El concepto de
guerrero/guerrera es uno de esos arquetipos que más se han extendido
últimamente en el lenguaje cotidiano de sanadores y buscadores de conciencia.
Pero, ¿qué es un guerrero? ¿Cómo vive y se comporta un guerrero?
¿Existen varios tipos de guerrero? ¿Cómo aplico este concepto en mi vida
cotidiana? En este artículo voy a tratar de responder a estas cuestiones
y, con un poco de suerte, arrojar un poco más de luz sobre un concepto que a
pesar de su amplia utilización ha sido en muchos casos malentendido y puesto al
servicio de intereses puramente egoístas.
No existe una sola
definición para cada concepto. Es por ello que la PNL sabiamente nos anima a
definir lo más concretamente posible el significado que para nosotros tiene el
concepto que vamos a manejar. Lo que para mí es felicidad puede que esté muy alejado
de lo que para ti es felicidad, así que ambos nos aventuraremos a definir el
concepto de formas bien distantes. Empecemos, pues, definiendo.
El verdadero guerrero
Una guerrera o guerrero
es un ser plenamente consciente. Sabe dónde se encuentra y sabe hacia
dónde se dirige, y en el camino a la realización de su objetivo vital el
guerrero entrega siempre lo mejor de sí mismo.
Esta es mi definición de
guerrero. Sin conciencia y voluntad, el concepto se disuelve y se confunde con
otros que se le parecen parcialmente, como veremos más adelante.
Don Juan, el maestro de
Castaneda, definía al guerrero como un ser impecable, entendiendo
impecabilidad como la facultad para entregar lo mejor de mí en todo momento y
situación sin importar las circunstancias (internas o externas) ni el
resultado. Desde esta óptica, un auténtico guerrero no puede de ningún modo ser
derrotado, ya que pase lo que pase nunca aceptará la derrota como opción.
Sabe que tarde o temprano logrará lo que se propone, y el tiempo es para él la
última de sus preocupaciones. Su voluntad y su fe son más poderosas
que su miedo.
Un guerrero jamás lucha
ciegamente. Cada vez que el guerrero inicia una batalla, sabe exactamente
porqué está luchando, y sabe cuál será el resultado de sus actos, aunque
este resultado le importe bien poco. Lo único que tiene trascendencia para
él es la entrega total a su causa, una causa que surge de lo más profundo de su corazón,
el lugar donde su conexión con la Fuente de Toda Creación es inmaculada y libre
de interferencias. El guerrero jamás duda de esta conexión, y a cada paso
de su camino recuerda que le guía su corazón.
Ahora que el concepto ha sido
definido aún más ampliamente,pongamos un ejemplo que resuene con
situaciones cotidianas. Imaginemos algo que requiere por parte de nosotros
un tremendo ejercicio de voluntad y entrega. Se me ocurre que luchar y vencer
una adicción encaja
perfectamente con lo que quiero ilustrar. Para que el lector pueda
identificarse más fácilmente con el guerrero a través de esta situación
hipotética, no especificaremos el tipo de adicción. Que cada uno escoja escoja
la suya. Si cree que no posee ninguna, es porque su concepto de adicción está
limitado por la definición que usted le ha dado. No crea que una adicción
es solamente el apego a una sustancia. Puede que usted sea adicto/a a un
comportamiento, a una línea de pensamiento o a una emoción (enojo, tristeza,
desesperación, apatía…).
Digamos que usted, como
auténtico guerrero, ha escogido librar esta batalla. Lo que viene a continuación
es una descripción general del modo en que usted afrontaría este monumental
reto:
Como verdadero guerrero,
usted cumplirá con todo lo que sea necesario para lograr el éxito. Ahora su
adicción es su enemigo, y usted un guerrero impecable que gracias a su voluntad
inquebrantable no contempla otra opción que no sea la victoria, cueste lo
que cueste y tarde lo que tarde. Si por un momento recae en su vicio (vuelve a
consumir, vuelve a dejarle espacio a ese pensamiento o esa emoción, vuelve a
comportarse otra vez de aquella manera…) no se compadecerá de sí mismo, sino
que se preparará para su siguiente batalla, esa que cada uno libramos en
nuestro pecho cuando el demonio que nos somete llama a la puerta. No tenga
usted duda de que se verá tarde o temprano invadido por un sentimiento
irrefrenable de volver a caer en su miseria, pero el verdadero guerrero está
listo para afrontar estos momentos de oscuridad con la luz más brillante que
posee: su elección consciente. El guerrero elige luchar sin descanso. Sigue
adelante, sin excusas, el camino que
su corazón trazó. Sin interferir negativamente en los caminos que los
demás siguen, el guerrero hace todo lo que se requiera para continuar el
suyo propio con corazón, pues sabe que esta es la forma más elevada de
amor y respeto por sí mismo. Un guerrero así jamás puede ser derrotado. Con
esta disposición, la victoriaestá siempre asegurada.
El falso guerrero
Del mismo modo que he
definido al guerrero del ejemplo como verdadero, existe para mí un falso
guerrero.
El falso guerrero, lejos
de luchar, pelea. Totalmente desconectado de su corazón y sin saber qué es lo
que realmente le motiva a decir lo que dice y hacer lo que hace, el falso
guerrero da rienda suelta a sus bajas emociones cada vez que pierde su centro,
cosa que sucede con alarmante frecuencia. Lejos de tratar de esclarecer cuáles
son las heridas interiores
que le impulsan a reaccionar automáticamente generando conflictos, dramas y
enfrentamientos con sus semejantes (y consigo mismo), el falso guerrero
constantemente justifica su pobre comportamientoponiendo como excusa a los
demás: “es que él me hizo esto” o “es que ella me dijo aquello”. Mientras que
un verdadero guerrero responde guiado por su corazón, el falso guerrero
reacciona dominado por su ego.
Sus peleas no tienen por
qué ser violentos encuentros físicos o verbales con sus semejantes. Basta un
tóxico diálogo interno para perderse en una absurda pelea donde el juicio, la
crítica, el rencor, el odio y la falta de respeto son los protagonistas, y los demás(mi
pareja, mis padres, mis familiares, mis amigos, los políticos que salen en la
tele…) son mis enemigos. ¿Te suena esta defición de guerrero?
Es inevitable que a veces
nos sintamos sacudidos por lo que sucede a nuestro alrededor. Lo que no es
inevitable es reconducir nuestro estado hacia uno más útil. Sentirse siempre
triste u ofendido por lo que los demás dicen o hacen es una inútil pérdida de
energía. Lo que los demás dicen o hacen no puede de ningún modo contrarrestar
la voluntad de un auténtico guerrero. Como guerrero, tus actos te definen y te
responsabilizas por ellos. La respuesta de los demás no desvía tus intenciones
ni modifica el camino que tu corazón ha escogido. El auténtico guerrero,
aún sabiendo que mañana el mundo acabará, en su último paseo por el bosque y
antes de que el sol se ponga por última vez, cava un agujero donde planta la
semilla de un hermoso árbol. Porque un verdadero guerrero jamás renuncia a
aquello que ama.
“El espíritu de un guerrero
no está hecho a la queja, ni está hecho a ganar o perder. El espíritu de un
guerrero está hecho sólo a la lucha, y cada lucha es la última batalla del
guerrero sobre la Tierra. Por eso el resultado le importa muy poco. En su
última batalla sobre la Tierra, el guerrero deja fluir su espíritu libre y
claro. Y mientras batalla, sabiendo que su intento es impecable, el guerrero
ríe y ríe.”
Don Juan Matus
https://sanacionholisticasalamanca.wordpress.com
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