Dos de las
características más atractivas de los últimos veinte años han sido los logros
espectaculares en los avances de laboratorio y la tecnología biomédica. Juntas,
han ampliado literalmente las fronteras de la mente al involucrar las emociones
en la biología del cerebro con más éxito que nunca, y creando la posibilidad de
identificar las complejas interconexiones entre las emociones basadas en el
cerebro y el funcionamiento del sistema neuroendocrino e inmunológico.
Estos espectaculares avances en la ciencia de
laboratorio y tecnología de visualización, han sido componentes esenciales del
desarrollo explosivo de la neurociencia, un campo que se ha convertido
rápidamente en uno de los más respetados, emocionantes y promovidos activamente
en el campo de la medicina.
Dentro de las neurociencias, ha surgido
recientemente un área llamada “psiconeuroinmunología” o
“neuroinmunomodulación”, vinculando las emociones y la enfermedad, algo que no
es tan nuevo y que había sido vislumbrado en contextos clínicos por médicos que
van desde Galeno a Freud y desde Maimónides a Alexander.
La investigación de la expresión emocional en la
biología del cerebro comenzó con la labor del neuroanatomista estadounidense
James Papez.
En 1937, Papez argumentó desde la evidencia
anatómica y clínica que un “conjunto de estructuras” en las zonas bajas
subcorticales del cerebro constituyen la “base anatómica” y el “mecanismo
armonioso” para la elaboración y la expresión de las emociones. Al rechazar la
posibilidad de que la emoción es “un producto mágico”, Papez insistió en que se
trata de un proceso fisiológico que depende de un mecanismo anatómico. Las
ideas de Papez fueron promovidas eficazmente por Paul MacLean, médico y
neurofisiólogo. En 1949, MacLean propuso una hipótesis de “cerebro visceral”,
como un sistema anatómico y funcional intermedio entre la corteza “intelectual”
y la “descarga” en el hipotálamo. Este sistema era en gran medida responsable
de las funciones viscerales y emocionales.
En el contexto actual, la interacción del sistema
nervioso, endocrino e inmunológico, está siendo considerada seriamente. Este
campo representa un novedoso enfoque multidisciplinario en Ciencias Biológicas.
Incluso el nombre del campo no se ha resuelto todavía y hay debates en lo que respecta
al término apropiado.
La ciencia moderna está equipada de herramientas de
investigación de gran alcance que hacen que sea factible avanzar rápidamente en
este complejo campo multidisciplinario, con el propósito de comprender al
organismo como un todo, en lugar de tratar de analizar áreas específicas.
Los avances son espectaculares, por cierto, y los
nuevos conocimientos adquiridos conllevan a la comprensión de determinadas
enfermedades humanas, tales como la enfermedad autoinmune, enfermedades inflamatorias,
anomalías nerviosas y endocrinas y la influencia de los factores de
comportamiento y del envejecimiento sobre la respuesta inmune y la enfermedad.
Entendiendo el mensaje
del cuerpo
Lo esencial radica en demostrar los logros que se
obtienen cuando exploramos nuestra personalidad y nuestra conducta, con la guía
de un órgano que es resaltado y asociado a un síntoma, y que de esta forma nos
envía un mensaje.
Entender este mensaje puede ser el inicio de un
camino interesante de auto-terapia y confrontación de errores y dificultades
que tendemos a repetir, por ser incapaces de aceptar un mínimo rasgo de
carácter que corresponde a un elemento que no quiere desaparecer sin que jamás
haya sido reconocido o aceptado.
Para la Nueva Medicina Germánica elaborada por el
Dr. Hamer y validada en distintas universidades europeas, las enfermedades no
son sino programas biológicos perfectamente definidos con un único sentido: la
supervivencia del individuo. Esa es la razón por la que, a su juicio, los
síntomas no se deben “medicar” sino dejar que se expresen y controlar su
sentido biológico.
Esta medicina ha sido ampliamente difundida desde
1981, y describe perfectamente las interdependencias biológicas y médicas del
organismo vivo como una unidad constituida por el cerebro, el psiquismo y los
órganos.
Cabe resaltar que reconocer y entender el mensaje
puede ir paralelo a cualquier tratamiento médico convencional, homeopático,
ayurvédico, etc. Siempre que la persona logre darse cuenta que existe un
conflicto con el órgano afectado.
Todas las corrientes relacionadas a este enfoque
priorizan dos caminos para conectarse con el mensaje del cuerpo. Uno de ellos
es reencontrarse con la totalidad interna, dejando surgir la emoción con cada
estímulo o sensación que la vida entrega. El otro camino se asemeja más a un
diálogo gestáltico con el cuerpo, en la cual la persona necesita ser ayudada
por un terapeuta.
Emociones destructivas
La siempre interesante medicina tradicional china
comparte en el campo emocional los efectos devastadores de algunas emociones
dañinas. Para ello, fija emociones básicas relacionadas con la función del
órgano: la ira, la alegría, la preocupación, la tristeza, el miedo y la
vergüenza. Aunque la conexión mente – cuerpo ha sido reconocida, la interacción
de las emociones con el cuerpo físico es un aspecto esencial de la medicina
tradicional china.
Cada órgano tiene una emoción correspondiente, y el
desequilibrio de esta emoción puede afectar la función del órgano.
Al discutir el aspecto emocional del proceso de la
enfermedad, es importante recordar que es normal que experimentemos toda la
gama de emociones. Sólo cuando una emoción en particular se experimenta durante
un período prolongado o con especial intensidad, se convierte en una fuente de
desequilibrio. Evidentemente, es importante para una persona con problemas
emocionales severos obtener ayuda profesional. Pero, incluso en estos casos, la
terapia es más eficaz cuando se rectifica el desequilibrio del órgano
correspondiente usando acupuntura. Si bien es cierto, puede no ser totalmente
eficaz en el tratamiento de una dolencia física, casi siempre provoca un estado
de tranquilidad emocional.
