Hemos hecho
alusión en varias ocasiones a las runas del patrón conductual, y pensaba que,
en general, era algo conocido por haber varios artículos en la red que hablan
de ello desde diferentes ángulos. Como, por las preguntas que recibo, veo que
no es así, os hago un resumen de este artículo extraído del blog “Ciencia Cósmica” y de este otro, de Detrás de lo Aparente,
donde está bastante bien explicado combinando ambos. Como complemento, la
antropóloga mexicana María del Rosario Mendoza hizo en 2005 una tesis doctoral
sobre los esenios, quienes parece que tenían cierto conocimiento sobre la
estructura de nuestras esferas mentales, y donde trabajó y tocó un poco también
este tema, y que se puede descargar aquí.
Extraído de
ambos artículos y de los documentos anteriores, esta es la explicación resumida
de como funciona el patrón conductual:
El
funcionamiento automático del cuerpo orgánico
El patrón
conductual es una placa energética que está ubicada en la superficie de las
esferas mentales, en la parte superior del cuerpo calloso, y consiste en una
laminilla de seroglobulina beta.
Dicha laminilla se subdivide en ocho filas y ocho columnas, formando un total
de 64 casillas que cumplen una labor específica, y está
formada por tres capas o niveles: el nivel externo o de registro,
el nivel medio o de interpretación y el nivel inferior o de conexión.
¿Cual es la
función de este tablero rúnico insertado en nuestra mente? Estamos de acuerdo
en que todo lo que acontece en nuestro medio ambiente nos afecta según como lo
valoremos cada uno, ya que una situación que para una persona es completamente
normal, para otra no lo es; para el nudista es normal estar desnudo en una
playa, pero para una persona puritana, sería el colmo de la inmoralidad y
ninguna entenderá a la otra, pues cada uno piensa tener la razón.
El
patrón conductual es la lente a través de la cual interpretamos las diferentes
situaciones.
Grabando las
runas
Del mundo que
nos rodea recibimos toda clase de estímulos desde nuestro nacimiento, por medio
de nuestros sentimientos y emociones; igualmente, del medio ambiente, ya sea
éste familiar, escolar, religioso o social. Estos estímulos se convierten en
impulsos electrónicos que se graban en la laminilla de seroglobulina; donde
quedan registradas todas nuestras impresiones y experiencias en el mundo
material. Estas grabaciones se registran en forma de símbolos, que se denominan Runas.
Encontramos allí las runas que corresponden al nivel del hombre “común”,
cualquiera de nosotros, ocupando las 48 primeras casillas. De igual manera
aparecen allí 16 casillas que corresponden a las runas del nivel llamado
“SUPERHOMBRE”, un siguiente nivel evolutivo.
Entonces, de los
tres niveles que tiene cada runa, el nivel externo es aquel que registra la
información en bruto, las señales recibidas de los estímulos externos de los
sentidos. El nivel medio o de interpretación es aquel que se ocupa de asociar y
decodificar la información recibida por el primer nivel, y el nivel inferior o
de conexión es el encargado de conectar los canales aferentes (anatomía
biológica o energética que transmite un impulso desde una parte del organismo a
otra del mismo organismo) o eferentes (anatomía biológica o energética que
trasmite impulsos hacia afuera desde una parte del organismo a otras que se
consideran periféricas con respecto de ella) con la memoria celular, registro
hormonal, central de archivos volitivos (arquetipos que manejan la voluntad) y
memorias védicas de la persona.
Cambios
periódicos en las runas
Las runas van
grabando y descargando información cada 7 años. Estas grabaciones se hacen de 7
en 7 casillas, rellenando la plantilla hasta la sexta línea, y dejando la
octava columna de cada línea libre para resúmenes de la información grabada.
Cada 7 años se descarga hacia la librería de horizonte, “registro akashico” o
memoria védica de la persona ese resumen, liberando nuevamente las casillas
para recibir nueva información. Es decir: la primera fila de ocho runas se
graba en los primeros siete años; la segunda grabación se hace entre los ocho y
catorce años correspondiendo a la segunda fila; la tercera grabación entre los
quince y veintiún años; la cuarta entre veintidós y los veintisiete años, y así
sucesivamente hasta completar los cuarenta y ocho del nivel de una persona
normal.
En la parte
inferior del entramado vemos dos líneas de casillas que están en blanco, que no
tienen ninguna grabación, y son utilizadas para hacer grabaciones de la
expansión de la consciencia, aunque algunos quizás ya tengan alguna grabación
en esos sectores reservados. Aquí van entrando los nuevos parámetros de todo
aquello que adquirimos cuando evolucionamos.
Esta placa
energética o patrón de conducta puede venir “limpia” al nacer o con grabaciones
de existencias anteriores o posteriores que utilizamos de forma instintiva.
