Ya me di cuenta de que le has estado mandándo
felicitaciones por el día de San Valentín – o del amor y la amistad como se le
llama en México -, a muchas personas. También vi que has puesto carteles con
bellas palabras para todos, pero, no la verdad es que no he visto ninguna
felicitación para alguien muy importante en tu vida, mejor dicho, para la
persona más importante y con la que más
tienes la responsabilidad de amar… Sí, adivinaste, me refiero a:
ti mismo o a ti misma.
Mi abuela siempre le decía a mi abuelo que la
caridad empezaba por la casa, pues mi abuelo siempre estaba teniendo
detalles con todos los extraños y, en ocasiones, se olvidaba de él mismo o
de la familia. Con el amor pasa igual, podemos olvidarnos de querer y apreciar
a quien ha estado y seguirá estando toda la vida con nosotros: nosotros mismos.
Por eso, aunque el día del amor sea motivo de
muchas críticas por parte de personas que no ven en esta fecha más que una
cínica estrategia de mercadotecnia para hacernos comprar, haciendo del amor un
bien de consumo o algo meramente comercial, también podemos dejar esos
prejuicios de lado y aprovechar la oportunidad para hacernos conscientes
de lo que olvidamos con demasiada facilidad: amarnos a nosotros mismos y
reconocérnoslo y también expresar el cariño que sentimos a los demás porque, por
mas que algunos dicen: “¿para qué quieres que te lo diga si ya lo sabes?”, la
realidad es que no basta con saberlo HAY QUE DECIRLO, y también deberíamos
DECÍRNOSLO A NOSOTROS MISMOS con más frecuencia.
He leído algunos comentarios que dicen: “Yo no
te amo un sólo día, te amo todos los días del año” y puede que sea
verdad, pero, ¿realmente le expresamos todos los días a la gente que la
amamos y se lo demostramos? ¿realmente nos acordamos – con frecuencia -de
decirnos a nosotros mismos las cosas que nos gustan de nosotros, las que
apreciamos, las que amamos o agradecemos? si somos sinceros la verdad es
que no lo hacemos casi nunca. Por eso te voy a hacer una propuesta:
que te olvides de las estrategias de la mercadotecnia y el comercio
para hacer de este día una celebración meramente comercial y te enfoques
en hacer de hoy:
Una ocasión para la celebración y
reconocimiento de ti mismo.
Una vez que lo hagas, es decir, que te te reconozcas y
te felicites a ti mismo, te puedo asegurar que tus mensajes de cariño
hacia los demás serán mucho más conscientes, sinceros y efectivos.
Yo
decidí hacer un experimento esta mañana y ahora se los comparto invitándolos a
todos para que también lo lleven a cabo. Consiste en lo siguiente:
Párate frente un espejo en tu casa y observa al
hombre o a la mujer que se refleja ante ti, míralo con detalle, observa su
rostro, su cabello, su expresión, su ropa, su cuerpo, mírala y reconócela,
olvídate de los juicios sólo por hoy y concéntrate en todo lo bueno que
tiene esta persona frente a ti. Recuerda todo que ha hecho durante su vida,
todas las cosas que ha tenido que enfrentar y vivir. En todo lo que ha tenido
que hacer para que tú hoy estés aquí. Y ahora, como siguiente paso,
AGRADÉCELE. Sí, agradécele por todo lo que ha hecho a lo largo de
todos estos años.
Empieza agradeciéndole al niño recién nacido por
haber decidido vivir y venir a este mundo, por haber sido el ganador de entre
millones de espermatozoides para ganarse el derecho a existir.
Después,
imagina como era a los 5 años y todo lo que vivió a esa edad
agradeciéndole también por todo lo que hizo y experimentó en esa etapa y
continúa después con la adolescente de 12, con la joven de 18 y el
muchacho de 25. Agradécele de igual manera al de 30, 40… 50 hasta que
llegas al de la actualidad, al que eres hoy.
