Descubrimiento
En los años 1980 y 1990, Giacomo Rizzolatti
trabajaba con Leonardo Fogassi y Vittorio Gallese en la universidad de Parma,
en Italia. Estos científicos habían colocado electrodos en la corteza frontal
inferior de un mono macaco para estudiar las neuronas especializadas en el
control de los movimientos de la mano: por ejemplo, asir objetos o ponerlos
encima de algo. Durante cada experimento, registraban la actividad de sólo una
neurona en el cerebro del simio mientras le facilitaban tomar trozos de
alimento, de manera que los investigadores pudieran medir la respuesta de la
neurona a tales movimientos. Así fue que, como ya ocurriera con muchos otros
descubrimientos, las neuronas espejo fueron encontradas por casualidad.
Rizzolatti recuerda que “cuando Fogassi, parado al
lado de una frutera, tomó un plátano, observamos que algunas de las neuronas
del mono reaccionaron. ¿Pero cómo habría podido suceder esto si el animal no se
había movido? Al principio pensamos que fuera un error en nuestra técnica de
medición o quizá un fallo del equipo, pero luego comprobamos que todo
funcionaba bien y que las reacciones de la neurona ocurrían cada vez que
repetíamos el movimiento”, mientras el macaco lo observaba.
Este trabajo fue publicado en esa oportunidad y
posteriormente se ha confirmado,hallando neuronas espejo en las regiones
parietal inferior y frontal inferior del cerebro. Recientemente, las evidencias
del IRMf, de TMS y de EEG, así como del comportamiento, sugieren con firmeza la
presencia de sistemas similares en el ser humano, en el que se han identificado
regiones del cerebro que se activan durante la acción y la observación de la
misma. No sorprende que estas regiones cerebrales coincidan de cerca con las
localizaciones encontradas en el macaco.
Las neuronas espejo te ponen en el lugar del otro
En 1996 el equipo de Giacomo Rizzolatti, de la
Universidad de Parma (Italia), estaba estudiando el cerebro de monos cuando
descubrió un curioso grupo de neuronas. Las células cerebrales no sólo se
encendían cuando el animal ejecutaba ciertos movimientos sino que, simplemente
con contemplar a otros hacerlo, también se activaban.
Se les llamó neuronas espejo o especulares. En un
principio se pensó que simplemente se trataba de un sistema de imitación. Sin
embargo, los múltiples trabajos que se han hecho desde su descubrimiento, el
último de los cuales se publicó e Sciencela semana pasada, indican que las
implicaciones trascienden, y mucho, el campo de la neurofisiología pura.
El sistema de espejo permite hacer propias las
acciones, sensaciones y emociones de los demás. Su potencial trascendencia para
la ciencia es tanta que el especialista Vilayanur Ramachandran ha llegado a
afirmar: “El descubrimiento de las neuronas espejo hará por la psicología lo
que el ADN por la biología”. Rizzolatti ha pasado fugazmente por Madrid para
participar en el simposio El Sustrato de la Sociedad del Conocimiento: El
Cerebro. Avances Recientes en Neurociencia organizado por el Instituto
Pluridisciplinar de la Universidad Complutense y por la Fundación Vodafone.
El país aprovechó para entrevistarlo.
Pregunta. ¿Qué le parece el hecho de que se comparen
las neuronas espejo con el ADN?
Respuesta. Es un poco exagerado, pero quizá
Ramachandran tenga razón porque el mecanismo de espejo explica muchas cosas que
antes no se comprendían.
P. ¿Qué explica?
R. Por ejemplo, la imitación. ¿Cómo podemos imitar?
Cuando se observa una acción hecha por otra persona se codifica en términos
visuales, y hay que hacerlo en términos motores. Antes no estaba claro cómo se
transfería la información visual en movimiento. Otra cuestión muy importante es
la comprensión. No sólo se entiende a otra persona de forma superficial, sino
que se puede comprender hasta lo que piensa. El sistema de espejo hace
precisamente eso, te pone en el lugar del otro. La base de nuestro
comportamiento social es que exista la capacidad de tener empatía e imaginar lo
que el otro está pensando. P. ¿Se puede decir que las neuronas espejo son el
centro de la empatía?
R. El mensaje más importante de las neuronas espejo
es que demuestran que verdaderamente somos seres sociales. La sociedad, la
familia y la comunidad son valores realmente innatos. Ahora, nuestra sociedad
intenta negarlo y por eso los jóvenes están tan descontentos, porque no crean
lazos. Ocurre algo similar con la imitación, en Occidente está muy mal vista y
sin embargo, es la base de la cultura. Se dice: “No imites, tienes que ser
original”, pero es un error. Primero tienes que imitar y después puedes ser
original. Para comprenderlo no hay más que fijarse en los grandes pintores. P.
