sábado, 13 de agosto de 2016

Tomando la responsabilidad de los cambios. Por David Topí.


En el último artículo decíamos:
¿Cómo se cambian entonces las realidades a nivel macro? Muy sencillo, a partir del concepto de masa crítica, es decir, que cuando un cierto número de personas cambian sus realidades personales, y suman la energía y consciencia necesaria para cambiar la realidad consensuada, partiendo de un cambio en el inconsciente colectivo de la humanidad.
¿Porqué tenemos que hacer este cambio de realidad entre todos y no puede hacerlo una sola persona que consiga destapar todo su potencial y hacer el trabajo por los demás? Es decir, si vivimos en una realidad que es totalmente modificable y manipulable a partir del potencial de nuestra mónada, ¿no sería suficiente que una sola de ellas hiciera el trabajo a través de una sola persona que la lograra manifestar en su totalidad?

Cuestión de crecimiento y aprendizaje

A nadie que llega a los niveles evolutivos necesarios para poder modificar y aplicar todo su potencial sin restricciones a la modificación instantánea de su realidad personal se le escapa el enorme trabajo de crecimiento interior y transformación personal que esto representa y requiere, y la enorme responsabilidad que se adquiere, para con el resto, cuando eso sucede. Esto, de una forma u otra, es una escuela, donde todos estamos por decisión propia matriculados, ya que fue una decisión consciente de aquello que somos realmente estar donde estamos ahora. De esa misma manera, si uno llega a esos niveles de consciencia donde te das cuenta de esto, también te das cuenta que no puedes cambiar las reglas consensuadas y aceptadas del decorado y del holograma, pues son las que permiten a otros tener los detonantes y catalizadores necesarios para alcanzar ese mismo estadio de crecimiento al que tu has llegado.
Todos los que estamos encarnando en la Tierra en estos momentos (o lo han estado en otros), podemos tener acceso a la visión que tiene nuestro Yo Superior o estratos superiores de cada uno sobre cómo es el “juego” en el que nos metemos. Está diseñado de esa forma para que el tablero en el cual experimentamos la vida sea lo más eficiente posible. Lo que percibimos como control, negatividad, crisis, problemas, son, desde otros niveles más elevados, oportunidades. A medida que avanza el tiempo lineal y se acercan posibilidades de “cambio evolutivo”, se requiere que, el nivel de dificultad, para muchos, se incremente. Eso se manifiesta en realidades, para algunos, más duras. Pero, desde puntos de vista más allá de la personalidad, todo es una proyección holocuántica creada por todos nosotros, increíblemente complicada, multinivel y multidimensional, en la cual obtenemos todo lo que necesitamos para poder trascender este ciclo. En general, no se puede permitir que cambien mucho las reglas del juego, si no las cambiamos entre todos, pues son estas precisamente las que nos hacen evolucionar con extrema rapidez.

Todo tiene una razón de ser

Precisamente el hecho de que el mundo en el que encarnamos esté tan controlado y manipulado, es lo que permite que podamos parametrizar nuestras vidas con lecciones sobre solidaridad, compañerismo, ayuda incondicional, tolerancia, amor, comprensión, serenidad, paciencia, empatía, etc. De lo contrario seria imposible imponer este tipo de aprendizaje si no hubiera piezas en el tablero, a todos los niveles, que permitieran crear las circunstancias para que esas lecciones y aprendizajes tuvieran lugar.
Aun así, tenemos todos plena libertad para crear la realidad personal e individual que deseamos, de ahí todo lo que os he explicado en los dos artículos anteriores sobre el potencial que tenemos latente y la realidad consensuada. El tablero de juego tiene unas normas, pero quien no desea verse afectado por ellas no lo es cuando llega al nivel evolutivo y de consciencia en el que las entiende, en los diferentes niveles multidimensionales en los que estas normas aplican, por lo tanto, a partir de ahí, pocas  manipulaciones del tipo que sea llegan a influirle o a crear disrupciones importantes en su existencia, si esa persona es capaz de trascenderlas tras haber comprendido su finalidad. Todo depende del nivel de conciencia y comprensión de la realidad que desarrolle cada persona gracias a su propio esfuerzo y procesos de alquimia interior.

¿Ayuda externa?

Por otro lado, hemos oído y se nos ha hecho creer que va a venir mucha ayuda de fuera a salvarnos y arreglar todo. Y normalmente se oye la pregunta de porqué no se recibe esa ayuda más directamente o porqué no se ha recibido ya para poder trabajar contra este sistema más eficazmente. En general la respuesta que se intuye es que la humanidad no ha aprendido ni siquiera a cooperar entre sí, y mostrarse de forma no agresiva los unos contra los otros, por lo que tampoco es seguro para aquellos que, hipotéticamente, desearan venir a ayudar, hacerlo libre y abiertamente. 
La ayuda que se podría recibir es muy efectiva, pero debe ser solicitada como asistencia y no como un rescate que exima de todo trabajo y responsabilidad a nuestra especie. Una víctima, sea una persona o sea un colectivo, no ha evolucionado al nivel necesario  de responsabilidad personal que permite la asistencia directa, ya que exige que todo le sea hecho, dado y solucionado. Nada de ahí fuera responderá a esa petición si no hay un nivel de responsabilidad “aquí dentro”, como individuos y como especie, que se haga cargo de revertir la situación y tomar las riendas de la misma. Si esto sucediera, sería porque el planeta como tal estuviera en peligro, pero la intervención entonces no sería para salvarnos a nosotros, sino para salvarla a ella, a la Tierra.
Al fin y al cabo, el libre albedrio es siempre la libertad de escoger, y de escoger continuamente, incluso si se escoge no escoger. Siempre habrá fuerzas y otros que estarán dispuestos a escoger por aquellos que no quieran tomar las riendas de sus vidas y elegir su destino por ellos mismos, tanto a nivel individual como global.
un abrazo.

David Topí


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