con intenciones de aterrizar, retardan su marcha y por lo tanto sus frecuencias vibratorias, y se materializan por el mismo Principio que anunció Einstein: Cuando el hombre llegue a conocer su propia ecuación se desintegrará a voluntad y se reintegrará en otro lugar.
Algo parecido ocurre cuando un avión comienza a detener la hélice, y allí donde no veíamos nada, comenzamos a vislumbrar las aspas que giran más y más lentamente hasta que se detienen por completo y se muestra sólida la hélice, cuando pocos minutos antes era invisible a causa de una vibración vertiginosa.
Si no se puede pensar, recordar y comprender este último detalle ¿cómo se va a comprender ni creer en los habitantes adelantados de otros planetas, y mucho menos creer en los Maestros Ascendidos? Pero interesa mucho que la mayoría de los terrícolas comience a saber de estas cosas, por la salvación del planeta y de ellos mismos, porque como dijimos, los que ya saben algo de esta enseñanza y siguen las instrucciones, tiene el "chance" de salvarse de los cataclismos inminentes, y ayudarán a salvar a todo el planeta Tierra de éstos.
A todo el que le parezcan estas nuevas enseñanzas casi imposible de creerlas, no tiene sitio que recordar que sólo hace unos cien años no se concebía la posible existencia de un avión, ni un fonógrafo, ni un teléfono, ni un televisor, ni un automóvil, ni de la electricidad siquiera!
En idéntico estado de ignorancia se encuentra el hombre corriente con respecto a la Cosmogonía y Cosmología. Está convencido (aunque no se atreva a confesarlo, aunque se diga católico, protestante o judío) que al morir su cuerpo, se acaba todo él, o se desaparece en un más allá que es mejor "no conocer".
Uno de los Principios de la Creación se lama la Ley de Correspondencia, y tiene por lema "Como es Abajo es Arriba y como es Arriba es Abajo". Ella comprueba que el hombre continúa viviendo eternamente en alguna parte, evolucionando y adelantando como el niño que entra primero al "kinder", luego a primaria, secundaria, bachillerato, universidad, etc., etc.
La Biblia enseña que Dios ordenó al hombre crecer y multiplicarse. Es auténtico. El hombre sigue creciendo, agigantándose y multiplicándose. No en el sentido de tener muchos hijos, como en la Tierra, sino en el sentido que se nos hace difícil captar, aunque hay un ejemplo: La Entidad llamada "El Espíritu Santo" es uno de los aspectos de Dios que conocemos por referencia, más en contacto con la Tierra. No es masculino, como se cree. Es la parte maternal de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, significa: Padre, Hijo y Madre. El Padre es el Creador, Dios, la Madre es el Espíritu Santo y el Hijo es Todo Hombre, todos los hombres, o sea el producto del Padre y la Madre.
Entre las atribuciones conocidas del Espíritu Santo, está la muy maternal de Dar el Primer Soplo a todo recién nacido, y recibir el último soplo del moribundo. Y tú dirás: "¿Y cómo puede ser eso si mueren y nacen tantos cada minuto por todas partes?". Pues, por la multiplicación de Su Ser. Avanzando, llega a cada ser humano, angélico o elemental, la posibilidad de multiplicar su ser y a estar en muchos lados al mismo tiempo.
Esta es una de las explicaciones del porqué y cómo somos hechos a imagen y semejanza del Padre, quien está en todas partes al mismo tiempo. A medida que avanzamos nos vamos pareciendo cada vez más al Padre. No importa lo feos y pequeños que parezcamos ahora. El niño recién nacido también es minúsculo y feito hasta que pasan unos meses. El niño, desde que es concebido, hasta que camina, describe toda la evolución efectuada por la humanidad en miles de eones, pasando por larva, pez, animal, etc.
Naturalmente, como la vida es eterna, nuestros hermanos mayores no han desaparecido. Están vivos, actuando y evolucionando en alguna parte, desempeñando cargos y oficios cósmicos, creciendo y multiplicándose. Todo ser que ha vivido y existido, todo personaje histórico, de renombre en cualquier capacidad, existe hoy en alguna parte. Por supuesto en planos tan remontados que los hemos perdido de vista. Pero más adelante te asombrará saber de seres que tú creías de cuentos de hadas. Nombres de la mitología griega que suponías inventados por la imaginación del vulgo, o como lo dice la palabra "mito-lógi-cos".
El verdadero mito está en que cuando ellos dejaron la huella de sus nombre sobre el planeta no eran aún dioses. Eran personajes que se destacaron y que el vulgo los endiosó, tal como en nuestros tiempos endiosaron a Rodolfo Valentino y a Carlos Gardel, porque fueron un popularísimo actor romántico y una gran figura del tango.
