Vuestro corazón está destinado a gobernar vuestra
cabeza, vuestra alma, vuestra conciencia, vuestra vida y el flujo de energía
que define vuestra identidad con Dios. Si vais a tener éxito en el sendero de
iniciación, debéis cuidar, intensificar y expandir el fuego de vuestro corazón.
Ahora, dejadme daros un ejercicio a todos los que haréis tangibles esta
enseñanza presentada desde mi corazón a vuestro corazón en los Salones de la
Universidad en el Retiro del Royal Teton.
Quiero que construyáis un fuego — sí, un fuego
físico. Quiero que juntéis los maderos y la leña. Quiero que los arregléis
cuidadosamente en vuestra chimenea o en la chimenea de un amigo. Quiero que
encendáis ese fuego con un papel enrollado en donde me hayáis escrito una nota
expresándome vuestro deseo de ser iniciados en los ciclos de la vida con el
propósito de integrar vuestra alma con vuestro Espíritu. Tomad esa nota,
enrolladla como un pergamino, encendedla con un cerillo, y usadla como cirio
para encender el fuego.
Este es un ejercicio mediante el cual anclaréis en
el plano físico vuestra meditación sobre el fuego de vuestro corazón. Juntar
los maderos significa juntar el combustible de las virtudes manifestadas en la
vida para que incrementéis la acción del fuego sagrado dentro de vuestro
corazón, también es juntar los vicios de los siglos para que sean consumidos en
el altar del corazón en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. La
leña simboliza el ímpetu de los Santos Kumaras que vinieron a la Tierra a
encender la llama trina que destella en el corazón de la humanidad. Nos
gustaría que ese poderoso fuego se convirtiera en una conflagración de amor, en
un deseo de Dios que todo lo consume por ser Dios en el centro del AUM. Así en
el centro de vuestro hogar, construid un fuego, meditad sobre el amor de los
avatares, en la venida de los Cristos, sobre los elementales que sirven en los
cuatro cuadrantes de vuestro ser para que mováis todas las energías y que
fluyan al centro de la vida que es vuestro corazón.
Cuando encendáis vuestro fuego con el cerillo de
vuestro amor, haced que sea el arco de la luz de vuestro chakra del corazón de
vuestro Ser Cristíco y del corazón de vuestra propia Presencia YO SOY. Después
visualizad el arco de nuestra alianza como una curva geométrica persiguiendo la
curva del infinito, trascendiendo el tiempo y espacio y anclando en el corazón
de Maitreya vuestro amor por el sendero de iniciación. Sobre el arco de
contacto, enviaré el rayo del fuego de la sabiduría, iluminando el cielo con el
deseo de Dios en vosotros para seáis íntegros, para que seáis libres, para que
seáis disciplinados por el discernimiento, la discriminación y la
determinación.
A medida que meditéis sobre las llamas crepitantes, que saltan, estallan y explotan, gozad de la acción del Espíritu Santo quemando hasta la médula. Invocad e impulsad esos fuegos, llevadlas en vuestro ojo de la mente como fuegos sagrados, en el cuerpo etérico y la vasta subconsciencia de la mente de las masas, en el plano mental y el mar astral, en cada célula y átomo físico que se debe purgar de las leyes de mortalidad.
Ahora, consideremos cómo el discípulo del Cristo
Cósmico usa las tres D para implementar su propia divinidad, al moldear el
sendero de la Deidad mediante el discernimiento, la discriminación y la
determinación.
Tomad la potestad del discernimiento. Este es el
ejercicio del fuego amarillo del segundo rayo. Es separarse con la mente,
reconocer mentalmente, detectar con los ojos de la mente. El discernimiento es
una facultad de la mente que permite al alma comprender las sombras de
diferencias a medida que examina las manifestaciones en el plano relativo de la
vida y la muerte, del bien y del mal.
Una vez que hayáis discernido los factores y los
hechos de cierta situación, pasáis la antorcha. Y en los fuegos rosas del
tercer rayo, ejercitáis la acción de la discriminación; y por la penetración
del Espíritu Santo, aislaréis las características distintivas —las diferencias
entre las cualidades, las personalidades y las opciones en los planos de la
Materia. La discriminación es la evaluación por el amor que se traduce en el
ejercicio del buen juicio.
Por tanto, la potestad del discernimiento en la mente se vuelve en la discriminación en el corazón y el resultado es la ejecución del plan sabio y juicioso para obtener las mejores manifestaciones de acuerdo a las circunstancias del tiempo y espacio. La evaluación, entonces, de la mente y el corazón se convierten en el juicio que se lleva a cabo a través de la determinación Divina. Por esa determinación el discípulo en el sendero de iniciación entrega el empuje de la voluntad de Dios, de la acción que se convierte en obras de buenas precipitaciones que llevan buenos frutos para una buena cosecha en el Señor.
Ahora, que los chelas de Morya, que van camino a los Salones de la Universidad consideren las tres D de la divinidad disciplinada e invoquen la acción equilibrada del fuego sagrado para el equilibrio de la llama trina. Sin la mente y el corazón y la unidad de acción en la mano, vosotros progresaréis poco en el Sendero.
Os dejo en vuestros fuegos, para que el material
pueda convertirse en lo espiritual a través de la transmutación, para que lo
espiritual pueda convertirse en lo material a través de la iniciación.
1.
En esta Perla, la segunda de la serie sobre iniciación, el Señor Maitreya
revisó aspectos del sendero de iniciación y los “requisitos de la ley de la
vida para que se pongan las espirales de integración”.
http://tsl.org/maestrosascendidos
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