¿Cómo es la relación con tu madre, con tu padre?
¿Distante? ¿Con reproches? ¿Equilibrada? ¿Poco libre? ¿Dependiente? ¿Te has
planteado alguna vez como te relacionas con ellos?
Creo que la huellaq ue dejan nuestros padres en
nuestra personalidad, así como los patrones de comportamiento que nos fijan sin
darnos cuenta desde pequeños, es tan trascendente para nuestras vidas que
conviene hacer un trabajo de indagación personal profunda, al menos para darnos
cuenta de esas cargas, que todos absolutamente llevamos, entenderlas y poder
redimirlas.
En un día como el de hoy, el día del padre, en el
que ya siento que están sanando muchos aspectos dolorosos de mi relación con el
mío, me parece un momento idóneo para hablarte de un ritual de sanación, un
rito de reconciliación que nos puede venir muy bien a todas aquellas mamás que
nos esforzamos por ser madres conscientes.
Porque como dice Daniel Gabarró, un sherpa
espiritual al que sigo, al reconciliarte con tu madre y con tu padre, recuperas
tu libertad.
Hace ya un tiempo realicé un curso muy interesante
de Pedagogía Sistémica, una corriente pedagógica que se fundamenta en la teoría
de sistemas y comunicación, en el constructivismo y en el paradigma
fenomenológico referido a los órdenes del amor de Bert Hellinger.
Una de las tareas primeras que teníamos que
realizar en este curso consistió en un ejercicio de reconocimiento ante
nuestros padres.
El ejercicio era este:
Me costó mucho hacerlo. Lo sentí forzado, poco natural.
El ejercicio era este:
Me costó mucho hacerlo. Lo sentí forzado, poco natural.
Todavía en plena fusión emocional con mi hija, justo
me encontraba en un momento de re-evolución total en el que además estaba
realizando, como paciente, la terapia de Construcción de la Biografía Humana
(BH) de Laura Gutman, una terapia breve basada en la reconstrucción emocional
de la vida de la persona que es profundamente reveladora.
Entonces atravesaba una fase de enfado silencioso
con mis padres, pues reconstruyendo el mapa de mi vida hice conscientes y
entendí muchas cosas de mi sistema familiar que hasta aquel momento había
mantenido ocultos, o no había querido ver.
Para mí la terapia de BH fue como si de repente
alguien encendiera la luz y pudiera ver sobre la mesa todos los mecanismos de
funcionamiento que estaban moviendo los hilos de mi vida adulta y de mi
familia.
Así que el ejercicio de honrar a mi padre y a mi
padre no llegó en el mejor momento. Sin embargo, meses más tarde, después de la
rabia y la búsqueda absurda de culpables, llegó la verdadera comprensión.
Entendí que si firmaba la paz con ellos, obtendría
la paz interna, pues de lo contrario viviría en una guerra sin fin, que en
realidad era una guerra en mi interior.
Así que hice este ritual de sanación con mis
padres, que supuso para mí un antes y un después, y liberó parte de mi sombra.
Te garantizo que este ritual puede cambiar tu forma
de entender y de relacionarte en tu vida, no sólo con tus padres, con tu
pareja, con tus hijos, con los demás. No te dejará indiferente. Te animo a que
lo pruebes.
Debes hacer 3 cosas:
(1) La carta
(1) La carta
Escribe 2 cartas independientes. Una a tu madre y
otra a tu padre. En ellas debes plasmar:
* Todo lo que necesitabas y no obtuviste
* Todo lo que querías decirles y no te atrevías
* Todo lo que deseabas cambiar y no podías
* Todo lo que no soportabas
* Todos los temas pendientes
* Todo lo que deseabas cambiar y no podías
* Todo lo que no soportabas
* Todos los temas pendientes
Se trata de escribir una carta para cada uno de
ellos en las que te des permiso para abrir la compuerta de frustraciones y
cosas reprimidas de tu interior.
Hazlo con entrega. Con sinceridad, sin engañarte,
sin miedo. No te calles nada. No importa si aparecen cosas feas, o insultos, o
rabia o tristeza…
Si no expresas lo negativo, se enquista dentro de
ti.
No hay prisa por acabarlas, puedes dedicar varios
días a esta tarea si lo necesitas.
Algo que debes tener muy claro en este ritual, es
que estas cartas son privadas, solo tuyas.Nadie debe leerlas, por ningún
motivo, ni mucho menos tus padres.
(2) Quema las cartas
Junta ambas cartas y quémalas en algún recipiente donde puedas conservar las cenizas.
(2) Quema las cartas
Junta ambas cartas y quémalas en algún recipiente donde puedas conservar las cenizas.
Después pon las cenizas en una bolsa.
(3) Ejercicio de visualización
Busca un lugar de la naturaleza hermoso, que te
guste especialmente, donde puedas realizar unos minutos de meditación.
Cuando toda tu atención esté centrada en tu respiración haz esto:
Visualiza a tu madre, convertida en una niña de dos o tres años que llega a este lugar tan bello. Es una niña muy pequeña, es inocente y está indefensa. Habla con ella, pregúntale cómo es su infancia, cómo la cuidan, qué miedos tiene, qué necesita… Date cuenta de que ella también es una niña indefensa y que ha sido víctima de su entorno. Cuando puedas verla con ternura, dale un beso y déjala marchar.
Cuando toda tu atención esté centrada en tu respiración haz esto:
Visualiza a tu madre, convertida en una niña de dos o tres años que llega a este lugar tan bello. Es una niña muy pequeña, es inocente y está indefensa. Habla con ella, pregúntale cómo es su infancia, cómo la cuidan, qué miedos tiene, qué necesita… Date cuenta de que ella también es una niña indefensa y que ha sido víctima de su entorno. Cuando puedas verla con ternura, dale un beso y déjala marchar.
Visualiza ahora que llega tu padre, convertido en
el niño de dos o tres años que fue. Míralo perdido e indefenso, inocente,
tierno. Date cuenta que ha sido víctima de su entorno. Pregúntale qué necesita
para ser feliz, cómo lo tratan los adultos, cómo es su vida… Cuando lo puedas
ver con ternura (puedes besarlo, acunarlo…), despídete de él y deja que se vaya
o, si lo deseas, hazlo muy pequeño e introdúcelo dentro de tu corazón.
Antes de acabar la meditación vuelve a centrar tu
atención en la respiración e imagina que atraviesas, como si fueses un rayo de
luz blanca, el tiempo y te proyectas feliz y notando el amor y la energía que
eres, en el futuro.
Al acabar la meditación, busca un rincón hermoso
para depositar las cenizas de las cartas. Si lo deseas puedes dibujar con tu
dedo un corazón o un pájaro que se aleja volando libre usando las cenizas como
pintura.
Es un ritual sanador muy intenso y como te he dicho
de una gran trascendencia para ti. Te animo a que lo intentes, es un paso más hacia
la vida conectada y consciente.
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