Cada vida humana lleva la divinidad en su interior, por lo tanto es una semilla sembrada desde el infinito y está aquí para florecer y dar frutos.
Una vez que el alma recuerda y acepta que hay que conocer las realidades sutiles que lleva dentro de si, comienza a darse cuenta lo grandioso que lleva, y en consecuencia se acerca poco a poco a la resplandeciente Verdad.
La Verdad puede ser conocida dentro de cada uno, pero para encontrarla se debe alcanzar un nivel de consciencia que, precedida de un disciplinado trabajo interior, va despertando luego de haber permanecido dormida por largo tiempo y es cuando se alcanza una comprensión profunda de todas las cosas que se mueven bajo la magnificencia de un maravilloso Ser Interno que esta presto a asistir y guiar en este viaje que tiene un gran propósito.
Estar aquí dotado de capacidades internas y herramientas para desenvolverse en este mundo material es sin duda, una oportunidad que llena de esperanza, entonces afortunado aquél o aquella que percibe así su existencia, porque goza cuando va comprendiendo cada evento de su vida que lo transforma.
Cada nuevo día los seres abren sus ojos, sin dimensionar que una eternidad los precede. Cada dia, vuelven a mirar, sin observar, vuelven a caminar sin ser conscientes de cada paso, no ven colores, no oyen sonidos, no perciben que tras de todo hay algo que brilla y se esconde en lo que se ignora.
Cada nuevo día la mirada debe estar dirigida al interior intentado observar, conocer y comprender que toda cosa imperceptible por los sentidos físicos tiene su origen donde la infinita vida tiene su universo que es el propio Ser.
En cada movimiento, pensamiento y acto se ignoran consecuencias que anidan una diversidad de procesos que en la corriente de la vida se simplifican en dolores y placeres, mas se subestima que todas estas cosas traen consigo el mensaje de algo que un ser consciente lo atesora.
El ser humano que aún no logra comprender lo que se manifiesta en las alturas, es decir en su propio interior, debe saber que una parte oscura olvida a la conciencia y es la que traslada la atención a la mente de forma exclusiva aceptando una realidad ilusoria, alejada de la luz.
Este mundo no es sólo su parte visible o aquello que los sentidos físicos muestran, pues se vive toda una vida, sin saber que más allá existe una inmensidad impalpable aun, indescifrable para lo finito, se pasa una existencia sin consciencia que hay mucho por descubrir, mucho por conocer, mucho por avanzar.
El camino para elevarse se encuentra dentro, en el corazón espiritual, el centro donde se conecta la materia con el espíritu y en sus silencios se puede vislumbrar el mundo interior que se hace visible en la medida que se eliminen todos los obstáculos que son derivados del ego, que mantienen a cada ser sintiendo, pensando y actuando por debajo de lo que su propio Ser lo llama a realizar.
La puerta está, como siempre, abierta para todos y quien tenga el anhelo sincero de alcanzar su propia realización espiritual, se le dará lo necesario para lograrlo. Porque cierto es que, como es dada la luz de cada mañana, así también es dada la luz para quien decida progresar en su interior, y salir de este sistema de cosas que esclavizan, entonces quien es movido por la fuerza del amor a su propio Ser, alcanzará su dominio personal que levantado por su fortaleza, le permitirá caminar en el firme suelo de la Verdad.
“El Reino está dentro de vosotros… mas no os habéis dado cuenta.”
Por Marisol Garrido
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