martes, 14 de febrero de 2017

Día del auto amor, del amor propio, del amor por ti.


Ya me di cuenta de que le has estado mandándo felicitaciones por el día de San Valentín – o del amor y la amistad como se le llama en México -, a muchas personas. También vi que has puesto carteles con bellas palabras para todos, pero, no la verdad es que no he visto ninguna felicitación para alguien muy importante en tu vida, mejor dicho, para la  persona más importante  y con la que más tienes la responsabilidad de amar… Sí, adivinaste, me refiero a:

ti mismo o a ti misma.

Mi abuela siempre le decía a mi abuelo que la caridad empezaba por la casa, pues mi abuelo siempre estaba teniendo detalles con todos los extraños y, en ocasiones, se olvidaba de él mismo o de la familia. Con el amor pasa igual, podemos olvidarnos de querer y apreciar a quien ha estado y seguirá estando toda la vida con nosotros: nosotros mismos.

Por eso, aunque el día del amor sea motivo de muchas críticas por parte de personas que no ven en esta fecha más que una cínica estrategia de mercadotecnia para hacernos comprar, haciendo del amor un bien de consumo o algo meramente comercial, también podemos dejar esos prejuicios de lado y  aprovechar la oportunidad para hacernos conscientes de lo que olvidamos con demasiada facilidad: amarnos a nosotros mismos y reconocérnoslo y también expresar el cariño que sentimos a los demás porque, por mas que algunos dicen: “¿para qué quieres que te lo diga si ya lo sabes?”, la realidad es que no basta con saberlo HAY QUE DECIRLO, y también deberíamos DECÍRNOSLO A NOSOTROS MISMOS con más frecuencia.

He leído algunos comentarios que dicen: “Yo no te amo un sólo día, te amo todos los días del año” y puede que sea verdad, pero, ¿realmente le expresamos todos los días a la gente que la amamos y se lo demostramos? ¿realmente nos acordamos – con frecuencia -de decirnos a nosotros mismos las cosas que nos gustan de nosotros, las que apreciamos, las que amamos o agradecemos? si somos sinceros la verdad es que no lo hacemos casi nunca. Por eso te voy a hacer una propuesta:  que te olvides de las estrategias de la mercadotecnia y el comercio  para hacer de este día una celebración meramente comercial y te enfoques en hacer de hoy:

 Una ocasión para la celebración y reconocimiento de ti mismo.

Una vez que lo hagas, es decir, que te te reconozcas y te felicites a ti mismo,  te puedo asegurar que tus mensajes de cariño hacia los demás serán mucho más conscientes, sinceros y efectivos.

Yo decidí hacer un experimento esta mañana y ahora se los comparto invitándolos a todos para que también lo lleven a cabo. Consiste en lo siguiente:

Párate frente  un espejo en tu casa y observa al hombre o a la mujer que se refleja ante ti, míralo con detalle, observa su rostro, su cabello, su expresión, su ropa, su cuerpo, mírala y reconócela, olvídate de los juicios sólo por hoy y concéntrate  en todo lo bueno que tiene esta persona frente a ti. Recuerda todo que ha hecho durante su vida, todas las cosas que ha tenido que enfrentar y vivir. En todo lo que ha tenido que hacer para que tú hoy estés aquí. Y ahora, como siguiente paso,  AGRADÉCELE. Sí, agradécele por todo lo que ha hecho a lo largo de todos estos años.

Empieza agradeciéndole  al niño recién nacido por haber decidido vivir y venir a este mundo, por haber sido el ganador de entre millones de espermatozoides para ganarse el derecho a existir.  

Después, imagina como era a los  5 años y todo lo que vivió a esa edad agradeciéndole también por todo lo que hizo y experimentó en esa etapa y continúa después con  la adolescente de 12, con  la joven de 18 y el muchacho  de 25. Agradécele de igual manera al de 30, 40… 50 hasta que llegas al de la actualidad, al que eres hoy.