Hoy en día esos seres que fueron mitológicos están tan por encima de nuestros conceptos, que para nosotros son dioses con poderes divinos. Hércules, Amazonas, Minerva, Helios, Vesta, Orión, Sonata, Tranquilino, no te asombres, existieron y siempre existen.
Las galaxias, los sistemas, las estrellas, los planetas y los soles son creaciones de creadores que en un tiempo fueron simples seres humanos como nosotros.
Algunas ediciones bíblicas dicen al comienzo: "En el principio los Elohims crearon el cielo y la tierra". Otras ediciones no dicen sino: "Los Dioses crearon…" etc. Elohims son seres-dioses, adelantados elementales. O sea del Reino Elemental. El término Elohim es un grado de adelanto mental. Los Maestros son grandes en energía nuclear, atómica, en Rayos Lumínicos, en poder mental, y tienen gran poder, estatura y multiplicación.
Está predicho que en esta Era se unirán la ciencia y la religión.. se entiende que son todas las religiones y todas las ciencias. Entre éstas están, muy seriamente, la Astrología y la Numerología. Lo mismo que muchas cosas que aún no son consideradas "ciencias", pero la verdad se encuentra en todas partes. Todo esto es Metafísica ya que este término engloba todo lo que no es visible a los ojos carnales, desde el aire hasta el espíritu.
Para empezar, la naturaleza de la Divinidad se divide en siete aspectos mayores: Amor, Vida, Verdad, Inteligencia, Alma, Espíritu y Principio.
Cada uno de los mencionados tiene su atributo correspondiente en términos científicos, por ejemplo, El Amor en la Ciencia, corresponde a la Atracción, Cohesión y Adhesión.
Dos o más aspectos reunidos dan un tercero, ejemplo: Amor e Inteligencia forman la Sabiduría. El amor sólo no sería sino una fuerza ciega que abrumaría por demasiado dar. La inteligencia sólo sería satánica. Se necesita la unión de las dos para equilibrar, para reinar sabiamente.
Cada uno de estos atributos tiene color, tono musical, símbolos y número. Por supuesto todo esto es en términos generales, porque luego se van complicando las cosas en progresión matemática hasta el infinito; pero todos tenemos que comenzar por algún lado y ésta es una forma muy sencilla.
Como lo saben todos los pintores, hay tres colores primarios: Azul, Amarillo y Rojo. De éstos se desprenden tres secundarios: Verde, Naranja y Morado.
En lenguaje espiritual no se dice ni rojo, ni morado, naranja. Se les llama Rosa, Violeta y Rubí con Oro.
Todos los colores juntos dan el blanco que se le dice "cuarto color".
El color Nro. 1 es el Azul. Es el color de la Voluntad Divina, de la FE, del Poder de Dios, del Bien, la Bondad y el Equilibrio.
El Nro. 2 es el Amarillo, color de la Sabiduría y la Iluminación.
El Nro. 3 es el Rosa, color del Amor Divino, la Belleza y la Opulencia.
El Nro. 4 es el Blanco, color de la Ascensión, la Resurrección y la Pureza.
El Nro. 5 es el Verde, color de la Verdad, la Curación, la Música y la Concentración.
El Nro. 6 Rubí y Oro, el Número de la Paz, la Providencia y la Gracia.
El Nro. 7, Violeta, color de la Misericordia, el Perdón y la Transmutación.
Todos estos colores salen en forma de Rayos del Sol Central. Cada Rayo tiene un director que lo dirige con gran sabiduría.
Los Directores ascienden, se reemplazan, son oficios jerárquicos que desempañan.
En cada rayo sirven también un Arcángel y un Elim. Cada Rayo tiene legiones de ángeles y huestes de luz.
Cada uno de nosotros seres humanos sirve en uno de los Siete Rayos, ya que por simpatía se ha dedicado a uno más que a otro, en nuestras numerosas encarnaciones.
Como es de suponer, y fácil de comprender, el gobierno del Cosmos es algo muy complicado y gigantesco, similar en líneas generales al gobierno de una nación, ya que "Como es Arriba es Abajo y como es Abajo es Arriba".
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NADIE NACE POR CASUALIDAD
Hay muchos casos de nacimientos que pudieran parecer casuales. Por ejemplo: cuando nacen niños de jovencitas solteras, otros, producto de una aventura y aquellos indeseados por sus padres, marginados desde tan corta edad. No puede ser casual ningún nacimiento, si es casual, porque se trata de un proceso cuidadosamente planeado, dirigido por la Divina Presencia de quien va a nacer. En este trabajo intervienen seres de altísima Evolución, como el Deva Constructor de la Forma y el Director Elemental.
