No hay mejor manera de entender
las limitaciones del Ego que explicarlo como contraposición al concepto de
Autoestima. La Autoestima parte de la valoración que hacemos de nosotros
mismos, como nos queremos y nos aceptamos. Se parte de la idea que para querer
a otro debo empezar por mí. Por tanto, promueve relaciones personales basadas
en el respeto propio y ajeno. En cambio, cuando hablamos del egocentrismo la
persona quiere que todo gire en relación a ella y no tiene en cuenta la
opinión, necesidades, características o capacidades de los demás.
Pese a que pueda parecer lo
contrario, se quiere más a si misma una persona con alta autoestima que no una
ególatra, ya que la segunda necesitará más de la aprobación de los demás para
sentirse superior o realizada, por las constantes comparaciones que hace con el
resto del mundo y el entorno. Con la autoestima, sin embargo, nos queremos y
aceptamos independientemente de lo que piense el otro. Es una cuestión de
necesidad: el ego tiene necesidad para sentirse bien y la autoestima se siente
bien sin necesidad.
¿Cuáles serán entonces las
características del Ego?
• Es manipulador. Constantemente
nos dice que hagamos algo porque lo necesitamos para sentirnos mejor, y cuando
lo hacemos, nos “maltrata” haciéndonos sentir culpables por haberlo hecho.
Nunca está contento con la solución hallada, siempre querrá más. Por ejemplo,
estamos haciendo dieta pero una voz interior nos dice que por comer un poquito
de pastel no pasa nada, que merecemos darnos un gusto. Comemos una pequeña
porción pero la voz nos sigue hablando y nos dice, sigue comiendo aún necesitas
más. Al final nos acabamos dando un atracón. Al tomar consciencia de todo lo
comido la voz vuelve contraatacando y diciéndonos que vamos a ganar peso por
todo lo ingerido, y la desesperanza y culpabilidad se apodera de nosotros.
• Todo gira entorno a él. Lo
único que le importa es las consecuencias que tiene sobre sí mismo, por lo que
da igual lo que los demás piensen, no es algo a lo que le preste atención.
• Busca el reconocimiento. Por lo
que tratará de hacerse notar allá por donde vaya. Constantemente alardea de sus
avances buscando un reconocimiento que le haga sentirte un ser superior.
• Debe ser el centro de atención.
Habla constantemente de si mismo sin importarle la vida de los demás, por lo
que puede pasarse horas hablando de sus cosas sin ni siquiera tener la
intención de preguntarte como te encuentras.
• Tiende a proyectar su imagen en
todo el mundo. Parte de la idea de que él es lo que piensa, siente y hace, por
lo que todo lo generaliza en función de eso. Si se siente bien, todo es
maravilloso; si se siente mal, nada vale la pena; si se le dice algo que no
comparta, le estás ofendiendo, etc. La proyección, como pudimos ver, es algo
propio de las personas con baja autoestima.
• Basa el concepto de sí mismo en
lo que tiene. Sus pertenencias o logros lo definen, determinan su éxito o
fracaso como persona. Quizás esta sea una de las características más
limitadoras de todas, ya que el no reconocerse a sí mismo por lo que es y no
por lo que tiene es como andar constantemente sobre una cuerda floja.
• Enjuicia a los demás tomándose
como referencia. Las personas son mejores, peores o iguales a él. Aunque la
igualdad pocas veces les es reconocida.
• Tiende a justificar los errores
como algo ajeno. Siempre habrá alguna circunstancia o alguien que haya
provocado el error. No se responsabiliza de sus actos, por lo que se le
dificulta mucho la posibilidad de cambio.
• Constantemente se pone a
prueba. Trata de demostrarse a si mismo que es más inteligente que los demás.
• No entiende de amor. Se basa en
el deseo de poseer, en la necesidad de aprobación, pero no ama por amar en el
sentido amplio del término.
• Su intención es la de sacar
algo a cambio. Como se dice coloquialmente, no da puntada sin hilo, siempre
tratará de sacar un provecho, por lo que sus alabanzas son un arma de doble
filo. No es servil por el placer de serlo, sino que lo es persiguiendo un fin
en beneficio propio.
• Le gusta agradar. Por ello no
dudará de adoptar diferentes personalidades en función de con quien se esté
relacionando.
• Le gusta ejercer la orden de
mando. No le gusta que nadie le ordene o le diga lo que tiene que hacer, por
eso tratará siempre de llevar la voz cantante.
• Supone, no escucha. Se anticipa
a las explicaciones de la otra persona suponiendo lo que le va a decir y
reacciona según lo que interpreta sin dejar hablar o explicarse. Otra forma de
entenderlo sería decir que oye sólo lo que quiere oír.
• Abunda en prejuicios. Ausencia
total de capacidad empática, por lo que es imposible que tengan una relación
sincera y sana con nadie.
• Emociones nocivas a flor de
piel. Irritabilidad, envidia, celos, rivalidad, odio, resentimiento, ira,
soberbia, orgullo, etc. En el fondo son unos grandes sufridores, también hay
que reconocer ante una mala conducta un corazón que sufre.
• Vive en las nubes. Al creerse
superior e insustituible, no tiene los pies en la realidad, por lo que la caída
le puede acarrear consecuencias emocionalmente muy graves.
¿Con qué te identificas? ¿Con el
Ego o con la Autoestima?
CIARA MOLINA
Psicóloga Emocional
Autora del libro: Emociones expresadas, emociones superadas (Editorial Oniro)
Sesiones y Cursos Online en www.ciaramolina.com
ciara@ciaramolina.com
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