Si necesitas saber qué es lo que le puedes reconocer y agradecer, te puedo sugerir que le agradezcas sus esfuerzos, sus luchas ganadas y también por las perdidas; por el dolor vivido y por la felicidad que se ha permitido; por las relaciones que ha construido desde pequeña hasta la fecha;  por la gente que ha tenido que aguantar a lo largo del tiempo porque no le caían bien pero las tenía que tolerar por alguna razón; por las veces que se ha permitido la tristeza, el enojo, el miedo o las ocasiones que ha tenido que enfrentarse a la vergüenza por sentirse inadecuado o inadecuada, por no saber, por “no estar a la altura de los demás” y haberlo sobrevivido.

Agradécele también por todas las cosas que se ha permitido disfrutar, gozar, soñar, experimentar con gusto. Por todo  lo que ha dado y lo que se ha permitido recibir; por lo que ha ganado y por lo que ha perdido; lo que ha construido y lo que ha destruido;  por todo lo que ha aprendido o ha enseñado a otros, por lo que te ha enseñado a ti a partir de los errores que ha cometido a lo largo de toda la vida, en cada etapa, y que ha sido el material más importante del que tú has aprendido, te has fortalecido, te has forjado y te has convertido en quien hoy eres. Dale las gracias porque por cada una de esas experiencias que ha enfrentado a lo largo de cada día de su vida tú te has convertido en quien eres.

Míralo, mírala directamente a los ojos y dile una y mil veces: “Gracias, gracias, gracias, gracias, gracias, gracias, gracias por todo, gracias de todo corazón, gracias por todo lo que has vivido, gracias por todo lo que has aguantado, gracias por todo lo que has aprendido, gracias, gracias, gracias… te reconozco tus esfuerzos, tus sufrimientos, tus miedos, gracias por haber sobrevivido, gracias por todo lo que me has dado y has hecho de mí, gracias, gracias de verdad, muchas gracias, te amo, de verdad te amo y te agradezco por todo”.

¡MUCHAS GRACIAS!

Déjame darte una recomendación: ten cerca una caja de pañuelos desechables porque si lo haces de corazón la vas a necesitar.

Otra sugerencia: no lo hagas de prisa, tárdate el tiempo que sea necesario, porque si lo haces a la carrera seguramente el que está del otro lado del espejo no te creerá y pensará que lo estás haciendo sólo por protocolo o compromiso, como muchas de esas felicitaciones que mandamos en serie por WhatsApp sin fijarnos bien a quienes se las estamos enviando.

Y ahora se me ocurre que, después de decirle todo lo que te dicte tu corazón, lo invites a salir, a hacer algo que le gusta como pasear por el parque o a comprar un helado… si quieres, puedes invitarlo a comer o a cenar a su lugar preferido, tal vez quiera ir al cine o al teatro… y sería muy bueno que fueras sólo con él, con ella, sin nadie más, un momento especial para ti contigo misma, para disfrutarse en grande pues se lo deben…

¿Hace cuanto tiempo que no te dedicas tiempo sólo para ti y para hacer lo que realmente te agrada? Casi te puedo asegurar que ya ni lo recuerdas, por eso hoy, intenta hacerlo. No tiene que ser mucho tiempo, basta con que te dediques una o dos horas a ti misma y si claro, si puedes dedicarte toda la tarde o todo el día, ¡sería maravilloso!

Y para cerrar con broche de oro, sorpréndelo con un lindo detalle, algo sencillo que le guste y que tú sepas que va a apreciar. No tiene que ser algo muy costoso si no quieres caer en las trampas del consumismo, pero sí que sea algo lindo, algo que has elegido para ti con el corazón y que sabes que te hará ilusión y lo disfrutarás.
Ésa es mi recomendación para hoy 14 de febrero, el día del amor y la amistad, el día del auto-amor, amor propio, amor personal.


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