El
efecto Dunning-Kruger es una distorsión del pensamiento que podría sintetizarse
de la siguiente manera: las personas tontas se creen más inteligentes
de lo que son y las personas inteligentes se creen más tontas. O
quizás sería más exacto decir: las personas ignorantes están seguras de que
saben mucho y quienes saben mucho, se sienten ignorantes.
Este
curioso efecto fue descubierto por David Dunning y Justin Kruger, dos
investigadores norteamericanos de la Universidad de Cornell.
El primero era profesor de psicología y un día se encontró con una noticia que
lo dejó perplejo. Se trataba del caso de un robo cometido por un sujeto de 44
años, llamado McArthur Wheeler. La noticia decía que había atracado dos bancos,
sin máscara y a plena luz del día. Fue capturado en apenas un par de horas.
“El primer paso
de la ignorancia es presumir de saber”
-Baltasar
Gracián-
Lo
que llamó la atención de Dunning fue la explicación del ladrón sobre su método
de hurto.
Este indicó que no había usado ninguna máscara,
pero que sí se había aplicado zumo de limón en la cara. Esperaba que esto lo
hiciera invisible a las cámaras de seguridad.
¿Por
qué creía esa tontería? Unos amigos suyos le habían “enseñado” el truco y él lo
había verificado: se había aplicado zumo de limón y luego él mismo se había
tomado una fotografía. Pudo comprobar que su rostro no salía en ella. Por
supuesto, el mismo limón le había impedido ver que no había enfocado su rostro,
sino el techo. “¿Cómo alguien puede ser tan tonto?”, se pregunto
David Dunning.
El experimento Dunning-Kruger
Después
de largas cavilaciones acerca de la conducta del ladrón, Dunning se formuló una
pregunta que serviría como hipótesis para su posterior investigación: ¿Podría
ser que un incompetente no sea consciente de su propia incompetencia,
precisamente por eso? La pregunta parecía un trabalenguas, pero
ciertamente, tenía sentido.
Fue
entonces cuando le propuso a su mejor discípulo, el joven Justin
Kruger, que hicieran una investigación formal al respecto. Fue así
como organizaron un grupo de voluntarios para hacer un experimento. A cada uno
de los participantes se le preguntó cómo de eficiente se consideraba en tres
áreas: gramática, razonamiento lógico y humor. Después se les aplicó un test
para evaluar la competencia real de ellos en cada uno de esos ámbitos.
Los
resultados del experimento confirmaron lo que ya sospechaban Dunning y Kruger.
Efectivamente, los sujetos que se habían definido como “muy
competentes” en cada área, obtuvieron los menores puntajes en las pruebas. Y,
al contrario, los que se habían infravalorado inicialmente, consiguieron los
mejores resultados en los test.
En
la actualidad es muy común ver a las personas que hablan con aparente
autoridad, sobre temas que conocen muy superficialmente. Al mismo tiempo, lo
usual es que los verdaderos expertos no sean tan categóricos en sus
afirmaciones, ya que son conscientes de lo vasto que es el conocimiento y
lo difícil que es aseverar algo con total certeza.
El análisis del Efecto Dunning-Kruger
Los
organizadores de este estudio no solamente notaron que existía este sesgo
cognitivo, sino que además se dieron cuenta de que las personas más
incompetentes tendían a subestimar a los más competentes. Por lo tanto, se
mostraban mucho más seguros y tenían un sentimiento de suficiencia mucho mayor,
pese a su ignorancia. O, quizás, precisamente debido a ella.
Después
de realizado el experimento, los investigadores llegaron a las cuatro
conclusiones que componen el efecto Dunning-Kruger:
·
Las personas se muestran incapaces de reconocer su
propia incompetencia.
·
Tienden a no poder reconocer la competencia de las
demás personas.
·
No son capaces de tomar consciencia de hasta qué
punto son incompetentes en un ámbito determinado.
·
Si son entrenados para incrementar su competencia,
serán capaces de reconocer y aceptar su incompetencia previa.
Una
vez establecido el efecto de distorsión que había en estas personas, todavía
faltaba responder a la pregunta de por qué se daba este fenómeno. Dunning y
Kruger establecieron que el sesgo cognitivo se producía porque las
competencias necesarias para hacer algo bien, son las mismas que se requieren
para evaluar el desempeño. Dicho de otro modo: ¿cómo darse cuenta de que
algo está mal hecho, si ni siquiera se sabe cómo se hace bien ese algo?
Las
personas con un alto desempeño también presentaron el sesgo cognitivo. En
este caso, los investigadores establecieron que lo que se producía era un error
de percepción conocido como “falso consenso”. Dicho error consiste en que las
personas tendemos a sobrestimar el grado de acuerdo con los demás.
Seguro
que has vivido alguna vez la escena en la que dos personas se enzarzan en una
discusión y finalmente para resolverla deciden acudir a una tercera persona
fuera de la disputa, a la que a priori las dos partes consideran neutral, para
dirimir la misma. Aquí, el falso consenso actuaría cuando las dos partes están
convencidas de que el observador imparcial va a opinar como ellos.
Algo
parecido pasa con las personas que tienen un alto desempeño en una actividad,
para ellos es tan fácil realizarla que no ven motivo para sospechar que la
mayoría de las personas no lo puedan hacer igual de bien que ellos.
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