Si necesitas saber qué es lo que le puedes reconocer y
agradecer, te puedo sugerir que le agradezcas sus esfuerzos, sus luchas
ganadas y también por las perdidas; por el dolor vivido y por la felicidad
que se ha permitido; por las relaciones que ha construido desde pequeña hasta
la fecha; por la gente que ha tenido que aguantar a lo largo del tiempo
porque no le caían bien pero las tenía que tolerar por alguna razón; por las veces
que se ha permitido la tristeza, el enojo, el miedo o las ocasiones que ha
tenido que enfrentarse a la vergüenza por sentirse inadecuado o inadecuada, por
no saber, por “no estar a la altura de los demás” y haberlo sobrevivido.
Agradécele también por todas las cosas que se ha
permitido disfrutar, gozar, soñar, experimentar con gusto. Por todo lo
que ha dado y lo que se ha permitido recibir; por lo que ha ganado y por lo que
ha perdido; lo que ha construido y lo que ha destruido; por todo lo que
ha aprendido o ha enseñado a otros, por lo que te ha enseñado a ti a
partir de los errores que ha cometido a lo largo de toda la vida, en cada
etapa, y que ha sido el material más importante del que tú has aprendido, te
has fortalecido, te has forjado y te has convertido en quien hoy eres. Dale las
gracias porque por cada una de esas experiencias que ha enfrentado a lo largo
de cada día de su vida tú te has convertido en quien eres.
Míralo, mírala directamente a los ojos y dile una y
mil veces: “Gracias, gracias, gracias, gracias, gracias, gracias, gracias por
todo, gracias de todo corazón, gracias por todo lo que has vivido, gracias por
todo lo que has aguantado, gracias por todo lo que has aprendido, gracias,
gracias, gracias… te reconozco tus esfuerzos, tus sufrimientos, tus miedos,
gracias por haber sobrevivido, gracias por todo lo que me has dado y has hecho de
mí, gracias, gracias de verdad, muchas gracias, te amo, de verdad te amo y te
agradezco por todo”.
¡MUCHAS
GRACIAS!
Déjame
darte una recomendación: ten cerca una caja de pañuelos desechables porque
si lo haces de corazón la vas a necesitar.
Otra sugerencia: no lo hagas de prisa, tárdate el
tiempo que sea necesario, porque si lo haces a la carrera seguramente el que
está del otro lado del espejo no te creerá y pensará que lo estás haciendo sólo
por protocolo o compromiso, como muchas de esas felicitaciones que
mandamos en serie por WhatsApp sin fijarnos bien a quienes se las estamos
enviando.
Y ahora se me ocurre que, después de decirle todo lo
que te dicte tu corazón, lo invites a salir, a hacer algo que le gusta como
pasear por el parque o a comprar un helado… si quieres, puedes invitarlo a
comer o a cenar a su lugar preferido, tal vez quiera ir al cine o al teatro… y
sería muy bueno que fueras sólo con él, con ella, sin nadie más, un momento especial
para ti contigo misma, para disfrutarse en grande pues se lo deben…
¿Hace cuanto tiempo que no te dedicas tiempo sólo para
ti y para hacer lo que realmente te agrada? Casi te puedo asegurar que ya ni lo
recuerdas, por eso hoy, intenta hacerlo. No tiene que ser mucho tiempo, basta
con que te dediques una o dos horas a ti misma y si claro, si puedes dedicarte
toda la tarde o todo el día, ¡sería maravilloso!
Y
para cerrar con broche de oro, sorpréndelo con un lindo detalle, algo sencillo
que le guste y que tú sepas que va a apreciar. No tiene que ser algo muy
costoso si no quieres caer en las trampas del consumismo, pero sí que sea algo
lindo, algo que has elegido para ti con el corazón y que sabes que te hará
ilusión y lo disfrutarás.
Ésa
es mi recomendación para hoy 14 de febrero, el día del amor y la amistad, el
día del auto-amor, amor propio, amor personal.
Publicado por LUIS FERNANDO MARTÍNEZ GÓMEZ el 14 FEBRERO, 2017
https://gestaltsinfronteras.com
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