Eres el escultor de tu cerebro
Hubo
un tiempo en que se popularizó la idea de que tu inteligencia dependía
del equipo genético con el que vinieras al mundo. Entonces, si los genes
estaban de tu lado llegarías a ser brillante, aun sin proponértelo. Al
contrario, si la lotería genética no te había favorecido, mejor que pensaras en
alguna actividad que no exigiera demasiado intelecto.
Afortunadamente
las ciencias que estudian el cerebro no dejan de avanzar. Ahora sabemos que
este maravilloso órgano se transforma a lo largo de la vida. Así, de la
misma forma que puedes modificar tu cuerpo también puedes cambiar la
configuración de tu cerebro y modificar tus habilidades mentales; por
supuesto, dentro de unos límites, pero de unos límites amplios, que en la
mayoría de los casos convierten la inversión en una mejora rentable.
La plasticidad del cerebro
El
término “plasticidad” hace referencia a la capacidad del cerebro para modificar
y remodelar las conexiones entre las neuronas. Son esos
circuitos los que determinan habilidades intelectuales como la asociación, la
abstracción, la capacidad para resolver problemas y la creatividad, entre
otras.
El tema comenzó a estudiarse en profundidad después
de que se observaron algunos cambios en personas que habían sufrido accidentes
cerebrovasculares, por distintas razones. Esto los había llevado a perder
diferentes funciones. Sin embargo, a medida que fue pasando el tiempo, muchos
de ellos pudieron recuperar todas, o parte de las habilidades perdidas.
Esto
se explica porque el cerebro tiene una gran capacidad de adaptación.
Es como si encontrara una puerta cerrada y para solucionarlo inventara otro
camino hasta llegar al mismo punto por otra vía.
Esto,
por supuesto, no se da de manera espontánea. Se requieren procesos de
estimulación que aprovechen esa plasticidad cerebral y generen
funcionamientos alternativos para las distintas habilidades.
La
investigación sugiere que el cerebro cambia cada vez que aprende algo
nuevo. Esto es aplicable tanto a las personas que sufren de alguna
limitación, como a quienes están en la categoría de “normales”. También se ha
comprobado que ese proceso es realmente efectivo cuando el aprendizaje
es gratificante.
“Mejorar” la inteligencia
Hay
condiciones que permiten emplear esa plasticidad cerebral para incrementar el
potencial de la inteligencia. Para ello, quizá uno de los pilares más
importantes es la nutrición adecuada al cerebro. Evidente verdad! Sin embargo,
a veces nos olvidamos de ello y pensamos que nuestro cerebro no se beneficia de
las mismas formas de cuidado que el resto del cuerpo, cuando en el fondo está
formado por células que se van aalimentar de
lo que nosotros les proporcionemos. En este punto, lo principal es evitar
toda situación que pueda llevar a la hipoglucemia,
o baja de azúcar. Un desayuno nutritivo es la mejor base para el
rendimiento mental diario, que el cerebro disponga en todo momento de
nutrientes va a permitir que desarrolle su potencial y el cansancio mental nos
llegue más tarde.
También
es importante tomar en cuenta que el cerebro no está desligado del resto del
organismo y que un nuevo aprendizaje motriz, por ejemplo, incide en el
desarrollo de la inteligencia. Algunos investigadores de la Universidad de Hamburgo lo
comprobaron con un grupo de personas entre los 57 y los 62 años de edad. Se les
pidió que aprendieran malabarismos. Después de tres meses comprobaron que las
regiones cerebrales asociadas al aprendizaje habían evolucionado. Luego
interrumpieron esa actividad por otros tres meses y comprobaron que las mismas
regiones presentaban un deterioro.
Asumir
desafíos y tener experiencias nuevas son situaciones que ejercen un efecto muy
benéfico sobre el cerebro. Lo mantienen activo y lo
estimulan para que diseñe circuitos nuevos entre las neuronas. En otras
palabras: hacen a las personas más inteligentes.
De
ahí que no sea exagerado afirmar que cada uno de nosotros es el
escultor de su propio cerebro. Este órgano adoptará la forma que tu
esfuerzo y tu paciencia quieran darle.
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nuestro cerebro para rejuvenecer
Imagen cortesía de agsandrew y Nataraj
Metz
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