¿Estás realmente
vivo?
Esta es una
pregunta que puede parecer un sinsentido porque si estás leyendo este artículo,
evidentemente estás vivo o viva. Pero no me refiero a esa clase de vida
biológica que viene marcada por si nuestro corazón late o no, me refiero a
estar plenamente vivos y no amortecidos.
En nuestro mundo
actual, al menos en los países desarrollados, los niveles de mortalidad han
disminuido mucho con relación a hace apenas unas décadas. Los avances de la
medicina y de la sanidad han hecho que vivamos más años. Sin embargo, otro
fenómeno paralelo ha sido el aumento de los niveles de mortandad. Hoy en día,
muchas personas se sienten faltas de vitalidad. Las responsabilidades, la carga
de trabajo, las presiones de la vida moderna, la falta de motivación y de
disfrute en su vida… todo ello conduce a la fatiga física, emocional y
espiritual, y esto tiene su coste en términos de plenitud y de disfrute de la
vida.
La vuelta del verano
supone el comienzo de un nuevo curso para muchos de nosotros, y también un
momento ideal para pararnos a hacer una reflexión sobre el año que tenemos por
delante y lo que queremos de él. Al final, más allá de las circunstancias en
que cada uno tengamos que desenvolvernos, está nuestra libertad para tomar
iniciativas que nos lleven experimentar satisfacción, felicidad y plenitud en
nuestra vida.
Volviendo a la
pregunta de antes, estar realmente vivos es más que respirar y tiene que ver
con sentirnos vitales en cuerpo, corazón y alma. Y es precisamente cuando esto
ocurre, cuando de forma natural experimentamos plenitud de ser, que a su vez es
la verdadera base de la felicidad.
¿Y qué podemos
hacer para ello? Pues hoy te quiero hacer cinco recomendaciones:
1. Mantente
físicamente activo o activa. Haz algún tipo de ejercicio, sal a caminar, haz
algún deporte, ve al gimnasio, juega en el parque con tus hijos… La actividad
física es probablemente el medicamento de más amplio espectro para cuidar
nuestra salud, y también el mejor medio conseguir sentirnos físicamente vitales
y llenos de energía.
2. Sal a menudo
de tu cabeza y entra en tus sentidos. Vivimos en el mundo de la información que
nos tiene permanentemente en nuestra cabeza, en nuestra mente. La pantalla (del
ordenador, del teléfono, de la tableta) se ha convertido en el lugar en el que
más tiempo pasamos muchas personas en nuestro día a día. Y en ese lugar estamos
fuera del mundo físico e inmersos en el mundo de nuestra mente; y esto nos
quita sensación de vitalidad. Por ello, date a diario pequeños momentos de
desconexión en los que simplemente te dedicas a estar en tus sentidos, a mirar
lo que hay a tu alrededor, a escuchar, a experimentar los olores y las texturas
o a saborear algo que comas o bebas.
3. Permítete
sentir tus emociones y sentimientos. Un corazón que no siente está muerto.
Muchas veces nuestras experiencias del pasado nos han llevado a cerrar nuestro
corazón en un intento de protección; esto no es malo en sí, pero viene con un
coste, el amortecimiento emocional.
4. Si no lo
tienes ya, introduce en tu vida un hobby, alguna actividad que disfrutes, y
dedícale un tiempo cada semana. El disfrute es fundamental para nuestra
vitalidad emocional, pero es algo que con mucha frecuencia queda relegado en
nuestra vida debido a las responsabilidades y problemas.
5. Márcate para
este curso un objetivo que te ilusione y entusiasme. El entusiasmo es la
expresión de la vitalidad del alma y es algo que es importante esté presente en
nuestra vida. Al final, son nuestras iniciativas y acciones las que dan forma a
nuestra vida y a nuestra felicidad, y estas cinco que te acabo de dar tienen un
enorme poder, te lo digo por experiencia propia.
Que tengas un
gran día.
http://www.quetengasungrandia.com/
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