miércoles, 29 de noviembre de 2017

La transformación del Guerrero de Luz, en el Sabio Guerrero de la Paz Interior.Por Ashamel Lemagsa.



Amados…

Cuenta una leyenda, que…

Los Guerreros de Luz, un día, cansados de cruzar tantos abismos, sortear tantos obstáculos, detienen su andar…

Agotados de derramar tantas lágrimas, por quien o quienes jamás se enteraron de su dolor vertido en silencio y soledad para ganar esas batallas que nadie “veía”, pero todos disfrutaban de los resultados cuando eran ganados en nombre de la Luz…

Deciden despojarse del dolor acumulado de tantos milenios…

Es entonces que en un acto de valor y generosidad.


Dejan las armas a un costado del sendero las cubren de Luz, para que nadie se atreva a utilizarlas en nombre del Creador y…

Prosiguen el camino hacia el encuentro definitivo de su propia Iluminación.


Transformar sus propias sombras en Luz...

Esa es la gran meta de un Valiente Guerrero.


Ellos son conscientes que en su interior habita  las sombras, para hacerles recordar la existencia de ellas en todo el Universo, pero también coexiste en sus interiores la Luz Divina de su Creador, Dios.

Saben que han nacido como Guerreros Luz y no pueden dar marcha atrás, ni negar su noble origen.

Pero, también saben que llega el sagrado instante donde son llamados a la transformación inevitable…


Pues el Guerrero de Luz es un trabajador incansable, que batalló en innumerables encuentros entre la Luz y las sombras, hoy, debe enfrentar su última batalla, es la más larga y difícil, la que más esfuerzo le costará para ganar, por lo intrincada, rebelde y cruel, su propia guerra interior… sin fecha de inicio y con un final aún no establecido…

Es la guerra contra los propios miedos milenarios, las estructuras mentales de guerrero que no cede espacio a nadie, ni a sí mismo…

Es la batalla de la mente sedienta de guerra y confrontación, que no aceptaba que la guerra ha terminado, pues ya no quedaban más enemigos externos que vencer…

Solo le queda ese gran dolor, que se agigantaba cuando se siente tan solo, con sus propias sombras a enfrentar,  como es el odio, el rencor, la ira, la amargura, la soledad, el dolor de la incomprensión ajena, junto con el rechazo, la crítica, los prejuicios, la tristeza y la depresión.

Con la misma paciencia, seguridad y certeza que tenía para ganar a sus contrincantes, hoy debe doblegar esfuerzos para liberarse de sus enemigos interiores…

¿Cómo lo logra?

¿Cuál son sus armas?

Solo le queda la actitud, el hábito,  la costumbre de ir a batalla y vencer…

¿De qué manera enfrentar a sus propios enemigos interiores?

Nuestro Guerrero... Cansado de tanto luchar, decide, buscar un páramo, silencioso, para sentir como el Sol del atardecer cubre de Luz, su agotado cuerpo…

Comprende, que sus oscuros enemigos interiores, eran sus propias creaciones mentales, que  le fueron de utilidad cuando debía estar  alerta y consciente de la existencia de ellas  en el mundo exterior, pero hoy ya no las necesitaba, sus “enemigos exteriores” habían sucumbido, ante su decisión de superarlos a través de su férrea voluntad de anclar la Luz en la vida, pues él era la Luz que disolvía toda sombra con su sola presencia.


Buscando fuerzas en su propia Luz, fue tomando cada una de sus sombras, la sintió desde el dolor que le ocasionaba a su parte de Luz Cristalina, y las fue soltando una a una, en paz…

Sin rencor, sin odio, no eran sus enemigas, eran las compañeras de su largo camino, que habían llegado al final del sendero…

Así fue que sintió la mejor de las transformaciones que jamás había vivido…

Soltar las armas del dolor interior para dejar paso a una nueva transformación…

Ya no necesitaba ni la ira, ni la furia, ni la indignación ante tanta injusticia…

Debía soltarlas desde su mente y liberar el corazón de las cadenas heladas que había instalado a modo de “protección”, para no sentir, tanta falta de amor en el Cielo, como en la Tierra…

Se miró a si mismo…

Tan herido, por los otros y por sí mismo…

Se abrazó desde su propia Luz, en una compasión total, en amor incondicional, hacia todo lo vivido, pero primeramente hacia sí mismo.

Soltó la culpa de tantas  crueles batallas, soltó el miedo de dejar de ser Luz después de tantas guerras, soltó el enojo y la ira, la violencia y la falta de control…

Comprendió que sostener esas armas era agredirse a sí mismo, era condenarse en sus propias sombras, ser esclavo de ellas.

Así fue, que la Luz del Sol, que lo envolvía le reconecto su bello corazón desde el amor Cristalino, liberándolo del hielo que lo mantenía inmóvil…

Lentamente comenzó a latir nuevamente el corazón…


Sintió por primera vez, que ganó una gran batalla con armas no conocidas por él, eran las armas del amor a sí mismo.

Tantas guerras atravesó que sin darse cuenta, lo habían cambiado, lo habían endurecido, congelado, pero al despojarse de las armas del dolor, permitió que aflorara un nuevo Ser…

Era un Ser muy luminoso, forjado en miles de batallas,  pero hoy era el Sabio que había aprendido a quedarse quieto, silencioso, sereno en su sagrado centro de Luz… un corazón luminoso y puro.

Había ganado la última de las batallas, la del Guerrero Sabio y pacífico,  libre de las confrontaciones, para Ser Luz desde la sabiduría milenaria que fue siempre, pero por sus atributos de guerrero, la había dejado de lado, hoy era esa la fuerza que le quedaba para desplegar en el Mundo… La energía sabia de la Paz, su Paz Interior.

Amados…

Un día las batallas se terminan, las guerras concluyen y llega la reconstrucción, que solo puede llegar desde la paz interior

Esa es la última de las transformaciones de un Guerrero de Luz, la del Sabio Guerrero pacífico, compasivo, paciente, donde el amor brota de su corazón sanando toda herida tanto interna como externa a él.

Recordemos…

La paz de hoy es el resultado de miles de batallas, donde los contrincantes eran crueles adversarios, pero fueron ellos los que nos condujeron a nuestras propias sombras interiores, para que las soltemos y sanemos definitivamente.

Todo llega en su justo momento, la paz también.

Solo el que conoce de batallas, sabe del valor que se necesita para lograr la paz interior.

Soltemos las armar que pertenecen a las sombras mentales, sanemos las heridas interiores para liberar al corazón en el amor ilimitado…

Amándonos incondicionalmente a nosotros mismos.

Transformemos nuestra vida en un manantial de sabia y activa paz interior.

Que Así sea, Hecho está.

Los amo.


Con Amor, Ashamel Lemagsa.



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