viernes, 31 de enero de 2020

Filofobia: Tengo miedo a enamorarme


La filofobia o el miedo a enamorarse, a tener relaciones de pareja o a comprometerse emocional o sentimentalmente con otra persona, es un problema cada vez más común en las parejas de hoy en día.

De hecho, son muchas las personas que inician una relación sentimental y al cabo de un determinado tiempo empiezan a experimentar ciertos cambios provocados por sus miedos e inseguridades, que les hacen romper esa relación y no avanzar en ese camino.
¿Qué es la filofobia?

La filofobia, psicológicamente hablando es un trastorno de la ansiedad que hace que la persona tenga miedo a comprometerse con otra persona a nivel sentimental y personal.

¿Miedo al amor? No del todo. Más bien, miedo a las expectativas que tenemos de ese amor.

Cuando iniciamos una relación con una persona, (independientemente de la etapa de esa relación), entramos en un proceso en el que nuestras expectativas empiezan a desarrollarse y a crecer en nuestra mente.

Eso podemos verlo desde la primera cita que tenemos con alguien. Desde ese momento, empezamos a pensar cosas como:

¿Le gustaré o no?
¿Querrá volver a tener una segunda cita conmigo?
¿Le habré caído simpático/a?
Etc. etc…

Todos estos pensamientos están basados en algo que queremos cumplir, en una meta que ya de antemano tenemos fijada, en unas expectativas que están presentes incluso antes de que realmente conozcamos a esa persona.

¿De qué dependen dichas expectativas? Pues de nuestros pensamientos.

Siempre afrontamos una nueva situación en nuestra vida basándonos en lo que queremos alcanzar en ella, es decir en la meta que tenemos en mente.


Si tienes una cita con alguien, desde ese primer momento ya vas con una intención, con un deseo, con una meta a alcanzar, con ciertas expectativas a cumplir.

¿Qué hay de malo en eso? Pues que en ese preciso momento tu relación con esa persona se convierte en un sufrimiento total, es decir empieza una tarea mental en la que juzgamos a esa persona y la relación que tenemos con ella en función de si cumple con dichas expectativas o no.

La filofobia o el miedo al compromiso, es un trastorno que hace que tengas miedo a una realidad, pero no por lo que sucede en dicha realidad sino por lo que pasa en tu mente al poner en marcha todo ese proceso de juicios y expectativas.

Es como si juzgases el presente en base a lo que se supone que sucederá en tu futuro. Y claro, ese futuro puede:

Que te guste mucho y tengas miedo de que no se cumpla

Que no te guste tanto y tengas miedo de que recibas daño en él

Que no sepas si te gusta lo suficiente y tengas miedo de equivocarte y estar con la persona equivocada

Y lo más “bonito” de todo, es que esto ocurre sin que ese supuesto futuro que tú mismo te imaginas, haya llegado todavía.

Anticipando lo que va a ocurrir

Normalmente la filofobia es un problema que usa tus expectativas y los pensamientos que tienes sobre esa persona y la relación que puedes tener con ella, para juzgar si el presente que vas a vivir con ella es beneficioso para ti o no.

Y claro, aquí tenemos un problema grave. En el momento en el que nos desviamos de la realidad que estamos viviendo y nos metemos en el mundo de nuestros pensamientos, perdemos control sobre dicha realidad.

En otras palabras, distorsionamos la realidad y la maquillamos de una forma determinada en base a nuestros pensamientos, que a su vez vienen de nuestro pasado, que a su vez está formado por nuestras experiencias vividas en él, y que si dichas experiencias no han sido muy buenas, nos convertirá nuestro presente en un duplicado de dicho pasado.

El gran problema cuando sufres filofobia o miedo al compromiso, es precisamente el concepto y las expectativas que tienes acerca de la futura relación que vas a tener con esa persona.

El problema no es el presente que estás viviendo con ella, sino el futuro que crees que vas a tener si sigues adelante. Ya sea porque tienes miedo a que no coincida con lo que tú piensas o porque sea tan bonito que en algún momento se rompa y sufras por culpa de él.

Y mientras pensamos, pensamos y pensamos, nuestra realidad se va difuminando entre la niebla sin que hagamos nada por vivirla, apreciarla, estudiarla ni disfrutarla.

Y gastamos nuestras energías en pensar, pensar y pensar, hasta que dichos pensamientos son los que nos provocan miedo y no nuestra realidad. Al final acabamos cayendo en el efecto del miedo por cosas que hemos pensado y afrontamos dicha realidad con temor, aunque realmente no haya nada a lo que temerle.

He trabajado con muchas personas con filofobia y este tipo de transtornos, y la gran mayoría convierte una relación normal, en un auténtico caos. Porque cuando empiezas a pensar y dejas que tus expectativas controlen tu presente, estás dejando que tu pasado influya y te haga sentir igual que te sentiste en su momento.

Y si sufriste en ese pasado, sufrirás en tu presente, pero no porque la realidad que estás viviendo te haga sufrir, sino porque tus pensamientos se han encargado de ese trabajo.

Al final, no importa lo que realmente estés sintiendo por esa persona o lo maravillosa que sea, porque al verlo todo bajo el filtro del miedo estarás distorsionando ese momento y la percepción que tienes de lo que está a tu alrededor.

Luego sólo queda alejarte de esa persona alegándote a ti mismo que era necesario por tu bien, (reacción típica de las personas con filofobia el justificar su estado temeroso), sin tan siquiera haber tenido tiempo de comprobar que realmente esa persona merecía o no la pena.

Estar presente es la solución

Para ir controlando la filofobia o el miedo al compromiso, es necesario ir poco a poco plantando los pies en nuestro presente y evitando que nuestros pensamientos y expectativas influyan hasta ese nivel en nuestra realidad.

Necesitas ponerte unos círculos muy estrechos y no salirte de ellos si la realidad no te dice que te salgas, es decir si hay algo que me estoy imaginando, lo someto a juicio para ver si coincide 100% con mi momento presente, y si no…pues lo descarto, porque simplemente es un pensamiento inútil que intenta llevarme a otro mundo distinto al que estoy viviendo ahora.

El miedo no se aguanta, no se combate ni se ignora, sino que se controla y se somete a la realidad para ver si es real o no. Si lo es, pues perfecto porque para eso está diseñado, para hacernos entrar en estado de alerta y aumentar nuestra supervivencia. Si no lo está, pues que siga ahí para que él sólo se desmonte viviendo una realidad en la que no puede influir.

Antonio Barragán

https://psicocode.com/

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