Utilizo conscientemente
dos palabras que en realidad no me gustan nada, sobre todo cuando van
emparejadas y las usamos para definirnos a nosotros mismos o a las personas que
se encuentran a nuestro alrededor. Fortalezas y Debilidades…
vaya bomba de relojería…
Vivimos continuamente en la dualidad, (vivimos,
NO somos) y las palabras generan igualmente clasificaciones duales cuando les
damos significados, así nuestro cerebro dual, nos dice:
FORTALEZA= ATRIBUTO BUENO, POR TANTO,
DEBILIDAD= ATRIBUTO MALO.
En primer lugar ¿quién dictamina cuáles son tus
fortalezas y cuáles tus debilidades? Porque no es fácil y lo tomamos con una
ligereza apabullante, sin ser conscientes de los problemas que van a traer a
nuestra vida.
Nunca olvidemos que cualquier percepción pasa
por infinidad de filtros. Al igual que el color verde es diferente para un
daltónico que para quien no lo es, pues su filtro perceptivo no es el mismo, la
percepción que tenemos de nosotros mismos y de los demás también se experimenta
siempre filtrada, y mucho.
Es como cuando nos miramos al espejo, el día que
tenemos la autoestima alta nos gusta lo que vemos y el día que la tenemos baja,
no queremos ni mirarnos porque nos espanta la imagen que el espejo nos
devuelve.
A la hora de buscar nuestras “fortalezas” ocurre
lo mismo. Si nuestra autoestima es baja nos va a costar mucho encontrarlas, es
más, tomaremos por fortalezas comportamientos que a lo mejor no lo son tanto.
Observa, por ejemplo, a muchas mujeres mayores,
quizá al entrar a su casa veas unos tapetes increíbles que tú no serías capaz
de hacer ni en tus mejores sueños.
Es muy probable que lo primero que te diga
cuando entres a su casa (sobre todo si no has avisado antes de llegar) sea.
Perdóname, tengo la casa
hecha un desastre.
Tú puedes hacer un comentario halagador sobre
sus tapetes y ella, casi seguro, le restará importancia. De un modo sutil
intenta preguntarle de qué se siente orgullosa en su vida, probablemente te
hablará de sus hijos, de su forma de cocinar…
¿ Y los tapetes? Le
preguntarás
Ah, bueno eso- dirá
sonrojándose- así aprovechaba la lana de los jerséis de mis hijos y no gastaba
dinero…
Este ejemplo es perfectamente extrapolable a la
vida de cada uno de nosotros.
A esta señora, desde niña, le indicaron que las
fortalezas son la modestia, el cuidar de los demás y el ahorro.
Posiblemente le dijeran también que ponerse a
tejer, salvo que tuviera un sentido práctico, era una pérdida de tiempo, una
debilidad.
Y este modo de proceder sigue marcando nuestras
vidas, con distintos criterios, pero con los mismos resultados.
Es la sociedad, el costumbrismo, quien dicta
cuáles son las fortalezas y debilidades y, si no hacemos autoexamen, quizá nos
estemos privando y estemos privando a la humanidad de cosas verdaderamente
hermosas.
Al gran Einstein se le “daban mal” las
Humanidades, asignaturas que no le interesaban en absoluto. Fueron muchos los que
le dijeron en los inicios de su formación académica que se centrara en
mejorarlas, que dejase un poco de lado las Ciencias, que ya las “controlaba” y
mejorase sus debilidades.
Afortunadamente, el padre de la Relatividad del
Tiempo no estaba dispuesto a sacrificar el suyo en superar esas “debilidades” y
se centró en su pasión, en lo que de verdad le interesaba, que es la mayor
fortaleza con la que todos contamos, la que no depende de criterios ajenos, la
que hace vibrar nuestra esencia.
Así, a partir de ahora, tú elijes enfocarte en
tus fortalezas o en tus debilidades, al final todos los caminos llevan a alguna
parte. Algunos se transitan desde el Amor ( y suelen coincidir con descubrir tu
auténtica fortaleza) otros desde el dolor ( suelen coincidir con el molesto y
arduo trabajo de pulir lo que algunos nos han dicho que son nuestras
deficiencias).
Tengamos también eso presente, porque es el
mejor regalo que podemos hacerles a ellos y a la humanidad, en la crianza de
nuestros hijos.
Si el niño es muy bueno en matemáticas y le
cuesta mucho estudiar Sociales, regálale un libro de acertijos matemáticos…
https://triskelate.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario