“Encuentra personas que puedan manejar tus verdades más oscuras, que no cambien de tema cuando compartes tu dolor o que traten de que te sientas mal porque te sientes mal.
Encuentra personas que entiendan que todos tenemos problemas, bregamos, algunos más que otros y que no hay debilidad en admitirlo. De hecho, pocas cosas requieren tanto esfuerzo.
Encuentra personas que quieran ser verdaderas, sin importar cómo eso luzca o se sienta, y que quieran que tú seas verdadero también.
Encuentra gente que sepa que conseguir esa vida es duro y que sepa que es igualmente hermoso y que no tenga miedo de honrar ambas realidades.
Encuentra gente que te ayude a sentirte más en el hogar en tu corazón, mente y cuerpo, y que se alegre de tu alegría.
Encuentra gente que te ame, de verdad, y que te acepte, de verdad. Están ahí afuera, esa gente. Tu tribu está esperando por ti. No pares de buscarlos hasta que los encuentres”.
Espero haber respetado en la traducción este hermoso escrito de John Stabile.
Creo que, en estos momentos de cambios acelerados, todos estamos en esa búsqueda. Muchas personas me cuentan que necesitan tomar decisiones importantes, que se sienten tironeadas por “lo que debe de ser” y por lo que está surgiendo en su corazón desde hace un tiempo.
Lo que más los frena, en el fondo, es creer que están solos en ese intento.
La mayoría tiene una gran sensibilidad, empatía, conexión. Se siente extraña o distinta. Tiene una visión más integral, a veces idealizada, pero ciertamente universal, pacífica y amorosa.
Al no encontrar referentes o semejantes en su entorno inmediato, tienden a esconder sus anhelos (tratando de mimetizarse, con lo que sufren más) o a exagerarlos (pasando a ser los “raros”, con lo que se estigmatizan).
Es más fuerte en ciudades pequeñas y/o en países o ambientes muy conservadores. Al encerrarse, negarse o ser denigrados, aumentan las probabilidades de no encontrar iguales. Y esa palabra es el gran tema: no hay iguales.
Porque cada uno está haciendo su propio camino, con algunos temas en común, pero transitando por senderos sumamente personales y desconocidos, sobre todo para uno mismo.
Por desconocer este factor, muchos se homogeneizan con consignas leídas o popularizadas sin realmente haberlas asimilado ni elaborado, en un discurso lleno de jerga espiritualizada, sin sustento en la vida diaria. Así, terminan siendo iguales… iguales a la mayoría, que también sigue reglas manipuladas por otros, sin discutirlas.
¿Es que somos tan distintos?
La Humanidad se está transformando. Tarde o temprano, todos serán alcanzados por una Nueva Energía que barre con todo lo conocido y falso, exigiendo autenticidad y conexión.
Es tan potente y movilizador que muchos se oponen y tratan con más ahínco de ser “como todos” y de seguir en la carrera de ambición consumista que vende el sistema. La transición es un huracán que se constituye en la “noche oscura del alma”. No es de extrañar entonces la incomprensión, el volverse ermitaño, la resistencia, el sufrimiento.
Ahí afuera, hay gente como tú. No te exijas ni les exijas ser de una determinada forma. Las palabras de otros pueden ser el comienzo que te ayude a conocerte pero encuentra tu propia expresión y manifestación. Acepta tu individualidad.
No necesitas ser terapeuta ni gurú ni tener un lugar de difusión (todos pasamos por esa etapa). Puedes ser tú mismo trabajando en cualquier lugar. Lo que importa es el trabajo interior. A medida que te vas encontrando, que vas despejando las sombras, comenzarás a brillar.
Ese suave brillo irá atrayendo otras luces, abriéndote puertas, llevándote a nuevos lugares, encontrando gente verdadera como tú. Distintos e iguales. Créelo, no te cierres. Créelo porque lo crearás. Sea en tu entorno, por Internet, viajando, las luces comenzarán a unirse para iluminar la Tierra entera. Aquí estoy.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario