sábado, 4 de febrero de 2017

Curación espiritual: No intentes curar tu cuerpo sin curar también tu alma.


La Curación Espiritual es un recurso abierto a todas las personas, una terapia energética utilizada en todas las culturas desde épocas inmemoriales.
Reina dentro de las terapias energéticas y vibracionales, la Curación o Sanación Espiritual y su principio fundamental está basado en considerar que el ser humano es un partícipe de la realidad física y espiritual.
Este concepto de Curación Espiritual nace de la influencia que las energías espirituales tienen sobre los seres humanos, una influencia sumamente grande e importante, mucho más de lo que las personas creen.
Partiendo de la base de que el estado de salud o enfermedad de las personas incluye no solo el cuerpo físico sino también el cuerpo mental inferior, el etérico y el astral o emocional, es posible afirmar que todo en la vida de los seres humanos está determinado por el grado de “fricción” que existe entre el alma y la personalidad.
Las prácticas de la Curación Espiritual
La Curación Espiritual son terapias y prácticas que en su conjunto forman un sistema completo y coherente que a través de una interactuación entre las distintas dimensiones del ser humano puede hacer cambiar la química cerebral y también mejorar el sistema inmunitario.
Gracias a una adecuada preparación del practicante y del sanador, o terapeuta, trabajando con vibraciones de la “energía universal” es posible canalizar hacia el paciente vibraciones de alta frecuencia.
Estas vibraciones de corta longitud de onda son las que disuelven todos los bloqueos y transforman las energía negativas en positivas aportando orden en las distintas dimensiones de la existencia del ser humano devolviéndole la armonía.
Cada vez que un pensamiento negativo llega a la mente de una persona esta circunstancia daña su alma y también su cuerpo y es allí donde es necesario poner en práctica un principio que dice:

“NO INTENTE CURAR SU CUERPO SIN CURAR TAMBIÉN SU ALMA”

esto quiere decir que, la verdadera raíz de un dolor o enfermedad se origina en el alma y para curarse es necesario sanar el alma.
La mente puede producir daños en el cuerpo pero de la misma manera opera de manera contraria o sea que el poder de la mente puede curar el cuerpo.  La Curación Espiritual ayuda a restaurar la salud física y mental, aliviando dolores y favoreciendo una mejor calidad de vida.
Sanar es posible, gracias a la práctica de la técnica del Ho´oponopono. Os podrá ayudar este artículo Ho´oponopono frases, oraciones y meditación
La técnica de la Curación Espiritual permite acceder a una potente herramienta de auto-conocimiento que será de gran ayuda para tomar consciencia de que le ocurre al individuo pero también es el camino para recordar quién es y qué ha venido a hacer a esta vida.

Psicología de la compasión: 
la conciencia amable y la paz interior
Un comportamiento orientado a eliminar el sufrimiento pero también a producir bienestar a quien sufre, la psicología de la compasión es una herramienta que ayuda a lograr empatía con los demás maximizando la capacidad de entender sus conductas y sentimientos.
Sin embargo, cuando se habla de compasión muchas veces se coloca en ese término una connotación negativa pues parece implicar un menosprecio hacia quien sufre, de ahí que muchas personas no quieren que se sienta compasión hacia ellas.
Los importante es que todos sean capaces de entender que la compasión es contraria al menosprecio, y la psicología de la compasión juega en esto un papel fundamental ya que busca activar el sistema neurológico del bienestar a través de un proceso que ayuda a superar todas las consecuencias negativas de una auto-crítica destructiva.
Diferentes componentes de la compasión
La compasión tiene diferentes componentes, uno emocional, uno conductual y uno cognitivo.
· Componente emocional: Es aquel que ante un estímulo genera el impulso a actuar para paliar el sufrimiento.
· Componente conductual: Incluye la decisión de llevar a cabo ciertas acciones para eliminar el sufrimiento.
· Componente cognitivo: incluye la atención al sufrimiento ajeno, la evaluación de ese sufrimiento y  la capacidad concreta de intervenir y paliar el mal momento.

Los componentes de la compasión se combinan y 
relacionan para paliar el sufrimiento que provoca 
ver el sufrimiento ajeno y que genera la emoción que
 impulsa a brindar ayuda.
Para desarrollar la compasión es necesario entender y sentir como el otro o lo que es lo mismo, tener empatía para poder actuar; y esto solo se consigue comprendiendo el sufrimiento del otro y su comportamiento para transmitir el mensaje que indique que se quiere eliminar su sufrimiento.
Psicología de la compasión
La psicología de la compasión lleva a activar el sistema de bienestar pues ayuda a afrontar las propias debilidades y fallas, tomar riesgos y manejar tanto las críticas como los conflictos.
Pero para ejercitar la compasión es necesario primero percibir el sufrimiento para poder hacer una evaluación; y poder actuar. La flexibilidad psicológica que estos procesos proporcionan permiten a las personas ser compasivos con mayor libertad, no tener miedo a demostrar compasión.
Para muchas personas sentir compasión implica revivir algunos episodios asociados a experiencias dolorosas como el abandono, abuso o desprecio y estas vivencias pasadas generan nuevamente el temor a la cercanía e incluso a la ayuda por parte de otras personas.
En el trabajo clínico realizado por psicólogos puede encontrarse el despertar de la pena que sufre una persona por no haber recibido en otros momentos el cuidado que requería, algo que se transforma en miedo a sentir compasión por los otros o pensar que ese sentimiento puede verse como debilidad.
Existen ejercicios que ayudan a fomentar la compasión hacia los demás y también la auto-compasión que pueden ser de gran ayuda para una construcción más positiva de episodios que han causado grandes sufrimientos.
Estos ejercicios se basan en ayudar a personas conocidas que están pasando por algún tipo e sufrimiento pero también tratar de hacerlo con otras a las que no se conoce o por la que no se tiene empatía. Al realizar acciones para aliviar el sufrimiento del otro es posible volverse más auto-compasivo.
Existe también la denominada “meditación en el cariño” un ejercicio que ayuda a concentrarse en tratar de generar sentimientos de cariño especialmente dirigido a ayudar a personas que tienen una cierta tendencia a la hostilidad o a la ira.
La “meditación en el cariño” puede hacerse a través de la visualización imaginando a esa persona sonriendo y recibiendo con agrado el cariño que se le ofrece y a su vez reflejar ese mismo sentimiento hacia uno mismo.
Compasión y Psicoterapia
¿La compasión puede tener utilidad terapéutica para quien la ejerce? 
Esta es una pregunta que muchas veces más allá de disipar profundiza las dudas. Sin en embargo, es necesario considerar este interrogante desde otra óptica para evitar los sufrimientos que con frecuencia genera la confusión sobre este concepto.
Tanto los mandatos morales como las creencias o tradiciones ancestrales han instalado nociones más o menos rígidas relacionadas con el valor de la compasión y asociadas a la misericordia, clemencia o al altruismo, siendo hoy un tema de investigación para la psicología científica y por la que surgieron también innovadoras terapias psicológicas que se sumergen en distintas áreas del conocimiento.
También las neurociencias demostraron que el estado de compasión puede influir sobre los sistemas neurofisiológicos ya que en quienes experimentan ese sentimiento se aquieta la actividad del lóbulo prefrontal derecho, directamente conectado con los estados de ánimo más negativos. Pero también se activan zonas del cerebro prefrontal izquierdo con redes neuronales más vinculadas al amor, la empatía y una mayor conexión entre sentimientos y pensamientos.
Trabajar sobre la culpa, el perdón y la búsqueda del mejor camino para experimentar sentimientos de compasión ayuda a derribar mitos como el que afirma que sentir compasión es sinónimo de lástima hacia los demás. En el otro extremo se asegura que la compasión se asocia a la bondad más pura pero que en la mayoría de los casos paraliza a la persona que constata que al mismo tiempo que siente compasión es capaz de enojarse y no perdonar.
Como conclusión en el tema de la compasión es posible afirmar que es necesario practicarla con los demás y con uno mismo ya que de nada sirve ser compasivo con los otros maltratándose a sí mismo.
La psicología indica que es posible pasar de la crueldad a la compasión pero se requiere de técnicas que ayuden a entrenar la atención, el pensamiento, sentimientos, imaginación y comportamiento desde una perspectiva compasiva, una “gimnasia” que ayuda en el desarrollo de las redes neurológicas directamente vinculadas con la autorregulación de los estados de ánimo, algo que puede contribuir de un forma general a mejorar los vínculos entre los miembros de una sociedad moderna


Nuestra tarea es la de liberarnos… Mediante la extensión de nuestro círculo de compasión hasta que contenga a todas las criaturas vivientes, la naturaleza entera y su belleza. Albert Einstein

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