Además del cuerpo físico, han de ser creados de nuevo los otros vehículos: Mental, Emocional y Etérico. Esto no resulta una tarea tan fácil y sencilla. Hay que reactivar, igualmente, los Átomos Permanentes que permanecieron esperando en el Cuerpo Causal.
Si el hombre supiera los amorosos cuidados y esfuerzos que precisa la formación de una vida humana, valoraría más la existencia que tiene, y por nada llegaría al suicidio.
Mirando con los ojos de la carne, muchas experiencias parecen injustas, absurdas y el hombre común no aprecia la vida, porque piensa que es inútil o sin sentido. No encuentra explicación a lo que pasa y a lo que sus ojos ven.
Por infeliz, desgraciado, o marginado que pueda parecer un nacimiento, nunca sucede de una manera casual. El ser que viene al mundo, si es de una evolución normal o superior, se ha preparado él mismo esas experiencias, las ha aceptado en ese rendir cuentas con su Divina Presencia y ante el Tribunal Karmático. Él conoce plenamente que son necesarias para su evolución y progreso. Ha cargado con el peso del Karma que le corresponde pagar en esa vida y ha solicitado el permiso para nacer, pues tal cosa resulta un privilegio que no todos logran.
Cuantos más sufrimientos y pruebas se pasen, tanto más pronto llegará la liberación de merecer una existencia superior en los Planos de Luz. Hay comprensión aceptación en todo; aunque después de nacer, nada se recuerda. Toda vida ha sido cuidadosamente planeadas, incluso la más infortunada y desgraciada. Muchas experiencias, duras y difíciles, son las más convenientes. "Arriba" se proyecta la familia que uno va a tener, se escogen los padres, los hijos, los esposos, que resultan frecuentemente antiguos conocidos de vidas pasadas.
Ni siquiera un leproso nace por casualidad, un loco o el hombre más infeliz. Esas son pruebas que han de pasar, debido a deudas karmáticas. Así como aquí las cosas materiales de pagan con dinero, todo también tiene un pago y un cobro en el proceso de Reencarnación. El pago puede ser de sufrimiento, esfuerzo y trabajo; el cobro, de alegría y felicidad, de riqueza material, oportunidades de trabajo, amor y compañía, etc., si lo que hizo en el pasado fue bueno.
Cuando una persona es de evolución inferior, no elige sus condiciones de vida ni sus familiares, sino que, a ella, la impulsan a ocupar el lugar que le corresponde por Ley de Justicia.
Siempre se obtiene algo especial, por Misericordia y Gracia de la Divina Presencia. Si hay merecimientos, todo no resulta tan malo.
Los niños muertos al poco tiempo de nacer están pagando una deuda karmática por haber causado, en tiempos pasados, la muerte de alguien, debido a negligencia o descuido y sin mala intención. Los negligentes no son asesinos; así que, su deuda es menor y puede ser saldada pronto. Tal sucede cuando, por ejemplo, alguien arroja un fósforo al suelo después de fumar, sin fijarse que hay hierbas secas, papeles o algo que arda. Se prende el incendio y esto ocasiona la pérdida de vidas inútilmente inmoladas.
Si el niño muere en el vientre materno y el nacimiento no llega a efectuarse, entonces sucede otra cosa: La entidad por nacer ha examinado las condiciones que se presentan y, al ver algo que no conviene o va a perturbar su evolución, derivado de la forma de comportarse de los padres o de alguna interferencia no prevista, que últimamente se ha presentado, entonces decide retirarse, no nacer. Esto no supone muerte alguna, porque el ser no llegó a respirar el Aliento Divino, que es el que da la vida; por lo tanto, no ha vivido en el Plano Material. El proceso de nacimiento no se completó. Nunca, el ser está vivo dentro del vientre materno, pues se alimenta de la sustancia y la energía de la madre, siendo un aparte de ella, todavía, sin expresión propia. Nadie se angustie, porque ha perdido un hijo en estas condiciones. Simplemente, la entidad no quiso nacer y se retiró.
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CLASE 9 MEDITACIÓN “JAPA MALA”
Duración: 1 semana
POR LA MAÑANA:
YO SOY SALUD PERFECTA
YO SOY ANDAR PERFECTO
YO SOY ARMONÍA INERIOR
YO SOY EQUILIBRIO EMOCIONAL
YO SOY AMOR
POR LA TARDE:
YO SOY OPTIMISMO
YO SOY RECTO PENSAR
YO SOY SABIDURÍA
YO SOY VITALIDAD
YO SOY AMOR
POR LA NOCHE:
YO SOY JUVENTUD Y BELLEZA
YO SOY ALEGRÍA INTERIOR
YO SOY RECTO SENTIR
YO SOY SENTIR EQUILIBRADO
YO SOY AMOR
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