Con el tiempo aprendí la sutil diferencia que hay entre tomar la
mano de alguien y encadenar un alma.
Con el tiempo aprendí que el amor no significa apoyarse en alguien y
que la compañía no significa seguridad.
Con el tiempo… empecé a entender que los besos no son contratos,
ni los regalos promesas.
Con el tiempo aprendí que estar con alguien porque te ofrece un
buen futuro significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.
Con el tiempo… te das cuenta de que casarse solo porque “ya
urge” es una clara advertencia de que tu matrimonio será un
fracaso.
Con el tiempo comprendí que solo quien es capaz de amarte con
tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad
que deseas.
Con el tiempo te das cuenta de que si estas al lado de esa persona
solo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás no
deseando volver a verla.
Con el tiempo te das cuenta de que los amigos verdaderos valen
mucho más que cualquier cantidad de dinero.
Con el tiempo entendí que los verdaderos amigos se cuentan
con los dedos de la mano, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano
se verá rodeado solo de amistades falsas.
Con el tiempo aprendí que las palabras dichas en un momento de
ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la
vida.
Con el tiempo aprendí que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar
es solo de almas grandes…
Con el tiempo comprendí que si has herido a un amigo duramente,
muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.
Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos,
algún día llorarás por aquellos que dejaste ir.
Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida
con cada persona, es irrepetible.
Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a
un ser humano tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o
desprecios multiplicados al cuadrado.
Con el tiempo aprendía construir todos tus caminos en el hoy,
porque el terreno del mañana, es demasiado incierto para hacer planes.
Con el tiempo comprendí que apresurar las cosas o forzarlas a
que pasen ocasionará que al final no sean como esperabas.
Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era
el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.
Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu
lado, añoraras terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han
marchado.
Con el tiempo aprendí que intentar perdonar o pedir perdón, decir
que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser
amigo…. ante una tumba…, ya no tiene ningún sentido…
Pero desafortunadamente… esto solo lo entendemos con el tiempo.
Jorge Luis Borges
Es
frecuente encontrarnos pensando en cosas que ya no deberían importarnos o
sintiendo algo que no deberíamos sentir. A veces los recuerdos son como sombras que nos persiguen, que
se suben a nuestra espalda y que nos impiden seguir.
Estas sombras a veces son tan tormentosas que bloquean nuestra alma. O sea, se convierten en esa
piedra con la que tropezamos una y otra vez, con la que nos “encariñamos pero
detestamos”. Deseamos no tenerla en nuestra vida pero, sin embargo, no nos
imaginamos la existencia sin ella.
Resulta
bastante insensato pensar que puedes amar de verdad algo con lo que te
tropiezas y te haces daño. Y es que en realidad el tiempo te hace entender que
superar el pasado no consiste en olvidarlo, sino en comprenderlo.
El bochornoso infierno de vivir en el pasado
Se
dice que la vida
tiene tres accidentes geométricos que debemos evitar: los círculos viciosos,
los triángulos amorosos y las mentes cuadradas. Probablemente si nos examinaran del conocimiento de alguno de
ellos sacaríamos matrícula de honor.
Es
difícil hablar de esto, pues significa que vivimos atrapados en parte de
nuestro pasado y que nuestras emociones presentes se encuentran estancadas en
algo que, de cara al mundo, deberíamos haber superado ya.
Precisamente vivir con la esperanza de que el tiempo lo cura todo es lo
que nos está matando, porque en vez de limpiar el polvo de debajo de nuestra
alfombra dejamos que se acumule más y más como si no fuese a afectarnos.
Imaginaos que un alérgico al polvo deja que se acumule la basura pensando
que mientras no la tenga a la vista no le va a afectar. Qué tontería, ¿verdad?
Pues nosotros hacemos lo mismo con nuestras emociones. No aceptamos que tenemos que
limpiarlas y, como consecuencia, no hacemos nada poner el remedio antes de que
llegue la enfermedad.
Es
entonces cuando los dolores nos cogen “por sorpresa” y con las defensas bajas,
tiñendo nuestro presente con la negrura de un gran pesar. De esta manera tan
cruenta aprendemos que cubrir la
herida no nos ayuda a que cicatrice, sino a que se mantenga abierta.
Todo momento es bueno para pisar nuestro pasado, para arrancarnos el collar y para buscar la llave de
nuestro candado. Si el tiempo no quiere recoger nuestras lágrimas es porque
tiene que enseñarnos que podemos ser fuertes si vivimos con nuestra debilidad.
En el pasado no se vive, del pasado se aprende y es un gran error vivir
recordando un tiempo que ya no tiene futuro.
http://paradigmaterrestre.com/
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