Cólera
La ira está asociada con el hígado. Por su
naturaleza, la ira hace que el qi (energía vital) se eleve, provocando que la
cara y los ojos se tornen rojos, dolores de cabeza y mareos. Esto coincide con
el patrón de fuego del hígado ascendente. La ira también puede atacar el bazo,
produciendo falta de apetito, indigestión y diarrea (a menudo experimentado por
aquellas personas que discuten en la mesa de la cena o comen mientras
conducen).
En una visión a largo plazo, la ira reprimida o
frustración a menudo causa que el qi del hígado se estanque, lo que podría dar
lugar a la depresión o los trastornos menstruales. La ira pasa cuando el
padecimiento desaparece. Muchas personas se sienten aliviadas al conocer que su
ira también tiene una base fisiológica.
Alegría
La emoción de la alegría está conectada con el
corazón. Un trastorno relacionado a la alegría puede parecer desconcertante, ya
que la mayoría de la gente quiere tanta alegría en su vida como sea posible.
Los trastornos de la emoción no son causados por la felicidad, sino que el desequilibrio
proviene de demasiada excitación o estimulación, o bien una repentina noticia
que viene como un shock para el sistema.
Al evaluar los niveles de estrés, los psicólogos
consideran todas las fuentes de estrés, tanto positivas como negativas. Es
evidente que la muerte de un cónyuge o la pérdida del empleo es una fuente
importante de estrés. Sin embargo, un matrimonio, un ascenso en el empleo,
etc., puede ser también una fuente de estrés. Una persona que está constantemente
en movimiento, de fiesta en fiesta, y vive una vida de excesos, puede llegar a
desarrollar desequilibrios del corazón como palpitaciones, ansiedad e insomnio.
Una persona con desequilibrios del corazón también pueden presentar síntomas
emocionales, ya que el corazón es el asiento del espíritu (shen).
Preocupación
Esta es una emoción muy común en nuestra sociedad
llena de estrés. La preocupación puede agotar la energía del bazo. Esto puede
causar trastornos digestivos y eventualmente conducir a la fatiga crónica:
Una persona que se preocupa demasiado “lleva el
peso del mundo sobre sus hombros”, una buena descripción de cómo una persona se
siente cuando su qi del bazo está débil.
El exceso de pensamientos o el obsesionarse con un
tema también puede agotar el bazo, causando un estancamiento de su qi. Una
persona con esta condición puede presentar síntomas como falta de apetito y
distensión abdominal después de comer. Con el tiempo, la persona puede
desarrollar una tez pálida. Esto a la larga puede afectar el corazón, haciendo
que la persona por ejemplo, sueñe con los mismos temas en la noche.
Tristeza
La tristeza o pesar afecta a los pulmones,
produciendo fatiga, falta de aliento, llanto o depresión.
Miedo
La emoción del miedo está relacionada con los
riñones. Esta relación se puede observar fácilmente cuando el miedo extremo
hace que una persona orine sin control. En los niños, esto también puede
manifestarse con orinarse en la cama. Los psicólogos han vinculado este
problema con la inseguridad y la ansiedad. La ansiedad a largo plazo debido a
la preocupación por el futuro, puede agotar los riñones llevándolos a una
debilidad crónica.
Vergüenza
Es especialmente debilitante para los riñones y el
corazón. La reacción de “lucha o huida” provoca una liberación excesiva de
adrenalina de las glándulas suprarrenales que se encuentran en la parte
superior de los riñones. Esto hace que el corazón responda con palpitaciones,
ansiedad e insomnio.
LOS PENSAMIENTOS SON
ENERGÍA
Experimentos de laboratorio han demostrado de manera
repetida que los pensamientos pueden influenciar directamente la tasa de
crecimiento en plantas, hongos, y bacterias. William Tiller, médico de la
Universidad de Stanford, ha demostrado que los pensamientos pueden afectar
instrumentos electrónicos.
Además, otros estudios han demostrado que cuando la
energía es direccionada intencionalmente, puede impactar en otros, sin importar
si están cerca o en algún lugar alrededor del mundo. El efecto es tan
característico que se puede medir en un laboratorio a través de la respuesta
galvánica de piel, un método altamente sensible que mide los cambios eléctricos
en la piel.
Imagina cómo te afectan tus propios pensamientos.
Todo el mundo tiene algún tipo de conversación interna. ¿Qué te dices a ti
mismo? Muchas personas se critican a sí mismas mucho más a menudo de lo que se
alaban. La auto-charla negativa puede estar dañándote más de lo que supones.
¿Qué pasa con las personas a tu alrededor? ¿Alguna
vez te preguntaste si otros pueden percibir lo que sientes por ellos? Los
subconscientes de los demás están continuamente detectando las vibraciones de
tus pensamientos. ¿Alguna vez te pasó que un amigo dijo exactamente lo que tú
estabas pensando? ¿Alguna vez supiste instintivamente quién te estaba por
llamar, antes de que el teléfono sonara? Éstas no son coincidencias, sino las
evidencias del poder de la energía del pensamiento. Podemos comparar a esta
energía con la electricidad. No podemos ver la electricidad pero sí podemos
sentirla. La electricidad es incolora e inodora. Es invisible, sin embargo, es
obviamente real.
Ing. Eduardo Lagos
Investigador de Bien de Salud
http://www.revistabiendesalud.com/
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