Este patrón conductual se fue formando desde los inicios de la creación del Ser
y cuando nos desconectamos de nuestro cuerpo físico, el alma se lleva el patrón
de conducta consigo intacto, tal cual fue grabado. Igualmente en la gestación
del cuerpo físico, estos patrones de conducta comienzan a grabar a través de
los patrones de conducta de la madre, experiencias subjetivas positivas o
negativas que formarán la base conductual al momento de nacer. Estas
grabaciones pre-parto son las que marcarán la posterior base conductual del
individuo, su genética psíquica natural o personalidad raíz de la consciencia
artificial.
El proceso de
grabación
La forma de
grabar las runas se basa en un proceso de imágenes o símbolos simples asociados
a los paradigmas y arquetipos implantados o construidos por nosotros. Cada
símbolo representa una asociación de ideas y conceptos que generan un estímulo
emocional específico, que combinados dan forma a la idea o reflejo mental de un
suceso experimentado en algún momento de nuestra existencia. Por ejemplo, si en
nuestra niñez tuvimos una experiencia traumática relacionada con un animal, el
suceso grabará en la runa la imagen que asociamos con ese animal, que no
siempre tiene que ver con el animal en sí, sino con lo que este representa, por
ejemplo, la violencia o agresividad suscitada, siendo diferentes estas imágenes
para cada individuo. Estas imágenes no son específicamente detalladas al
contenido o acontecimiento del suceso, sino que representan la forma energética
del suceso, así que la violencia o agresividad ocasionada por el animal que
perturbó emocionalmente al sujeto en su niñez, puede ser simplemente un símbolo
geométrico combinado, que reacciona a una palabra o un número.
Todo deja una
impronta o huella en nuestros patrones de conducta
Así, la runa es
la condensación de cargas eléctricas y electromagnéticas que se imprimen por
causa de una descarga de energía positiva o negativa, de acuerdo al impulso
registrado a través de los cinco sentidos. Una vez impreso el estímulo, estos
sellos actúan como filtros para interpretar estímulos neuroeléctricos externos.
Las runas, como
decíamos, se establecen a través de los sentidos; el primer sentido que
comienza a grabar es el oído y es el último que deja de grabar o funcionar al
morir. Posteriormente comienza a entrar en acción el sentido de la vista;
cuando el niño comienza a procesar información interesándose por todos los
objetos materiales y las personas que lo rodean. Después comenzará a grabar por
el tacto y prestará atención a todo lo que pueda sentir y palpar.
Posteriormente
comenzará a grabar a través del olfato, y a distinguir los diferentes sabores y
olores; por último le dará gran importancia al sentido del gusto.
1. Capa de seroglobulina | 2. Runa | 3. área de
interpretación | 4. Conexión a los canales
En la superficie de nuestro patrón , encontramos la
capa de seroglobulina Beta. La segunda, sería la Runa en sí, la cual está
grabada en bajo relieve. El tercer estrato o capa corresponde al área de
interpretación de estímulos y por último encontraremos la conexión con los
canales aferentes y eferentes.
Diseccionando el
patrón conductual
Para cada una de las
casillas o runas, el patrón base está rodeado de varias capas concéntricas, que
si las viésemos, partiendo de la externa a la central, en la más externa están
las memorias védicas y atávicas, donde se encuentran los patrones de conducta
instintiva que hemos elaborado hasta nuestro actual nivel evolutivo. La
segunda capa contiene el control de actos volitivos, aquellos en que interviene
nuestra voluntad, o deseo consciente de actuar, es decir, nuestro libre
albedrío. La tercera es la capa de memorias donde están las experiencias
grabadas a través de autoimágenes de actos positivos o negativos, como por
ejemplo: el caso de un niño al que se le obligó a
tomar sopa, creando un rechazo hacia la sopa que perdurará toda su vida. En la
cuarta capa está el área de regulación hormonal, la cual actúa con nuestros
siete chakras en conexión con nuestro patrón emocional, y también relacionado
con las glándulas endocrinas. La quinta capa está formada por los sellos
eléctricos, los cuales una vez grabados, actuarán como filtros para interpretar
los estímulos neuro-eléctricos externos.
En resumen
Todos nuestros
comportamientos automáticos y formas de percibir el mundo dependen en un alto
grado de los patrones grabados en las runas. Cuando por ejemplo, en un
aeropuerto nos implantan un control de seguridad, y de forma inconsciente nos
sometemos al mismo, estamos grabando un programa de sumisión a la autoridad.
Decenas de actividades que vemos por ahí, y decenas de “modas” que van saliendo
tienen por objetivo grabar en la gente ciertas runas con ciertos patrones, de
forma que, sin darnos cuenta, nos comportamos de una determinada forma porque
automáticamente así lo dicta la “tabla” de comportamientos que poseemos en
nuestras esferas mentales. Os recomiendo leer los artículos citados al inicio,
así como cualquier otra información más que podréis encontrar si rebuscáis un
poco por la red para aprender y comprender mejor este patrón conductual, que,
afortunadamente, y como os expliqué en el artículo anterior,
podemos regrabar con nuestra esencia o mónada, no teniendo porque llevar a
cuestas programas que no nos interesa o sirven para nada.
David Topi.
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