Uno de los hallazgos más sorprendentes relacionados con este tipo de neuronas
es que permiten captar las intenciones de los otros ¿Cómo es posible si se
supone que la intención de algo está encerrada en el cerebro del prójimo?
R. Estas neuronas se activan incluso cuando no ves
la acción, cuando hay una representación mental. Su puesta en marcha
corresponde con las ideas. La parte más importante de las neuronas espejo es
que es un sistema que resuena. El ser humano está concebido para estar en
contacto, para reaccionar ante los otros. Yo creo que cuando la gente dice que
no es feliz y que no sabe la razón es porque no tiene contacto social. P. Pero
para que el sistema de espejo funcione es necesario que exista previamente la
información en el cerebro que refleja. ¿No es así?
R. En el útero de la madre se aprende el
vocabulario motor básico, o sea que ya tenemos ese conocimiento, el básico, que
es puramente motor. Más tarde, al ver a otras personas, el individuo se sitúa
en su propio interior y comprende a los demás. La visión es la que proporciona
el vínculo.
P. ¿Hacia dónde irán ahora sus investigaciones?
R. Queremos estudiar las bases neuronales de la
empatía emocional en animales. Me gustaría ver si las ratas, al igual que los
monos [en los que se han identificado ya varios tipos de neuronas espejo],
tienen el sistema de espejo porque en ese caso, las podríamos utilizar para la
investigación médica, porque los monos son animales demasiados preciosos como
para hacer este tipo de trabajos.
P. ¿Y en humanos?
R. Estoy convencido de que los trastornos básicos
en el autismo se dan en el sistema motor. Estos pacientes tienen problemas para
organizar su propio sistema motor y como consecuencia no se desarrolla el
sistema de neuronas espejo. Debido a esto no entienden a los otros porque no
pueden relacionar sus movimientos con los que ven en los demás y el resultado
es que un gesto simple es para un autista una amenaza.
Ramachandran vinculó tres de sus grandes temas;
neuronas espejo, miembros fantasma, y sinestesia. Cuando un chimpancé mueve la
mano para coger una fruta, se activan unas neuronas específicas en la región
motora de su cerebro. Esto ya se sabía desde hacía tiempo. Pero pocos años
atrás se vio algo sorprendente: esas mismas neuronas se activan cuando el
chimpancé observa a otro chimpancé realizando tal movimiento. Se pasaron a
denominar neuronas espejo. Más allá del aprendizaje, no hay consenso sobre si
juegan un papel muy significativo en los humanos, pero para Ramachandran pueden
ser la clave celular de la empatía, de la capacidad de ponerse en lugar del otro,
y de nuestra propensión a imitar conductas. Algo que se encuentra en la base de
la transmisión de cultura.
Ramachandran dijo: “Esas neuronas individuales no
saben si quien está moviendo el brazo eres tu o alguien que estás mirando”.
¿Cómo se puede testar esta hipótesis? Él lo ha hecho con sus pacientes con
miembros fantasma (personas que han sufrido amputaciones pero todavía “notan”
el brazo perdido). Ramachandran observó que cuando los amputados observan a
alguien rascarse una mano, sus neuronas espejo se activan e inmediatamente
sienten que algo está rascando su miembro ausente.
Las personas sinestésicas tienen sentidos
asociados. Cuando ven el número 2 (por ejemplo) para ellos físicamente puede
ser rojo, y el 5 verde. Un sonido les produce sabor amargo, y otros pueden ser
redondos. Ramachandran insistió en que todos tenemos un pequeño grado de
sinestesia, y en esta asociación de propiedades abstractas se encuentra la base
de algo tan humano como la metáfora. Fundamental en nuestro desarrollo como especie.
El cerebro conoce la intención de las acciones
ajenas
Las así llamadas neuronas espejo no sólo imitan
comportamientos, sino que integran también su intencionalidad
Neurocientíficos de California han verificado
finalmente lo que hasta ahora era una hipótesis: que el cerebro humano no sólo
percibe las actividades de los otros, sino también la intención que los motiva
a hacerlas. Han comprobado que las áreas del cerebro donde se encuentran las
neuronas espejo, que se activan durante la ejecución y observación de una
acción, también añaden intenciones a las acciones presentadas en un contexto.
Hasta ahora, se pensaba que este tipo de neuronas sólo estaban implicadas en el
reconocimiento de acciones, no en su interpretación.
Fuente: http://www.laflecha.net/canales/ciencia/200503061/
http://www.reddevida.es/
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